Partida Rol por web

De repente, por el otro lado de la pared pareces escuchar otra voz ¿quien sería ahora?

- Ey, ¿quien está ahí?. ¿Sabes dónde estamos?, ¿quienes nos han traído?. ¿Me llaman Lock, quien eres?. -

-Pues entonces ya sabes mas que yo (es broma), pues te lo voy a decir ....estamos probablemente una celda... pero del imperio ,nadie mas puede costearse y desearia un campo de fuerza para un simple prisionero,o eso creo...

Mientras contestaba a Farrel a través de la pared, una voz surgió desde la otra. Se extrañó, pues la primera vez que la golpeó no tuvo respuesta. Se acercó a la otra pared.

-Yo soy Renko... y no puedo darte esas respuestas, son las mismas preguntas que me hago yo

Ya no podía parar quieto dentro de la celda. No paraba de moverse de un lado a otro. Se acercaba al campo de fuerza, a una pared, a la otra...

Has escuchado a la perfección voces y pequeños golpes, muchos murmullos rodeaban el lugar ¿serían otros prisioneros?¿o tus captores?

De repente se empezaron a escuchar explosiones, el suelo comenzó a vibrar y el sonido de grandes piezas de metal cayendo os hicieron creer que algo malo estaba sucediendo, fue todo demasiado rápido, acto seguido después de las explosiones llegó de nuevo la oscuridad, una fría oscuridad que aunque tan solo duró unos 10 segundos, llegaron a parecer una eternidad.

De repente, una alarma comenzó a sonar

Se pusieron en marcha las luces de emergencia, la sala de tiñó de un haz rojizo en vez del blanco resplandor que visteis antes, pero lo más inquietante fue comprobar que todas las celdas ya no estaban custodiadas por un campo de fuerza, habían desaparecido por completo ¿sería vuestra libertad? no, era la hora de conseguir respuestas...

Antes de que llegase la explosión pudiste observar con detenimiento que aquel lugar estaba demasiado impoluto para ser una guarida de traficantes o piratas espaciales, podía ser desde el Imperio a otras organizaciones criminales del núcleo cuyas riquezas pudieran permitir unas instalaciones y una tecnología tan avanzada, sin embargo te resultó difícil saber si estabas en  una nave o en una base planetaria, tal y como te sentías podía ser cualquier cosa ¿quizás un buen sistema antigravitacional? ¿o eran tus sentidos que estaban embotados con tanta confusión?

En el momento en que la primera explosión retumbó, el instinto de Renko le hizo encogerse, si reducía su tamaño habría menos posibilidades de ser alcanzado por algún cascote que pudiera caer del techo. Siguió allí parado, aguantando mientras la oscuridad iba y venía.

La alarma cortó el silencio sepulcral y la luz rojiza anunció problemas. Alzó la cabeza y vio que el campo de fuerza había desaparecido. Recobró la compostura y se aventuró a asomar la cabeza fuera de su celda. Si tenía una única opción a escapar, no podía fracasar.

Lock salió al pasillo, las luces de emergencia eran una pobre ayuda para vislumbra cuanto tenía delante, pero al menos tenia la lleva de su preciosa libertad en la mano. Aunque quizás no durante mucho tiempo.

Fueran los que fueran sus captores, estaban siendo atacados, y nada en la vida de la galaxia le iba a hacer pensar de manera benevolente que los atacantes fueran mejores que los captores.

El era un tahúr, un truhan, un cara dura. Y desde luego no tenia precisamente amigos por ahí, deseando buscarlo en mitad de vete tú a saber dónde.

Así que desistió de intentar recordar cómo había llegado allí, y se concentro en salir. Con toda la fuerza que fue capaz de imprimir a sus piernas felinas corrió hasta el final del pasillo de celdas, deseando encontrar alguna puerta abierta, o una indicación de por donde salir.

¡Vamos, alguien sabe cómo se sale de aquí!

La pregunta iba dirigida al resto de los presos, en el Basico mas Basico del Universo. O al menos al que había estado tacando en la pared de la celda insistentemente.

El felino se revolvía ansioso dominando como podía sus ganas de correr sin sentido. Si algo no soportaba era estar atrapado, fuera donde fuera, y fuera por quien fuera.

No es que le gustara fiarse de los extraños, pero en una situación, que sin duda clamaba a la supervivencia, cualquier ayuda seria de utilidad para salvar el pescuezo.
En cuanto encontrara una puerta abierta, y fuera capaz de orientarse, saldría de aquel lugar, y volvería su vida. Pero eso era adelantar acontecimientos.

Isseriol sale de la celda con pasos tranquilos, las energías son un bien escaso para malgastarlas sin saber en qué, así que el arkaniano se limita a respirar profundamente mientras camina por el único pasillo desentumeciendo los nervios. Tal vez por rigor profesional, revisa una a una las celdas para verificar el estado de los ocupantes y si hay algún herido. Sin embargo no puede evitar fijarse en el cathar que esta tratando de buscar una salida. Girando la cabeza, le dice:

Supongo que es una obviedad, pero... ¿ha comprobado si la puerta está abierta? si como parece hay un fallo global de energía, a juzgar por las luces y la caída de los campos de fuerza, seguramente el mecanismo electrónico de la puerta no funcionará tampoco y si no está abierta, podrá forzarla manualmente.

El arkaniano explica esto como quién habla a un niño, con serias dudas de que le vayan a comprender.