Partida Rol por web

Tras tu análisis, comprobaste que no había pruebas lo suficientemente aclaratorias para entender porqué aquella cueva era así y tenía este tipo de obstáculos, aunque todo apuntaba a que todo era de origen natural. No viste ningún rastro de presencia inteligente y bien pudiste percibir que el camino llevaba hasta lo más profundo de la gruta, aunque el suelo presentaba algo más de estabilidad.

Examinaste el techo y comprobaste que algunos pequeños orificios en la roca permitían el paso de la luz, no era una gran iluminación, pero si la suficiente.

El felino no estaba muy convencido. Aquello, parecía una trampa, una mortal. Pero no podía dar la vuelta ante el primer contratiempo.

Así que siempre con la silueta pegada a la roca, y usando su pertenencias para comprobar el terreno, camino hasta las profundidades de la gruta, que pobremente iluminada se abría ante él.

Sin duda, tener tiempo para conocer bien los entresijos de un lugar como aquel, era algo que no podía permitirse, pero al menos, quería tener una idea clara de lo que allí había antes de ir al pueblo.

Pero, como solía decirle un difunta esposa. Una cosa, un pensamiento.

Así que centros sus sentidos, en la exploración del lugar, de manera lo más meticulosamente posible.

Estuviste explorando la gruta con suma cautela durante los próximos minutos. Por suerte ya no hubo más movimientos de tierra o zanjas mortales que pudieran poner en peligro tu integridad, eso te llevó a pensar o que tuviste muy mala suerte o que aquel obstáculo estaba a conciencia.

Los pequeños haces de luz aún servían para iluminar el interior, después el terreno comenzó a descender y te diste cuenta de cuan colosal era aquella instalación subterránea, teniendo en cuenta siempre lo pequeña que era la entrada.

Sin embargo, lo que hizo que te detuvieras por completo fue el hallazgo que quedó dispuesto ante ti a unos escasos 10 metros.

Se trataba de una estatua de piedra, corroída por la humedad y fragmentada en grandes partes. Parecía representar a una especie humanoide, quizás una mujer aunque existía una carencia palpable de cuero cabelludo en la representación. Tenía la cabeza agachada y las manos extendidas en palma.

La curiosidad era inherente a algunas especies de la galaxia, pero no precisamente a la suya. Por eso, y por muchas otras cosas, el nunca sería un Cathar normal.

Que hubiera una estatua era algo sin duda desconcertante. Porque o bien indicaba la presencia de mas habitaciones, o instalaciones, o como se temía, convertía aquella extraña cueva en un lugar de recogimiento y adoración.

No sabía exactamente ante que se enfrentaba, pero no estaba de más, mirar más de cerca, ver si encontraba alguna indicación especifica que representaba.

Eso sí, no pensaba dejar de andar con cautela. Aquella estatua estaba tan fuera de lugar, que bien podía ser una trampa, sencilla y elaborada al mismo tiempo, para que un caminante casual, callera bajo alguna trampa retorcida oculta con el fin de acabar con el visitante.

Si, desde luego se estaba volviendo paranoide, no cabía duda. Pero quien lo podía culpar, después de lo que había presenciado con Naiana delante. Es más, por algún motivo, ver una estatua de mujer, le había hecho pensar directamente en su extraña maestra, y él en difuso sendero que pretendía ofrecerle en pos de la revuelta contra el imperio galáctico.

Tras ceder ante la curiosidad innata, decidiste acercarte para así explorar con más atención el lugar. Pudiste contemplar como en las manos de la estatua había tres pequeños huecos, era como si allí encajaran algún tipo de piedra ¿se trataba de un mecanismo?¿y quién lo introduciría ahí? Pero lo más revelador llegó a continuación...

Desde aquella posición pudiste apreciar que existía una trifurcación, tres caminos separados que llevaban a una zona desconocida de aquella cueva ¿tres caminos y tres huecos?¿tenía relación?¿sería casualidad?¿estarías aún más cerca de caer en algún tipo de trampa?¿o sería tu objetivo el que estaba casi a la vista?

El felino observo la estatua, busco escritos, glifos, símbolos. Era muy extraño, e intento perderse en el diseño de la estatua, en la forma.

Si adivinaba que raza era aquella mujer, quizás sacaría algo en claro. Estaba muy claro, que si aquella cueva había sido horadada de manera natural, hacía mucho tiempo que la habían habitado y usado para otros menesteres.

Tres caminos, tres huecos, tres llaves. Sin duda, lo que debía de encajar eran tres llaves. Y seguramente solo una llevara al camino real, al tesoro, a la verdad.

Puede que sin quererlo, o puede que por esas energías místicas, hubiera dado con el lugar donde se ocultaba lo que le habían mandado buscar. Pero aun no tenía toda la información.

Decidió, que recorrería los pasillos, vería a donde conducían, pero que no se arriesgaría tontamente, si algo le decía en sus bigotes, que algo malo podía pasar.

Así que sin pensarlo mucho, y tras haber mirado la estatua durante mucho tiempo, cogió el camino centra, y del mismo modo, alerta, desdibujando su silueta con el borde de la cueva, y siempre atento a las pistas que pudiera encontrar, camino por el pasillo en busca de los secretos que allí se escondían.

Isseriol se movión entre la población tratando de pasar desapercibido, no quería conversar con nadie por miedo a llamar la atención, no había estudiado a estas gentes lo suficiente como para comenzar a hablar con ellos. No sería dificil encontrar un a taberna, tendría algún reclamo llamativo para sus parroquianos y es probable que incluso música.

Con una visión tan analítica como la tuya, fue fácil para ti saber que no existía una taberna, algo que te sorprendió ¿cómo un lugar destinado a trabajadores no tuvieran un lugar de ocio como tal? eso te llevó a indagar más en tus observaciones. Te fijaste en el aspecto de las personas y en sus reacciones al salir de los edificios, también en parte de la decoración de sus paredes, aquello te llevó a contemplar que en vez de haber una taberna local,  había dos edificios bastante diferenciados que estaban relacionados.

Un comedor de gran tamaño, donde entraba y salía la mayor parte de la clase obrera, cuyo aspecto no era demasiado alentador, y en otro lado un restaurante bastante más lujoso y pequeño, como si solo estuviese enfocado a la élite de allí.

Antes de continuar por aquel pasillo, caíste en que la estatua podría estar representando a una Rattataki, hay pocas razas humanoides donde las féminas tuvieran una carencia total de cabello. Perfectamente podrías estar equivocado, pero era el concepto más claro que te llegó.

Tomando la ruta central llegaste a caminar más de 10 minutos antes de dar con un obstáculo. Se trataba de un muro, aunque prestando más atención comprobaste que era un derrumbamiento por parte de las piedras del techo, pero hubo algo que no tenía demasiado sentido. En una de las rocas centrales había un pequeño hueco, del mismo tamaño de los que pudiste ver en la estatua ¿quién había dedicado su tiempo en preparar algo así?

Tome nota, ahora más a conciencia del tamaño y la forma de la hendidura. Estaba claro que aquello era una puerta. Una muy bien disimulada, porque era imposible creer que no fueran piedras de un derrumbamiento.

Sin embargo, allí estaba la marca, una llave, sin duda, para acceder a los secretos del lugar.

Discurrió durante un minuto o tal vez dos, antes de pensar en una posibilidad. Y si la llave, era una piedra o cristal reflectante, que tendría que unir haces de luz desde la estatua hasta aquella pared.

Calculo con su cuerpo, si realmente podría trazarse una línea recta desde ambos puntos.

Finalmente, decide que si la pared no puede abrirse, y quitar las piedras, sin duda es costoso y peligroso, será mejor buscar por los otros túneles.

Como un gato buscando una presa, se desliza exactamente por donde mismo había venido hasta la estatua, para luego tomar los tunes oeste.

Ya había perdido bastante tiempo en la cueva, pero ahora era mejor acabar de explorarla.

Antes de retroceder para explorar el resto de los túneles supiste que las probabilidades de que un mecanismo de haces de luz consiguiera activar una apertura en aquellas rocas era más que improbable. No existía una trayectoria plana que permitiese a la luz llegar al hueco de la roca, lo cual significaba que debe existir otro modo.

Una vez regresaste a la zona central, junto a la estatua, decidiste tomar el camino oeste. El trayecto no era tan largo o profundo como el central, sin embargo lo que viste si que era totalmente distinto.

Desde tu posición viste que había una delgada pasarela de piedra donde tan solo cabía una persona, en mitad de ésta había un gran pilar de roca maciza. Lo que detonó tu curiosidad fue el ver como uno de los haces de luz del techo apuntaba directamente en la parte de arriba del pilar, creando un pequeño destello, como si hubiera algo encima.

La pasarela mediría aproximadamente unos 10-15 metros y el pilar que se encontraba justo en el centro no llegaba a los dos metros y medio. El foso que había bajo la pasarela parecía tener la misma profundidad que aquel foso que eludiste nada más entrar en la cueva.

Una trampa para curiosos. Pero qué demonios. No iba a quedarse sin observar bien aquel objeto que refulgía.

Pero antes, de jugarse el tipo, pensaba ahondar en la camino del este. Estaba claro, que aquella aventura que era coger el objeto de la cima del pilar, iba a ser arriesgada. Y aunque tenía una condición física envidiable, eran las cosas que no podía ver, o que no podía medir las que le preocupaban.

Al menos, ya sabía dónde acaba aquel túnel. Luego volvería.

Desando los pasos, siempre con cuidad de caminar por el mismo lugar, para no caer en la falsa sensación de que allí no había nadie, y justo por ese motivo caer en un trampa.

Se pregunto, quien habría puesto todo aquello allí. Sin duda, la cueva tenía que tener bastantes miles de años, para que la hubieran trabajado de aquella forma, y conservara el aspecto natural.

Toda la cueva en sí, era sin duda, un enigma. Y empezaba a pensar, que si bien había empezado por ella, tras salir y visitar el pueblo, terminaría dando con sus huesos en aquel lugar, en busca de algún extraño objeto que sería incapaz de saber que tenia de importante.

Debido a que el túnel no era tan largo como el central, decidiste regresar para inspeccionar la ruta del este. Sin embargo lo que comprobaste fue que existía otra plataforma con un pilar en su centro, es decir, exactamente la misma imagen ¿pero qué diferencia había? una bastante significativa: la pasarela estaba medio derrumbada.

El haz de luz seguía apuntando la parte de arriba del pilar, pero la pasarela estaba destrozada en dos de sus segmentos, creando dos saltos de respetable longitud (de 3-5 metros), lo cual dificultaba el acceso si se quería llegar al pilar.

El felino dudaba un poco entre que hacer. Tenía varias opciones, pero aun dudaba bien en qué hacer. Sin duda, estaba en un sitio importante, y peligroso.

Y era más que factible, que mucha gente antes que él hubiera intentado hacer algo en aquella cueva.

Y si no había ruinas más pronunciadas, es que o no era fácil, o era imposible. Pero eso no iba a detenerlo. Aunque si, que prefería tener más información.

Espero un poco de tiempo, y luego decidió, que sería una buena jugada, tener aquellas cosas brillantes, en la mano antes de bajar al pueblo. Pero no iba a jugarse la vida por coger la del puente roto, si después resultaba ser un trozo de roca, que no podía moverse.

Una vez más, con cuidado y sigilo, el felino se deslizo por el túnel del oeste, hasta la baranda de piedra. La primera vez le había parecido muy arriesgado cruzarla. Ahora, tras la visión de la otra a la que solo le quedaban un par de partes en pie, este se le antojaba excesivamente fácil.

No obstante, no iba a jugársela. Bien podía desmoronarse aquella bajo sus pies, así que pensaba recorrerla con cuidado, tirando frente a sí, las pertenencias que tenia, atadas por su cinturón.

Por si acaso…