Partida Rol por web

ALICANTE, ESPAÑA - HORA 5:05am 

Una luz cae del cielo en mitad de la noche, iluminando por unos instantes los alrededores. Te despiertas sobresaltada pues es como si te hubiera caído un rayo. hay algo de humo a tu alrededor. vapor de agua que se disipa lentamente mientras recobras la conciencia de donde estas. 

Extrañamente te sientes realmente bien y llena de fuerza. ¿Que ha pasado? 

Las veinte y dos líneas de corte retro que dibujan las 05:05 en un escandaloso brillo digital ciegan la única y diminuta franja de ojo que he logrado abrir. 

"La rutina del sueño a la mierda". Pienso en automàtico antes de sorprenderme por lo despejada y dinàmica que me siento.

Busco a tientas la lamparita de noche con forma de dinosaurio que me regaló mi sobrino cuando se enteró que vivía sola y dormía sin Vigilante de Monstruos y me obligo a abir los ojos.

El vapor de agua entremesclado con el humo me pone en alerta y mientras empiezo a levantarme lanzo una mirada acusadora al deshumidificador que me responde alegando innocencia desde su impassible piloto azul encendido. 

Poco a poco deslizo los pies dentro de las zapatillas y busco la verticalidad para acercarme al espejo en busca del destrozo que me puede haber provocado este madrugón no programado. 

Con mirada crítica compruebo con gran y grata sorpresa que mi piel està increible y radiante, no hay sequedad a la vista ni bolsas en los ojos. Mis labios se ven carnosos e hidratados y mi pelo brilla como recién lavado. 

Me encojo de hombros incapaz de aprobarme aun con todo lo bueno -demasiado temprano- y agarro el vestido que abandoné ayer en la silla del 'no-tan-sucio' para vestirme rápidamente. 

"Solo son las cinco". Me recuerdo advirtiendo que no habrá ninguna cafeteria abierta, así que me dispongo al salón, con un gesto rápido me cuelgo la bolsa del gimnasio del hombro y salgo a la calle. 

" Tal vez sí podría tener perro".

Al salir a la calle te das cuenta de que algo no va bien. Y no es porque sea de noche y no haya nadie en la calle aún, tal vez, algo no es como suele ser habitual pues te sientes vital y llena de energía de una forma exagerada. Te sientes diferente. Como flotando.

De pronto empiezas sentir el agua en todas partes. El agua que discurre por tuberías varios metros bajo la acera. Puedes sentir el agua y el espacio y formas que ocupa. Te detienes en seco y escuchas. 

Escuchas el agua en el interior de las plantas del jardín, en el árbol de la avenida, en el interior de tu cuerpo incluso. Como discurre por todas partes. De pronto eres consciente de todo el agua que hay a tu alrededor. Y te paras, te paras a escuchar. No puedes no hacerlo. Es tan mágico. ¿como es posible? 

Así estas ensimismada cuando un coche se ha parado junto a ti y te alumbra con un fuerte foco. Es la policía. 

- ¿Estas bien? ¿Que haces aquí sola a estas horas? Los bares estas cerrados  - pregunta el policía sin dejar de deslumbrarte con el foco. En el interior del coche percibes el agua de otro policía más gordo que se rie mientras termina su café. percibes todo. Percibes el agua del radiador del coche, el agua que circula por los circuitos de refrigeración y limpia parabrisas. El rio subterraneo 3 metros y 90 centímetros bajo la acera. La cantidad de agua que arrastra y los animales que se mueven bajo tierra, sientes su agua. 

- ¿No me has oido? A ver, documentación. - dice el agente más guapo de los dos bajando del coche. Su cuerpo es musculoso y sus brazos bronceados. Lleva las mangas del uniforme subidas y el peinado pulcramente distribuido a lo Cristiano Ronaldo. 

Avanzo por la calle como si fuera la prima ballerina en el mejor ballet del País más estricto. Me siento dueña de la calle, de la mamzana, del barrio, de la ciudad y del mundo. 

Escucho la melodía que me acompaña y casi puedo vislumbrar la danza del agua a mi alrededor. 

Me siento grande y por primera vez esa palabra no tiene una connotación negativa al describirme. Me siento poderosa y sobretodo me siento en plena Navidad. 

Puedo sentir cada molècula de mi cuerpo sonreir al universo y latir al unisono con discurrir del agua de todas partes. 

La oigo, la huelo, la siento en mi. Es tan bello que mi corazón se ilumin-

Un foco me saca de mi ensimismamiento y de nuevo siento la pseudofotofòbia pincharme el cerebro desde la humedad de los ojos. 

Me protejo con una para ver más allá de esa luz y con la otra doy unos toquecitos a la bolsa de deporte que se ha deslizado del hombro al pliegue del brazo. 

— Voy al gimnasio —explico ya rebuscando en el bolsillo lateral mi cartera—. Estoy en uno de esos 24h—aclaro al tiempo que mis dedos encuentran la cartera y sacan de ella el DNI que no tardo en extenderlo hacia el policia. 

- mm, esta bien. - asiente el policía algo contrariado mientras te observa de arriba abajo y te devuelve el documento. - Caminar por la calle sola a estas horas podría ser contraproducente teniendo en cuenta además que su físico llama la atención.

Yo también voy al gimnasio. No a ese. Termino de trabajar temprano y podríamos vernos después. Si te parece bien. - Continua diciendo bajando algo la voz para que el otro no pueda oírle. 

Cuando vas a recoger el documento lo aparta rápidamente y guiñándote un ojo sonrie para dártelo después definitivamente en una especie de broma en la que al parecer el agente se siente simpático o seductor. 

Mientras el agente comprueba la documentación voy cambiando el peso de punta a talón del pie izquierdo. Estas cosas siempre me han puesto nerviosa, como si de pronto pudiera dejar de ser yo misma y meterme en un lío y emcima perder un vuelo.

Él me repasa con la mirada e instintivamente le acompaño hasta mi pie creyendo que he delatado mi agitación al moverlo demasiado pero lo descubro completamente quieto y firme en el suelo a pesar de que yo sigo con ese movimiento y es entonces cuando me doy cuenta que lo que siento es el vaivén de mi sangre. 

"agua" suspiro sin palabras separando ligeramente los labios. 

Tomo el DNI cuando me lo devuelve y tardo unos segundos en comprender lo que me está diciendo, sin embargo, mi torpeza mental queda escondida en el ajetreo de volver a guardar la identificación en el bolsillo de la bolsa de deporte. 

Incrédula ante la situación le dedico una sonrisa cordial, la perfecta para iniciar un casting. Me indigna presenciar como un policia insinua que si tuviera un altercado sería culpa mía, de no saber estar en mi sitio y de mi físico. Un polícia que además culmina esa maravillosa frase con una total falta de profesionalidad. 

Relentizo mi respiración para que mi mente no empiece a avivar mis agallas y evitar cualquier reacción visceral. 

— Sería genial conocer su entrenamiento— respondo aferrándome a la tangente que él mismo ha introducido—. Hoy tengo un día complicado, así que si me dice gimnasio y hora, ahí estaré mañana.

Me tomo un par de segundos para revisar a su compañero antes de añadir. 

—Cualquier otra cosa, lo hablamos cuando no vaya de uniforme, ¿le parece? —le devuelvo esa coletilla educada que pretende convertirlo todo en algo "amistoso" y me detengo a escuchar el fluir de su sangre sin saber muy bien porqué. 

El señor Agente había pasado de ser un poco borde y altivo a servicial, incluso parecía no querer dejar que te marcharas, pero finalmente logras zafarte sin que supusiese mayor contratiempo del habitual en estos casos. 

10 minutos después llegas al gimnasio, donde ya había algún madrugador. En general el lugar esta tranquilo por no decir vacío. En el exterior comienza a clarear el día, aunque puede decirse que aún es de noche y el encendido eléctrico esta funcionando. 

Por lo demás continuas escuchando y sintiendo el agua, aunque ahora ya con mayor calma. 

Sigo mi camino sin tener claro si mañana tengo o no un compromiso, así que me ahorro comerme la cabeza en si debo o no evadirlo y en su lugar me dedico a canturrear por mis adentros canciones que ni siquiera me gustan pero que tik-tok se ha esforzado por grabar a fuego en mi cerebro.

Cuando llego al gimnasiogimnasio entro en automàtico y me dirijo al vestidor para cambiarme lo más rápido posible, la escasa -pero ya existente- luz en el cielo me indica que pronto va a empezar el día y con él va a terminar mi descanso. 

"Debería madrugar más amenudo" juzgo sabiendo que no voy a hacerme caso. 

Ya preparada con la ropa de deporte, me enchufo los auriculares y me dispongo a entrenar al ritmo de los dramas amorosos de Taylor Swift. 

No tengo sed pero sí la sensación de añorar el agua. 

"Rutina ràpida y hoy empiezo piscina" .

Tras un breve pero intenso entrenamiento te diriges a la piscina climatizada. A esas horas no hay nadie, así que puedes relajarte y abandonarte a la sensación de conexión y pertenencia al elemento agua. 

Una vez te sumerges en el silencioso fondo de la piscina te sorprende comprobar que eres consciente de los 15.780 metros cúbicos de agua y de sus 15 toneladas de peso. una enorme y privilegiada burbuja de agua con la cual pues comunicarte a voluntad. 

Primeramente puedes sentirla a través de las palmas de sus manos y sentir su forma que ocupa todo el espacio menos en el que estas tu. Es como si tuvieras un radar que abarca hasta donde llega el agua. Después puede jugar con las burbujas de aire que sueltas de tus pulmones y jugar con el agua creando una única y grande burbuja. 

Sales a la superficie, te sumerges de nuevo en el fondo. A 5 metros de profundidad y te sientas con las piernas cruzadas. Todo es silencia. Entonces sueltas el aire del todo y creas una burbuja de 1 metro alrededor de tu cabeza, lo cual te permite respirar relajadamente en su interior durante unos minutos, al mismo tiempo que te permite ver dentro de agua sin la necesidad de usar las molestas gafas de plástico. 

Ahi te quedas unos minutos comprobando que puedes mover y moldear el agua a tu voluntad, así como sentirla y escucharla. Sabes donde esta y el espacio que ocupa a través de los conductos y depuradora. y si escuchas más atentamente puedes incluso llegar a los vestuarios. Sabes que hay una persona en las duchas pues percibes la forma que el agua dibuja en su contorno. Puedes incluso saber el tamaño y forma de esta persona. 

Así pasas el tiempo ensimismada hasta que 15 minutos después te das cuenta de que el oxigeno de la burbuja empieza a estar cargado. Puedes subir a la superficie moviendo el agua, permaneciendo sentada en su interior, o puedes bajar otra burbuja nueva de aire desde arriba y permanecer un poquito más a 5 metros de profundidad. Donde a decir verdad, te sientes mejor que en el exterior y con la fuerza de 15 mil litros de agua. 

Estar en el agua es como haber renacido. No puedo creer que haya pasado tantos años de mi vida ignorando por completo su potencial. Hace almenos cinco años que no me meto en el mar a pesar de vivir en una ciudad costera y ni recuerdo la última vez que una piscina bañaba más allá de mis rodillas. 

"Qué idiota" me lamento replicando la burbuja de aire para disfrutar un poco más de la fuerza y vigor del agua en plena sesión de mindfulness improvisada. 

Pasan los minutos y sigo aferrándome a seguir en el agua, me resulta difícil calcular cuanto tiempo ha pasado y es justamente esa paz con el tiempo que retumba en mi responsabilidad como un despertador.

El agua me acuna hasta la superfície y me hago empujar para salir de la piscina con postura de revista, sintiéndome más auténtica que nunca. 

"¿Sabe esto la tata?" me planteo si mi hermana Gemma también habrá salido sirena. Eso explicaría su obsesión de pequeña con todos los bichos de fantasía.

Finalmente terminas tu sesión de piscina climatizada. El poder que sientes permanece intacto. 

Son las 9 de la mañana y el gimnasio empieza a llenarse. 

Fuera ha salido el sol. ¿Que haces?

Me dirijo a casa de mi hermana. 

Poco después llegas a casa de tu hermana. 

De camino a casa de Gemma empiezo a pensar cómo voy a preguntarle si ella sabe algo de toda esta movida con el agua y me asalta la ansiedad de no saber si prefiero que sepa algo y me ayude o que no sepa nada y tenga así excusa por no haberme dicho nada antes. 

¿Y mi sobrino? ¿Podría Andy ser también medio-sirena? 

Agito la cabeza para quitarme el torbellino de ideas desordenadas y plantada frente a la puerta de su casa extiendo el dedo con determinación como si con ese timbre mi vida fuera a cambiar. 

Llamo. 

Llamo por segunda vez. 

Suspiro reprimiendo la mecha corta de mi mal humor cuando se trata de familia y llamo por tercera vez. Y entonces caigo en la cuenta que mi hermana habrá ido a dejar al peque a la guardería. Así que la excuso y espero a que vuelva. 

Sentada en el portal intento jugar con el agua de los charcos de la calle, intentando asegurarme de que no ha sido una ida de olla por falta de azúcar en vena. Al fin y al cabo aun no he desayunado. 

Cuando veo su coleta agitarse al final de la calle me pongo en pie y adecento mi ropa. 

— [b]Hola, hola. Buenos dias[/i] —saludo incluso antes de que llegue a mi con una sonrisa amable que pretende avisar de que no pasa nada grave. 

- buenos dias hermana, que tal? que te trae por aquí? - saluda tu hermana al verte