Partida Rol por web

Tributo de Sangre

Heraldos de Paz

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04/07/2008, 16:39
Ashadir

El secretario del Conde echó un rápido vistazo a los seis recién llegados y se volvió hacia el noble.

-Si, señor. Tan sólo perfilábamos los detalles de la partida. Todo ha sido acordado. - el tono de voz había cambiado considerablemente del que había utilizado para dirijirse a ellos. Mantenía su expresión culta y la forma de hablar elegante, mas cubiertas con un perceptible deje de sumisión.

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04/07/2008, 16:41
Conde Nesvind de Riaghul

-Bien, bien. Así debe ser. - con un gesto displicente de la mano pasó por encima de la respuesta de su secretario casi sin escucharla siquiera y se dedicó a examinar con la mirada a los seis aventureros -. Parecéis un grupo valiente y con recursos. Espero que no me defraudéis y podamos brindar con vosotros dentro de unos días, al calor del fuego, por el buen término de esta entrega.

No esperó respuesta, no lo consideraba necesario. Se giró con un gesto elegante y se dirigió hacia la salida. Los soldados se apresuraron en rodearle, precediéndole en su salida y protegiéndole la espalda. Sin embargo, antes de alcanzar la puerta se volvió de nuevo hacia ellos. Aunque sus palabras se dirigían al secretario, los ojos estaban fijos en el grupo.

-Ashadir, ¿les has contado ya lo que hicimos con los soldados que desertaron el año pasado? – observó de reojo como el hombrecillo negaba con la cabeza y emitió un leve gruñido -. Ocho hombres fueron escogidos de entre los que sirven en mis dominios para llevar el pago, tal y como vosotros haréis este año. Cometieron el error de considerarse más listos que yo y trataron de huir con el cofre y el dinero. Tardé casi una estación entera, pero finalmente di con ellos. Aún podéis observar las maderas donde fueron crucificados en el camino del Norte, quedarán ahí para siempre como un recuerdo de lo que les ocurre a quienes me traicionan. Si pensáis que podéis escaparos con mi dinero pasaréis el resto de vuestra vida huyendo. Será lo último que hagáis. Os perseguiré hasta encontraros y os despellejaré vivos. – las bravatas del Conde habrían sonado vacías pronunciadas por otra voz, emitidas por otro cuerpo. Sin embargo, el aura de autoridad y seguridad que irradiaba, unidas a la fría mirada que ocupaba su semblante, no dejaba lugar a dudas de que aquel hombre cumpliría su amenaza aunque fuera lo último que hiciera.

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04/07/2008, 16:53
Ashadir

El secretario esperó hasta que su señor se hubo marchado para volver a dirigirse al grupo.

-De acuerdo, os facilitaré un mapa de la región y se os servirá comida antes de partir, pero hagámoslo todo con rapidez y sin más demoras. – con esas palabras dio por terminada la conversión, dejando en el aire las preguntas planteadas por algunos de ellos.

Se dirigió lentamente hacia un lateral de la estancia cuya pared estaba cubierta por una cortina. La apartó y tomó en sus manos un largo bastón tallado con extraños símbolos y coronado en su extremo por tres gemas de tonos rojizos.

-Será tan sólo un momento. – dijo como única explicación.

Mientras que con los dedos de la mano libre realizaba imposibles gestos y trazaba intrincadas formas, con la otra apuntaba el bastón hacia ellos, uno a uno, lentamente. Un haz de luz amarillenta fue posándose sobre cada uno de ellos. Ashadir tenía los ojos cerrados, inmerso en su concentración, no obstante no pudo evitar en sus labios se curvaran hacia arriba cruelmente cuando le llegó el turno a la Druida. Pareció disfrutarlo.

Cuando hubo terminado abrió de nuevo los ojos y miró las manos de los aventureros. En el dedo índice de todos ellos acababa de aparecer un anillo, una simple alianza dorada.

-Si os apartáis un solo momento del cofre antes de que éste sea entregado a su destinataria moriréis. Cuando lleguéis a vuestro destino las alianzas desaparecerán y el conjuro habrá finalizado. – de nuevo había vuelto aquel desprecio a su voz, que tan sólo estuvo ausente mientras el Conde permaneció en la estancia -. Daré orden inmediata de que os preparen la carga y unas monturas. Partiréis cuanto antes.

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04/07/2008, 17:13
Antor PielGris

La flauta se detuvo en cuanto el hombre accedió al salón, como si nunca hubiese estado sonando; si de algo Antor era del don de la oportunidad y del del inoportunismo... la musiquilla respondía más bien al segundo, en presencia de tamaño individuo, y el silencio demostraría a Ashadir que el picaro era muy consciente de quién llevaba los pantalones.

Antor no habló en seguida. Como tenía por costumbre cada vez que se enfrentaba a un individuo de categoría, cualquiera que fuese su ramo, estudió los detalles. Diseccionó cada uno de los pequeños ornamentos que engalaban su cuerpo, devorando su valor y dilucidando la razón de que estuvieran allí. Había personajes que lucían las joyas como quien luce una mancha, otros que lo hacían como quien luce un loro y otros como quien luce su piel. La indumentaria de uno podía decir mucho de quien la vestía, para los ojos observadores.

Tras escuchar sus palabras y diseccionar sus actitudes, Antor no tuvo lugar a dudas de por qué estaban allí las joyas: para impresionar. Cada paso, cada gesto, cada respiración, la hacía por imponer su desbordante autoridad y su ego a la altura de cualquier circunstancia... aunque el ratero dudaba de que pudiera estar "a la bajura" de aquellas que necesitaran algo de humildad.

Estaba claro que la representación teatral no los incluía en el reparto. La réplica no era una de las opciones y Alfren tendría que aceptar iniciar el viaje con algunas incertidumbres sobre los hombros... Para él no era un problema, en absoluto; eran estas pequeñas incógnitas las que hacían la vida más interesante y sabrosa. Una vida a la que le iba a sacar hasta la última gota de jugo. Pero a la muchacha le histerizaban bastante ese tipo de "detalles al aire". La mente cuadriculada de un caballero estaba ya en ella, aunque los estúpidos del acuartelamiento no hubiesen tenido dos dedos de frente para verlo. Que formara parte de sus filas era cuestión de tiempo.

Así, sin réplica, ni chiste, avanzó detrás del secretario, cuando hizo entender, sin indicarlo, que lo siguieran, para ultimar los detalles. Mientras caminaba, su cabeza ya comenzaba a dar vueltas al modo en que explicaría a algunas jovencitas de las que nada sabía aún, pero que estaba seguro de que conocería muy íntimamente, que en realidad aquel anillo no era una alianza.

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05/07/2008, 01:36
Moravius

Mas allá de sus desplantes ante el pícaro y, posiblemente, ante el secretario, Moravius sabía cuando una discusión estaba terminada. Y evidentemente este era el caso.

Miró con curiosidad el anillo y antes de utilzar su propio poder para averiguar cual era el alcance de la magia respecto a el y al cofre, optó por preguntar. No quería correr riesgos. Una cosa era que no pudieran alejarse demasiado del cofre y otra que la maldición surtiera efecto, si realmente lo hacía, en cuanto se alejaran más de unos metros... En ese caso sería un viaje muy, pero muy, incómodo

Como al pasar, mientras seguía al secretario pregunto - Buen truco, debería aprenderlo, seria muy interesante en algunas ocasiones - Moravius volvió a su tono amable y compinche, demostrando algún nivel de camadería entre dos estudiantes de lo arcano - Hasta que distancia estaremos seguros? No es lo mismo cien metros que dos - comentó como al pasar - No me gustaría que la magia hiciera efecto solo porque me adentré en el bosque a... eh... cumplir alguna necesidad fisica imperiosa - terminó la frase olvidándose del lenguaje coloquial que usaban entre ellos

Mientras esperaba la respuesta siguió caminando, observándo con curiosidad su entorno y esperando que la comida estuviera a la altura del orgullo del conde. Si era así, comerían muy bien.

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06/07/2008, 22:57
Merkus

La mano de Bathalias aplacó un poco los ánimos del bárbaro, el cual, no pocas veces se había visto en problemas por hablar sin pensar...e incluso si pensaba antes, su lengua parecía tener vida propia en ciertas ocasiones, al igual que ocurría con su espada cuando llegaba el momento de desenvainarla.
Un guerrero no empuña su arma si no está dispuesta a utilizarla, y en sentido similar, Merkus estaba convencido de que si se abría la boca para hablar, era precisamente para decir lo que se pensaba. Los subterfugios no iban con él.

Un sonido a su espalda hizo que dejara de prestar atención al enano pretencioso que tenía delante y se volviera para ver entrar una figura que se mostraba casi tan imponente como la suya, y a la cual prestó atención cuando habló, sin poder evitar que una sonrisa curvara sus labios cuando la habitación se llenó de una amenaza tras otra.

Cita:

Si pensáis que podéis escaparos con mi dinero pasaréis el resto de vuestra vida huyendo. Será lo último que hagáis. Os perseguiré hasta encontraros y os despellejaré vivos.

Sí, seguro que lo harías - pensó para sí el bárbaro - si no fuera porque si la entrega no se realiza, serás tú quien estará preocupado de salvar su propio pellejo en vez de buscar a los que te han traicionado.

Por el momento dejó pasar los comentarios, pues su intención no era faltar a su palabra, y estaba decidido a cumplir la misión por la cual cobrarían una buena cantidad de dinero.

Las puertas se cerraron y volvieron a dejarlos junto con el lacayo, que volvía a recuperar la sobervia que había quedado olvidada mientras su señor se encontraba en la misma sala.
Cuando el secretario tomó entre sus manos un ornamentado bastón y lo apuntó hacia ellos, su instinto le hizo mirar a Moravius, el cual no parecía estar muy preocupado por aquel gesto.
Y eso fué lo que le hizo mantener su posición, aunque extremadamente intranquilo....la magia no terminaba de gustarle, como mucho la soportaba cuando era necesaria, pero siempre había pensado que un verdadero hombre se media a su rival portando un acero en sus manos, valor en su corazón y fuerza en sus músculos.

Sin embargo no sintió nada cuando aquel bastón fué dirigido hacia su posición, por lo que se tranquilizó relativamente, para un momento después, cuando escuchó las últimas palabras de Ashadir, la furia volvió a él en oleadas, como la fuerza de una tormenta que estrella el agua del mar contra las paredes de un acantilado, sólo que en ese momento, él quería ser océano y golpear con fiereza el rostro del lacayo.

Poco le importaban las preguntas de sus compañeros, pues fuese la que fuese la distancia a la que pudieran alejarse del cofre, limitaba drásticamente sus habilidades de combate, pues se verían obligados a permanecer juntos ante cualquier enemigo que surgiera en el camino, impidiendo que nadie pudiera adelantarse al grupo y así evitar posibles emboscadas.....prácticamente les había condenado a caer en una trampa que podría resultar mortal para ellos.

Sin pensarlo, avanzó rápidamente y colocó su enorme mano sobre el hombro de Ashadir, obligándole a volverse y mirarle directamente, para lo cual se encorbó hacia delante hasta encontrarse a pocos centímetros de su rostro - Reza para que no tengamos éxito en esta misión - le espetó con fiereza colocando el puño cerrado, mostrando el nuevo anillo que podía verse en esa mano, junto al rostro de aquella sabandija - porque si volvermos aquí, te prometo que te mataré.

Y en los ojos de Merkus emitieron el brillo de la furia, dejando claro para todo aquel que le conocía lo suficiente, que aquella promesa no había sido proclamada en vano.

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07/07/2008, 08:35
Ailara Sotobosque

Ailara miró horrorizada al secretario mientras este iniciaba el hechizo y estuvo cerca de perder el control cuando vio la alianza en su propio dedo. Sin ocultar su miedo miró a Bathalias esperando alguna respuesta. Sus dedos apretaban fuertemente la túnica de Moravius como si buscara que el mago la tranquilizara.

Cuando Merkus dejó caer su amenaza, no menos efectiva que la del Conde, la joven druida quería decir algo, gritar o llorar, lo que fuera, pero en esos momentos no era buena idea dejarse llevar por los propios impulsos así que calló y esperó a estar solos para averiguar si la magia de Moravius era lo suficientemente poderosa para romber el hechizo que les mantenía prisioneros.

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07/07/2008, 09:37
Alfren Niubar

Se había quedado sin respuesta, y había constatado, para su furor, que estaban atados al cofre y a su contenido mediante un hechizo. Se revolvió inquieta mientras rodaba el anillo en su dedo, comprobando que no podía quitárselo. La alianza encajaba con precisión, no le constreñía, pero tampoco se deslizaba por su piel.

Miró furiosa al secretario, que en ese momento estaba siendo amenazado con rudeza por Merkus. Dió dos pasos hacia él, todo lo que necesitaba para quedar junto al guerrero, y apoyar con su presencia las palabras que estaba diciendo.

Cuando éste hubo escupido su promesa, Alfren le espetó al hechicero, mostrándole también el anillo:

-Espero que esto no nos cause problema alguno. Hemos aceptado el trato, y, a diferencia de otros, tenemos palabra y honor. Y eso sin saber a lo que nos enfrentamos, pues sigo sin saber si Sarcess nos espera. Por tanto, te advierto, si alguno de nosotros padece por culpa de tu encantamiento, Merkus te matará, pero yo, ¡yo te haré sufrir primero!

Podía ser una bravata. Desde luego. Pero el rostro de Alfren mostraba una decisión, una firmeza, que quizá respondía a algo más que eso. No le gustaba un pelo lo que estaba viendo, no le gustaba el Conde, ni el Secretario, ni, mucho menos, Sarcess. No le gustaba tener que lidiar con un cofre al que la habían encadenado, desconfiando abiertamente de ella. Su espíritu luminoso se rebelaba ante tanta oscuridad, y cada segundo que pasaba estaba menos segura de que el dinero compensase afrontar la espiral de maldad en la que se estaban metiendo.

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07/07/2008, 10:17
Bathalias de Emdelis

Esto, dijo Bathalias, molesto, no estaba en el contrato. Estamos dispuestos a defender la caravana, sin intención alguna de robo ni estafa. Pero si las fuerzas enemigas son excesivas, esta fruslería no nos permitiría abandonar el campo de batalla para reagruparnos, sino que haría que los asaltantes acabasen con nosotros... y el diezmo se perdería. Balthalias mantenía su tono neutro, frío, a pesar de la crudeza de sus palabras. Lo malo de la ancianidad es que pocas cosas te sorprenden. levantó la mano para mostrar. Si vuestra desconfianza impide el pago, o que uno solo de los míos perezca por vuestra mezquindad...

Las palabras colgaron en el aire, tensas.

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07/07/2008, 17:20
Ashadir

Ashadir apenas alcanzaba con su cabeza el pecho del poderoso bárbaro y si acaso, podía llegar a pesar la tercera parte de éste, sin embargo las amenazas de Merkus no alteraron ni un ápice su gesto confiado y desdeñoso. No respondió a las mismas mas tampoco retrocedió. Se limitó a agarrar con la punta de sus dedos la enorme mano del hombre situada sobre su hombro y apartarla de sí mismo, como quien se quita de encima un insecto molesto, evitando un contacto prolongado con él, cual si de un enfermo contagioso se tratase.

De igual forma permaneció impasible ante más amenazas, esta vez procedentes de Alfren. Se limitó a levantar una mano frente a ella, con la palma abierta en su dirección, y le dedicó una mirada cargada de odio.

Si respondió, sin embargo, a las palabras de Bathalias.

-Abandonar el campo de batalla para reagruparos… dejando el cofre a los asaltantes, ¿verdad? Precisamente eso es lo que trato de evitar, eso y que malos pensamientos crucen vuestras mentes. No debéis preocuparos por los efectos del conjuro que acabo de materializar en vuestros anillos, no os impedirá hacer vuestro trabajo ni vuestras… tareas cotidianas. Tan sólo se trata de un seguro ante posibles incidentes no deseados. Dedicaos tan sólo a cumplir vuestra parte y todo irá bien. El resto es cosa mía. – su respuesta iba dirigida en gran parte a Moravius.

Ashadir aceleró el paso, dando por zanjada la discusión. No obstante, unos pocos metros más adelante se volvió de nuevo mostrando un renovado brillo en sus ojos y una media sonrisa burlona.

-Por cierto, no olvidéis nunca donde estáis y ante quien os encontráis. La próxima vez que alguno de vosotros profiera la más mínima amenaza hacia mi persona me encargaré personalmente de que no pueda cruzar las puertas de la muralla. Sería una lástima.

Nada más terminar de pronunciar aquellas palabras llamó a un oficial de la guardia y le impartió las órdenes oportunas para que se encargara de ordenar cuanto desearais comer y se ocupase de que vuestra partida se produjese antes de una hora, tras lo cual desapareció por una puerta que conducía a uno de los torreones.

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07/07/2008, 23:19
Merkus

Merkus tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no abalanzarse sobre aquella sabandija que intentaba hacerse pasar por un hombre, al que gustosamente le habría separado la cabeza del cuerpo con el filo de su espada....de todas formas no se notaría demasiado la diferencia de estatura.

Pero no podía hacerlo por el momento, pues no estaría arriesgando únicamente su vida, sino la de sus compañeros que se encontraban allí con él.
Hacía tan solo unos meses, no hubiese dudado en empuñar su arma, pero algo había cambiado al compartir camino con aquel extraño grupo reunido por el curioso destino, pues aunque normalmente no era capaz de controlar sus instintos, alguna que otra vez, como ocurría en ese instante, era capaz de pensar de forma lúcida durante el tiempo suficiente para evitar los problemas....aunque le estaba costando en demasía.

Apretó el puño derecho hasta que sintió cómo las uñas traspasaban la dura piel de su mano encallecida, pero fué suficiente como para hacerle retomar el control de sí mismo, obligándose a pensar en otra cosa.....y como no podía ser de otro modo, la comida fué su primera y única opción, pues se encontraba realmente hambriento tras unos días en los que se había tenido que mantener con pequeños frutos.

Pero su mente no olvidaría, y cuando llegase el momento, la pedantería caería bajo su propia justicia en forma de espada.

Lanzando una mirada en dirección a sus compañeros, esperó a que les indicaran hacia dónde dirigirse para regalarse un suculento banquete.

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08/07/2008, 02:07
Moravius

El hechicero observó la reacción de sus compañeros, siempre tan reacios a entender que la magia no era, de por si, ni buena ni mala y la reacción de Ashadir, que lo hizo recordar porque había abandonado la torre donde estudiaba.

Este, como la mayoría de los hechiceros se suponía mejor que el resto del mundo. Gran error. Moravius, pese a su juventud, ya lo había entendido. Suponía que el hechicero lo aprendería de la manera complicada... cuando retornaran con la misión cumplida y ganas de ponerlo en su lugar.

- Gran respuesta - contestó muy serio - Clara y concisa - Moravius no pensaba enemistarse con el pomposo secretario, pero tampoco dejarle la ultima palabra - Terminaremos nuestra misión y volveremos a buscar nuestro pago - terminó sin aclarar demasiado a que pago se refería. Si a las monedas... o al orgullo herido.

Luego miró a sus compañeros - Supongo que si solo tenemos una hora deberemos aprovechar para comer y pedir el equipo. No es tanto tiempo... De mi parte con un caballo y algo de alimento estoy servido. Aunque unas botellas de vino para el camino no serán mal recibidas - completó con una sonrisa.

Luego siguió al guardia que los alimentaría y equiparía. Sin embargo, lo hizo en silencio, concentrado en la aliaza que vestía su anular. Con mucho cuidado se concentró en la misma y trató de leer su aura. Si sus maestros lo habían enseñado bien, sería capaz de conocer el alcance de la misma... y las posibilidades de anularla, aunque fuera momentáneamente.

Notas de juego

Un uso más de la magia... con cuidado de no activarla por casualidad, trato de averiguar algo más del conjuro (de hecho lo que Ashadir no quiso contestar), fundamentalmente distancia para activación y si tengo alguna posibilidad de "desconectarlo" (que no creo), aunque sea temporalmente.

Por cierto, el cofre todavía no nos lo dieron, no? o me perdí algo?

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08/07/2008, 02:08
Antor PielGris

Antor había comprendido, en su añeja experiencia, que de poco serviría tratar de razonar con aquel petimetre o tratar de luchar contra los acontecimientos. Una vez habiendo aceptado el trato, a no había mucha vuelta atrás. A pesar de las "indudables molestias", ninguno de ellos había chistado tras recibir el anillo. Todos dependían de todos, y estaba claro que el hambre era más apremiante que la ominosa presencia áurea en sus dedos. Afrontarían los problemas uno a uno, y llenar la panza era en siguiente de la lista.

Unos interminables minutos de tediosos preparativos desfilaron en torno a ellos en el lapso subsiguiente, mientras la prepotencia de Ashadir seguía apestándolos con su presencia. A pesar de ello, se alegró de tener un pantalón abultado en oro, y entre las piernas una yegua por la que no había pagado... como tantas otras noches felices, pensó jocoso. El buen humor era en Antor como las manchas en una vaca: era difícil no verlo sonreír, incluso cuando estaba enojado; de hecho, aquella sonrisa fría y biliosa... maléfica se diría... que rezumaba cuando algo le mordía el hígado, era un raro acontecimiento que aún turbaba la tranquilidad de Bathalias.

Satisfecho del trato conseguido en un callejón sin salida, Antor expoleó suavemente a su más reciente adquisición, mientras se dirigía a la apreciada fata de su diestra:

-Bueno, en peores hemos estado y mi flauta aún suena lozana, Bath.- comenzó el pícaro -Después de todo, el anillo no es tan feo, y no teníamos mucha intención en separarnos de "la mercancía", imagino. Lo que me recuerda que deberíamos de ponerle otro nombre al "asunto". ¿Qué os parece "las ganas"? Suena impersonal y deja lugar a unos interesantes juegos de palabras:- se arrancó a interpretar cambiando su voz en imitaciones de sus otros acompañantes -¿Donde tienes las ganas? Bien vigilada contra rateros del corazón como tú, desvergonzado... ¡Nos quieren quitar las ganas! Pues las mantendremos a mazazos... - comenzó jocoso, en lo que terminó en una larga retaila interpretativa, que arrancó algunas risillas, a las que incluso Merkus cedió, más por contagio que por entender.

PielGris siempre intentaba animarlos en los momentos duros; era una de esas personas que hacía de la vida un lecho más ameno en el que descansar. Esta ocasión no era distinta, y prueba de ello era que dedicaba las mayores atenciones a Ailara; posiblemente la que más sufría con este asunto. Tras calmar un poco las aguas, por fin se dirigió a Bathalias con un tono más directo:

-Bueno, compañero. ¿Donde nos llevarás a que Merkus desvalije la despensa, para explicarnos el magnífico plan que todos sabemos que ya tienes con respecto a este arriesgado encarguito? Tengo algo de prisa por dejar a la "damisela de la torre" con "las ganas" que llevo por ella...- dijo con una sonrisa -Sin duda alguna, eres quien mejor conoce esta región, de entre todos nosotros, anciano. Cuantas veces habrás pasado por aquí... ¿unas diez o doscientas?-añadió en chanza mientras indicaba algo muy evidente, sin embargo: Bathalias estaba al mando.

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08/07/2008, 08:17
Bathalias de Emdelis

Bathalias sonreía a su pesar. Antor siempre causaba ese efecto en la gente, para él era algo tan natural como el respirar. Incluso en un anciano amargado como él. Un pequeño pinzamiento en la espalda le recordó que su mocedad quedaba muy atrás, y que, cualquier día, la infinita energía de vivir que había derrochado durante siglos le fallaría cuando más la necesitase y terminaría sus días en un callejón, en una oscura torre o en las fauces de una bestia. La perspectiva ni siquiera le entristecía. Moriría como había vivido, con acero en la mano, compañeros a su espalda y una adrenalina que sus hermanos, en los bosques, jamás conocerían. No imaginaba forma mejor.

Ni siquiera el pequeño seguro que les habían impuesto le sorprendía. Aun recordaba aquella vez en Meldavia... bueno, era igual. Desenrrolló el mapa y comenzó a examinarlo para ver la ruta trazada... y sus posibles desviaciones. No creas, Antor. Solo he debido estar por aquí una veintena de veces. Esta es la parte que menos conozco, dijo, guiñándole un ojo. No sé vosotros, pero tengo la intención de terminar con este encargo cuanto antes. Lo que mis siglos de andares por la tierra de los hombres me dice es que la traición se vende hoy barata. Tal vez podamos modificar un poco la ruta... por si acaso.

Después hizo un gesto a Ailara, Creo que tus habilidades son mejores que las de este viejo para averiguar una ruta más corta o más segura que la que nos proponen, chiquilla. Luego, al acercarse esta, uso un tono menos afable, y que denotase más cariño por la joven. Sé que esta situación no es de tu agrado, pero te prometo que nada va a sucederte. También al principio desconfiabas de Moravius y has aprendido a aceptar su compañía, ¿verdad? Sé fuerte. Te necesitamos.

Si algo le sorprendía a Bathalias era lo fácil que resultaba tomar afecto por los humanos, tan abiertos, tan vitales. Esperaba desde el fondo del corazón poder cumplir su promesa.

Pero sus años de experiencia también le hacían dudar de ello.

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06/08/2008, 09:03
Capitán Neomen

Los preparativos para la partida se culminaban a gran velocidad, criados y sirvientes corrían en todas direcciones cargando alimentos, odres de agua y ocupándose de las mulas. Una de ellas portaba en su lomo un pesado cofre amarrado con un arnés, la otra era un animal de refresco.

Mientras toda aquella actividad anticipaba ya la hora de la marcha, pudieron observar que un gran número de soldados del Conde, montados a caballo y pertrechados para la batalla se reunía en el patio principal, cerca de las puertas del castillo. Uno de ellos, el que parecía estar al mano, se les acercó y les habló con un tinte ilustrado en su voz pero de forma bastante respetuosa.

-¡Saludos! Soy el Capitán Neomen – anunció bajando de su montura y estrechando la mano a los miembros del grupo uno a uno -. Me encargaré de crear una pequeña distracción para que vuestro viaje sea un poco más seguro. Partiré un poco antes que vosotros por el camino principal y veremos si encontramos problemas de algún tipo. Esperamos una artera jugada de alguno de los nobles rivales del Conde Nesvind, más de uno vería con buenos ojos que el pago no llegase a su destino y, con ello, que Sarcess tuviese motivos para castigar al Conde. No descarto un ataque. Nosotros seremos el señuelo mientras que vosotros avanzaréis por la senda de los leñadores, que trascurre paralela al camino principal pero atraviesa el bosque de abedules y bordea las colinas. Tardaréis unas hora más de lo previsto en alcanzar el pantano, no obstante merece la pena el rodeo ya que os alejará de ojos codiciosos y no es la ruta que esperan esas sabandijas. ¡Mucha suerte! Nos veremos pronto.

Con un saludo militar el capitán volvió a montar en su caballo y se puso al frente de sus hombres. Los portones se abrieron, mostrando el verdor de hierba y el primer tramo del camino. Una vez hubo salido el último hombre se cerraron de nuevo.

No vieron de nuevo al Conde ni a su secretario, el hechicero Ashadir. Cuando llegó la hora de su partida un criado les condujo hasta un pequeño portalón lateral por el que salieron a una estrecha senda que se internaba en el bosque. El día era claro y el sol brillaba con fuerza.

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07/08/2008, 17:43
Moravius

Notas de juego

Master, quedó una pregunta pendiente

Cita:

Un uso más de la magia... con cuidado de no activarla por casualidad, trato de averiguar algo más del conjuro (de hecho lo que Ashadir no quiso contestar), fundamentalmente distancia para activación y si tengo alguna posibilidad de "desconectarlo" (que no creo), aunque sea temporalmente.
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08/08/2008, 09:29
Director

Notas de juego

El señor hechicero tiene pero que toda la razón. Mis disculpas por el lapsus, con esto de la parada que tuvimos retomé la historia sin mirar si había algo pendiente.

Haga usted la tirada correspondiente en este caso (1d8+magia) y veremos de qué es capaz de enterarse...

;-)

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08/08/2008, 14:35
Moravius
- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+7)
Motivo: Magia
Resultado: 8(+7)=15

Notas de juego

Todo bien... todos tenemos esos lapsus ;-) GUAU! el máximo posible!

Por cierto, no te conviene poner el d8 como "dado por defecto"? ya veo que tiraremos d20 más de una vez.

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14/08/2008, 09:39
Director

Notas de juego

Dado de 8 anotado por defecto. Gracias por el consejo.

Respecto a tu análisis sobre el conjuro percibes que no se trata realmente del hechizo que Ashadir ha descrito, es más bien un tipo de GEAS (una orden mágica que los objetivos del conjuro se ven obligados a cumplir). El hechizo no os dañará, pero sí impedirá que realicéis cualquier otra acción que no sea llevar el cofre hasta su destino.

Por otra parte, una tirada tan alta te permite también "echar un vistazo al cofre". En él percibes una gran fuente de magia, poderosa y con una enorme energía. Está contenida por un hechizo de cerradura que impedirá que nadie que no sea la propia bruja abra el arcón.

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14/08/2008, 14:24
Moravius

Tras la comida, Moravius buscó el momento para conversar con sus compañeros lejos de oidos indiscretos - Sabéis, ese Ashadir es un farsante - comentó - No corremos riesgos si nos alejamos... aunque será difícil hacerlo. Como explicarlo... - Como de costumbre el joven hechicero tenía dificultades a la hora de poner en palabras sencillas los entresijos de la magia. Sabía que sus compañeros no eran, precisamente, poco inteligentes, pero no estaban entrenados en el arte arcano - Veréis... no podremos hacer nada que no apunte a llevar el cofre a destino, pero no nos dañará. Eso es importante. Claro que tampoco podremos abrirlo... solo podrá hacerlo Sarcess -

El tuerto miró al resto del grupo, esperando que lo hubieran entendido, antes de continuar su marcha hacia la puerta... y la aventura

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El hechicero escuchó con atención en plan del Capitan y asintió - Bien. Esperemos que eso alcance - comentó mientras montaba a caballo y como de costumbre buscaba su posición en el grupo. Central, dejando que los guerreros más hábiles lo rodearan y dispuesto a ayudar con su arte si resultaba necesario. Sin embargo estaba preparado. En su mano derecha aferraba el bastón y estaba dispuesto a utilizarlo si hacía falta - No me queda demasiado poder - informó al resto - pero ya sabéis que podéis contar conmigo si resulta necesario. Solo espero que no haga falta -

Notas de juego

Continuemos con esto!

Por cierto, nos dieron algún arma a distancia? En mi caso no digo un arco, que probablemente requiera entrenamiento, pero aunque sea una honda?