Partida Rol por web

Despachados sin más consideraciones por el secretario, Alfren salió del salón junto con sus compañeros, sonrió abiertamente al bárbaro dándole una fuerte palmada en la espalda. Fuerte para ella, ya que a su gigantesco camarada seguramente le pareciera apenas un roce.

- Mi buen Merkus, no hablas mucho pero cuando abres esa boca tuya nos sueltas verdades como puños – se rió –Buena respuesta le has dado al estirado consejero. Vámonos pues a saquear las vituallas del Conde, que después de tanto tiempo mal comiendo y mal bebiendo, se me hace la boca agua sólo de pensar en una comida decente.

Mientras se dirigían hacia el comedor de la guardia pensó en sus compañeros y en lo extraño que podía resultar que ella, aspirante a Caballero de Ayris, acabara con un grupo tan variopinto de camaradas.  Aunque después del tiempo que llevaban juntos,  de muchas aventuras compartidas, penalidades,  enfados y discusiones incluso, aunque  también alegrías y jolgorios, para ella ya no eran simples compañeros sino buenos amigos. Puede que no siempre estuviera de acuerdo con las formas de pensar de unos y otros, incluso a veces con sus maneras de actuar, pero todos y cada uno de ellos seguían su camino y perseguían sus propios fines, fueran cuales fueran, de forma íntegra, sin vilezas aunque a su  propio modo y manera. Quizás no fueran parangones de virtud, dignidad y rectitud, pero había  más nobleza, honor y lealtad en ellos que  en muchos caballeros investidos que había conocido, más preocupados por riquezas y vanas glorias que por la honestidad y la rectitud de corazón.

Perdida en sus pensamientos llegaron al comedor. Ya sentados y mientras atacaba con deleite un estofado que le sabía a gloria después de tanto pan duro y carne reseca que había sido ración diaria últimamente, se dispuso a comentar la situación con sus camaradas:

- No sé cómo veis este asunto, pero a mi hay algo que me huele mal – dijo mientras engullía su plato  y bajaba la voz– No soy la mujer más lista del mundo,  pero que el Conde no pueda conseguir que sus hombres se hagan cargo de entregar el impuesto me da mala espina. El capitán de la guardia no tiene aspecto de ser un pusilánime ni un cobarde y parece perfectamente capaz de conducir a sus hombres en un encargo como este. Me pregunto si habrá pasado algo para que los guardias estén tan asustados, qué peligros acechan más allá de los posibles bandidos y demás calaña. Quizás no estaría mal mantener una conversación con el Capitán antes de partir ¿Qué os parece? – preguntó mientras miraba a su alrededor para ver si el Capitan Neomen se encontraba en el comedor .

Hasta el momento habia intentado mantenerme a raya con lo acontecido aunque bastante me sonaba la propuesta. Anteriormente habia estado metido en cosas de principes y barones resultandos siempre emproblemado.

mmmm..suena interesante... Pensaba ante cada palabra que el Secretario pronunciaba y las contestaciones de los demás.

Por momentos sentia que el Secretario clavaba su mirada en mi lo que me desconcertó.

Se que soy buscado en algunas ciudades pero no he de creer que haya caido tan facilmente, de todas maneras cargar tanta riqueza puede darse para pérdidas materiales..bueno...poco a poco iré tejiendo algo..mientras..

he de deciros mis buenos camaradas Interrumpo con mi voz grave y madura Que hace mucho no estaba acompañado por tan jovenes.. Y miro a Alfren Y hermosas compañeras, dejadme deciros que aunque mis canas os muestran un ser viejo y senil, en mas de una ocasión agradecerán mi compañia..Y guiño el ojo a la misma dama Mientras tanto comamos y bebamos que la vida es corta...gocemosla

Y voy tomando asiento en el lugar ¿Me podeis pasar el vino, mi buen amigo? Sonrio amistosamente

Sin saber muy bien cómo tomarse las felicitaciones de Alfren, Merkus sonrió ligeramente azorado y se limitó a encogerse de hombros mientras seguía sus compañeros por los pasillos del castillo. Como mostrando su conformidad con las palabras de la paladín, su estómago rugió sonoramente ante la perspectiva de comer hasta hartarse y para cuando llegaron al comedor su boca estaba llena de saliva. Mirando alrededor con curiosidad, el bárbaro se unió a sus compañeros y, dejando cuidadosamente apoyado el mandoble contra la pared situada a su espalda, se sentó en el banco de madera haciéndolo crugir sonoramente. ¡Vaya!..estofado... pensó con cierto desencanto ya que en su imaginación se había visto engullendo una suculenta pierna de jabalí asado. Bueno al menos no es carne seca...se consoló mientras alargando la mano se servía en la escudilla hasta el borde. Cogiendo la cuchara con rudeza comenzó a comer a toda prisa, como si fuesen a quitarles la comida en cualquier momento, acompañando todo con grandes trozos de pan horneado. En todo el proceso no habló ni levantó la mirada, concentrado como estaba en comer lo máximo posible, y en cuestión de minutos hubo terminado la ración y se sirvió otra. Sólo cuando había repetido tres veces dejó a un lado el plato y reclinándose contra la pared al tiempo que se palmeaba el estómago en ademán satisfecho lanzó un sonoro eructo. Ya era de comer en condiciones...A decir verdad, el bárbaro no era muy exigente con la comida y tanto le daba si el pan estaba mohoso y la carne endurecida mientras llenase el estómago, pero hasta a él se había terminado de hartar de las raciones de viaje. Mientras buscaba con la mirada algo para mondarse los dientes frunció el ceño antes las sospechas de Alfren. Yo no veo que haya gato encerrado...simplemente que esos hombres realmente son unos cobardes para confirmar sus palabras por primera vez miró a su alrededor tomando nota de las otras personas que habia sentadas en la sala.

Bathalias comia despacio, no queria que el contraste le acabara fastidiando el estómago o incluso tener una digestion pesada por comer demasiado deprisa, veía y escuchaba a sus compañeros con atención y cuando la Resuelta Alfren hizo sus comentarios y expuso sus sospechas la miró por un segundo fijamente a los ojos verde como dos gemas y se sumergió en ellos. Luego agachó ligeramente la cabeza y sonrió con cierto gesto de satisfacción en la cara. -Hablas con astucia y con prudencia Alfren, si sabemos algo es que el Capitán no parece un cobarde y desde luego, el no se ha negado a venir, ha sido el Consejero quien ha reusado que venga con nosotros para evitar que sus hombres pierdan la disciplina, pero, ¿que se puede esperar de unos hombres que se niegan a obeder las ordenes de su patrono y su Capitan? yo creo, que el problema no va a ser el camino, sino salir de allí, los soldados no tienen miedo a los asaltantes, suelen ser zafios y muy mal organizados, no son rivales para una escolta bien armada, alimentada y organizada, el problema es la zona es casi desconocida, pues el propio consejero ha dicho que no abundan las cartografias de la zona, y no lo hacen porque es un lugar prohibido o peligroso, y si tenemos claro que nuestro anfitrion ha sido capaz de buscar, encontrar y torturar hasta la locura a unos cuantos de sus mejores hombres porque le habian robado. Si es un ser tan implacable, si ejerce esa mano de hierro sobres sus hombres. ¿que hace que ese hombre de dicha naturaleza se doblegue y pague un tributo?, ademas nos facilitan los medios para que vayamos rapido. ¿que podemos deducir de todo esto compañeros?- Cuando Bathalias acaba de hablar la cara de satisfaccion se ha borrado de su semblante y vuelve a parece algo taciturno aunque eso si, algo mas animado de lo normal.

Charlaban en un amplio salón donde había una serie de largas mesas dispuestas. Allí podrían fácilmente comer cien o ciento cincuenta personas. Sin embargo en aquellos momentos los únicos comensales eran los propios aventureros y una docena de guardias que se encontraban en una mesa del fondo. A los aventureros los sentaron a la entrada, lejos de los soldados, quienes les dedicaron una mirada curiosa pero ningún saludo.

Una vez sentados en su mesa un par de muchachos les trajeron la comida: un potaje de aspecto grasiento que, sorprendentemente, tenía un excelente sabor. Viendo el rostro del bárbaro los pinches de cocina decidieron que sería mejor dejar la enorme olla en el centro de la mesa para que se fueran sirviendo. Y así lo estaban haciendo, desde luego.

Alfen, mientras comía, echó un vistazo alrededor. En ese mismo momento entraba por otra puerta el capitán Neomen, quien se dirigió a los soldados que estaban haraganeando en la otra mesa. Desde la distancia escucharon como el capitán ordenaba a sus hombres que salieran a hacer el relevo de las puertas del castillo. Al ver a los aventureros los saludó desde su posición con un movimiento de su cabeza. No había ninguna expresión remarcable en su férreo rostro. En contraste con sus hombre Neomen era una la viva imagen de la marcialidad.

Alfren sonrió ante el galanteo de Antor, tan habitual en él,  y le pasó la jarra de vino, no sin antes servirse ella misma un vaso. Vividor empedernido,  parecía que ninguna situación era lo suficientemente seria para mermar su disfrute. Mientras sorbía el vino, Alfren escuchó las palabras de Bathalias e intentó seguir su razonamiento. Pero sus conocimientos, como hija de campesinos que era, de las cortes, las políticas y las razones de los poderosos para hacer lo que hacían  eran escasos. No imaginaba que podía haber detrás de las acciones del Conde pero tampoco entendía que un noble de su poder tuviera que contratar a mercenarios para esta misión, o no supiera imponer su autoridad a sus guardias cuando al tiempo se mostraba tan implacable con otros de sus hombres. Al hilo de las palabras del elfo se aventuró a decir:

- No soy nada ducha en historia, pero dudo que ningún Conde, Duque o Barón haya osado nunca intentar rebelarse contra la Torre Negra. Dicen que no pagar el diezmo es locura. Cuentan que Sarcess es terrible y que no hay hechicero más poderoso que ella.  Todo Imledir tiembla incluso ante su nombre. Quizás aquí, estando tan cerca del Pantano de las Pesadillas y de la Torre Negra ese temor sea aún mayor. Y eso lo explique todo. Pero no puedo quitarme de a cabeza que hay algo raro en todo esto y peligros de los que no nos han avisados.

Mientras terminaba los restos de su escudilla y apuraba el vino de su vaso, vio entrar al Capitán Neomen y dirigirse a sus hombres. Era una buena ocasión para recabar información. Correspondió al saludo del capitán, levantándose de su asiento, aprovechó la oportunidad:

- Capitán Neomen, disculpad. Quizás tengáis unos breves momentos para dedicarnos y aconsejarnos sobre esta misión. El secretario Ashadir ha sido tan…parco en explicaciones e información útil para llevar a bien este encargo, que os agradeceríamos infinitamente si quisierais compartir un ápice de vuestra experiencia y conocimientos de estas tierras con nosotros.

El capitán Neomen miró una última vez a sus hombres, que se levantaron sin osar discutirle, y luego se dirigió hacia la mesa de los aventureros.

- Que les aproveche la comida. El viejo Tombord, el cocinero, no cuida demasiado el aspecto pero el sabor es delicioso. He comido ranchos de todo tipo y he de decir que éste es el más nutritivo y con mejor sabor. Por desgracia precisamente su calidad hace que algunos se excedan en sus raciones...

La mención iba sin duda en dirección a sus hombres, algunos de los cuales tenían más panza que músculo, sobre todo los más mayores. Se volvió hacia Alfren:

- Ojalá pudiera seros de más ayuda pero realmente poco conocemos de ese pantano endemoniado. Los viajeros lo evitan, desde luego, y los aventureros que han osado enfrentarse a la bruja no han regresado para comentar nada al respecto. Dudo que hayan regresado a ningún lado, para ser sincero. Sabemos, eso sí, que habitan algunos duendes en su interior y que, como todo pantano, tiene sus alimañas. Quizás contra eso debáis estar prevenidos pero veo que no será un problema para vosotros: se nota a las leguas que sois gente curtidas y que un lagarto gigante no sería más que un entretenimiento para vuestras espadas.- no había ningún tono de burla o lisonja en sus palabras, simplemente parecía constatar algo evidente - De los bandidos nos encargaremos nosotros: al menos podré ayudar de alguna forma. Si os han de intentar robar será antes de la entrada al pantano. Ningún bandido tendría el valor de intentar emboscaros en el territorio de Sarcess para llevarse su tributo... El mayor peligro sería sin duda la propia Sarcess y sus legiones, pero no pondrá oposición a que le llevéis lo que ella espera.

Bathalias escuchó atentamente los consejos que el Capitan de la guardia había tenido a bien darles, le agradaba aquel hombre parecía sincero y honesto, hubiera estado orgulloso de servir con el, pues se le veía de una validez que hasta el momento en el castillo tan solo él había exhibido. Le agradaba en sobremanera el desparpajo y la frescura de su compañera Alfren y sabía que algún día llegaría a ser un digno integrante entre los caballeros de Ayris. Bien, entonces, no hay nada que temer, ustedes nos protegeran de los bandidos y a excepcion de alguna alimaña del pantano no habra problemas en el territorio maldito. Por lo visto, esa hechicera de la torre negra es temible e infunde el terror con su mera mencion...Comentó Bathalias como reflexionando sobre las palabras del Capitán.

Bebiendo sonoramente de la jarra que habia ante él, Merkus asintió ante el comentario del capitán totalmente conforme con lo que había dicho. El aire marcial y la seguridad de aquel hombre hacían que lamentase el que no estuviese con ellos en la misión, no porque dudase de que no fuesen capaces de hacer frente a cualquier ataque, sino porque habría sido muy divertido poder rifarse los enemigos. A sus nuevos compañeros de aventuras no les hacía mucha gracia, así que el bárbaro había tomado por costumbre hacer apuestas consigo mismo del estilo "si no llego a acabar con esos tres en dos movimientos por el Dios de la Tormenta que sólo beberé agua durante dos días..." Un hábito un tanto peculiar, pero que sin duda le hacían la lucha más entretenida de lo que por lo demás era.

Cita :
 

Ante la mención de Bathalias de la hechicera no pudo evitar estremecerse y para disimular bebió otro trago de su jarra. No te preocupes por eso...como bien dice Bathalias la bruja quiere su tributo y no tiene por qué hacernos nada a nosotros...´se autoconvenció mientras se retiraba los restos de cerveza de los labios con el dorso de la mano.

-...Y por ello no hay nada que temer por su parte-terminó por el semielfo con voz ruda posando la jarra sobre la mesa sin demasiada delicadeza. Era hora de cambiar de tema, estaba harto de tener permanentemente los pelos de punta.v Frotándose las manos por la anticipación miró a sus camaradas sonriendo ampliamente. Ahora que su apetito había sido satisfecho había llegado el turno de entretenerse y ¿qué mejor que unas partididas de dados para pasar el rato?-¿Por qué no jugamos unas cuantas rondas a los dados? Capitán, ¿quiere unirse a nosotros?-mientras hablaba llevó una de sus manos hacia la bolsa de cuero que pendía de su cinturón.

Bebiendo alegremente del vino que la bella y fiera Alfren me hizo llegar, escucho las conversaciones de los compañeros y revivo aquellas epocas doradas de mi juvetud cuando en compañia de algunos valientes recorriamos tierras y mares en busca de aventuras, aunque por supuesto nunca me he considerado para nada viejo

Vamos, Antor...aun sois un mozuelo cojonudo y valentón...No teneis porque sentiros intimidado de este grupillo...teneis algo que ellos no...la experiencia

Si, señor... Digo para mi mismo como quien apoya su propio pensamiento La experiencia Y se sirve otra copa de vino sin contar cuantas llevaba

Al escuchar las palabras del capitán recuerdo aquellas espocas en que muchos ventureros conocidos perecieron en esas tierras y los juglares entonaban hermosas melodias en su nombre y contaba historias de terror acerca de la bruja

No quisiera que mi nombre sea cantado por algun juglar de aldea...

De pronto unas palabras resonaron en sus oidos sacandole de sus pensamientos:

Cita:

Me pongo de pie y antes que Merkus tome su bolsa del as de mi manga salen un par de dados que caen rodando sobre la mesa con el resultado de un doble seis

Bien hablado, jovencillo!!! Exclamo alegremente ...Pero si quereis divertiros con los dados y robar vuestra suerte debeis ser agil como el famoso Antor PielGris!!

Con los dados en mi mano derecha y una copa en la izquierda sonrio a los demás amablemente y comienzo a recitar en coro

Mis buenos y agraciados compañeros de aventura...
si han de buscar un momento de esparcimiento
en este viejo curtido lo han de encontrar

No importa si son dados o cartas o al azar,
si os esforzais lo suficiente,
a la suerte has de saludar

Apostad vuestras valijas,
vuestras joyas vuestro ropaje
pero demostrad ante los demas
de cuanto esta hecho el coraje

Capitán Neomen,
guerrero entre guerreros,
dejad vuestro casco a un lado
y no tomeis esto como un entreveros