La mujer mueve negativamente la cabeza, mirando con el rabillo del ojo a William.
-Eshan ro comm -susurra-, belein sa mae.*
Kalinko había cambiado de opinión, y ahora buscaba la canica de madera por toda la estancia.
-No es muy cortés pegar a un hombre sin más razón que el aburrimiento -dice, mirando al capitán, aunque obviamente no iban esas palabras dirigidas a él. -Hay otros métodos para destapar a un traidor, y un monigote que haga de mártir no me parece el más correcto.
Mira a Munrow con una extraña sonrisa en la cara.
*Hombre de pelo rojo, demonio.
William levantó las manos y se encogió de hombros, parecía que la idea no terminaba de cuajar.
- Vale, vale, si teneis otro plan... De todas formas no me estaba aburriendo. Lo siento Munrow a mi me gustaba tu plan, ten.- O´linch le tendió a Munrow un trozo de tela mientras seguía observando a Ekao. Después se encogió de hombros y se apoyó en en uno de los laterales del camarote esperando las respuestas del capitán.
Kalinko sube a su hombro, y comienza a mordisquearle el cuello de la camisa.
-Si me permite la palabra, capitán... -dice-. La traición se olía desde la escalinata de entrada al barco. Abogo por que cada cual haga las cosas a su manera. Iremos más deprisa.
Le da al monito un golpecito en la cabeza, para que pare.