Fue una tarde maravillosa en la cual comprendí que de a poco, con el suficiente esfuerzo, iría recuperando aquella confianza que había perdido.
Volvimos a casa y sentí el coche de mi esposo que estaba llegando, era la hora en la que volvía del trabajo. Me sentía muy feliz, como alguien realmente afortunado, había casi tirado mi vida a la basura pero ahora todo estaba bien. No que no tendría que intentar todos los días para no recaer en viejos hábitos y como si fuese una semilla, sembrar la relación y cuidarla con el suficiente amor que la haría crecer. No iba a ser fácil, pero sí posible.
-Ya viene papá niños. Bueno, veamos qué tal le ha ido en el trabajo.
Me puse delante del espejo un momento para acomodar me el cabello y fijarme que mis ojos no tuvieran estrellas de emoción, porque realmente me sentía así: feliz. Completa.
Los niños celebraron tu anuncio de que su padre había llegado y te dirigiste hacia la puerta, pero... no llamaron ni abrió nadie.
Miraste por la mirilla, allí estaba su coche en el jardín, pero ni rastro de Jack ¿Qué ocurriría? - ¿Y papi? – Te preguntó el pequeño Ricky impaciente por saludar a su padre.
Entonces comenzó a sonar el teléfono de casa.
-Ya viene, Ricky. Debe estar sacando algo del coche. No os preocupéis, en unos momentos entra...
En realidad yo sólo veía el coche pero se me ocurrió eso. Justo, cuando iba a salir a ver qué pasaba, comenzó a sonar el teléfono así que me dirigí a este y atendí.
-Hola?
Estaba con tantas ganas de ver a mi esposo que los segundos me parecían horas y este llamado se me hacía realmente inoportuno, pero no podía no atender. Aunque si era de esas compañías que te ofrecían cable o cosas así, le iba a decir que me estaba llamando en un mal momento.
La voy que escuchaste al otro lado del teléfono era la que menos esperabas – Susan, soy Jack, ¿Puedes entretener un momento a los niños en el salón? Voy a entrar por la puerta de atrás y no quiero que me vean.
Si lo hubiese dicho en otro tono, podrías pensar que les preparaba una sorpresa, pero parecía cansado y su tono era muy serio. Recordaste ese patinar de ruedas de hace un momento… Algo le había sucedido a Jack.
El tono de voz de mi marido no era común. Me parecía nervioso o preocupado.
-Sí, cariño.
Dije y luego corté y me acerqué a los niños.
-Chicos, vengo un momento. Voy al baño, me han avisado que papá está por llegar, ¿me podéis ayudar a ordenar mejor el salón? Sed buenos, mientras voy al baño y vuelvo. ¿Vale?
Puse mi mejor cara de convencimiento y esperaba que dado que durante el día todos lo habíamos pasado bien, ellos me creyeran. Pero lo que hice fue que me dirigí hacia la puerta de atrás, y antes, pasé por la cocina. Tomé un cuchillo grande, de esos realmente grandes.
"Algo pasa... no sé. Si no es nada solo le diré a mi esposo que pensé que eran asaltantes..."
Así que, con el objeto filoso en una mano, que llevé atrás de mi espalda, me dispuse a ir a esa puerta. Su voz, su voz me había hecho sentir extraña. Estaba segura solo de una cosa: algo le había pasado.
:B todavía no me acosté xD lo sé.
Cada vez te resultaba más fácil manejar a los niños, y sabías que tenerlos ocupados con algo era la mejor forma de que no andasen fisgoneando o de crear en ellos aquella curiosidad infinita que caracteriza a los niños.
Pero ahora tenías otras preocupaciones y que fueses a por ese largo cuchillo daba buena muestra de ello.
Antes de que llegases a la puerta de atrás esta se abrió.
Apareció tu marido y no tardaste nada en darte cuenta de que su cara era un poema, tenía un ojo hinchado y un corte en la ceja que sangraba levemente. Se te quedó mirando con el cuchillo en la mano y frunció el ceño – Eso, sólo falta que me atacases tú
Ya me di cuenta xD
Cuando le vi la cara me quedé impávida por un segundo. Después me dijo eso y solté el cuchillo, lo dejé sobre una mesita y me le acerqué. Estaba con el ojo hinchando y un corte en su rostro.
-¿Quién te ha hecho esto? Dios...
Lo abracé despacio, temiendo que estuviera lastimado también en los hombros o la espalda.
-Yo... ya solucioné lo del banco... te iba a contar eso. Cariño, ¿que ha pasado? Ven al baño, déjame curarte las heridas.
Me sentía muy triste de verlo así. Me daba cuenta de que lo amaba mucho, que realmente él era el que yo elegí. Y si le pasara algo sentiría que el mundo se cae bajo mis pies.
-Pasa, ven. Vamos y... si es grave vamos a un hospital. Y no acepto un "no", si no te lo curo yo o te pongo una gasa. O algo...
Mis ojos se posaban un su ojo. Me daba dolor verlo.
-Aparte el violeta no es tu color, no combina con tus ojos verdes...
Mi alma payaso quiso rescatar el momento con algún chascarrillo aunque sea.
Levantó los ojos mirando al cielo, sin duda no estaba de muy buen humor - Nada, he tenido el “placer” de conocer a tu amigo Daniel – Bufó – Me contó… Bueno ya sabes, pero lo que no se esperaba era que yo ya estuviese enterado y como no tenía suficiente… En fin que tuvimos una pelea, no salí muy bien parado, pero él también recibió su merecido, no creo que vuelva a molestarnos
Asintió a las cosas del banco, y con una mueca trató de esbozar una sonrisa.
- No, no quiero ir al hospital – Frunció el ceño de nuevo y bufó otra vez, tu broma pasó sin pena ni gloria pero al menos aceptó a regañadientes que lo curases – Está bien…
-Lo siento, cariño. Yo... te he causado tanto daño. No tengo palabras ya me he quedado sin ellas.
Mi alma con este último golpe estaba resquebrajada, como si de cerámica se tratara, como un plato que se rompió una y otra vez. Me aliviaba que él le había dado también unos buenos golpes a Daniel y que volvía a casa, cuando otro se hubiera ido a un bar. Yo lo hubiera hecho, al menos la antigua yo.
-Voy a ver a los niños ahora que te he limpiado un poco las heridas.
Me dejó curarle y ponerle una gasa. Yo sentía que precisaba una para mi alma. Me dirigí a la puerta del baño y salí en dirección al comedor pero primero me sequé la cara. No quería que los chicos se preocuparan más de la cuenta pero tampoco podía seguir mirando a mi marido a los ojos. Si supiera toda la historia, no hubiera vuelto a casa. Casi lo dejo en la ruina, casi le quito todo. Mi corazón estaba manchado con mi propia mugre...
Guardó silencio con tus palabras de perdón, pero su rostro se fue relajando poco a poco, estando cada vez menos tenso.
- Está bien – Sólo susurró eso cuando dijiste que irías a ver como estaban los niños.
En el comedor estaba todo bastante controlado, aunque lo mejor sería que se cenaran y se acostaran pronto, con los niños habías sintonizado bien y te habías hecho con ellos. Pero sabías que te quedaban heridas que restañar a Jack y eso era algo que sólo se podía hacer con tiempo y dedicación.
Hazme un pequeño resumen de lo que haces con los niños hasta que los acuestas ^^
Los niños se portaron bien. Comimos una ensalada de tomates, lechuga, algo de cebolla y la acompañamos con un trozo de pollo. Ricky comió bien, y después los mandé a lavarse Noa comió algo menos pero no le insistí porque sabía que estaba un poco llena con el helado y además, de a poco, cada vez la veía un poquito más feliz.
-Niños lavaos que os espero en la cama.
Ambos lo hicieron. Primero fui a ver a Ricky: me senté al lado de su cama y le pasé una mano por su cabello.
-Hijo, espero que hayas pasado un lindo día. Yo también lo pasé muy bien. Ahora duerme que mañana hay que ir al colegio y luego podemos planear algo divertido como hoy también.
Lo arropé y le di un beso, luego fui con Noa.
-Me gustó mucho lo que hicimos hoy. Me alegro de tenerte, Noa. Aunque voy a sufrir con tanto novio porque te estas convirtiendo en una chica hermosa. Buenas noches hija.
Le di un beso en la mejilla y luego la contemplé un segundo. Era tan bella y dulce, y yo casi abandono a estos dos tesoros que me había dado la vida. "Tonta..."
Definitivamente a los niños los tenías en el bote, Ricky era un cielo y le gustaba cualquier cosa que fuese mínimamente divertida. Hasta a Noa que finalmente comenzaba a abrir su cariño hacia ti, la niña se sonrojó con lo que dijiste de los novios.
Apagaste las luces de las habitaciones de los niños y ya subiste a la habitación, Jack se había acostado aunque viste un podo de reflejo en sus ojos y por ello supiste que aún estaba despierto. Su respiración era tranquila y se giró hacia ti en cuanto entraste en la habitación.
Los niños se habían mostrado conmigo mejor que nunca. Me fui con algo de felicidad al dormitorio aunque al ver a Jack, su cara llena de moretones, nuevamente me sentí mal conmigo. Pero sus ojos... no me parecía enfadado. Así que a riesgo de que no estuviera tan enojado, me acerqué. Me senté en el borde de la cama y lo miré.
-¿Estamos bien, verdad? Digo... ya arreglé lo del banco. Fue un error y no tendremos problemas con la luz ni nada. Y... los niños ya están acostados.
Busqué su mirada, intentando adivinar si podía seguir hablando.
-Sé que no puedo borrar el pasado, cariño. Sé que no... No pretendo hacerlo tampoco, pero quisiera que formemos un nuevo presente.
Respiré hondo y seguí:
-Yo te amo, no sé quién fui antes pero sí sé quien soy ahora. No quiero perderte y si es necesario que te lo demuestre cada día, lo haré. ¿De acuerdo?
Jack tardó un poco el hablar, pero lo hizo de forma tranquila.
Respiró hondo y... – Si, aquí estamos, tal vez... después de que haya surgido todo lo malo del pasado podamos aprovechar esto como una segunda oportunidad. Ya sabes lo que hay y... – Esbozo una sincera sonrisa – Me parece pronto para que me ames, pero pero en ti las ganas y la fuerza de voluntad para intentarlo.
Estiró su mano y acarició tu mejilla – Estás preciosa – Se salió finalmente por la tangente mientras te tanteaba con la yema de sus dedos.
Bueno pues... pon tu último post y a continuación pondré el epílogo ^^
Cuando me dijo que estaba preciosa mi corazón se encendió como con una luz tibia que se generaba de ese punto e iba recorriendo toda mi piel. Lo abracé con sumo cuidado porque sabía que estaba adolorido y no quería causarle ningún malestar.
-Lo haremos, ya verás. Tú y yo, como al principio.
Sentí su calidez y ella emanaba no sólo de su cuerpo; él era un gran tipo. Había sido una mujer muy afortunada al haberle conocido y convertirme en su mujer. Antes la bebida me dirigió hacia otro sitio, uno muy infeliz, uno que aparentaba ser bueno pero que sólo me llenaba de vacíos.
Él era mi hogar, mi lugar seguro, era todo para mí.
-Creo que tener el accidente realmente ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, cariño. De verdad lo creo.
Y cerré mis ojos, sintiendo los latidos de su corazón junto al mío.
Wiiii me encantó :) ya te puedo poner positivo? :P
Jack sonrió no solo por tus palabras sino además por tus caricias y gestos. En un principio no respondió con palabras, pero lo que si que hizo fue estrecharte entre sus brazos apretando ligeramente. Jack se acercó a ti y te dio un cálido beso – Te quiero – Y no había falta más.
Habían pasado las mayores dificultades, habías decidido por ti misma. Buscar el cariño de la familia y dejar a la otra Susan atrás. No olvidarla, porque a veces conviene tener las cosas presentes para no caer en los mismos errores y a la vez, para darse cuenta de lo efímera que es la felicidad. Que hay que mimarla para no perder lo que realmente se quiere.
Habías recuperado el cariño de tus hijos, y de igual forma estabas recuperando el de tu marido. No sería una vida de emociones fuertes como había deseado la Susan ebria, pero tendrías el corazón lleno de amor como muy pocas personas. Pues tu familia te devolvía tanto como tú le dabas.