Partida Rol por web

Encontráis en los periódicos la información sobre los asesinatos en San Francisco. Al parecer los muertos han sido seis hombres y tres mujeres. Dos de los hombres eran asiáticos, y el resto, junto con las mujeres, de ascendencia hispana. Todos ellos fueron encontrados, totalmente desnudos, en un descampado de las afueras, en la madrugada del día 1 de marzo. Habían muerto degollados. A todos le habían dibujado un signo en el pecho con la punta de un cuchillo.

Lo más curioso, es que mientras revisáis los periódicos más viejos, os dais cuenta de que no se trata de un hecho aislado.

En la ciudad de Vallejo, el día 20 de febrero, se descubrió el cadáver de un japonés, vecino de la comunidad. Había sido degollado y marcado, como en el asesinato múltiple de San Francisco.

En Stockton, el 23 de febrero, se encontraron tres cadáveres con idénticas características: las víctimas eran de raza negra.

En Oakland, el 26 de febrero, se descubrieron seis cadáveres más.

En San José, el 4 de marzo, doce cadáveres.

Y ahora en San Mateo, el 7 de marzo, se han descubierto quince cadáveres más.

Nada más leéis los periódicos, Edwin sale corriendo hacia el despacho de Zamarroñe, registra entre sus papeles, y saca un periódico donde se puede ver una noticia de sociedad. En el periódico aparece una noticia sobre San Mateo, sobre una cena ofrecida al alcalde por los miembros de la asociación La Puerta y la Llave

Adam se cruzó de brazos, consternado ante los descubrimientos.

— Joder como está la gente matando a negros y a chinos. No es que les tenga yo mucha estima, pero hay que estar un poco zumbado. Además todos muriendo igual y con una señal, eso es de la secta esa que vimos sin duda.

Se quedó pensativo.

— Si vamos a meternos en esto, creo que será mejor que consiga una pistola, incluso si viajamos y la monja nos ayuda a meterla en el aeropuerto pues iremos mas seguros.

—Demasiadas coincidencias en distintos lugares— musitó la monja, leyendo a su vez el periódico —. Por Dios y la Virgen... ¿esto está relacionado con... lo de Francia?

Ella también había compartido las terribles visiones con sus compañeros, algunas con las que todavía tenía pesadillas, aunque aquellos periódicos eran algo viejos.

Siguió extrañada a Edwin con la mirada, mientras escuchaba lo que tenían que decir sus otros compañeros, cuando vio al deportista regresar. Cuando mencionó la Asociación de la Puerta y la Llave, los ojos de Lynn Marie se abrieron como platos.

—La Puerta y La Llave— murmuró, mirándose el brazo tatuado, aunque la manga de su vestido no permitía verlo, pero ella sabía que estaba ahí —. Fue lo que nos explicó el señor Olive, el símbolo que investigaba Zamarroñe— frunció el ceño —. El Abridor de Caminos.

Mi rostro se tornó viejo y por un momento me faltaron las fuerzas, estas fuerzas eran mucho para nosotros, pero ¿qué otra cosa podíamos hacer?, ya estábamos hundidos hasta el cuello, solo podíamos intentar nadar para salir.

-Sin duda han trabajado en las sombras por mucho tiempo, debemos estar alerta, una vez en España necesitaremos armas- y mire a la hermana antes de continuar -y la protección de su Dios Hermana Lynn- no soy hombre de fe, pero sin duda esta parece protegerle.

Armstrong pareció volver en sí, pues hasta ahora se había limitado a observar a sus interlocutores.

— Estoy seguro de que la barrera idiomática es lo de menos, sin duda podremos encontrar a alguien que haga las veces de traductor. Claro, tendríamos que asegurarnos de que sea una persona con... bastante aplomo, teniendo en cuenta la naturaleza de nuestra investigación. Para estar seguros, podríamos preguntarle al Profesor Olive si tiene algún conocido o contacto en España, pero... deberíamos apresurarnos, cada momento que pasa es... como si una presión en nuestra espalda se fuese haciendo cada vez más notable —tragó en seco.

Vais en busca del profesor Olive, lo encontráis leyendo una carta, su rostro es de preocupación, al escuchar que entran en su despacho levanta la vista

-Justo ahora iba a ir a buscaros, me acaba de llegar esta carta desde España

Estimado señor:

Mi nombre es Jordi Cabó, y soy profesor de Historia Antigua en la Universidad de Barcelona. Conocí al profesor Georges Zamañorre hace unos años en Oxford, durante un ciclo de conferencias al cual asistimos ambos. Pronto congeniamos, ya que descubrimos que teníamos una obsesión común: la búsqueda de Tartessos, esa mítica ciudad-imperio de la que nos hablan Isaías, Hesíodo y Estrabón. Ambos estábamos decididos a encontrarla, buscábamos pistas de su localización en la influencia cultural, que por fuerza debía haberse reflejado en las civilizaciones vecinas. Personalmente, concentré mi búsqueda en su literatura (según Estrabón, tan hermosa y abundante), y de la que, al parecer podían encontrarse fragmentos cien años antes de Jesucristo. El profesor Zamañorre, en cambio, investigó los posibles restos de su religión, diseminados por el Mediterráneo.

Estuvimos carteándonos durante unos años. En noviembre del año pasado recibí su última carta, en la cual me hablaba de que por fin había encontrado la "llave" que nos desvelaría el misterio de Tartessos. Insinuaba en su carta que la religión turdeana (nombre de los habitantes de Tartessos) podían tener aún seguidores. Decía que era de suma importancia llegar a Tartessos antes de que fuera demasiado tarde. No daba más explicaciones. ¡Parecía insinuar que algo estaba a punto de ocurrir! Yo debía encontrarme con él en Sevilla en enero, cuando arreglara mis asuntos en Barcelona. Sin embargo, no estuve libre hasta mediados de febrero.

Pero entonces, Zamañorre ya había partido solo hacia un pueblo situado en la desembocadura del Guadalquivir, llamado Bonanza. Fui tras su pista, pero no lo encontré; parecía como si se lo hubiera tragado la tierra. He vuelto a Sevilla. Sigo los pasos de Zamañorre, intentando descubrir la pista que lo llevó a Bonanza. No estoy tranquilo, sin embargo. Tengo la sensación de que me vigilan. Si George Zamañorre tenía amigos capaces de venir a este país a resolver el misterio, les aguardaré. En caso contrario, le ruego que me lo comunique, ya que entonces volveré a Barcelona y olvidaré para siempre este asunto

—Tened fe, señor Everest— dijo la mujer, convencida de sus propias palabras.

Al llegar a casa de Olive, la lectura de aquella carta ensombreció el rostro de la monja. Entre los asesinatos y la investigación de Zamarroñe, empezaba a ver demasiados frentes abiertos.

Escuchó al señor Olive y miró a sus compañeros.

—No deberíamos demorarnos. El señor... Cabo, parece nuestra mejor pista y podría sernos de intérprete por lo que podemos deducir de esta carta.

No dije nada ante el comentario de la fe, en parte para no sonar ofensivo por desconocimiento y en parte por lo ajeno que era para mí el tema.

Una vez frente al profesor escuche con detenimiento -estoy de acuerdo- dije mostrando mi apoyo a Lynn -debemos organizarnos cuanto antes para partir y seria bueno que informara a al Profesor Jordi de nuestra intención de ayudar en la búsqueda de su amigo y colega, sin duda con su ayuda podremos tener un mejor desenvolvimiento en la investigación- aun así presentía lo peor del Profesor Zamañorre y mas un luego de escuchar lo que esa carta dictaba.

— ¿De cuando es esta carta? ¿Seguirá aún ese tipo ahí? Es nuestra mejor pista ahora mismo. — asintió Adam pero luego se quedó pensativo.

— Yo necesito algo de tiempo para conseguir un arma, pero me las apañaré, vosotros podéis ir organizando el viaje para España y unos reunimos en unos días ¿os parece? A la vuelta quizá podamos investigar los asesinatos que hubieron aquí.

-La carta acaba de llegar, así que no debe de ser de hace mucho, seguramente encontrareis al señor Cabó en Sevilla

— Todo está dicho, entonces —comentó Armstrong, mirando a los demás—. Nos vamos a España —se llevó una mano al mentón, pensativo, pues definitivamente no era eso lo que tenía pensado cuando aceptó ir a ver al Profesor Olive.

Las palabras de Adam hicieron que el deportista lo mirara.

— McWire, ¿crees que sea buena idea intentar colar un arma a un avión? Podrías terminar en la cárcel, o peor —advirtió.