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Corre el año 1338 de Nuestro Señor, y la Orden de Santiago se haya revuelta. Su actual Gran Maestre, Vasco López, pierde apoyos por parte de los grandes de su orden, que abogan por su destitución. No es ningún secreto que el rey de Castilla, Alfonso XI, es promotor de esta acción, para favorecer con ello a don Alonso Meléndez de Guzmán, tío de Leonor de Guzmán, su amante, que ya le ha dado no uno ni dos, sino seis hijos bastardos. Sabedores de esto, muchos corregidores han opuesto su voluntad a la del rey, negándose a aceptar que el tío de su amada sea impuesto desde fuera, y es que es Ley en la Orden de Santiago que sean los fráteres de más alto rango quienes propongan al nuevo Gran Maestre cuando el antiguo abandona el cargo, y que sea el Papa quién termine por dar el visto bueno. Mas Avignon* no contesta, y no son pocos los que se han plegado ya a los deseos del rey, que no manda poco, digan lo que digan las escrituras, en el devenir de la Orden de Santiago.

El Maestre Diego de Castro, miembro de la Orden de Santiago, y señor por concesión de Trujillo y todas sus tierras, llama a concilio a los fráteres de la orden en la región, con objeto de discutir el apoyo a Vasco López, Gran Maestre de la Orden de Santiago por la gracia de Dios, cuya elección estaba dándose por desestimada por presiones del Rey de Castilla, Alfonso XI, quién deseaba favorecer a Alonso Meléndez de Guzman, tío de su hijo bastardo, el infante Fadrique Alfonso de Castilla.

Diego de Castro, amigo de Vasco López, y tradicionalista empedernido, se muestra decidido a impedir que el Rey usurpe la autoridad del papa, concesionario de los derechos de maestrazgo de la orden, y que las leyes de la misma sean mancilladas en favor de influencias externas, incluso siendo la del Rey.

En la reunión, acontecida en Trujillo el 15 de Febrero de 1338, los caballeros asistentes se muestran divididos ante la posible anulación de la elección de Vasco López, que ya ha sido aceptada en otras sedes de la orden. Ante la indecisión reinante, Diego de Castro decreta siete días de reflexión, en los que insta a sus hombres a consultar con Dios, en busca de la solución correcta.

Aclaraciones respecto a cargos dentro de la Orden de Santiago (según mis fuentes y con alguna licencia notacional, de nuevo perdón si hay gazapos):

Gran Maestre: Es el máximo cargo de la Orden (en todo el mundo), ocupado (en el momento del inicio de la partida) por Vasco López. El Gran Maestre está ubicado físicamente en Uclés, de donde es, además, señor.

Maestre (a menudo, Comendador): Máximo representante de la Orden en uno de sus feudos. En el caso de Trujillo, es Diego de Castro quién ostenta este puesto. Actúa, a todos los efectos, como señor feudal del realengo de trujillo.

Fráteres: Originalmente, se llamó así a los trece caballeros que fundaron la Orden de Santiago. Utilizo el mismo término para referirme a los caballeros de mayor rango dentro de cada dominio santiaguista, incluido el trujillano. Hay doce fráteres, que con el maestre hacen un total de trece.

Sobre el modo de dirigirse a otros individuos

- "Don" es un atributo que se usa para dirigirse a nobles (a veces precedido de "Su Excelencia", en el caso de duques; de "Su Ilustrísima" en el caso de la alta nobleza inferior al duque, y de "Su Majestad" en el caso del rey). Incluso si hay gran amistad entre un noble y alguno de sus inferiores, omitir el título es una falta de respeto (no lo tengáis en cuenta en los posts previos, pero procurad tenerlo en los futuros). Igualmente, usar el "don" con alguien no noble no es algo habitual (aunque en este caso no se consideraría una ofensa, salvo que haya terceros nobles presentes, que se podrían sentir insultados).

- Una excepción al uso del "don" es el uso de "hermano", sólo entre miembros de una misma orden sacerdotal o militar.

- El uso de "amo" es algo más propio de esclavos que de criados/siervos/vasallos, que usan, habitualmente, "señor" o "mi señor" para referirse a sus señores. Esto incluye también a las referencias a personas de mayor rango, aunque no sean tus señores directos.