Partida Rol por web

Estás ante la decisión más importante de tu vida. En poco tiempo, y si tienes suerte, podrás unirte a un grupo de mandalorianos de los de antes. Ya da igual, tu familia no está: por ello lo haces. Formas parte de un pueblo que puso al borde
del colapso a la Antigua República hace 4.000 años. Aunque poco queda de vuestra fuerza anterior, el Imperio se sacudiría con sólo escuchar que os estáis reorganizando. Te llegaron rumores de la reunificación mandaloriana, y tú no pudiste quedarte a un lado. El grupo de mandalorianos a los que te pretendes unir inspiran absoluta confianza. No temen a nada ni a nadie, y quieren erradicar el tópico de que un mandaloriano sea un mero mercenario, o un burdo cazarecompensas. Sois mucho más que eso.

Tras la batalla, buscáis el honor y el poder sobre nuevos mundos. Echas en falta la presencia de tu padre, pues era un gran guerrero como lo serás tú en breve tiempo, tras volver ahora a las andadas. Ajustas con cuidado tu blindaje. Reluciente como está, nadie diría que hace unas pocas semanas era poco menos que un amasijo de hierros en tu almacén de tu nueva y descansada vida. Desde allí, huyendo de la molesta presencia del Imperio, te dirigiste hasta Ord Mantell. Boba Fett, antiguo amigo de tu padre, te recomendó unirte al grupo de mandalorianos que secretamente se están reorganizando en una base militar oculta en Ord Mantell. Sólo esperas no defraudarle.

Te encuentras en el complejo de pruebas del clan mandaloriano de Ord Mantell. Si superas los desafíos del mismo, serás un miembro de pleno derecho del clan. La luz de la sala se enciende, y ante ti ves dos posibles caminos. Decide cuál tomar.

No esperaba menos de un los mandalorianos de verdad, unas pruebas antes de aceptarme entre ellos. Imagino que no permitirían a los débiles así que posiblemente en este caso solo habría dos opciones entrar en el clan o morir en el intento. No sería una muerte honorable el caer en el intento, pero menos honorable seria el no intentarlo.

Así que di dos paso al frente, termine de ajustarme correctamente la armadura, comprobé que mi jetpack era totalmente operativo, y ceñí la correa de mi fusil de repetición.

-Estaba preparado- eso me decía a mí mismo con el fin de darme ánimos.

Entro en la sala donde empieza la prueba, la sala está a oscuras pero nada más atravesar el arco de la puerta veo como se ilumina.

-Ya no hay marcha atrás- pienso mientras doy unos pasos más. No giro la cabeza hacia atrás por que dejo mi pasado ahí, hoy empieza mi futuro.

Ante mi dos opciones a elegir, un camino en el cual puedo discernir un gran pasillo de lava y otro camino un pasillo que me lleva al vacío.

Tenía clara la decisión, la lava no sé cómo podría pasarla de antemano, pero el vacío si, así que si dudarlo me dirigí hacia el pasillo que me llevaba al vacío.

-Vamos haya-

Tomaste aire bajo tu máscara y allá que te aventuraste: el enorme vacío, el enorme vacío era lo que se abría ante ti; un enorme vacío como una de las pruebas mandalorianas. Con tu jet pack podrías cruzar ese hueco, aunque deberías tener cuidado con tu manejo del artilugio si no quieres estrellarte. No te queda otra, ya que la puerta de la sala se ha cerrado tras tus pasos.

Al entrar en la sala veo el vacío ante mí, cuando de repente noto como se ha cerrado la puerta tras de mí. Me había propuesto no mirar atrás así que no le di la menor importancia. Tras observar la sala veo un punto, el cual será mi destino.

Hacía mucho tiempo que no manejaba el Jet Pack, lo puse en marcha con los controles que tenía en mi mano derecha –Espero que aun funcione, vamos haya- activo los repulsores y noto como me empiezo a levantar lentamente y con suavidad. –Ya estoy en el aire esto será pan comido- inicio mi vuelo sobre el vacío que domina la sala, posándome suavemente en el otro extremo.

-¿Esto es todo lo difícil que van a ser las pruebas?- mientras suelto una carcajada
 

Hay cosas que nunca se olvidan. El jet pack reaccionó con absoluta fiabilidad ante tu pericia en el manejo del propulsor. Tras un breve vuelo que apenas duró unos pocos segundos, te posaste con tranquilidad una vez pasado el obstáculo de la sala. Por un momento pensaste qué hubiera pasado si no hubieras estado fino, pero eso sólo lo pensaban los fracasados. Tu eras parte de la nueva estirpe dominante de la Galaxia.

Entonces, una puerta automática se abrió ante ti, dejando a las claras que la intención del instructor, o quién estuviera detrás de eso, era que tomaras el nuevo camino que se abría ante ti. Caminabas con bastante cautela justo cuando viste algo o alguien que te procedía a atacarte por el costado derecho. Con suerte, podrías evitar el ataque antes de que te alcanzara de lleno.

De momento las pruebas me estaban resultando sumamente fácil, pero si algo había aprendido en la vida era a no confiarme, seguro que algo más duro me deparaba, sino estas pruebas no tendrían sentido.
Una nueva puerta se abre ante mí, que me esperaría al otro lado. Con decisión y cautela la atravieso. De repente un presentimiento de que corro peligro viene a mi mente, atisbo por el rabillo del ojo a ver un sombra la cual viene contra mí, sin pérdida de tiempo intento evitar el ataque, con un movimiento ágil me aparto de la trayectoria del disparo y observo quien es mi atacante.
-Por fin un poco de acción-
 

Tu rápido movimiento evitó que fueras golpeado. ¿Qué había sido eso? El caso es que tu agilidad había dado la talla, y tras girar la cabeza vistes que divisastes quién te había atacado: ¡era otro mandaloriano vestido con su armadura reglamentaria! Rápidamente decidiste golpear al tipo, quizá para noquearle o reducirle. Un severo puñetazo sería suficiente (ya que le habías descompensado con tu esquiva...).

Mi instinto me libra de ser alcanzado por un disparo, veo que un mandaloriano es el que esta tras el arma, pagaría caro aquel acto hacia mí. No tenía el arma preparada y la proximidad no me daría tiempo a usarla así que sin dudarlo dos veces avanzo hacia él, echo hacia atrás el brazo todo lo que me lo permite mi armadura y descargo un puñetazo, impactando duramente contra su casco.

Golpeaste sin cesar a tu rival, una y otra vez, hasta que el casco de este se hundió de modo violento. Hacía tiempo que no sentías en tus propias manos, en tus propios músculos, la ferocidad del combate. Estaba claro que aquel pobre infeliz había pasado a mejor vida, pero al menos podrían decir de él que luchó con honor, en un combate cuerpo a cuerpo sin armas, a la antigua usanza mandaloriana. Al examinar el cadáver de tu oponente, observaste una extraña placa con símbolos mandalorianos. Te extrañaste un poco pues era tan antiguos que debían corresponder con algún antiguo dialecto de tu lengua materna. Tal vez con un poco de detenimiento puedas descifrar el mensaje...

Tras dejar de golpear a mi adversario dejándole postrado en el suelo, le doy una patada para asegurarme de que está muerto del todo.
-Menuda decepción de mandaloriano, atacando a traición….- no sé si me están escuchando pero daba lo mismo ya, había caído y no se levantaría.
Antes de continuar me fijo en extraña placa que lleva mi oponente –parece mandoloriano antiguo- intento recordar lo poco que conozco del idioma antiguo para averiguar qué es lo que pone.
 

Te fijaste a través de tu propio casco en la inscripcion de aquel tipo ya yaciente. Recordaste el idioma de tu infancia, el mandaloriano que hablaban en tu familia cuando eras pequeño.

“Infeliz. Te llevaré conmigo”

Eso era lo que ponía. Aquello era altamente extraño. Claro que, tu instinto de tensión y lucha hizo que corrieras, corrieras muy rápido de allí. Tras unos segundos en los que ni siquiera optaste por mirar atrás, escuchaste una gran explosión, que además te empuejó unos metros hacia delante, en la plataforma en la que te encontrabas. El cuerpo de tu oponente había reventado en mil pedazos...

Tras unos instantes en el suelo en el que los oídos te pitaban un poco, te reincorporaste caminaste hacia atrás unos pasos. Luego viste el destrozo causado metros tras de tí. Aquel tipo no era un humano ni un alienígena; sus restos mecánicos estaban ahora desparramados, doblados y oxidados: era un droide de entrenamiento de combate (vestido con una armadura mandaloriana, claro). Acto seguido, cuando te diste cuenta, la iluminación del complejo había cambiado, y un conjunto de sirenas comenzaron a sonar formando un gran estrépito durante unos segundos.

ENHORABUENA -dijo una voz metálica emanada de los altavoces colocados en las alturas-. HAS SUPERADO LAS PRUEBAS. BIENVENIDO AL CLAN MANDALORIANO DE ORD MANTELL. SUÉLTA TU ARMA, DESPÓJATE DE TU CASCO Y PERMANECE A LA ESPERA.

Fue entonces cuando un conjunto de mandalorianos aparecieron por una plataforma ascendente que expulsaba cierto humo hasta el estrato donde aguardabas. Eran los primeros miembros del clan de Ord Mantell, tu nueva familia de guerra.