Motivo: Violet
Tirada: 2d4
Resultado: 6 [2, 4]
Motivo: AJ
Tirada: 2d4
Resultado: 8 [4, 4]
Motivo: Louis
Tirada: 2d4
Resultado: 3 [2, 1]
-Medicamentos -parece gruñir el tipo. Arquea una ceja- ¿Qué clase de medicamentos? ¿Estás enferma? ¿El renacuajo?¿Quién es?
El otro chico os señala mientras se mira el arco- ¿En serio que vais solos por ahí?
El jefe se pasa la lengua por los dientes- No tenemos medicamentos. Aparte de aspirinas caducadas, y alguna otra mierda. Jarabe para la tos. -os mira. receloso. Observa el entorno, hacia el bosque- No me gusta esto. Tienes cara de problemas, chica. De las que no obedecen. Y aquí no se discuten mir órdenes.
En sus ojos no solo hay arrogancia, sino también algo obsceno que Clem reconoce cuando el hombre contempla su cuerpo de jovencita.
-No me gustas, chica -repite. -Si eres amable, quizá me lo piense antes de volarte la cabeza.
El grupito escucha la conversación amortiguada por la distancia, pero más o menos se entiende. -Joder. Tenemos que hacer algo. -maldice Nadia. Louis, pistola en mano, hace gestos de esperar unos segundos más.
— No estoy discutiendo nada: las aspirinas caducadas serán mejor que nada. Una de nuestras compañeras batalla con la fiebre desde hace días y Alvin y yo salimos a buscar algo, cualquier cosa que la ayude. No queremos perder a más amigos.
Ya había entrado en el modo súplica antes de darme cuenta de que la atención del cabecilla ahora está totalmente en mí, de un modo que no me gusta un pelo. Se siente igual que estar rodeada de caminantes ansiosos por morder. Me quita las ganas de ser amable de inmediato, vaya.
Los segundos que vienen después son tensos, silenciosos, amortiguados por las respiraciones y el batir de vuestros corazones.
-Fiebre. ¿Mordida? -No, no es una mordedura. Pero tanto da. Sin antibióticos, su vida se la juega a cara o cruz, una lucha por la vida. Doble lucha la de Vi. Que se decide a actuar entonces, ante la amenaza en los ojos agresivos llenos de deseo del tipo. De acuerdo con sus amigos, sale del escondite.
Resulta una conmoción. Los cañones de automáticas y de rifles les apuntan al momento. Enfrentados con las propias bocas negras del grupito de supervivientes de Texas II.
-¡Atrás, atrás! -grita uno de los chicos.
-¡Se acabó la pantomima! Abajo las armas. -grita Nadia. Pero una de las chicas, muy nerviosa, abre fuego. Después de eso...el caos.
Se suceden los disparos entre ambos grupos, un tiroteo incesante, cruel, sin pausa, sin alto el fuego ni más conversación. Las balas vuelan en todas direcciones, en un intercambio incesante de proyectiles en ambas direcciones. Hay carreras, gritos, maldiciones, lamentos.
Y muertes.
No dura demasiado la refriega.
Los componentes del otro grupo yacen muertos o moribundos. El vuestro, intacto. Sin embargo, hay una baja.
Nadia.
La chica indomable agoniza en brazos de Louis. Un reguero de sangre se escapa de su pecho, junto con su vida. Su vida, que navega aguas abajo por un río embravecido hacia la laguna de los muertos.
-No...no...Clem...-las lágrimas aparecen en la luz de sus ojos que se apaga poco a poco. Tiende una mano hacia la jefa del grupito.
Es entonces cuando una mujer joven, unos treinta años, con una niña pequeña de unos cuatro años, agarrada su manita a las faldas de la madre, aparece de no se sabe donde.
-Los habéis matado. Habéis matado a esos bastardos. ¿Y...mi esposo? -su mirada asustadiza busca aquí y allá, desesperada.
No pude defenderme, defendernos. Nos estuvimos apuntando con las armas y a mí la memoria se me fue al tiroteo que dejó a AJ totalmente huérfano. Por eso me afectó más de lo debido, por eso vi la vida de Nadia evaporarse a cámara lenta y por eso me dolió tanto que esa furia del incendio regresó a mis venas. No me importaron las otras muertes a mi alrededor, es más, tan pronto conseguí poner mis manos en uno de esos rifles empecé a sentirme mejor. Valiente, poderosa y con la capacidad de decidir sobre la vida o la muerte de quien me había herido.
Apunto sin querer a la mujer que aparece, apartando el dedo del gatillo sólo cuando veo a la niña. Podría haberla matado, sólo por limpiar esta casa y su entorno de toda esta mierda.
— Le dispararon, si era el hombre que tenían fuera en la entrada —respondo a su pregunta, y al tener todavía el rifle alzado es que puedo sentir alguna de mis lágrimas caer en el dorso de mi mano. No sé cuánto hace que estoy llorando porque no siento ninguna emoción que lo justifique. — Me sabe mal por la pequeña, pero estamos... Chicos, seguimos buscando algún remedio para Vi. Eso no ha cambiado. Y nos quedaremos, al menos hasta que se recupere.
Todo pasa muy rápido, aunque en mi cabeza alguna de las escenas parece que pasa incluso a cámara lenta. Escucho disparos, gritos, amenazas. Esta gente, estos malditos, nos quieren matar. Sabía que eran malas personas y sabía que no íbamos a conseguir nada intentando convencerlos de que nos ayudaran. Lo sabía.
La rabia en mí estalla, y cuando uno de esos malditos cae a manos de uno de los nuestros yo le robo el arma y disparo contra otro. Le doy. En la cabeza, creo. Hay que disparar siempre a la cabeza, me lo ha enseñado Clem. Y unos minutos después, aunque parezcan horas, todo se queda en silencio. Hemos ganado, hemos salido con vida. Aunque no todos.
Observo a Nadia en el suelo mientras ella habla y susurra el nombre de Clem. Todavía tengo el arma que le he quitado a uno de los malos en la mano, y la aprieto bien fuerte. También aprieto los dientes, he liberado mi ira pero todavía tengo mucha rabia dentro. Todo esto es por culpa de Willy. O... puede que por culpa de más gente. Si la gente se comportase bien, si fuese buena, seguro que habríamos podido quedarnos en algún sitio mucho antes. No estaríamos aquí, Vi no se estaría muriendo. La gente... la gente es mala, toda. Sólo puedo confiar en los pocos amigos que tengo, y a veces ni en ellos. Y además... se mueren uno tras otro.
Cuando aparece la mujer con la niña, los apunto con el arma. Sólo es cuando Clem le responde, y cuando ella misma llama bastardos a esas personas malas que ahora están muertas, que me decido a bajar el arma. Escucho a Clem, seguimos teniendo un objetivo. Tenemos que salvar a Vi, tenemos que encontrar medicinas. Y tenemos que encontrar un nuevo hogar, un lugar donde quedarnos. O puede que esto último ya lo hayamos encontrado.
- La casa ahora puede ser nuestra. - comento, observándola junto a Clem. - Cuando encontremos las medicinas, podemos volver aquí.
Porque vamos a encontrarlas. De eso... no tengo ninguna duda.