Todo lo que adornaba aquel extraño "castillo" abrumaba a el viejo Antor. Él era un hombre del pueblo, corriente a fin de cuentas y no estaba acostumbrado a ver tal cantidad de cosas mágicas, extrañas o ambas cosas a la vez... cierto es que el aspecto de Sarcess impactó en su cabeza, ya que no pudo apartar la mirada de sus ojos ni un segundo... todo era tan raro... ella era tan... ¿joven?
Parecía cambiado, toda la parafernalia y palabrería de la que solía hacer gala en innumerables ocasiones se habían transformado en timidez y asombro... o algo muy parecido que no podía entender.
Se limitó a escuchar atentamente lo que cada uno de sus compañeros tenía que decir...
Porfavor, vámonos ya.... esto no me da buena espina.... a prisa amigos...
Bathalias no hizo gesto alguno, a parte de un pequeño gesto de aprobación a lo que sus amigos le decían. Se sentía realmente intimidado por aquella hechicera, pero no quería que se notase mucho. Escuchó con atención, no hacía falta repetir dos veces las mismas palabras.
-Excelente, me alegro de que el conde Nesvind haya entrado en razón. Su avaricia será su perdición algún día. - dijo la bruja esbozando una sonrisa que mostraba complacencia -.
A un gesto de la mujer, los dos engendros que portaban el pesado cofre se acercaron hasta donde estaba. Un nuevo gesto les indicó que debían abrirlo. Uno de ellos giró el resorte de la cerradura que cedió sin dificultad y levantó la tapa. Piedras, el cofre estaba lleno de vulgares piedras sin ningún valor. Apenas tuvieron tiempo de ver la expresión de bobos de los guardias y el gesto de indignación de la bruja al ver el contenido del cofre, pues repentinamente, la torre sufrió una enorme sacudida que los tiró a todos al suelo; como si la mano de un enorme gigante la hubiera sacudido con toda su furia. Sarcess, con la mano pegada a la pared más cercana, se concentra en formular algún tipo de encantamiento. Olas de energía salen de su brazo y penetran en el muro.
Bathalias no daba crédito a lo sucedido. Ya era la segunda vez que se la jugaban, reaccionó casi de inmediato:
- ¡¡Sarcess!!! ¡¡¡El conde nos la ha jugado a nosotros también!!! ¡¡Acabaremos con él si es necesario!! ¡¡Y también con su gente!!
Sabía que probablemente no saldrían de allí con vida. Por si acaso, inmediatamente despues de decir esas palabras, echó mano a la espada.
Cuando el cofre fue abierto y mostrado su contenido los ojos de Merkus se abrieron con estupor. - Pero sí... él había... en fin - reprochándose interiormente haberse conformado con sacudir el cofre en vez de haberlo abierto, se prometió interiormente que si salían de allí haría que el conde y su maldito secretario pagaran caro el engaño. Después,levantándose de un salto,empuñó las armas y se preparó para la lucha como tantas veces había hecho. Sus músculos se tensaron como una cuerda de arco, y todos sus sentidos se concentraron en lo que tenía alrededor, dejando los pensamientos para otro momento. Sabía que contra la magia sus armas podían ser poca cosa, pero al menos haría todo lo posible para vender cara su vida.
Al ver el contenido del cofre Antor quedó perplejo....
nos la han jugado dos veces seguidas!! Maldición!!
Con un grito Antor rompió el silencio que había sido su compañero desde que entró en aquella torre.
Alto Sarcess!!! Un segundo!! déjenos explicarnos!! Antes de que pudiera decir nada más el suelo temblo, era como si la torre agonizara por dentro ante la furia de la echicera. Tirando al viejo lobo.
Desde el suelo siguió intentando que Sarcess entrara en razón, a fin de cuentas... de que serviria un viejo picaro con una espada en la mano ante todo un batallon de enjendros y una gran echicera?
Nosotros no sabíamos nada!! algo ha tenido que ocurrir... por que sino iba a querer el Conde mandarle piedras!? a no ser que quisiera morir!! todo debe tener una explicación. Ningún loco se acercaría a este castillo con un montón de piedras para reirse de usted! porque ibamos a querer morir nosotros?.... Porfavor, atienda a razones!
¡Está colérica!, pensó con amargura Ailara. ¡No atenderá a razones!
En el momento en el que el cofre había revelado su contenido, la joven Druida había apretado los puños con tanta fuerza que se había clavado las uñas debido al miedo. La sangre caía lentamente al suelo con un sonido lento, viscoso. Su mente pensaba a toda velocidad, se esforzaba con muchísima rapidez en encontrar una solución que mantuviera a salvo a sus amigos y a ella. Al fin, comenzó a formular un hechizo.
Primero se llevó sus manos al hombro contrario, haciendo que sus brazos formaran una especie de aspa, al tiempo que decía: Madre, que todo lo creas, haz un escudo que proteja a tu sierva. Comenzó a extender sus brazos, realizando un arco amplio al moverlos hasta dejarlos en horizontal con sus hombros, al tiempo que alzaba su voz: Madre, que todo lo cuidas, extiende tu manto protector a tus hijos y mis amigos. Alzó los brazos hasta dejarlos verticales, con la palma de las manos extendidas hacia el techo y gritó el final de su hechizo: MADRE, QUE TODO LO AMAS, NO PERMITAS QUE LA VIDA SE EXTINGA EN NOSOTROS.
Cuando las últimas palabras de Ailara resonaron por la sala, un haz de luz verde salió de la palma de sus manos y creó una especie de pared gigantesca que cortaba el paso desde Sarcess hasta ellos. La pared se mantenía en su sitio, mientras el haz de luz verde que salía de las manos de Ailara parecía reforzarlo, lo que debía de costarle gran esfuerzo a tenor por su rostro, sudoroso y con un evidente gesto de concentración.
Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Magia
Resultado: 2(+7)=9
Si algo no está bien decídmelo y lo cambio :)
Ailara invocó su poder para protegerse, mas es sabido que el poder de los druidas se mengua fuera de un entorno natural. La piedra muerta que la rodeaba, parecía no querer obedecer a su llamada. Unos zarzillos surgieron débilmente de entre las piedras que cubrían el suelo intentando ofrecer algún tipo de protección, pero era evidente que no serían de ninguna efectividad.
La magia druídica y la magia arcana son incompatibles a mi entender, de modo que el refuerzo de Moravius no sirve. Es algo que además, ambos personajes se supone que saben, así que tal como solicitó el jugador, borro su último mensaje para que pueda escribir otro.
Espero a que Moravius diga que hace finalmente antes de seguir narrando.