Partida Rol por web

Como si de una luz se tratara, el rostro de Jordi se iluminó y se apagó en el mismo instante, había conseguido abrir mi candado pero por desgracia se habia roto la orquilla, gracias Jordi, sabia que no era ninguna estupidez sino mas bien sentido común, orquilla y candado deberian estar juntos en el diccionario, bromee al tiempo que Jordi me retiraba el candado y abria lentamente el artefacto con sumo cuidado para que el mecanismo no saltara. No se si saldria de esta, pero la situación adquiria otro color sin aquello abrazando mi pecho. Me acerque a Jordi y le susurré rapidamente algo al oido como si le diera un beso por su trabajo para que pasara desapercibido.

No te preocupes por la orquilla, tengo otra.

Sonrio a Jessica y asiento, pero ahora mismo me tiemblan las manos por la tensión de modo que me aparto a un lado e intento observar la situación, hay una pelea en el centro incluyendo a Iñigo, y un chico* intenta ponerse los grilletes para que podamos pasar

-deberíamos decirnos nuestros nombres al menos-

El *guaperas se ofrece voluntario para suicidarse, olvidando que teniamos más opciones. panda de imbeciles. vais a dar la vida por personas a las que ni conoceis? y no personas normales precisamente...todos estamos aquí por algo que hemos hecho, y más de la mitad además están locos... desde luego si quereis morir por salvarnos yo no os voy a detener.... mucho mejor para mi, menos problemas y menos imbeciles. Luego **otra chica sale a correr hacia el ***hombre-perro estúpidos...  había estado sujetando la puerta para ****el chico de la sonrisa, pero al ver todo eso me aparté de ella. Luego miré al ****chico de la sonrisa. parece que finalmente no será necesario hacerlo le dije con otra medio sonrisa.

Finalmente tras un forcejeo es Michael el que aprieta el botón de Iñigo, al instante suena un crujido metálico y el mecanismo se activa clavándose en el pecho de Iñigo los clavos metálicos del aparto, acabando con su vida. Iñigo cae al suelo. 

Michael se aparta unos pasos del sitio donde cae el "perro" y apoya la espalda contra la pared. Mira al grupo en general y dice:

-Ya está... Esta puerta ya está abierta.-

Luego su mirada cambia a una de una dureza tal que parece traspasar lo que mire y sigue diciendo, señalando al indio y mirándolo directamente:

-Lo que hagas con los muertos es tu problema, pero como quieras dañar a alguien serás tú quien abra la próxima puerta.-

Y entonces parece relajarse un poco, y le echa una mirada de agradecimiento a la chica del teléfono. A pesar de la tensión y la lucha, había podido ver que había intentado ayudarle.

Apenas tengo tiempo de coger a Iñigo para darme cuenta de que sostengo un cadáver sin vida. El mecanismo golpea sus costillas y la sangre salta salpicando mi cara y mi camisón, mientras su cuerpo sin vida resbala entre mis manos.

Sin apenas mirar a nadie mas, me inclino sobre el fallecido, y le cierro los ojos, abiertos en una expresión que no logro comprender si es de miedo o de diversión.

Tras dejar el cadáver con sumo tacto, como si fuese en realidad una persona dormida, me levanto y miro al anciano.

¿Se encuentra bien?

Estupida pregunta, pero no puedo dejar de hacerla. Mientras espero la respuesta del hombre mis ojos vuelven a bajar hasta el suelo, donde un charco de rojo y espeso comienza a formarse bajo el cadáver, casi hasta tocar los desnudos dedos de mis pies. Con lentitud, como temiendo despertar al hombre perro, doy un paso atrás apartándome de la sangre.

¿Se encuentra bien?

-Un poco cansado, gracias.- responde Michael a la chica y continúa -Si, apártate un poco, no sea que el indio quiera comerse a su perro.-

Rubio, ¿necesitas ayuda o nos esperamos al cadáver? - Me apoyo en la pared al lado de la palanca, a la espera de una respuesta.

Despues de observar finalmente es el cuerpo del canino el que pierde y bufo malhumorada - Estupidos, ahora no podremos salir de aqui..-

-Sera mejor que lo cojamos antes de que alguien se lo coma - Y no miro a nadie- Desgarrado no servira de nada, si es que muerto nos sirve...-

Ahora ibamos realmente a comprobar de que pasta estaba hecho el loco que se creia nuestro Dios ¿Dejaria que sus pervertidos hijos se tomaran la tangente para escapar de su trampa? o ¿Nos castigaria por ello? Fuere como fuere habia cuatro personas a las que no queria que les pasara nada.

Mire a Jordi -Mi nombre es Tara- Que los demas siguiesen presentandose, si querian claro

-Compañeros, se os olvida una cosa. Si hay un muerto, la puerta se abre.

Me acerco a la puerta y espero a oir el sonido de la apertura.

Había salido corriendo para ayudar al calvo con el perro, pero todo sucedió muy rápido, cuando me quise dar cuenta el hombre perro yacía en el suelo, cubierto de sangre y al parecer sin vida.

Observé aliviada al viejo, e hice un seco asentimiento de cabeza en señal de que había hecho lo correcto. Me doy la vuelta para dirigirme a la puerta que debería abrirse para dar paso a la siguiente sala o a la salida, quién sabe,veo al joven suicida, coloco una mano en su hombro al pasar por su lado -No tendrás tanta suerte la próxima vez, procura no hacer gilipolleces-.

Sigo caminando para alcanzar a la rubia*, ignorando la palabrería del resto.

Me quedo mirando a la chica y la tomo del brazo, rápidamente la acerco a mí mientras dirijo mis labios hacia su oído, de un modo descarado, para susurrarle algo, audible únicamente para todo aquel que preste la atención suficiente.

Gracias por preocuparte, pero estamos aquí por asesinos por judgar como dioses, no lo olvides, y matar a otros sólo hará que nuestro pecado sea mayor.

Sin más, beso su mejilla como agradecimiento a su preocupación por mi salud. Aunque no consigo comprender por qué tanta preocupación por un par de estiramientos, si mi maestro me viese retrocediendo ante la idea me golpearía hasta que me sangrase la nariz y mis huesos necesitasen dos meses de recuperación, como poco.

Rubio*, ¿has decidido ya qué hacer? - Sigo esperando su respuesta con expresión seria.

-Parece que la mitad todavía no se ha enterado. Hay dos maneras de abrir la puerta. O se pasa la prueba, o hay un muerto. Así que dejaros de hacer el tonto que esta sala ya está terminada.- dice Michael desde su rincón y, mirando al techo, grita a pleno pulmón -Y TU, GILIPOLLAS, ABRE YA LA PUTA PUERTA!!!!-

Puede que lo del muerto fuera sólo en la primera sala, ¿y si cada sala tiene una prueba distinta? En la primera que alguien mura y en esta lo de las cadenas. - Pienso durante unos instantes - ¿Y si volvemos a escuchar el mensaje para averiguarlo?

Miro a la chica que me ha estado sujetando la puerta e intento volver a sonreirle, con un resultado medianamente satisfactorio.

-Eso parece. Ya tenemos un cadáver nuevo... - suspiro mientras miro al hombre perro en el suelo. Después, escucho lo que dicen los demás y hablo en voz alta. - Decís que si hay un muerto, se abrirá la puerta... pero no recuerdo haberlo escuchado en este último mensaje, sólo en el de la sala anterior. Podemos escucharlo de nuevo, si hace falta. Y ojalá me equivoque.  - vuelvo a suspirar. - Por cierto, me llamo Daniel. Podéis llamarme Dan. Por si alguien quiere hablarme... o lamentar mi muerte. - esto último lo murmuro con un tono amargo en mi voz.

Completamente de acuerdo con Daniel.

Digo, sencillamente. Finalmente me dirijo hacia las esposas de nuevo.

Yo ya lo dije, pero me llamo Thomas. Y necesitaré ayuda para ponerme las correas, no tengo cuatro brazos.

Sonrío sencillamente por mi comentario colocándome donde los grilletes y mirando a todo el mundo.

Si la puerta no se abre, habrá que pasar por el aro del bastardo.

Lo único que no me gusta de todo esto es que quedo expuesto a que cualquiera me pulse el botón... Miro a todo el mundo, con media sonrisa confiada en mi cara. Pese a todo, creo que aún me queda un as bajo la manga.