En el año 1942, según la cronología terrestre, la Humanidad adquirió la capacidad de viajar al espacio mediante el desarrollo de la cohetería. Durante los siguientes treinta años, se desarrolló el "Motor Epstein", que era capaz de realizar agujeros de gusano que posibilitaban el viaje interestelar. Poco después, la humanidad comenzó a expandirse por la Vía Láctea y se aventuró más allá: fueron los años de la expansión espacial.
Encontrando mundos propicios y terraformando otros, los humanos comenzaron a habitar el Universo en una compleja red de mundos conectados por el transporte de los grandes cohete-cruceros, naves mercantes, estaciones espaciales y mundos-fábrica. Siguiendo el modelo de las grandes naciones de la tierra durante la Guerra Fría, se fueron formando dos bloques enfrentados: los mundos libres, que abanderan el cosmocapitalismo, y los planetas falansterio, cuyos gobiernos tienen naturaleza marxista.
El conflicto entre ambos bloques se ha conseguido evitar en la medida de lo posible, debido a la enormidad del espacio y por el empuje de la primera fase de la expansión: parecía haber planetas para todos. Los colonos empezaron a llegar a los nuevos mundos y se multiplicaron exponencialmente, convirtiendo a la civilización humana en una de las más grandes y poderosas del Universo Conocido.
Los humanos se ayudaron en esta expansión de adelantos tecnológicos como la robótica, la eugenesia, las cámaras de estásis, los dispositivos de comunicación ultralumínicos... e innumerables adelantos mecánicos, científicos y médicos. Poco a poco, se topó con otras formas de vida, incluso con razas inteligentes, pero nunca a su mismo nivel de desarrollo. No le fue difícil someter o apartar a esas razas para colocarlas en una posición "cómoda" para el ser humano.
La expansión espacial parecía no tener fin. Sin embargo, dada la mayor dificultad para realizar viajes a otras galaxias, los falansterios y los mundos libres empezaron a ambicionar esferas de influencia cada vez más concomitantes...
Hace cuarenta años estándar, los planetas falansterio lanzaron un poderoso ataque sobre varios mundos libres, incluído el planeta Tierra, que quedó arrasado por el fuego nuclear. Fue una guerra dura, que se dilató por el espacio-tiempo, y que no ha terminado en algunos sectores galácticos. Sin embargo, la mayor potencia industrial de los mundos libres pareció imponerse... y aunque sus ciudadanos viven con miedo a un bombardeo orbital del enemigo, se fueron imponiendo en sectores clave de nuestra galaxia.
El politburó de la cúpula militar de la República Democrática de Falansterios Unidos (RDFU) firmó un instrumento de paz y concordia con los Mundos Libres, abanderados por la organización conocida como Órden Democrático de Planetas (ODP), dando por finalizada la guerra en siete de los ocho sectores en disputa. Solo los mundos de la Nebulosa Cárida, ricos en minerales estratégicos, permanecen como escenario de una lejana e intermitente guerra, que ahora solo parece responder a intereses meramente económicos.
No obstante, tanto dentro de los Mundos Libres como los Falansterios, la cúpula militar y el complejo económico industrial-científico-militar siguen teniendo un gran peso. La excusa de "estar preparados" frente al enemigo, ha llevado a una carrera de armamentos y una serie de bravatas tecnológicas con las que se espera poder "destruir completamente al odiado enemigo" llegado el caso.
Los mundos del ODP se rigen por estatutos propios, que reflejan en algunos casos las particularidades de las naciones terrícolas que un día los conquistaron. En general, son mundos de cultura occidental "clásica", que se guían por valores tradicionales. Sus gobiernos son en su mayor parte democracias representativas, aunque también existen algunas excéntricas dictaduras. Los presidentes y gobernadores poseen potestad para gobernar con arreglo de los tres poderes, y "vigilados" por la prensa libre (que en realidad está a sueldo del poder y sus ramificaciones). Los ciudadanos del mundo libre poseen derechos similares debido a la carta del ciudadano del ODP, y pueden emigrar a los diferentes mundos haciendo valer su experiencia laboral y estudios con convalidaciones aceptadas.
El ODP, como la ONU del Universo Alpha, la CEE o la Zona Schengen, no tiene capacidades de gobierno supraplanetarias, pero puede dirimir contenciosos entre mundos, ejercer como fuerzas de paz y vigilancia, desarrollar diplomacia o crear estándares legislativos o promover acciones humanitarias en todos los mundos libres. Su principal esfera de actuación es económica, pero también de desarrollo industrial y de cooperación militar, abanderando despliegues de fuerzas multiplanetarias cuando se necesita contener graves amenazas. Las principales y más conocidas instituciones del ODP son las "agencias" (como la Agencia de Cooperación Económica, Agencia de Energía y desarrollo Industrial, Agenda de desarrollo agrícola y minero, Agencia de Exploración Espacial, etc), que constituyen su brazo más visible de cara a la ciudadanía. No obstante, existen otras de objetivos más secretos (a menudo inconfesables), incluyendo una siniestra policía interestelar destinada a controlar las "actividades antisociales" (como la persecución de espías del falansterio).
Los mundos libres están divididos normalmente según una catalogación de su principal actividad económica: fabriles, agrícolas, mineros, de servicios, mundos de habitación, mundos militarizados y otros. No obstante, la colonia humana prototipo contiene todos estos elementos, aunque se distinguen planetas más "exclusivos", para clases medias y altas, y planetas más "obreros", donde los falansterios son siempre sospechosos de estar detrás del asociacionismo obrero (prohibido, de facto, en muchos mundos). Casi todos los ciudadanos desean mejorar su estatus social mediante los planes educativos (que pueden dar una falsa sensación de equiparación de oportunidades) o ascenso interno, para llegar a habitar dentro de mundos o comunidades exclusivas para la clase alta. En esta lucha, los hijos de los ricos y poderosos tienen, sin duda alguna, una ventaja enorme, viviendo en esa esfera sin aparente esfuerzo personal (y a menudo haciendo gala de cualidades personales o académicas más que cuestionables).
En contraposición al modelo ultracapitalista, los planetas falansterio aplican políticas enfocadas al desarrollo de la colectividad. El individuo se convierte en una parte de esa maquinaria social, donde teóricamente se busca su felicidad, formación y... sobre todo, el aporte de su fuerza laboral. La gran mayoría de los habitantes de estos mundos son obreros o campesinos, tecnificados o sin tecnificar, gobernados por una minoría de miembros del partido y adeptos al gobierno, que han recibido una formación más elevada (y a menudo de un carácter intelectual rayano a la filosofía).
Los mundos libres ejercen un aparato propagandístico enorme, donde el estilo de vida de los falansterios se retrata como una colección de desdichas, atraso económico, el desarrollo de una existencia gris como una pieza de una maquinaria malvada e implacable. Sin duda, eso puede ser una realidad en muchos de estos mundos. Pero también es cierto que entre la sociedad "libre" hay males que son imposibles de encontrar en un falansterio: el desprecio al pobre, la inseguridad laboral o la inexistencia de una sanidad y seguros sociales universales (no pagados con el dinero propio). Estos son los aspectos en los que la propaganda del falansterio se suele centrar para llamar "decadentes" a los cosmocapitalistas.
La RDFU es mucho más centralizada que el gobierno de la ODP, y si consta de un politburó supremo, que puede regir los destinos de otros planetas-falansterio. Este hecho es reflejado en la prensa del mundo libre como una tiranía, pero lo cierto es que dota a sus mundos de una gran uniformidad legislativa, social y de derechos.
Estos dos modelos antagónicos han luchado y lucharán entre sí, hasta que uno de los dos flaquee o sea destruido. O al menos eso es lo que creen todos los ideólogos.
Hace cien años, colonos procedentes de otro de los mundos del ODP (Yiliria) arribaron a un fascinante pequeño mundo de marcados contrastes. Hallisands recibió su nombre por las llanuras fucsia, una formación que ocupa la mayor parte del ecuador del planeta: una colección de valles, ríos y lagos surcados por una vegetación de monte bajo de color fucsia (rasgo que comparten muchas de las especies vegetales de este mundo), muy aptas para el asentamiento humano. La tierra, aunque de apariencia árida, contiene los suficientes nutrientes como para ser utilizada en la agricultura, pero sobre todo para el desarrollo de la ganadería extensiva.
Aunque Hallisands posee otros biomas de importancia, como el Mar de Nepalia o las Cordilleras Polares, la mayor parte de la población nativa habitaba en las llanuras. Los primeros encuentros con la raza Oonka, de aspecto sauroide, bípeda e inteligente, fueron amistosos. La cultura oonka es diametralmente diferente a la humana, y contiene una serie de particularidades que beneficiaron mucho a los colonos (hasta el punto en el que empezaron a aprovecharse de los alienígenas).
Frente a los abusos de los grandes terratenientes ganaderos, los oonka se alzaron por primera y única vez. Armados y entrenados por miembros del falansterio, atacaron las granjas y asentamientos de los humanos. Eso provocó una reacción de las fuerzas militares y policiales del ODP, que en una rápida campaña militar (la raza local nunca fue excesivamente numerosa) conquistó el planeta casi sin esfuerzo. Solo una numantina resistencia en el principal asentamiento oonka precisó el uso de un arma nuclear táctica para terminar con el núcleo de su resistencia. Las ruinas de esta ciudad son conocidas ahora como "la zona muerta", y debido a la radioactividad están vedadas en su acceso.
Los pacíficos oonka fueron devueltos a la senda de la colaboración. Y desde entonces, muchos conviven con los humanos, siendo cada vez menos los que habitan en reservas, donde aunque supuestamente pueden llevar un estilo de vida más "tradicional" se dedican a ser hosts de negocios que soslayan las leyes planetarias, como casinos, burdeles o casas de apuestas. El resto de oonkas, raza considerada como inferior en aptitudes mentales, se desempeña en trabajos de baja cualificación en las ciudades y asentamientos humanos. De forma paternalista y condescendiente, estos les tratan como una infraclase que está a su servicio, a un nivel equivalente a la de los robots domésticos o laborales.
El mundo fucsia es un lugar dinámico y en proceso de transformación. Aunque sus dimensiones son las de un tercio de la Vieja Tierra, 13.000 kilómetros de circunferencia, se ha ido transformando con el paso de este siglo en el hogar de una creciente comunidad urbana que ha llegado atraída por una economía diversificada, las oportunidades laborales y la vida en un entorno amable. Los precios han subido, convirtiendo de facto a Mayfield (su capital) y sus suburbios en un lugar cada vez más cosmopolita. La clase media y media-alta tiene una gran presencia en este mundo, ya que acudió al calor del dinero de las grandes explotaciones ganaderas y mineras.
No obstante, Hallisands ha ido transformando su economía para ir transicionando de mundo del sector primario a justo lo opuesto. A día de hoy, Mayfield está circundado por grandes fábricas y espaciopuertos, y su centro poblado por innumerables tiendas, empresas y negocios de todos los ramos, algunos de ellos francamente competitivos en el contexto del ODP.
Las bucólicas llanuras de hierba fucsia y los extraños árboles fúngicos, así como la fauna local, el color del cielo, la ligeramente menor gravedad y la temperatura media de 18 grados, convierte a este planeta en un destino cada vez más solicitado. Los precios de la vivienda no hacen más que subir, y cada vez más y más terreno es ocupado por urbanizaciones apartadas y exclusivas, pequeños poblados "de dos calles", suburbios de casas unifamiliares, resorts y atracciones para su población y el turismo visitante.
Vivir en Hallisands empieza a ser sinónimo de una vida glamurosa y con oportunidades para los espíritus emprendedores: poder codearse con gente rica, disfrutar de un estilo de vida cosmopolita y "honrado", adquirir una propiedad y formar una familia.
Los principales asentamientos de Hallisands son:
La "buena y vieja sociedad" aspira siempre a una serie de objetivos vitales tales como la felicidad familiar, el éxito económico y social. Para conseguirla, es preciso no "desviarse del camino", y respetar una interminable cantidad de reglas. Algunas de ellas están escritas, pero la mayoría son reglas internas de carácter social, líneas rojas que los "buenos ciudadanos" no suelen cruzar. No obstante, los poderosos y algunas personales realmente amorales, suelen torcer a su favor estas normas... con la creación de códigos internos, redes de secretos, la existencia de negocios turbios o la obtención de "placeres desviados" haciendo uso de su influencia.
No obstante, de cara a la sociedad, estas personas tienen que presentarse con un rostro amable y fingir que forman parte de la masa de "buenos ciudadanos". Estos se mueven en unos márgenes que se estrechan por sus propios tabúes o cortapisas, por el qué dirán, el remordimiento o el posible señalamiento social.
Estos códigos internos constituyen la cara más oscura de la vida en un mundo del ODP, del que Hallisands no es una excepción.
Sin embargo, existen numerosos "malos ciudadanos" reconocidos, como los amigos de la ajeno, asaltadores de trenes, los mafiosos, los grupos sociales minoritarios y los rebeldes. Sobre todo los jóvenes rebeldes. Fenómenos como los twisters, rockeros o los moteros, así como los amantes de la música oonka, son duramente condenados por la prensa (aunque en ocasiones, si son practicados por hijos de clases acomodadas, se pueden entender como extravagancias propias de la juventud). No obstante, pueden resultar populares y casi románticos para muchos ciudadanos, que romantizan esas formas de vida y creen que esas personas viven más peligrosamente... pero de forma más plena.
La clase, el dinero y la posición social lo son todo. O casi todo. Sin duda, existen funcionarios y profesionales tecnificados con un gran prestigio social (como médicos, profesores, científicos o militares de alta graduación), pero la mayoría de los mismos caen dentro del amplio concepto de la clase media consumidora, principal grupo social de Hallisands y de los planetas-residencia de la ODP.
Los resortes del poder económico y político son controlados por la clase alta, dueña de ranchos, minas y principales empresas. También goza el planeta de la presencia de una clase media-alta muy afamada, donde destacan representantes de la "vida bohemia" tales como actores y actrices, modelos, presentadores de televisión, diseñadores de moda y otros diletantes de buena familia que llenan noche tras noche locales como el Grand Imperial (principal salón de fiestas de la clase alta). Crean un submundo alternativo, pero bien conceptualizado socialmente, casi idolatrado, de famosos y famosillos. Muchas personas de clase media o baja, utilizan esta fama para ascender socialmente, en algunos casos casándose con productores y directores de cine, ejerciendo como amantes y sugar babes de grandes magnates y otras muchas triquiñuelas.
Esta clase alta vive en grandes lofts en el centro o en casas-mansión en las urbanizaciones exclusivas, con un férreo control de acceso que impide que la "gentuza" (que incluye a muchas clases medias) no pueda acercarse demasiado a "sus mejores". Su vida transcurre entre fiestas, cócteles y manifiestas infidelidades matrimoniales que llenan los tabloides de la prensa del corazón. Conducen los vehículos más caros, visten la ropa más exclusiva y tienen acceso a la mejor tecnología. Sus casas están bien surtidas de servicio doméstico, y suele vacacionar fuera de Hallisands, o moverse a la segunda residencia "de campo" para apartarse del "mundanal ruido" (signifique lo que signifique eso).
La clase media-alta, también llamados "trepadores", intenta imitar en lo posible a la de la clase alta, y a menudo se codea con ella. Ocupa las mejores mesas en los restaurantes más caros, conduce vehículos de marca y es frecuente en New Harbor durante los periodos vacacionales. Habitan en idílicas comunidades cercadas y vigiladas, aunque próximas a los suburbios y lugares de habitación de la clase media, de la que proceden y con la que más se relacionan.
La clase media, per se, desempeña una enorme variedad de labores como profesionales cualificados, pero también como obreros tecnificados, ingenieros agrónomos, profesionales educativos, sanitarios y policiales. A menudo son los llamados "trabajadores de cuello blanco", cuya vida discurre entre despachos. Se mueven en vehículos utilitarios, aunque a veces hacen uso del transporte público. Su aspiración es la de vivir en urbanizaciones con casitas unifamiliares, aunque a veces comparten espacio en el centro de las ciudades (más cercano al trabajo) en viviendas modulares en pisos y comunidades de vecinos.
La clase baja en Hallisands es tan numerosa como en otros lugares. Se desempeñan como trabajadores base y en oficios del sector servicios no-especializados (restauración, ocio, transporte, industria, agricultura, minería...). Para los miembros del resto de clases, resultan casi siempre invisibles. Su trabajo, de hecho, compite con el de oonkas y robots, por lo que sus sueldos son bajos y poco competitivos. Viven en pequeñas viviendas y pisos, a menudo en parques de caravanas y otras infraviviendas, algo alejados del resto de clases, a las que sirven regularmente (a veces, como criados en sus propias casas). El sector de criminales y "malos ciudadanos" se ceba especialmente con ellos, pero también recluta más adeptos de entre las filas de esta clase.
Dada la dispersión del asentamiento en Hallisands, moverse con transporte motorizado fuera de las ciudades y núcleos de habitación es una necesidad tan fuerte que, de hecho, se permite a los ciudadanos obtener el permiso de conducción para vehículos menores a partir de los 14 años. El precio de los automóviles y motocicletas terrestres es muy asequible, incluso para miembros de clase baja en el caso de modelos más básicos o de segunda mano.
Un universo de vehículos movidos a fuerza de superdiésel recorre las avenidas, las calles, las autopistas, viaductos y grandes carreteras que se funden con el paisaje. La mayoría de ellos son terrestres, de la familia de los automóviles y motocicletas utilitarias, aunque también están presentes todas las familias: vehículos deportivos o de alta gama, de gran cilindrada, de transporte colectivo, camiones, furgonetas y vehículos de reparto, de obras e industria, pequeños vehículos de movilidad personal y una variedad casi infinita. Los más pudientes, además de los militares y cuerpos policiales, añaden a la tracción terrestre la capacidad de volar durante cortos trechos, para así acceder a lugares más exclusivos.
El transporte público es un recurso utilizado sobre todo por la clase baja, y como tal goza de mala fama. Especialmente las interminables líneas de autobús que conectan los pueblos y el extrarradio con el centro de las ciudades. A excepción de algunas localidades turísticas como New Harbor, el metro o tranvía no suele llegar más allá del centro de la ciudad, o conectarla con el principal asentamiento de habitación para la clase trabajadora. De hecho, solo dos ciudades cuentan con ese sistema: Mayfield y Clebyd End.
Este hecho viene dado por varios motivos: los sistemas de transporte colectivo son vistos como propios de mundos falansterio, reflejan una vida "miserable" de clase baja, e impiden moverse con total libertad por las carreteras y el paisaje.
Y es que la vida como habitante del suburbio es un ideal. No solo en grandes extensiones llenas de urbanizaciones con larguísimas calles reticulares con viviendas unifamiliares, si no también con un asentamiento muy disperso y algo anárquico. Existen casas, o conjuntos de casas, que parecen estar "en mitad de la nada" y apartadas de todo y de todos, aunque siempre accesibles a la red de carreteras. Muchas personas sueñan (aunque no pueden pagar) una privacidad similar. Además, siempre es más conveniente vivir con vecinos, debido a la existencia de animales salvajes, rebeldes y asaltacaminos fuera de las ciudades. La patrulla de carretera y los cuerpos policiales suelen tenerlos a raya. Pero... ¿Quién puede fiarse de vivir en un sitio apartado que no tiene una comisaria vigilada por un honrado sheriff?
La vida en estos lugares es cómoda. La tecnología de la domótica del hogar, las máquinas de autovending y los electrodomésticos llevan la civilización hasta al lugar más recóndito del planeta. Hasta los moteles y las áreas de servicio más remotas poseen una máquina de hielo, de bebida o comida, un baño debidamente higienizado, un surtidor de diésel o una pequeña tienda de conveniencia.
El mobiliario del hogar puede tener una apariencia "retro", pero sin duda es funcional y conveniente. Toda casa que se precie consta de recibidor, salón, cocina, baño y habitaciones. A esto podemos sumar otras amenidades tales como jardín delantero, piscina, estudio, solarium, salón de copas, jacuzzi y otros espacios que la clase alta puede costearse en sus viviendas. Los muebles son prefabricados y en serie para las clases populares, exclusivos y de diseño para la alta. El televisor es ubicuo en todas las casas, y ofrece tanto entretenimiento como la radio.
Los electrodomésticos de cocina y limpieza son cada vez más sofisticados, y vuelven más cómoda la vida de las mujeres, que son las que tradicionalmente han ocupado el rol de "amas de casa" (con todas sus consecuencias). Buscar el matrimonio (a poder ser, ventajoso) es la aspiración de la mayoría de las mujeres civilizadas: encontrar al hombre ideal, con un buen trabajo. En algunos casos, ese hombre puede quitarla a una de trabajar, o relegarla a trabajos de mera representación social. Para muchas, un castigo. Para otras, una liberación. Pues no todas las personas sienten que el trabajo libere, o que deban dedicar su vida a ello.
Además del trabajo, la diversión ocupa un gran lugar en la vida de los ciudadanos del mundo libre. La práctica de deportes ("ligeros" o competitivos), el excursionismo, el baile, las fiestas temáticas o los eventos deportivos de masas son algunos de los entretenimientos más solicitados fuera del hogar.
Aunque sin duda uno puede encontrar fiestas donde menudee el alcohol, e incluso las drogas, la mayoría de los "buenos ciudadanos" se divierten de forma más "blanca": practican deportes, realizan excursiones familiares, gymnkanas, barbacoas y acampadas. En cada ciudad o poblacho que se respete, hay cada cierto tiempo un negocio de restauración popular, los conocidos "dinners", que sirven casi ininterrumpidamente desde el desayuno hasta la cena a altas horas de la madrugadas, con la cocina abierta para poder hacer una comanda (a veces bastante extravagante). Los jóvenes tanto como los adultos consumen bebidas con leche, tales como zumos, batidos (extremadamente populares), leches malteadas, cafés (de estilo americano) y otras bebidas "blandas" (como sodas o refrescos de cola, con sabor a cereza, etc). Es un código no escrito (a veces legislado) que no se consume alcohol antes de las 5 de la tarde, y sobre todo se evita en comidas familiares o en establecimientos para todos los públicos. Solo los obreros de la clase más baja, los alcohólicos o algunos diletantes de clase alta transgreden esta norma.
Además de las experiencias para toda la familia, Hallisands posee una vida nocturna más bohemia, para adultos de cierto poder económico: clubes con orquesta, salones de baile, discotecas "a la moda" y guateques privados. Las fiestas privadas se dan de la mano con los locales "secretos" o los situados en territorio oonka, donde se pueden disfrutar de placeres que harían arrugar la nariz (en público) a muchas personas de la "buena sociedad". Pero como buena sociedad capitalista y farisaica... muchos de los próceres que defienden un ocio "blanco y sano", son los primeros en frecuentar los casinos y hacer uso de escorts y amantes.
Los bailes preferidos son el swing, el claqué, el tango y los bailes de salón (para la clase alta y las generaciones más adultas), y el twist, el rock, y la muy novedosa música disco para los más jóvenes y bohemios. Bailar, al igual que saber conducir, se considera una característica imprescindible del buen ciudadano. Existen innumerables géneros musicales, asimilables con los del universo alfa, y otros particulares propios del ODP como el space techno o el moonfolk.
La moda es cambiante, y puede resultar extravagante para el no-iniciado. En general, existen numerosos estilos que recuerdan a los años 40, 50 y 60 de la Vieja Tierra en el Universo Alpha. A estos se añade el gusto creciente por cortes atrevidos, posmodernos, en ropa y peinado, el uso de colores estridentes, maquillajes fuertes y atrevidas combinaciones de prendas. Una mujer de la clase alta bohemia puede tener un armario tan grande como una habitación, llena de innumerables combinaciones de prendas y complementos, que junto a su peinado y maquillaje la lleven el mismo día de ser una tenista cuqui y sexy con falda plisada, una trabajadora de clase media con falda estrecha y blusa de colores o una chica bombshell con un vistoso vestido de totopos.
Los hombres poseen una moda más funcional, menos llamativa. Sin duda, en ocasiones pueden ser también muy creativos y dejarse notar en las calles, clubes y restaurantes. Sin embargo, están más sujetos a otros códigos de vestimenta "formal" y según la situación.
Los habitantes de mundos como Hallisands tienen unos gustos "retro", donde conceptos como el "veganismo" son entendidos como una extravagancia propia de un débil mental. Los hombres gustan de terminar la semana en visitas al bar de confianza, o terminan el día cargándose fuertes cócteles (a menudo para tomarse alguna medicación). Las mujeres sofisticadas, que de día y en público solo beben cosas sin alcohol, pueden emborracharse con complicadísimos y dulces cócteles en fiestas, saraos o la intimidad de su casa. Y es que el alcoholismo de la esposa diletante y llena de ansiedades e inseguridades es tan frecuente como la infidelidad entre los matrimonios.
Además de los malteados, la carne, el pescado y las comidas "calóricas" son la estrella de las mesas de ricos y pobres. La carne es tan asequible que hasta la clase baja la consume todas las semanas, aunque sea en forma de procesados tales como hamburguesas o cortes de spam aliñado. No comer carne se interpreta como conducta desviada, y tener cierta aversión al pescado y la verdura, algo propio de hombres "varoniles". Las mujeres pueden comer "más sano", con la excusa de mantener la línea.
No obstante, lo que se entiende por "línea" es muy sui géneris. La mujer gusta con curvas, y a ser posible con pechos y trasero grande. Aunque entre bohemios y artistas, la mujer esbelta es un ideal, el pueblo llano y los hombres en general suelen preferir cuerpos más voluptuosos. Por eso, suelen venderse bastante los conjuntos deportivos para entrenar en casa, los videotutoriales para fortalecer piernas y nalgas, además del aeróbic y las experiencias gimnásticas "solo para mujeres".
Los gimnasios tradicionales son feudo de los hombres, donde junto a los deportes "competitivos" o pesados, se busca generar un cuerpo musculoso, o al menos fibroso, bien formado. El arquetipo del "hombre chad" (fuerte, de mentón amplio) es muy del gusto tanto en la clase alta como la baja. No obstante, la clase media-alta y la alta, en ocasiones aboga por un modelo masculino más delgado y fibroso, de piel bronceada, que es elegante, caballeroso y señorial. Obviamente, por mucho que lo intenten, la mayoría de hombres no entra en esas categorías, existiendo toda diversidad de cuerpos y personas: desde gordos mórbidos a flacos esqueléticos, pasando por insulsos del montón, feos de remate y tipos que parecen salidos de una caverna. Si la belleza no fuera minoritaria, no sería belleza, si no la norma.
Debido a lo opresivo del sistema social del ODP, el concepto de la moral sexual ha ido definiéndose de forma cambiante. Existen dos periodos fundamentales en la vida de una persona, y como debe abordarlos según su sexo biológico y estado civil.
Para hombres solteros, tener experiencias sexuales prematrimoniales es una norma no escrita que posibilita "entrenar" un óptimo desempeño con la futura esposa. Los militares y los estudiantes jóvenes son los que buscan más experiencias de este tipo, aunque los jóvenes adinerados no se quedan atrás. Pueden convencer a muchachas para ser sus amantes de ocasión (de forma privada y poco llamativa), o hacer uso de los servicios de las acompañantes. Es algo común y hasta cierto punto aceptado, que durante la etapa formativa y de juventud (secundaria/instituto y sobre todo la universidad) los jóvenes caigan en una vida algo más desenfadada en lo sexual, acumulando experiencias en la intimidad de su "dorm" o en el asiento trasero de su coche.
Para las mujeres solteras, funge algo similar. Curiosamente, en el ODP existe un ideal de mujer que podría resumirse en "carita de ángel y nalgas de pervertida", que finge en ocasiones ser fácil con los hombres y que les trata con deferencia llamándoles "cariño", "papi" y otras ñoñerías. Esta moral hace que una mujer deba negarse al principio, sobre todo si no conoce bien al hombre. Pero si este es insistente y le gusta... se interpreta que el varón "la ha convencido" o "anulado", y que ella participa del juego sexual. Estas uniones prematrimoniales, a veces extramatrimoniales, deben ser llevadas con cierta discreción, excepto en el caso de escorts, sugar babes o jovencitas estudiantes. Se educa a las niñas para tomar sus precauciones y no quedar embarazas, con dispositivos intrauterinos, tratamientos de hormonas, preservativos de barrera o similar.
Las sugar babes son un tipo de amante "pública" bastante bien conceptualizada por la sociedad. Suelen responder al arquetipo de una muchacha joven y guapa, sin más cualidades que esas, a veces de clase baja o media, que se entrega voluntariamente a su "daddy" (papito), que es su amante y benefactor. General e idealmente se trata de un hombre más adulto, en ocasiones mucho más mayor, pero con un estátus socioeconómico mucho más descansado. La "babe" pasa entonces a acompañarle, en lo privado y lo público, ejerciendo a todos los efectos como amante de ese hombre. A cambio, él le consiente todos los caprichos y le paga un tren de vida alto (ropa, joyas, vehículos y otros etcéteras). A menudo, esta relación basta para que la muchacha se asegure un estátus económico alto, incluso tras la muerte del "daddy", por lo que se considera una relación beneficiosa para ambas partes.
Aunque el matrimonio feliz es la norma (o al menos, el ideal), no es menos cierto que socialmente se considera aceptable que si la unión no es sexualmente activa y feliz, se busquen amantes de forma consentida por ambos fuera del círculo. Esta norma aplica tanto para hombres como para mujeres, y se considera un "derecho no escrito" que las mujeres conquistaron con su esfuerzo de guerra. Aunque eso no quiere decir que el varón se sienta engañado en ocasiones, y la ley le faculte para "dar un debido correctivo" a la esposa. No obstante, llegado el caso, la mayoría de matrimonios apalabra un apaño. En algunos casos, el hombre es decididamente infiel, casi por deporte, y busca numerosas amantes o experiencias fuera del hogar. En otras, es la mujer la que toma ese rol, aunque en ese caso se puede interpretar como una conducta más desordenada (aunque ciertamente popular y "famosa" entre los varones de su área).
Aunque las leyes no favorecen, en teoría, estas prácticas, se consienten normalmente y de forma tácita como válvula de escape. En el mundo ultracapitalista, donde no existen convenios colectivos ni casi derechos laborales, y tu jefe puede despedirte de un día para otro, con el consiguiente trauma e incertidumbre... que la gente se dedique alegremente a fornicar la una con la otra, más o menos públicamente, parece un mal menor. Por eso, aunque técnicamente no existen, todo el mundo sabe que muchas clínicas privadas practican abortos a precio. Y es que nadie pierde la ocasión de lucrarse, con negocios lícitos o ilícitos. El dinero, que es la sangre de estos mundos, debe moverse y gastarse sin cesar.
Las mujeres no tienen los mismos derechos que los varones. Es cierto que muchas cosas se conquistaron durante la guerra, o después de ella. Pero todavía existe un machismo muy arraigado en la sociedad, del que participan las propias mujeres. Ellas son sus peores carceleras. Mientras que los hombres, habitualmente, traban fácilmente redes de amistad, las mujeres se muestran más competitivas y alejan a la mayoría de sus semejantes tras una máscara de falsa amabilidad o indiferencia, cuando no con un comportamiento directamente "bitchy" (propio de la llamada "mujer de alto valor" o "karen").
Las mujer goza de ciertos privilegios, a causa del machismo. Todo hombre decente debe ayudar a una mujer en apuros, sin aprovecharse de ella. Todo hombre decente debe protegerla, abrirle la puerta del coche, ayudarle a sacar la basura, traer las cosas pesadas, realizar el bricolaje o hacer todas esas tareas consideradas naturalmente como "masculinas". Claro que las mujeres, especialmente las solteras o luchonas, pueden hacerlo. Pero se interpreta que cuando una tiene novio formal, o se casa, entra en el fabuloso mundo del privilegio de la "señora". Esa mujer que puede colarse descaradamente en la cola de la carnicería, y salir de casa con las gafas de sol puestas y una actitud francamente depredadora, altanera y deleznable. Cuando el marido vuelve a casa, todo es suavidad, cariño y sutileza. Todo es "mi amor", un cóctel, masaje en los hombros... y posiblemente una buena mamada, antes o después de la cena. Durante el resto del día, ella es la tirana que administra las propiedades del matrimonio, decora la casa, queda con sus amigas y... muchas veces, se ve con su fogoso y jovencito amante, que procede a follársela con pasión incontenible en la propia cama donde duerme con su fiel esposo.
Este comportamiento, que muchas tienen pero pocas admiten, se considera una "venganza" al machismo social y legal. A cobrar menos que ellos, a tener que callarse cuando el hombre les hace "mansplaning", a reírle sus gracias sin gracia, a estar siempre ahí para apoyarle (aunque sea un zoquete o la cague vez tras vez), a sonreír, a estar monísima, bien cuidada, atractiva y sexual muy accesible. La palabra de un hombre vale más en un juicio. Una mujer casada no puede tener cuenta corriente en solitario, si no en conjunto con el esposo (para evitar su posible "malgasto"). Una mujer... el número de normas es, sencillamente, asqueroso.
A su vuelta de los horrores de la guerra, los hombres consideraron que su esposa "debía vivir como una reina". Que él tenía que volver a trabajar y partirse la espalda, y que le pagaran bien. Con ese sueldo, debía bastar para que ella tuviera de todo, y además poder crear una creciente familia de vástagos que llevaran con orgullo el apellido familiar. Muchas mujeres no se conformaron con esto, y quisieron seguir trabajando y ser dueñas de su economía y de sus vidas. Para su pasmo, una mayoría de congéneres, incluidas sus amigas y compañeras de trabajo, terminaron sucumbiendo poco a poco en el "dolce fare niente" de la mantenida. Es una lucha que a día de hoy prosigue, interminable. Los movimientos feministas, presentes tanto en lo intelectual como lo social, son tan minoritarios y poco aceptados que la mera mención a estas mujeres lleva indefectiblemente a un epíteto descarnado y cruel: bolleras. La mayoría de los hombres considera que estas luchadores sociales son, simple y llanamente, desviadas lesbianas. El destino de una mujer, su felicidad, es ser madre, o al menos esposa y compañera fiel (si es que no puede tener hijos). Lo demás es... un comportamiento desviado.
Durante la Expansión Espacial, los humanos se ayudaron de inteligencias artificiales y autómatas. El motivo era sencillo: a veces, el ser humano orgánico no podía entrar en ciertos lugares peligrosos, exponerse a la radiación de microondas de un púlsar, inmolarse en un ataque suicida contra las líneas del ejército comunista, o simplemente hibernaba en la nave en el largo viaje hacia otras galaxias. Era entonces cuando el robot tomaba el mando, y poco a poco se ganó la confianza del ser humano.
Los robots son ahora tan comunes como perros y gatos. Hay modelos para todos los empleos y gustos: desde minería hasta trabajo del hogar, pasando por modelos militares, de acompañamiento de ancianos, guardaespaldas, chóferes, cocineros... Ningún trabajo que el ser humano pueda hacer, exceptuando aquel en el que debe usar sus genitales, escapa a las posibilidades de un robot. Por eso, las industrias fabricantes de robots son muy poderosas dentro del ODP, y de las más ricas. Sus productos mejoran año tras año, amenazando con desplazar a la clase baja como principal fuerza de trabajo.
Los robots, a diferencia de los humanos, se guían por las tres leyes de la robótica:
- Primera Ley
- Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.
- Segunda Ley
- Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
- Tercera Ley
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.
Aunque la segunda ley queda acotada (no cualquier ser humano puede ordenarle algo a cualquier robot), y la tercera matizada (si protegiendo la existencia de terceros en un momento dado, un robot falta flagrantemente a su deber laboral, militar o social, se considera eximido de culpa en caso de incumplimiento), las leyes de la robótica han hecho del ODP un lugar más seguro. En ocasiones, la policía parece incluso estar de más, sobre todo en el caso de allanamientos de morada. El robot tiene el deber de defender a su amo cuando es atacado, para proteger la sagrada vida humana.
De forma totalmente consciente, los diseñadores de robot han "humanizado" a sus robots para que puedan interactuar con las personas en un plano distendido y de confianza. No obstante, hay una ley que impide que los robots no puedan distinguirse claramente de los seres humanos, excepto en el caso de usos militares y para servicios de inteligencia (robots/espía). Pero si esos robots espía son descubiertos en lugares ajenos a la jurisdicción común, los propietarios están facultados a expulsados, y en algunos casos a destruirlos, casi sin consecuencias penales.
En Hallisands, los robots compiten por ciertos trabajos con los Oonka, la raza humanoide local. Un Oonka goza de una apariencia curiosa, como también lo es su fisonomía, rasgos culturales y valores sociales.
Los Oonka poseen una piel con tonalidades diversas, generalmente entre el gris y el marróin claro, que es más gruesa que la de un ser humano, y es escamosa como la de un reptil. Muestran dimorfismo sexual, teniendo los machos la cabeza bulbosa y las hembras redondeada. Su fisonomía es de constitución más frágil, con extremidades alargadas y largos dedos. No obstante, sus brazos son más largos que sus piernas, lo que no les hace grandes corredores, pero si excelentes manipuladores de objetos (pudiendo realizar trabajos muy finos casi sin herramientas).
El oonka promedio mide en torno a 1,5, aunque las hembras son algo más bajas, llegando a medir normalmente 1,3 metros. Se comunican mentalmente, sin verbalizar sonido alguno, tanto entre ellos como con los humanos, pudiendo abrir un "canal general" (para la escucha de todos en un área determinada) como uno privado (solo de un sujeto a otro). No obstante, la ley les impide usar ese medio de comunicación para fines delictivos.
Los oonka tienen un ciclo vital más lento, documentándose casos de individuos con más de 150 años, aunque lo normal es que alcancen la madurez a los veinticinco, y fallezcan por causas naturales en torno a los 80 o 90 años estándar. Su ciclo reproductivo es más acelerado, pudiendo un macho aparearse con más de una hembra durante las etapas de celo, aunque su ratio de embarazo es menor que en humanos (por lo tanto, tener más sexo con otras hembras asegura la supervivencia de la especie). La hembra posee un estro o celo con ovulación múltiple cada dos meses estándar, en el que es capaz de llevar embarazos independientes hasta con cuatro fetos al unísono, aunque en promedio se suele quedar preñada de uno o dos. La gestación dura doce meses estándar, y la criatura nace bastante capacitada para desenvolverse en la vida de forma física, aunque su desarrollo emocional y su madurez sexual se prolonguen durante las primeras dos décadas.
Los órganos sexuales oonka son relativamente compatibles con los humanos, en forma y tamaño. No obstante, el pene del macho oonka puede resultar doloroso para una humana (las bulbosidades del glande están destinadas a acelerar el estro de la hembra) y la vagina oonka excesivamente amplia para un humano promedio. Además, solo algunos perturbados, depravados, sin techo o peones de rancho sin acceso a nada mejor, se han planteado alguna vez una unión con un oonka. Dichas uniones están teóricamente penadas por la ley, ya que se considera una agresión hacia el oonka. También cabe decir que generalmente, los oonka no consideran atractivos a los humanos y viceversa.
Se teoriza que hace cien años, existía un subtipo de oonka o "raza maestra", de mayor estatura e inteligencia, que formaba una casta social superior. Durante la guerra, se habría terminado con esa casta, quedando solo los "oonka obreros", que resultaban muy dóciles, y por lo tanto adaptables para la vida junto a los humanos. Los primeros colonos humanos comprobaron como, en ausencia de "Oonkas jerarca", los alienígenas se acercaban a ellos como esperando instrucciones. Un gesto todavía común en muchos oonka, lo cual les hace trabajadores naturales (aunque en muchas ocasiones, los humanos se aprovechan de ellos). Por eso, se han debido implementar numerosos derechos sociales ad-hoc para impedir la sobreexplotación y abuso de los oonka. Algo que tristemente está muy implantado socialmente.