Partida Rol por web

El Cathar habia pensado la estrategia mientras se acercaban a los soldados. Y sin embargo, cuando el Nautolano le hizo la seña, su mente dibujo otra estrategia.

Cogio la barra de plasticero y la lazo hacia atrás, con la idea de que golpeara fuertemente contra la entrepierna del soldado, eso debería de bastar para dejarlo K.O.

Cuando la barra llego al final de su recorrido hacia atrás. La lanzo con fuerza en una semicírculo ascendente contra el soldado imperial.

En aquellos instantes, fueron varias cosas las que se partieron...

Por un lado, el Nautolano cogió en un acto relampagueante el cuello de uno de los soldados para girarlo con violencia hacia un lado, el proceso fue muy ruidoso al igual que doloroso. El hombre quedó tirado en el suelo mientras moría casi en el acto.

Por otro lado se encontraba el Cathar, que con gran impulso asistió un duro golpe en las partes más nobles de un humanoide. Fue tal el golpe que el soldado no tuvo tiempo para reaccionar, en un acto tan natural como la vida, se tiró al suelo con las piernas flexionadas, quizás hubiera deseado en esos momentos una muerte rápida.

Isseriol se lanza a la carga con el trozo de metal sujeto por la cabeza dispuesto a caer para rematar al soldado imperial, pero en el último momento se detiene.

Mierda... no puedo hacerlo, no así, indefenso...

Explica a sus compañeros bastante apurado. Resoplando y molesto con sus propios escrúpulos se arrodilla y desliza la mano bajo el casco del soldado hasta encontrar la carótida en la base del cuello. Una vez más se ve obligado a explicar, casi disculpándose:

Nunca he matado a nadie, o por lo menos deliberadamente,  esto sólo será un momento, si se pinza la arteria carótida durante unos segundos se puede inducir un estado de inconsciencia por falta de riego.

Mientras habla coloca una rodilla sobre el pecho del soldado para que no se mueva y con la mano realiza la pinza arterial hasta que comprueba la laxitud en el cuerpo del soldado inconsciente.

El felino miraba con los ojos abiertos al tipo de los ojos blancos.

Pero tú estás loco. Me importa una mierda si no quieres matar a nadie. Pero coño, teníamos la oportunidad de sacar algo de información a este tipo.

Donde estamos, quien nos capturo, quien está tirando abajo este lugar del que aun no sabemos ni el nombre. Ya sabes, información.

Los Cathar tenían una paciencia muy relativa. Y Lock no era precisamente un Cathar normal. Así que su paciencia tampoco llegaba al límite normal de uno de su especie.

Ahora tenemos que sacar información y salir corriendo. Hay que registrarlos, conseguir armas, transmisiones y cualquier cosa que nos pueda ser de ayuda, y salir de aquí antes de que se nos venga algo más encima.

Les parece bien caballeros.

Miro alternativamente al Nautolano y al tipo de los ojos blancos, que sinceramente no sabía muy bien a que especie pertenecía, y llegado el momento, tampoco estaba seguro de querer conocerla.

Si todos estaban de acuerdo y había un plan de fuga más o menos definido, era posible que salieran de donde fuera con vida.

El arkaniano con bastante seriedad y precisión realizó la técnica para dejar en un estado de inconsciencia al soldado que el Cathar había dejado en el suelo indispuesto.

Acababais de deshaceros del problema que os acarrearía un enfrentamiento directo con los soldados imperiales ¿pero cual sería el siguiente paso ahora?

Los soldados estaban vigilando un amplio pasillo que probablemente diera a la salida de la instalación, ya que se podía observar un cartel en básico que lo decía. Cerca de allí había un elevador con las puertas cerradas, probablemente llevará a plantas superiores o inferiores.

Isseriol suelta el cuello del soldado como si le hubiera dado un chispazo eléctrico. Contrariado y confundido mira al cathar y sorprendentemente tranquilo, explica.

Pues si mal no recuerdo el plan era que yo rematase al guardia que no quedase incapacitado, así que solo estaba siguiendo mi parte del plan. Si queríais sacar información, haberlo dicho.

Mira al soldado y le zarandea, escuchándose un quejido lastimero.

Aún podeis sacarle información, sólo estará atontado. Aunque os advierto de que si se trata de un soldado clon, poco os dirá. Su lealtad es tan atávica que tendréis que influingirle los más horribles tormentos para que os diga algo que no sea su número y graduación.

Renko se mantenía de brazos cruzados, atendiendo la discusión entre sus otros dos camaradas.

-Yo estoy con el del pelo blanco, son del Imperio, no tengo nada que tratar con ellos y dudo que nos digan demasiado. Rematarlo sería la mejor opción y continuar nuestro camino. Ya encontraremos la forma de salir de donde quiera que estemos.

Se arrodilló ante el soldado al que había matado momentos antes, buscando armas y cualquier otro objeto que les pudiera ser útil, como alguna tarjeta para abrir puertas, o algún transmisor para recibir comunicaciones del resto.

Renko recoge el rifle blaster E-11, examinándolo, para comprobar el estado del mismo, y el comunicador del soldado, se gira a sus camaradas.

-¿Alguno puede usar esto? Mi voz es claramente diferente de la de cualquier humano, clon o no, se darían cuenta -tiende el comunicador al frente, para que cualquiera lo coja-

El felino hace lo propio. Se arrodilla y le quita el casco.

Puedes morir ahora, o que te salven luego. Estas son las preguntas...

Para reafirmar que tiene que contestar, mete la mano entre las placas de la armadura y coge los ya doloridos testículos, preguntándose si realmente puede un humano responder con su órgano reproductor roto.

Le quita el casco. Y lo mira, con suerte será un recluta nuevo, y no un Clon, que ahora eran destinados a cosas más peligrosas que controlar prisioneros.

Lo mira durante unos segundos e igualmente habla, mientras presiona las gónadas.

Uno, donde estamos.
Dos, quien ataca.
Tres, como salimos de aquí.

Y recuerda, que yo solo quiero escapar. El que este atacando seguramente no sea tan magnánimo como yo, y piense en liquidarte tan solo por vestir ese traje. Así que te interesa responder.

Mientras suelta su última frase, busca con la mano. Hace un gesto al Nautolano, para que deje el transmisor al ojitos. Parece que es míster cabeza fría. Y seguro que puede sacarle ventaja. Aunque si encuentra otro se lo pondrá en la oreja para enterarse de cómo van las cosas.

El soldado parecía asustado, bastante asustado. Comprendió que estaba en una situación MUY desaventajada, y que tenía pocas alternativas. Estaba nervioso ¿así instruían de mal a los nuevos soldados?

- E... estamos en Farstey... bastante lejos del Núcleo... - el hombre titubeaba cada vez más.

- No... no lo sé... no sé quien nos ataca... probablemente sea ese nuevo grupo... esos terroristas que quieren acabar con el gobierno del imperio... -

Tardó unos pocos segundos en reaccionar y seguir contestando

- Es fácil salir del complejo, tan... tan solo debéis seguir el pasillo hasta llegar a la puerta principal... las... las barreras están desactivadas... no subáis a las plantas superiores.... por favor, no me matéis, fui aquí destinado para coger experiencia, no quiero morir, os lo digo en serio... -

Perfecto. Eres todo un caballero. Te prometo, que avisare de que estas aquí  a algún compañero tuyo, en cuanto haya puesto mi culo a salvo.

Ojitos, ahora sí, déjalo dormir tranquilo.

Cierto era que a Lock el sufrimiento no le gustaba. Pero le gustaba menos perder sus únicas oportunidades de salir de allí.

Había muchas cosas más que podía haber preguntado. Número de soldados, medidas de seguridad, como salir del planeta. Pero, aquel hombre había hecho su parte. Y le gustaba la gente sincera. Así que le devolvería el favor si tenía oportunidad.

A fin de cuentas, no ganaba nada siendo un tipo sucio e injusto.

Mientras esperaba a que el Doctor Ojitos se pusiera otra vez manos a la obra, para poder registrar al soldado, que además de información, estaría bien que les proporcionara equipo.

El médico mira al cathar con su insondable mirada. Menea la cabeza y se arrodilla frente al soldado con la mano en forma de pinza. De súbito la mano izquierda agarra fuertemente el cabello del soldado mientras la derecha, inmisericorde, pinza la yugular. Isseriol comenta al soldado, con evidente esfuerzo:

Debo advertirle que le estoy provocando una isquemia cerebral transitoria, si todo va bien se despertará en un rato... tal vez con desorientación y dificultades en el habla o aparato motriz. Si no va bien... bueno, si no va bien le aseguro que esto es menos traumático que la barra de plastiacero.

Cuando el soldado deja de forcejear y cae inconsciente, Iseriol se levanta, coge el comunicador y se lo guarda. Luego mira al cathar y le dice.

Mi nombre es Isseriol, ojitos no es adecuado, ni tan siquiera correcto. ¿Nos vamos?

Una vez centrada vuestra atención en la huida tan solo se podían contemplar dos rutas, una de ellas era seguir los pasillos hasta la salida, indicación que os dio de primera mano el soldado, la otra alternativa era tomar uno de los elevadores hacia otra planta.

Renko se quedó al margen mientras interrogaban al soldado, pero hubo algo en sus palabras que no le olieron bien. Se concentró mirando al soldado y los tentaculillos de su cabeza comenzaron a moverse, ondulando sobre su cabeza, buscaba si en sus palabras, a pesar de miedo, pudiera haber alguna mala intención por parte del soldado. Las feromonas que desprendía aquel humano acudieron rápido a sus receptores, procesando la información que pudiera darle.

-Vale, está diciendo la verdad. Si queremos salir de aquí, habrá que seguir de frente. A saber que nos encontramos si subimos a las plantas superiores... pero lo que yo quiero es salir de aquí.

Puso su rifle a punto y comenzó la marcha por el pasillo, mirando hacia atrás para saber si sus compañeros le seguían o planeaban subir.