Entraron a la torre, guiados por los guardias de la Bruja, hasta unas grandes puertas, que eran las que daban paso a la sala principal.
Las puertas se abrieron hacia dentro sin aviso alguno y sin emitir el más mínimo sonido. Nadie había tras de ellas para tirar de sus dos hojas y tampoco pudieron vislumbrar mecanismo alguno que las controlase.
Ante ellos se mostraba una enorme estancia de forma circular. Una vez más tuvieron la sensación de que la edificación era más grande por dentro que por fuera. Ocho columnas en círculo sostenían un techo abovedado cuya parte central estaba coronada por una cristalera en diversos tonos rojizos que aportaba al ambiente un cierto toque de irrealidad. El suelo estaba formado por un mosaico de baldosas blancas y negras que serpenteaban de manera aparentemente aleatoria pero que se unían y se entrelazaban en diversos puntos creando diseños en espiral. Las paredes estaban construidas en el mismo tipo de piedra que el resto de la torre, con un tono grisáceo y betas brillantes, con la salvedad de que en esta habitación las zonas pulidas superaban con creces a las apagadas. No había ventanas, al menos no de las que pueden detectarse a simple vista. Cuatro puntos de luz sumaban intensidad y calidez a la que lograba atravesar la vidriera del techo. Se trataba de cuatro gigantescos candelabros de hierro ennegrecido, con la forma de un hombre curvado hacia delante que a duras penas conseguía sostener sobre sus espaldas una enorme bandeja sobre la que sobresalían con gran intensidad las llamas. Las estatuas resultaban pasmosamente realistas. A pesar del calor que emitían los braseros el ambiente resultaba tan frío como en el resto de la Torre.
Al otro lado de la habitación, tal y como se entra por sus puertas, había una enorme cama redonda que fácilmente podía alcanzar los cuatro metros de diámetro. Estaba vestida con sábanas negras y éstas cubiertas a su vez con suaves y largas pieles de animales de los más diversos tipos de pelaje. Cojines y almohadones se desperdigaban sin orden ni concierto por su superficie. Tras ésta, y ocupando toda la parte posterior de la estancia, tres pesados cortinajes ocultaban sendas aberturas en la pared que quizás comunicasen con otras estancias. Eran tan anchos como altos, un mínimo de tres metros, y de detrás del primero de ellos se escuchaba con claridad un gruñido grave y constante, que por momentos ganaba fuerza hasta convertirse en rugido, para volver a descender paulatinamente. La criatura que emitía aquel sonido debía tener un tamaño considerable.
Sobre la cama se recostaba una figura tan atractiva como perturbadora. En el momento en que las puertas se abrieron se encontraba tumbada boca abajo, con la barbilla apoyada sobre las palmas de ambas manos y la miranda fija en su dirección. Su boca se movía lentamente a un lado y otro aunque sin masticar, lo que sugería que podía estar saboreando algún tipo de dulce. Tenía el pelo negro, largo y suelto, cubriéndole casi por completo la espalda. Su piel era blanca como la leche y su rostro poseía una belleza singular, del tipo de belleza exótica que no deja indiferente a nadie, y que es a su vez tentación y castigo. Sus rasgos eran angulosos y muy definidos, lo que unido a la lividez de sus ojos, dos ascuas de rojo sangre, casi dos luceras bordeadas de blanco, impedían a quien la contemplase olvidar su poder y condición. Tras de sí, las piernas se elevaban y descendían en un ritmo alegre que recordaba a una niña pequeña. Iba vestida en cuero negro, ropas ligeramente adornadas pero para nada acordes con su aspecto. No hacía falta una gran claridad de pensamiento para reconocer en ella a la bruja, Sarcess, aunque sí les sorprendió a alguno de ellos su aspecto, muy similar al de una joven de apenas dieciséis años.
Cargando el cofre, Merkus devolvió la sonrisa a la joven druida y se afanó en intentar cargar él la mayor parte del peso.
Al entrar en la torre, ésta apenas mereció un fugaz vistazo por parte del bárbaro, pues toda su atención recayó en la hermosísima mujer que ocupaba la enorme cama. Tragó saliva al observar esos dos ojos rojos y se unía el deseo y la repulsión a partes iguales en la mirada de Merkus.
-¡¡¡Por todos los dioses!!! Pero que mujer tan bella... Pero es una bruja... Tiene un cuerpo digno de una diosa... Y un alma digna de un demonio...-
Alarmado ante su propia confusión, Merkus clavó la vista en el suelo para centrar sus pensamientos.
Les condujeron a una habitación dentro del castillo. Al verla, Ailara pensó que no era el mejor sitio para la entrega que tenían que hacer, pero no puso objeciones. En aquella habitación o en cualquier otra estancia quería deshacerse del cofre que cargaba junto a Merkus. Miró a este al ver a la bruja tendida en la cama y frunció el ceño. La bruja era especialmente atractiva, joven y sensual, pero... siendo bruja podría ser cualquier cosa. O eso pensaba la druida.
Arqueó una ceja al ver como alguno de sus compañeros la miraba fíjamente como si no hubieran visto una mujer en su vida y se sintió poco menos que atractiva. Se encogió sobre sí misma tapando su cuerpo con el brazo que sostenía el bastón, mientras disimulaba que quería ayudarse de las dos manos para cargar con el cofre -¡pero si es una cría! -Ailara sufrió entonces un extraño sentimiento, entre rechazo, odio, envidia y atracción. Así que dejó de mirarla, estaba claro que encontrarla allí no era por capricho, -debía saber bien que veníamos y aún así nos recibe en la cama... ¿Qué trama?
Se percató más tarde que tras ella, las cortinas emitían un extraño gruñido. -Las cortinas no, ¡lo que hay detrás! -abrió los ojos en señal de sorpresa y se preguntó qué extraña criatura habitaría tras el cortinaje. Mazgul gruñía, así que tuvo que tranquilizarla -Shhhh, tranquila chica, no pasa nada.
-Fuuu
El camino, los guardianes, la torre y ahora la actitud de la bruja, todo parecía pensado a sentirse empequeñecidos y que no controlaban la situación. Y funcionaba. Sus compañeros y el mismo parecían conejos asustados en medio de lobos. Nadie hablaba y nadie hacía ningún movimiento extraño. Con todo lo que había pasado en su vida y ahora parecía que volvía a tener 100 años.
¿Que más da morir aquí que por la el cuchillo humbroso de un chiquillo con hambre en un solitario callejón? tenemos que reponernos, no somos unos mensajeros, hemos sufrido mucho en nuestra vida para que no reduzcamos a la nada delante de la bruja.
Con un gran esfuerzo de serenidad y viendo que la bruja nos había recibido en persona resolvió romper el tenso ambiente y mostrarse menos rígido, sin llegar a ser grosero en exceso. Le dió la espalda a su anfitriona y se dirigió a sus amigos.
-Soltad ese cofre por ahí, parece ser que nuestra anfitriona está cansada para venir ella misma- intento sonreir y hacer gestos con la mano de tranquilidad mientras guiñó un ojo antes de volverme- ¿Y bien? aquí está lo que estaba esperando- doy un paso adelante y cruzo los brazos en el pecho- Asi que esta es la torre.. le mentiría si le dijera que no me siento impresionado, y quisieramos acabar cuanto antes con todo esto. ¿Piensa matarnos?
Esto último no tenía pensado decirlo pero algo le impulsaba a decir lo que sentía. Aun queriendo aguantar la mirada de la hermosa hechicera no puede evitar lanzar vistazos a otra parte, resulta demasiado penetrante.
Pielgris no se esforozo por ayudar a entrar el cofre la estancio ni por alarmarse por ello, finalmente los mas jovenes y fuertes no necesitaban la ayuda del veterano Antor, justo cuando entraban a la torre se limito a admirarla de arriba abajo, finalmente fria lugubre y aterradora, a pesar de ser bella
finalmente aqui, no creo que muchos se hayan atrevido a visitar su torre? dice le viejo pielgris dirigiendo un instante la mirada hacia la hermosa oven, que aunque hermosa no se hacia tan interesante para un viejo como Antor seria bueno saber la respuesta de la pregunta de nuestor amigo, cuales son sus planes ahora?
La bruja no se movió del sitio ni dijo nada, ni respondió ninguna pregunta, simplemente, levantó una mano y dos de sus esbirros se acercaron al cofre y lo cogieron con una mano.
Parecían bastante fuertes, al poder coger el cofre como si sólo contuviera plumas en vez de monedas de oro. La bruja hizo otro ademán con su mano, y sus esbirros dejaron el cofre a casi un metro de su posición y después, la miraron sonrientes, esperando una orden suya.
Sarcess levantó la mirada, un poco, sólo un poco y sus dos soldados se colocaron inmediatamente junto al cofre… se agacharon ambos, hacia la cerradura y movieron sus manos sobre ella, entonando una extraña canción que hizo que el sello que mantenía cerrado el cofre se partiera en cuatro pedazos.
Los anillos cayeron al suelo y repiquetearon en él, haciendo que el sonido reverbere durante unos segundos.
La sucesión de los hechos ocurrieron rápidamente a partir de este momento…
Una luz cegadora se desprendió del cofre en el momento cuando este se abrió. Con una fuerza devastadora, como miles de cuchillas de color plateado, los dos esbirros comenzaron a perder la piel poco a poco, dejando sus músculos a la vista… después sus huesos. A los pocos segundos, sus cuerpos desaparecieron.
Pero la hecatombe no terminó así… aún faltaba mucho más…
Una infinidad de insectos y demás criaturas salieron del cofre cuando los guardias desaparecieron. Los insectos comenzaron a atacar a cada uno de los presentes, incluso a los aventureros, que se vieron sorprendidos por los hechos.
Dos criaturas se lanzaron por uno de los guardias que flanqueaban a la bruja, estallando cuando sus patas chocaron contra su armadura. El guardia perdió la mitad superior de su cuerpo y sus piernas continuaron caminando unos segundos antes de caer al suelo.
Un número incontable de bichos del cofre, se arrojaron contra la bruja, al mismo tiempo que sus guardias cerraron filas en torno a ella, para defenderla. Sin embargo, las criaturas diezmaron en poco tiempo las defensas de la bruja, la cual se defendía lanzando hechizos extraños, que hacían caer a algunos de los enemigos envueltos en una maraña de cintas gelatinosas.
La bruja comenzó a debilitarse una vez todos sus defensores cayeron, pero más criaturas salieron del cofre…
Las puertas de la sala se abrieron dejando entrar a mas guardias… y dando la oportunidad a los aventureros para escapar…
Merkus se quedó atónito al ver la hecatombe que tenía lugar a su alrededor, una vez abierto el cofre. Solo acertó a desenvainar su espada y mirar asombrado a un lado y otro apenas consciente de los insectos que se cernían sobre él.
De repente, la puerta se abre, entrando más guardias. Merkus vió la via de escape y se dirigió a ella con la espada preparada para atacar a cualquiera que se interpusiera en su camino. Con un ademán y unas palabras instó a sus compañeros a seguirlo: -¡¡¡Vámonos de aqui!!!, ¡¡¡seguídme!!!-
Si había que hablar o tomar decisiones complicadas, Merkus seguía el juicio de Bathalias, pero aqui, en medio de la refriega, el bárbaro se encontraba en su propio elemento y ni se le pasó por la cabeza que estaba dando órdenes al resto del grupo...
Ailara vio como llevaban el cofre sin ninguna dificultad. No es que ella hubiera sufrido mucho cargando con él, pero parecía que no llevara nada dentro cuando lo cogieron los esbirros de la bruja. No se inmutaba ante nada y se limitaba a observar como el grupo esperaba algún tipo de reacción por su parte. Reacción que se produjo de forma extraña y repentina al abrir el cofre.
Al principio la druida no sabía bien de qué se trataba, pero cuando vio a los bichos y seres que salían del cofre lo comprendió. Todo era un plan preparado para acabar con la bruja para siempre y ellos eran el hilo conductor. Se maldijo una y mil veces por haber sido tan estúpida. Ahora corrían un grave peligro, y no solo porque esos insectos no parecían distinguir amigo de enemigo, sino porque si la historia del anillo era cierta, no podrían salir corriendo y alejarse de aquel enjambre de muerte y mutilación.
Miró su anillo y se preguntó si serviría como amuleto protector ante el ataque de los insectos, pero no podía permitirse el lujo de comprobarlo, así que pensó rápidamente la forma de evitar que fueran atacados. Al fin y al cabo eran seres de la naturaleza y ella sabía casi todo lo que había que saber sobre el control animal.
En este caso eran demasiados para intentar algo uno por uno, así que antes de que Merkus saliera corriendo por la puerta y se alejara demasiado del cofre, Ailara levantó el bastón, entrecerró los ojos, se concentró y comenzó a murmurar palabras ininteligibles.
Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Esfera protectora
Resultado: 5(+7)=12
Por un momento pensé que me había olvidado de postear ayer, pero.. no, es que me faltaba la respuesta a la duda :p
Cabe hasta mi loba :p Me debéis una chicos ;)
Todos los aventureros salieron corriendo hacia la puerta, esquivando a los guardias y a los insectos que sobre ellos se cernían...
Pero Ailiara tenía otros planes.
La muchacha levantó su báculo y comenzó a canturrear unas extrañas palabras. Nadie entendió nada de lo que dijo, pero rápidamente, en el momento que ella terminó de recitar el hechizo, una esfera de energía semitransparente cubrió a todos los aventureros.
Algunos insectos parecían ser repelidos por la esfera, pero otros, chocaron contra ella con furia. Algunos de ellos estallaron al contacto, otros agijonearon la esfera que cubría a todos, haciendo algunos agujeros en ella.
El hechizo no duraría mucho más tiempo... por eso salieron rápidamente de la sala, y en pocos segundos, llegaron a las escaleras caracol que descienden hacia la oscuridad.
Lanzó su hechizo confiando en que saliera bien. Si fallaba tendrían serios problemas ya que la cantidad de insectos era excesiva para poder esquivarlos a todos. Estaban acabando con todo lo que había alrededor cuando una esfera transparente, pero con cierto brillo les envolvió. Ailara la vio y sonrió satisfecha -Já -alegre miró a sus compañeros que quedaron envueltos en tan mágica serenidad. Sin embargo los bichos eran más insistentes de lo que parecían y empezaron a atacar a la esfera.
-¡Salgamos de aquí! -miró a la bruja y sus esbirros para comprobar si seguían con vida y echó a correr hacia la salida junto a sus compañeros. Llegaron entonces a una escaleras de caracol que descendían. Viendo que no había mucha más opción se lanzó rauda hacia la oscuridad mientras en su mano, el anillo le recordaba que o bien morirían o todo había sido una estúpida estratagema como el cofre.
Quizás no fuera más que un abalorio, una sortija. La druida pensó que no debía tener nada mágico en ella. No hacía falta, con que ellos tuvieran el miedo de comprobarlo había suficiente, además de que no pensaban pagarles más dinero. Ese cofre no solo acabaría con la bruja, sino con ellos también. -Todo ha sido una trampa. Como he sido tan tonta de no verlo. ¡Corred! -La bruja seguramente tendría algún as en la manga para no sucumbir a tan burda treta, pero Ailara esperaba equivocarse o tendrían más problemas de los que podía asimilar en ese momento.
I feel so lonely...
Todos siguieron al bárbaro camino a la libertad, fuera de a torre, pero no sin antes de que la druida lanzara un hechizo protector sobre ellos...
Al ver el efecto del hechizo que había lanzado Ailara sobre él, la aprensión inicial ante la magia fue sustituida por gratitud hacia la joven y bella druida. -Bien hecho, Ailara. Larguémonos de aqui.-
Y siguió precediendo a sus compañeros hasta la salida...
I´m with you, baby... XDDD
Los insectos comenzaron a chocar contra la barrera invisible que protegía al grupo.
Todos los aventureros comienzaron a escapar del salón de la bruja, descendiendo por las escaleras, llegándo hasta otra sala circular, la cual sólo estaba iluminada por unas antorchas de fuego verde que flotan en el aire junto a cada una de las nueve columnas que rodean la sala.
Al final, todos pudieron ver una gran puerta de hierro, pesada, y con una serie de motivos en bajorelieve... motivos de cruentas luchas de dos grandes ejércitos.
Pero el tiempo pasaba muy rápido... y los enemigos parecían incansables...
Lentamente, la barrera comienzó a parpadear...
Parecía que iba a desaparecer en cualquier momento...
Siendo consciente de que la barrera ya no duraría mucho, Merkus, frenético, se lanzó a por la puerta de hierro dispuesto a emplear toda su fuerza en abrirla. Sus músculos se tensaron, enormes, bajo la sudorosa piel mientras su cara se congeló en un rictus de supremo esfuerzo. -¡Grrrrrrr!, ¡Tengo que abrirla!-
Escaparon de aquella sala que se había vuelto una ratonera llena de insectos. Si no hubiera sido por la protección de aquella esfera es posible que hubieran muerto igual que aquellos fieles sirvientes de la bruja. Picoteados, aguijoneados, mutilados y cortados por la mitad. Había sido un espectáculo muy desagradable, pero por suerte podían recordarlo.
-Estamos vivos.
Bajaron apresuradamente las escaleras en silencio. Ninguno de ellos dijo palabra alguna, no había mucho que decir -corred y salvad el pellejo. -Las escaleras acabaron y no había salida. Una gran puerta con motivos de dudoso gusto y significado se alzaba ante ellos. Una gran puerta que aunque estuviera abierta haría falta una gran fuerza para moverla. Miró los detalles intentando comprender qué eran, si eran necesarios para abrir la puerta o para entender de por qué estaban allí y no en ningún otro sitio.
Las antorchas que iluminaban la sala desprendían una extraña luz verde que daba un aspecto aterrador al lugar. Ailara no se encontraba tranquila y menos cuando su esfera comenzó a debilitarse. Algunos de los insectos les habían perseguido, así que no les quedaba mucho tiempo para huir de allí.
Se acercó a una de las paredes y cogió una antorcha. -Yo trataré de contener a los insectos. Vosotros abrid la puerta. Armada con la antorcha se puso frente a las escaleras por la que bajaban los insectos y moviendo la antorcha de un lado a otro intentaba quemar o crear unas llamas lo suficientemente grandes para hacer que los insectos se lo pensaran dos veces antes de atreverse a cruzar su barrera.
-No dará resultado... -Fuuu
Tirada: 1d8(+3)
Motivo: 1D8 + Ataque
Resultado: 5(+3)=8
He tirado 1D8+3 porque en ataque tengo un bouns de +1 por el bastón, como lo que tengo es la antorcha el bonus ese se perdería. Por eso queda 1d8+3 ^^
Un 8... espero que sea suficiente. Si no, al siguiente turno gastaré otro conjuro para crear una barrera de llamas o algo parecido.
Como solo estamos dos... es difícil ahorrar conjuros. Nadie más los va a lanzar y son limitados :(
Mercus: Tira 1D8 para intentar abrir la puerta usando tu fuerza.
Ailara: Si usas mágia Tira 1D8 + Magia, si no, 1D8 + Ataque/Combate.