Partida Rol por web

El principio fundamental de la medicina es el amor

Paracelso (1493-1541)

Es lo que os decia vuestro profesor, sacada del libro "El Gran arte de la cirujia".

Aun recordabas el primer dia, reunidos el quinto curso del colegio de medicos de harvard en el aula D,con el decano Courtney Holmes.

-Caballeros estan a punto de todos juntos en un gran viaje hacia las fronteras del conocimiento medico. Alli cada uno iniciara su exploracion individual a traves del territorio aun virgen de la enfermedad y el sufrimiento. Puede que alguno de los que hoy se hallan aqui encuentre un remedio para la leucemia,la diabetes, el lupus erythematosus y los mortales carcinomas....- Hizo una pausa dramatica perfectamente cronometrada. y con un resplandor en sus palidos ojos azules añadio- Tal vez incluso para un resfriado corriente y moliente. -Se oyo una carcajada de aprobacion.

A continuacion el Decano de raleados cabellos plateados cogio una tiza y escribio el numero 26 en ella.

Permitanme concluir descubriendoles un secreto, la revelacion del cual resulta tan humillante para mi como supongo para ustedes el escucharlo- Se gira y señala el numero escrito en la pizarra.

Caballeros, Los insto a que graben lo siguiente en su memoria: En el mundo existen miles de enfermedades, pero la ciencia medica posee curacion empirica para tan solo veintiseis de ellas. El resto son....simples conjeturas.

Recordabas claramente cada detalle y cada palabra por tu mente privilegiada. Eras una superdotada con un coeficiente intelectual que se disparaba de la tabla.

Era normal, ya que tus padres tambien lo eran y tu sacaste lo mejor de ambos. Acabaste la carrera de medicina en solo tres años y entraste de cabeza directamente a la residencia del hospital de la mano de tus padres.

Dos años despues murieron en un tragico accidente y automaticamente pasaste a ser fija en el hospital en el ala de urgencias.

Nueva York, 26 de octubre del 2012.

Trabajabas en el gran Hospital Memorial Medical Center (HMMC), eras la medico de turno en la sala de Urgencias y hoy era uno de esos dias en los que no parabas...

Atencion, varon blanco de unos treinta y pocos años. Fue atacado en Central Park. Presenta varios cortes profundos por todo el cuerpo y esta cubierto de sangre. Lo estamos aun estabilizando....

Las puertas se abrieron de golpe y aparecieron dos tecnicos de ambulancia arrastrando una camilla mientras uno de ellos te cantaba el parte.

Observó al paciente mientras lo acompañaba hasta una sala vacía. ¿Se sabe qué es lo que le ha atacado? Con tanto corte, parecía más obra de un animal que de una persona. Había visto muchos ataques en ese lugar, pero que supiese, no había ido a vivir ninguna familia de osos allí.

Mientras esperaba respuesta, ordenó a las enfermeras que le inyectasen la cantidad precisas para estabilizarle y evitar infecciones.

En cuanto llegasteis al box 2, que estaba libre los de la ambulancia os dejaron con el paciente. El equipo que entro contigo entre otros fue la enfermera Jenny Wong, una coreana-americana que era de tu edad y tambien veterana. Y una auxiliar llamada Helen, que acababa de llegar hace un par de meses y esta era su primera semana en el turno de noche en urgencias.

Cuando miraste al paciente mas detenidamente cuya ficha ponia de nombre John Doe, era un autentico desastre, no por la aparatosa vision de la sangre. Ya que estabas mas que acostumbrada a a verla, si no que parecia el diseccionado cadaver de tu ultimo examen de anatomia.

Tenia el pecho salpicado de heridas con forma de pinchazos, algunas eran pequeñas, pero cuatro o cinco eran lo suficiente grandes como para que dentro entrara una pelota de beisbol.- ¿Heridas de bala? ¿con que demonios le han disparado? ¿Con un cañon?- Dijo Jenny, completamente palida mientras titubeaba para intubarle.

No hacia falta un doctorado en ciencias forenses para saber que la causa de las heridas del torso no eran las mismas que las heridas de su cara. Su mandibula o lo que quedaba de ella, le colgaba desde el otro lado del craneo. Por encima del agujeroque tenia en la mejilla, la cuenca del ojo estaba vacia y aplastada; del propio ojo y del nervio optico no quedaba absolutamente nada.

Diria que alguien lo ha golpeado en la cabeza con un hacha, siempre que creyera posible utilizarla con la fuerza suficiente como para hacer eso.- Dijo Jenny, intentando mantener la calma, pues al igual que tu jamas habias visto algo tan dantesco.- No vamos a poder pasarle un tubo por aqui, tiene la traquea completamente machacada.

No podia respirar. El ojo que le quedaba al paciente de un azul claro y brillante, estaba mirandote fijamente, como totalmente alerta.

No gritaba ni se retorcia de dolor. Su cuerpo estaba flacido y completamente carente de cualquier reaccion mientras Jenny le practicaba una incision en la traquea para intubarle.

Natasha hacía todo lo que podía por no perder al paciente, pero mentiría si no pensase en que no tenía posibilidades. Sólo podía pensar que no entendía qué le había ocurrido y eso dificultaba su curación. Vamos a necesitar ayuda aquí. Llama a quien encuestres, Helen. Le ordenó, cualquier médico que estuviese de guardia serviría. Eran demasiadas heridas para ella sola. Mientras, observó como él la miraba. No se preocupe señor, usted sólo siga consciente. Intentó decirle para tranquilizarle, aunque parecía bastante tranquilo, pero no saber ni siquiera su nombre, no lo ponía fácil.

Helen salio corriendo para buscar ayuda y la miraste un segundo mientras lo hacia. Al abrir la puerta del box, viste el reguero de sangre en el suelo que habia dejado John Doe.

Jenny y tu os quedasteis solas haciendo lo imposible por salvarle, salpicadas de sangre vuestras batas y en vuestras manos enfundadas de latex hasta el codo.

Finalmente se oyo el pitido seguido de la maquina de las constantes vitales.- ¡Lo hemos perdido Doctora!- Llevabas un rato intentando reanimarle, pero John Doe, habia muerto.

¡ya basta! Sera mejor prepararlo y llevarlo al deposito de cadaveres- Seguias intentando reanimarle, pero ya no respondia a nada. Sus heridas eran demasiado brutales como para sobrevivir....

Natasha maldijo y lo dejó ir. No había nada que hacer, pasado el tiempo de intentar reanimarle sin signos vitales, formalizó la hora de la muerte.

Hora de la muerte... dijo mirando el reloj... 11.17. Con algo de pena, y desanimada, cubrió el cuerpo. Podéis llevároslo. Dijo empezando a limpiarse. Le daba rabia que los pacientes muriesen. Ella era la mejor y no permitía ningun fallo. Pero debía admitir que ése había llegado ya bastante mal y que no había posibilidades. ¿Qué narices le había atacado? Volvió a preguntarse.

Tras eso los celadores se llevaron el cadaver al deposito de cadaveres y a ti te toco atender otra urgencia. las urgencias cuya gravedad eran mas leves no lograron quitarte de la cabeza aquel ojo que te miraba.

John Doe, de alguna manera te habia llamado la atencion por varios motivos. Aquel ojo mirandote fijamente, su falta de miedo pese a todas las heridas sufridas, no grito ni se quejo en ningun momento.

Era muy raro y no pudiste quitartelo de la cabeza en las siguientes dos horas hasta que las urgencias os dieron un descanso. Era hora de cenar, o por lo menos el turno de ello.

Nat seguía con la curiosidad por aquel hombre anónimo. Atendió con eficacia las urgencias, pero en cuanto tuvo algo de tiempo libre, se dirigió a la sala de autopsias. Quería saber cual había sido la causa de la muerte exactamente y si habían podido averiguar algo más del responsable de sus heridas.

En un hueco conseguiste escaparte hacia la sala de autopsias. Bajaste por el anscensor hasta el sotano y cuando se abrieron las puertas saliste al largo pasillo que recorriste hasta el deposito de cadaveres.

Solo habias ido alli una vez, durante la visita que hiciste el primer dia que entraste al hospital. Pero era un camino facil y localizaste la puerta que carecia de cartel.

Tenia una cerradura electronica y tras pasar la tarjeta de empleado del hospital sono un chasquido y se abrio. Los depositos de cadaveres de los hospitales se diferencian mucho de los que salen en las peliculas. No son espacios cavernosos con apenas iluminacion, esta en concreto era pequeña y estaba hecha un desastre. El empleado que estaba de guardia se habia dejado una bolsa de comida rapida arrugada en la mesa, una reconfortante señal de vida en una sala dedicada a las indignades de la muerte.

Al fondo habia un congelador para seis camillas. En las mesas de autopsia una de ellas estaba ocupada, tapado el cadaver con una mortaja blanca inmaculada.

Natasha no pudo evitar dibujar una expresión de asco al ver el desorden. No era su lugar de trabajo, pero sin duda le gustaban las cosas bien hechas.

Ignorando con todas sus fuerzas ese hecho, se dispuso a hacer lo que había venido a hacer. Miraría en las etiquetas el nombre de los muertos, buscando al famoso John Doe.

Paseando por las camillas, no encontraste el nombre que buscabas, de hecho una de las camillas del rincón estaba vacía y en el suelo una de las mantas que servía de mortaja.
Viste enfrente de ti que la puerta del frigorífico donde se solían guardar más cuerpos, estaba entreabierta. No supiste porque, pero tu cuerpo reacciono antes que tu mente y abrió la puerta.

Al abrir la puerta viste al forense medio forcejeando con la sombra que le agarraba por detrás, le estaba mordiendo el cuello y de la herida manaba un mar de sangre que manchaba su bata blanca.
La silueta clavo la mirada en ti, un solo ojo brillante te miraba por el reflejo de la luz de la sala en que estabas, pues dentro no había ninguna luz encendida.

Tras verte, lanzo a un lado el cadáver desangrado del obeso forense y te agarro tan rápido que aun tu mente estaba procesando lo que pasaba. Su abrazo fue fuerte, como una serpiente que atrapa a su presa, pegándote a su desnudo cuerpo. Sentiste como su mano te tiraba del pelo para ladearte la cabeza y seguidamente sentiste un terrible dolor en tu cuello. Aunque solo fue al principio…

Su boca en tu cuello, hacia que te recorriera un escalofrió morboso y placentero. Pese al susto inicial del ataque, comenzaste a relajarte y extrañamente a excitarte. Sentiste aun mas pegado a ti su desnudo cuerpo y algo muy duro y cálido aplastándose contra tu vientre. Comienzas a  notar una somnolencia placentera y la oscuridad se cierne en tus ojos lentamente ahogando un gemido sordo.
En el fondo de esa oscuridad ves una luz preciosa que se acerca a ti y te envuelve.
La relajación y la paz que sentías en ese momento, no la habías sentido nunca. No sentías tu cuerpo y tu mente se apago como si apagas una llave de luz.
Te despertaste en una del las habitaciones del hospital y te sentías muy, muy débil. Oías el goteo del suero y ardía la aguja que tenias clavada en tu brazo. Tenias la mente embotada y estabas muy desubicada…

Nat vio el final. Ya ni siquiera pensó en qué podía ser ese extraño ser, pues sólo pensaba en que iba a morir ya de una vez. Vivía su vida esperando ese momento, pero no esperaba que fuese tan pronto y menos de esa manera. Cuando sintió el dolor en el cuello se rindió. Ya está, se había acabado. Pero la muerte era más rara de lo que la gente le había descrito. ¿Por qué se sentia tan extrañamente bien? Es más quería que ese ser no la soltase jamás. Sin embargo, se hizo la luz en la oscuridad y eso sí era como habían descrito. Abrió los ojos, sorprendida, pues pensaba que después de la luz no habría nada más. Pero se despertó en una sala del hospital.

No pudo reincorporarse, aunque lo intentó y tan sólo pudo balbucear. ¿Qué... ha... ocurrido? Preguntó esperando que hubiese alguien por ahí.

Recordabas cosas en pequeños flashes, mientras terminabas de ubicarte. Recordaste que te dejo en una de las camillas vacias con suavidad. Aun notabas el frio acero de la mesa.

El tipo salio a la luz, pero no viste su cara aun, solo que estaba en pie y que se agacho hacia el forense. Cuando se dio la vuelta viste como se colocaba su ojo en la cuenca vacia y te sonrio. No recordabas su cara, la veias borrosa pues los ojos te pesaban hasta que finalmente notaste que se marcho.

En la habitacion estaba Jenny, que se acerco rapidamente y te cogio de la mano. Habia mucha claridad y la luz te dañaba los ojos, no lograbas a acostumbrarte a ello.

¡Joder Nat, estas viva gracias a Dios!- El cuello te dolia y sentias la boca seca, tu lengua parecia de esparto.- Llevas una semana incosciente desde que te encontraron en la sala forense.

A Mick, lo mataron y tu estabas en un hilo....Asi que esa pregunta te la tenemos que hacer a ti.

La policia te quiere hacer preguntas- Te miro un instante, pero con tanta luz no la llegabas a ver bien, asi que notaste su abrazo y un calido beso en la mejilla.- Dios cuanto me alegro de que estes bien ,

Pues si iban a hacerle preguntas lo llevaba claro. Es lo primero que pensó. Se sentía demasiado confusa y desubicada para poder corresponder al abrazo o al beso. Tan sólo pudo murmurar un pequeño: Gracias. Lo que más la preocupaba ahora era lo que creía haber visto. ¿Quién narices era ese hombre? Si es que se le podía llamar así... ¿Y por qué a ella la había dejado con vida?

Agua... Masculló buscandola como podía con la mirada, pues con la boca tan seca a penas podía hablar.

Estuvo unos segundos mas a tu lado en ese abrazo y luego se levanto para ir al baño de la habitacion y llenarte un vaso de agua.

Cuando me digas les hago pasar, llevan haciendo turno en la puerta desde hace una semana para hablar contigo.- Tras llenarlo te lo acerco, pero no tenias aun fuerzas para levantar el brazo, ni moverte.

Te molestaba mucho la luz que entraba en la habitacion y lo que normalmente se solia tardar un rato en acostumbrarte, tu no podias.

Aparte te comenzo a doler el cuello,como si te hubieran quemado con dos punzones al rojo vivo.

Jenny, te acerco el vaso a los labios como buen enfermera que era- Bebe despacio...

Nat se quejó del dolor y del malestar en general.

Baja las luces... me molestan... se queja... El dolor del cuello se hacía cada vez más intenso, y encima tenía que explicar a la policía que no tenía ni idea de lo que había visto.

Bebe agua, pues almenos, intentar calmar la sed, podría hacerlo.