Partida Rol por web

Tranquilo lobito, dice una voz de alguien que sale de detras de un arbol. jejeje, el mago casi se lo hace encima, jejeje.

Perdonad, pero es que no suelo ver mucha gente por aquí, y me divierto asustando un poco a los viajeros. ¿Donde caminais, si se puede saber? jejeje.

El anciano druida se acerca y acaricia al gran lobo que se acurruca junto a él.

La joven dió un pequeño paso atrás al ver aparecer al druida de repente, aunque se sintió aliviada al ver que; de momento; el problema del lobo había pasado a ser algo secundario. No sin desconfianza Adrisa bajó su arma, pero prefirió no envainarlo y mantuvo cierta distancia entre ella y el druida con tan peculiar mascota.

- Pues tenéis una forma un tanto particular de divertíos- contestó seria - Aunque a lo mejor habéis visto pasar a otro pequeño grupo recientemente camino de Rappan Athuk-  añadió curiosa, tratando de averiguar que ventaja les llevaban.

Oh, sí!! Salieron esta mañana hacia el maldito mausoleo. Como come ese pequeño enano. Se comió medio venado el solo anoche. No sé donde puede meter tanta comida.

Así que tambien vais hacia allí, ¿cierto? Muy bien pues, os haré un pequeño regalo al igual que a ellos, seguro que os es útil.

Se mete las manos el el bolsillo y saca una especie de masa hecha de hierbas. Tomad, os sevirán por una vez y os sentireis mejor. Y ahora seguid vuestro camino. Quizá los alcanceis antes del anochecer.

Al escuchar las palabras del druida, Adrisa se permitió relajarse y enfundar su acero, mientras se acercaba para recoger el regalo que les tendía aquel hombre.

- Asi que un enano, enjutos, pero grandes comedores y bebedores donde los haya!!- comentó sonriendo - Sois muy amable a pesar de no conocernos ¿Hay algo del mausoleo que podáis contarnos? Cualquier ayuda nos vendría bien.- dijo antes de girarse para darle a Dhamon una parte de las hierbas.

Tras eso y esperando una respuesta, la joven subió a lomos de su montura para continuar su camino.

 - Recuerdo unas sólidas puertas de mithril que bloqueaban el paso que conduce a un gigantesco tesoro, protegido por un lich. Si alguien lograra entrar en esa caverna poseería la riqueza de un emperador.

Tambien recuerdo esqueletos negros mágicos en las cavernas. Son muy temidos porque los clérigos no lograban expulsarlos.

Cuentan que un gran sacerdote fue enterrado dentro de la mazmorra tras una puerta cerrada con siete sellos. Si fuese liberado, sería una gran ayuda para combatir al mal.

En fin, mi memoria no me deja recordar con lucidez. Buena suerte, la váis a necesitar y que los dioses del bien os protejan.

Adrisa agradeció la información al druida y un instante después espoleó a su montura para salir al galope en dirección a la mazmorra.

- Curioso personaje ese druida, veremos que nos encontramos cuando lleguemos a Rappan Athuk-  le comentó al brujo al poco de abandonar el lugar del encuentro.

Avanzais a buen ritmo durante todo el dia. A partir de mediodia, tras parar a comer, una densa niebla se levanta en direccion a Rappan Athuk.

No se escuchan ni siquiera los cantos de los pájaros y un silencio escalofriante se apodera del resto del camino. Durante todo el dia no véis ningún peligro, a parte del miedo y soledad que reinan en los aledaños al mausoleo. Al final de la tarde podéis distinguir un cartel que indica un sendero angosto y estrecho a media milla hasta el mausoleo. Está anocheciendo y los caballos se niegan a dar un paso más, deberies dejarlos ahí.