Partida Rol por web

La nave despega y comienza a adquirir altura. Desde la cabina puede apreciarse el terreno alejarse conforme los motores van adquiriendo potencia. Cassian se sitúa en la torreta de la puerta lateral atento a la amenaza que se les acerca. Un sonido advierte de la presencia en pantalla de tres pequeñas naves acercándose. Aún están a una distancia lo suficientemente grande como para que se produzca intercambio de disparos. Tras éstas, parece que se le suma otro pelotón, pero su número aún no está confirmado debido a la proximidad con el destructor. El piloto, conocedor de la velocidad de los cazas tie, sabe que debe exprimir la potencia del ala U para tratar de mantenerlos a raya todo lo posible y salir del planeta cuanto antes. 

- Son 3 cazas TIE, Cassian -informo a éste-. Todavía están fuera de rango de las armas, pero creo que no tardarán en acercarse; son muy rápidos. Aún así, intentaré evitar que se acerquen. Vamos, pequeña -le digo a la nave-, demuéstrame lo que sabes hacer.

Con un movimiento de mi brazo izquierdo acciono una palanca que envía más energía a los propulsores, logrando acelerar la nave y haciendo que nuestros cuerpos se peguen aún más a nuestros respectivos asientos.

El grupo de tres cazas tie localiza a su presa. En sus sistemas identifican el modelo y comprueban que está acelerando. Con una orden del líder, el trío transite potencia a sus motores adquiriendo velocidad. El ala U no es rival para los cazas y Tarkson puede ver cómo la distancia entre ellos se ha recortado. Los sensores de largo alcance del transporte rebelde detectan que están a tiro, aunque dar con un tiro certero a esa distancia es algo que un piloto imperial rara vez conseguiría.

Cassian realiza un par de disparos, pero el haz de energía se disipa mucho antes de llegar a cualquier enemigo. - Maldita sea, ya puedes tener los escudos al máximo -

- Maldita sea, ya puedes tener los escudos al máximo -me alerta Cassian-.

- Ya están desplegados y al máximo -le respondo de malas manera, quizás como consecuencia de la tensa situación que me acompaña-. Según los sensores, los cazas están a 2500 metros de distancia, justo en el rango útil de sus armas. Aceleraré un poco más a ver qué puede dar de sí esta nave.

Acto seguido poso nuevamente el brazo sobre la palanca de energía desplazándola ligeramente hacia adelante. Los motores reaccionan y nuestros cuerpos vuelven a sentir una nueva aceleración. Ahora la nave se mueve a todo lo que sus propulsores pueden dar de sí.

- Nos movemos a la velocidad máxima de la nave, Cassian, a unos 950 km/h. Esto no da más de sí.

Seguidamente me concentro en los sensores para ver si los cazas se acercan más aún.

Con los cazas tie a máxima velocidad, la distancia se va recortando poco a poco. La ingeniería imperial queda bien parada en situaciones que exijan velocidad punta. Dentro del ala U, Tarkson exprime cada unidad de potencia para tratar de retrasar todo lo posible que sus persecutores alcancen un rango de ataque fiable. En la torreta, Cassian puede ver al generador de la nave trabajar de manera muy exigente. El sistema de refrigeración lanza chorros de gas. - Si sigues así vas a fundirlo todo. Esta nave no se ha diseñado para carreras de larga distancia - Se queja el, aunque consciente de que frenar y combatir es una solución quizá más arriesgada.

- Si sigues así vas a fundirlo todo. Esta nave no se ha diseñado para carreras de larga distancia -se queja Cassian, aunque consciente de que frenar y combatir es una solución quizá más arriesgada-.

- ¡Lo sé, lo sé! -respondo malhumorado al tiempo que, con una rápida secuencia de pulsaciones, solicito al computador de navegación que calcule el tiempo y la distancia que queda para salir de la atmósfera de Tattoine-. Aguanta un poco más -susurro refiriéndome a la nave mientras conservo potencia y dirección de vuelo hacia el espacio exterior-. ¡Se están acercando, Cassian! -le informo tras consultar nuevamente los sensores-. 2.160 metros y bajando...

El tiempo transcurre entre un tira y afloja constante entre naves, pero inevitablemente, los cazas tie han conseguido recortar la distancia que les separa los suficiente como para que los pilotos imperiales decidan decelerar y poner en juego sus cañones láser. 

El mar de dunas es ahora un gran manto poco definido y las localizaciones visitadas por el piloto tan solo una mancha practicamente indistinguible. La atmósfera va cambiando de tonalidad conforme se acercan al vacío. Tarson calcula que en unos pocos minutos habrán salido del planeta y su órbita gravitatoria. Pero la amenaza es ahora mayor que nunca. 

- Vale, vale, vale... -reacciono al ver en los sensores cómo los cazas TIE están ya lo suficientemente cerca como para tener muchas posibilidades de impactarnos-. Creo que nos va a tocar "jugar" un poco con ellos.

Acto seguido, llevo nuevamente la mano a la palanca de regulación de potencia para moverla hacia a mí y así reducir la velocidad de la nave.

Los cazas tie deceleran preparándose para disparar a la nave rebelde. Es el momento esperado por Cassian, que aprovecha para apretar el gatillo dos veces. Un par de haces de luz azul salen del cañón para impactar sobre el caza objetivo. Tan sólo el primer fogonazo resulta fatal para el caza imperial. Un impacto directo en el mamparo lo rompe provocando una descompresión que termina abriendo el caza en dos. - Cómete esta maldito imperial!!! - Grita el espía mientras los restos de la nave se dispersan cayendo al vacío.

En el interior del ala U, el generador se encuentra en un estado de máxima exigencia. Conocedor de ello y viendo que los tie han frenado, quizá viendo que han subestimado a los rebeldes, Tarkson reduce potencia para dar un alivio momentáneo a la nave. El generador resopla aliviado llenado la zona de carga de vapor refrigerante. Sin embargo, es el momento de calma que precede a la tormenta. En la cabina de los tie, los pilotos imperiales ajustan sus miras en el ala U y abren fuego.

- ¡¡¡Cómete esta maldito imperial!!! -grita el espía mientras los restos del caza TIE alcanzado se dispersan cayendo al vacío-.

- ¡¡¡Yiiiiijaaaaa!!! -exclamo al ver cómo uno de los cazas desaparece de los sensores-. ¡Muy bien, Cassian! ¡Sigue así! -le animo a mi compañero al tiempo que me preparo para lo que se avecina-.

Tras la euforia inicial por haber despachado un enemigo, me concentro e intento seguir pilotando lo mejor que pueda para evitar las descargas láser de los dos cazas TIE. Al mismo tiempo, despliego los escudos navales en la parte posterior de la nave para contrarrestar un posible impacto imperial.

 El frío de la atmósfera exterior sumada a la falta de oxígeno complica la permanencia de Cassian en su puesto de artillero. Por ello, antes de sufrir los efectos de manera acuciada, hace sus dos disparos con la intención de cerrar el portón y ayudar posteriormente al piloto en el control de los escudos. Los dos haces de luz azulada vuelven a cruzar la distancia entre enemigos. El primero pasa de largo. Cassian retuerce sus labios en señal de disconformidad. El segundo disparo sí alcanza, pero la integridad del casco del caza parece mas fuerte de lo que desearía el espía. Frustrado y con primeros síntomas de congelación. Cassian golpea el pulsador que cierra la puerta para dejarse caer al suelo. Se frota los brazos tratando de entrar en calor. 

En cabina, Tarkson maniobra la nave y controla los escudos, consciente de que va a recibir la típica "cortesía" imperial. Los cazas nos se hacen de rogar y sus característicos láser verdes salen de sus cañones. El primer disparo pasa rozando el casco del ala U, pero el segundo alcanza la nave rebelde. Ésta vibra como si se quejara, pero aguanta. Las naves notan la baja gravedad. Pronto habrán dejado la atmósfera de Tatooine. Si aguantan un poco más podrán saltar.

Oigo cómo se suceden las descargas láser; una verde sobrepasa la nave aunque otra impacta irremediablemente haciendo vibrar toda la nave.

- Suerte que los escudos aguantan -le digo a Cassian al verlo entrar en la cabina tiritando-. ¿Te encuentras bien? Necesito que me eches una mano con los escudos mientras trato de evitar que nos vuelvan a alcanzar.

Acto seguido sigo mi trayectoria vertical realizando algunas maniobras evasivas.

Cassian se sienta en el puesto de copiloto. Su rostro está ligeramente enrojecido por la baja temperatura del exterior. A través de los visores de la cabina, el horizonte se ha convertido en el mar negro salpicado de diminutos puntos blancos. - Vamos vamos, ya no queda mucho... - Apremia el espía mientras se hace con los controles de los escudos navales.

Tarkson, apremiado por su compañero, y libre de la tarea del manejo de escudos, vuelve a transmitir potencia a los motores y acelerar al doble de la velocidad de crucero al ala U. Sin embargo, los cazas tie no quieren dejar su presa huir. Saben que la nave rebelde posee un hiperimpulsor y tratará de escapar. Así que ambos descargan toda su potencia de fuego sobre ellos. El piloto rebelde realiza una finta y los láseres verdes pasan sin causar daño para perderse en la negrura. Cassian felicita a su compañero por la maniobra, aunque nervioso, señala a un lado en el horizonte. - Oh joder. Mira ahí -  En la lejanía, la característica forma triangular de un destructor estelar imperial os hace tener que tragar saliva. Si os cortara el paso, no podríais saltar y las cosas se pondrían realmente complicadas para los rebeldes. 

Cassian me felicita por la exitosa maniobra evasiva, gracias a la cual hemos evitado el fuego enemigo. Acto seguido, señala a un lado en el horizonte.

- Oh joder. Mira ahí.

- ¿Qué? ¿Qué sucede? -pregunto al tiempo que giro la cabeza en la dirección señalada por mi compañero-.

En la lejanía, la característica forma triangular de un destructor estelar imperial hace acto de presencia haciéndonos tragar saliva.

- Pretende cortarnos el paso para evitar que saltemos al hiperespacio. Necesitamos toda la potencia de la nave. Esperemos que aguante -digo al tiempo que agarro la palanca de propulsión y reviso que las coordenadas para el hipersalto sean correctas-. Necesito que manejes bien los escudos a ver si, al menos, aguantan un par de disparos más -miro a Cassian al tiempo que acciono la palanca de propulsión-. ¡Vamos allá!

La nave comienza a acelerar hasta alcanzar su velocidad punta. A esta velocidad es casi imposible realizar maniobras evasivas, por lo que cualquier impacto recibido tendrá que ser absorbido por los escudos.

Tarson sabe llevar al límite al ala U y éste alcanza su máxima velocidad. Casi frente a él, el destructor imperial trata de cortarle el paso. En la cabina, los dos rebeldes aprietan los dientes. Se la juegan a una carta. Si la nave imperial les hace de bloqueo, el hiperimpulsor no se disparará. La distancia entre naves se va reduciendo. - ¡Vamooooosss! -  Grita el espía cuando el enorme morro del transporte pasa a vuestro lado. La distancia tiene cierta holgura, pero debido a la enormidad del destructor en contraste con la nave rebelde, transmite la sensación de colisión.

Los cazas, ven cómo el ala U está consiguiendo su objetivo y agotan sus últimos recursos en tratar de derribarlos. El primero dispara pero su láser impacta en el gran destructor. El segundo sí que alcanza a la nave, pero los escudos absorven la energía evitando una calamidad.

Ante nuestros protagonistas se abre un inmenso mar negro. Es el momento de saltar.

Ante mis ojos se abre un inmenso mar negro. Es el momento de saltar.

- Ahora o nunca, Cassian. Tenemos que saltar ya -le informo mientras compruebo por enésima vez en el computador de navegación que las coordenadas son correctas y que los cálculos están bien hechos-. ¡Vamos allá!

Sin pensarlo mucho más, acciono la palanca que deriva la energía a los hiperimpulsores de la nave.

Los dos cazas se separan cada uno tomando un camino distinto para tratar de sortear al pesado destructor. El ala U ha conseguido dejar a un lado al gigante de metal. Éste maniobra lentamente inclinándose y apunta sus turboláseres. En el interior, el oficial al mando da la orden de disparar con todos los cañones disponibles. Un ingente número de cañones han localizado a la nave rebelde y reciben la energía para abrir fuego cuando...

La mano de Tarkson se posa sobre los controles que activan el hiperimpulsor. Tira de ellos y la nave se revoluciona. Con un zumbido, la nave transmite toda la potencia al sistema hiperimpulsor y notan cómo se aprietan contra los asientos. Frente a ellos, la característica distorsión del entorno se produce. Los cazas, el destructor, incluso el planeta, todo se reduce hasta quedar en tan sólo un recuerdo.

La nave se estabiliza y pueden dejar los controles. Sin embargo, pasan unos segundos antes de que alguno de los dos rebeldes aparte la mirada del los sensores de telemetría. Nada los sigue. Al menos de momento. En la quietud del espacio, los dos recuerdan en silencio todas las experiencias vividas. Todo ha transcurrido prácticamente en un par de días, pero para Dominic, parecen semanas. Ha sido muy intenso. Es el espía quién es el primero en salir de sus pensamientos y romper el hielo. - En verdad eres un gran piloto Tarkson. Nos has salvado el culo y también a la rebelión. Voy a enviar inmediatamente el mensaje a la Alianza para que esté la flota preparada -  Se quita el arnés y se levanta. Percibe el cansancio en su cuerpo. - Si tienes hambre hay alguna ración en aquel compartimento... y Tarkson... Gracias de nuevo por liberarme de Jabba. Pensaba que no saldría de esa - Y abandona la cabina sin perder un segundo. Andor no debe ser alguien muy dado a sincerar emociones. Puedes oír cómo graba el mensaje de voz. - Código de seguridad TO7-3*QQZ. Soy Cassian Andor. He sido liberado por el piloto que han enviado, Dominic Tarkson. Ha cumplido su misión. La flota corre peligro. Debe ser movilizada al siguiente punto de reunión. Solicito que envíen las coordenadas de destino. Yo también he tenido éxito en mi misión. Tengo el paradero de Jyn Erso. Les pondré al día en cuanto atraquemos. Corto -

- En verdad eres un gran piloto Tarkson. Nos has salvado el culo y también a la rebelión. Voy a enviar inmediatamente el mensaje a la Alianza para que esté la flota preparada -se quita el arnés y se levanta. Percibe el cansancio en su cuerpo-.

- De acuerdo, Cassian -reposo la cabeza llevando mi mirada hacia arriba-.

- Si tienes hambre hay alguna ración en aquel compartimento...

- Qué va -niego con la cabeza-. No tengo el estómago para eso. Demasiada tensión acumulada.

- Y Tarkson... Gracias de nuevo por liberarme de Jabba. Pensaba que no saldría de esa.

- De nada -digo mientras Cassian abandona la cabina sin perder un segundo. Andor no debe ser alguien muy dado a sincerar emociones. Puedo oír cómo graba el mensaje de voz-. Código de seguridad TO7-3*QQZ. Soy Cassian Andor. He sido liberado por el piloto que han enviado, Dominic Tarkson. Ha cumplido su misión. La flota corre peligro. Debe ser movilizada al siguiente punto de reunión. Solicito que envíen las coordenadas de destino. Yo también he tenido éxito en mi misión. Tengo el paradero de Jyn Erso. Les pondré al día en cuanto atraquemos. Corto.

- Oye Cassian, ¿quién es ese tal Jyn Erso? -pregunto alzando la voz para que me oiga-.

- Oye Cassian, ¿quién es ese tal Jyn Erso? - 

El espía pulsa el botón de transmisión. Desde la zona de carga, donde se encuentra el emisor, Cassian se gira hacia la cabina y responde. - No es "ese", es "esa". Jyn Erso es la hija de Galen Erson. La he localizado. La usaremos para llegar hasta su padre. Pero esto es información confidencial... Aunque... De algo hay que hablar hasta que lleguemos al punto de reunión... -

La nave prosigue su viaje a través del hiperespacio con los dos rebeldes a bordo.