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La guerra final

El más reciente gran conflicto, y posiblemente el último, es la llamada "guerra final" que dividió el mundo en dos grandes bandos, Este y Oeste, con casos excepcionales como Japón o Corea del Sur que se unieron al bando del Oeste. La carrera armamentística ha sido verdaderamente brutal, y algunos países sufrieron grandes estragos, como Cuba y otras islas cercanas, que fueron totalmente destruídas, o Reino Unido, que sufrió un bombardeo por parte de Rusia que hundió todas las islas cercanas.

No se sabe si fue cosa de un bando, otro u ambos, mezclado con espionaje y contraespionaje, pero la tensión creció rápidamente hasta llegar a una nueva fría y tras eso a una guerra total. La destrucción, hace más de 10 años, del potencial militar que pudiera devastar la propia tierra (y la reutilización de mucha de esa carga nuclear para fabricación de energía) no han mermado en nada la destrucción que las potencias pueden causar a la población y a objetivos militares. Quizás en cierto modo la guerra sea hoy más peligrosa que nunca para la humanidad, porque si bien el planeta no será devastado, un ataque con nanobots puede diezmar una población con gran velocidad.

El surgimiento del infierno

No se sabe aún qué fue lo que sucedió, pero en un momento determinado, apenas empezada la guerra, comenzaron a surgir estructuras de la tierra, conteniendo en su interior a parte, o quizás a la totalidad, de las huestes infernales, que campan por el mundo tratando de eliminar a los humanos, o enloquecerlos para que maten a más.

Sus archienemigos los ángeles, no obstante, son sus objetivos prioritarios, aunque nunca desaprovechan la ocasión de eliminar todo cuanto esté a su alcance.

La cólera del cielo

Ante el surgimiento de los demonios, la humanidad vio con esperanza cómo en un momento dado los cielos parecieron liberar a sus propios guerreros para brindar salvación a la humanidad... nada más lejos. Ni diez minutos pasaron antes de que se viera que no era correcto: los ángeles, más peligrosos pero menos numerosos que los demonios, eran nuevos enemigos para la raza humana, matando y diezmando sin compasión.

Así es como se declaró una guerra absoluta: cielo contra infierno, infierno contra la humanidad, cielo contra la humanidad... y la humanidad contra sí misma.