Informaciones varias, para agilizar la partida en el momento de darlas a los jugadores.
SUEÑOS
(Evaristo)
Sueñas que estás soñando. Y en tu sueño, sueñas que estás soñando. Sientes un miedo absoluto, cerval, y sientes que no va a haber punto de retorno.
Sueños infinitos, no puedes negarlos.
El Infinito es difícil de comprender.
No puedes oir los gritos,
ni en tus más salvajes sueños.
Despiertas sudando, asfixiado,
temeroso de dormirte otra vez,
por si el sueño comienza de nuevo.
Algo te persigue, y no puedes huir.
Rígido, tu cuerpo está rígido
como una estatua de pesadilla.
¿No te gustaría saber acaso
de qué lado estás?
¿No te gustaría saber
si acabarás en el Paraíso
o el Infierno?
Caes, caes sin remedio, en una espiral sin fondo de negrura. Pero una mano amiga aparece del firmamento, y golpea con un simple palo a la Oscuridad. Ésta retrocede, pero no cae. Mas otra mano aparece, y se introduce en un fuego, estallando y haciendo huir a la Oscuridad, de una inmensa luz, como la de un gigantesco amanecer. Entonces despiertas, pero sigues dormido. Y no hay más inquietud en tu primer sueño.
Biblioteca Universitaria de Oaxaca
La cultura Azteca tenía dos dioses principales, Huitzilopochtli, el Colibrí, y Tlaloc, el Espejo Humeante. Ambos compartían el templo mayor de Tenoxtitlán, pero sin embargo no compartían rituales. Las ofrendas a Huitzilopochtli consistían en corazones humanos, arrancados en vida, mientras que Tlaloc se complacía en las muertes por ahogamiento, especialmente si eran niños.
Pero los Aztecas no eran los nativos del valle de Anahuac. Antes de su llegada, los nativos ya adoraban a otros dioses, que los conquistadores aceptaron a regañadientes. El dios principal de los nativos era Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada, benefactor de la Humanidad, y su avatar era la estrella Tlahuizcalpantecuhtli.
Según la tradición, Quetzalcoatl vive reencarnado en un niño, huyendo de la furia de su enemigo Tlaloc. La fuerza de Tlaloc reside en la Tormenta, y la fuerza de los Elementos, mientras que la de Quetzalcoatl reside en el Sol y la Luna, principios creadores. La batalla entre ambos se disputa desde tiempos inmemorables, pero cesa cuando llega el alba, y el Señor de los Elementos es vencido por el renacer del Sol.
A raíz de esta leyenda, los aztecas idearon un ritual para echar una mano a su Dios. Cada año, en el templo de Teotihuacán se ofrecía a Tlaloc la vida de la reencarnación de Quetzalcoatl, con la esperanza de que el Sol acabara por apagarse del todo... como ya ocurrió una vez.
Cuenta una leyenda que cuando el Sol se apagó, el más humilde de los Dioses, Nanahuatzin, se arrojó a una hoguera llameante, y con el cuerpo prendido se arrojó al firmamento, creando un nuevo Sol.
El Sueño de la Tormenta
Estás rodeado de oscuridad. Una voz poderosa pero amiga te habla:
"Todo no puede ser coincidencia.
Demasiadas cosas son evidentes.
Me dices que no crees la Verdad pero,
¿no te gustaría saber qué ocurre ahí fuera?
¿No te gustaría tener una prueba de la Verdad?
Debe haber algo más
que lo que vemos y oimos
de no ser así,
¿para qué existimos?"
Una luz lo inunda todo de forma cegadora, y cuando recuperas la vista te encuentras ante la explanada de un gran templo, situado en el borde de un acantilado. Una muchedumbre baja por un sendero tallado en la roca viva hasta una playa situada al fondo del precipicio. Allí, una cisterna tallada en una roca, llena de signos incomprensibles y y bajorrelieves de calaveras y un sacerdote esperan a la multitud. Varios hombres traen a un niño vestido con ropas modernas. Es el mismo niño que has visto esta noche. Está llorando, y todos parecen muy complacidos por ello.
"Me gustaría pensar que cuando muera,
tendré otra oportunidad, una vez más.
Y volveré, y viviré de nuevo el juego,
una y otra vez, una y otra vez..."
Un hombre de color se abre paso entre la muchedumbre, vestido con ropa actual y gafas de sol. Está empapado de agua, y lleva una escopeta en la mano. Se acerca hacia tí, y sientes que es mucho más poderoso que tú, y que luchar con él es inútil. Pero cuando llega frente a ti, comienza a amanecer, y una gran paz te invade... antes de que un tremendo estallido te despierte de golpe.
Hora | Efecto
9 pm | Termina de anochecer. Comienza la tormenta.
10 pm | La tormenta tiene ya un nivel fuera de lo normal.
10:30 pm | Aparecen niño y madre. Fallan la radio y la televisión.
11 pm | Fallan los teléfonos y sistemas de comunicaciones. Los ordenadores emiten datos erróneos y se corrompen los gráficos.
11:30 pm | La carretera está bloqueada. El sistema eléctrico del coche no funciona.
00:00 am | Aparece Tlaloc. La tormenta tiene a estas alturas un nivel sobrenatural. Ningún aparato que necesite electricidad funciona.
01 am | La tormenta arrecia. Es imposible huir a pie de la zona. Los aparatos eléctricos producen sacudidas a quien se apoye en ellos.
02 am | Los aparatos eléctricos producen sacudidas de consideración. Se encienden al paso de los pjs, y se apagan cuando se alejan, aunque estén desconectados. La única forma de mantenerlos apagados es destrozándolos.
03 am | Los aparatos atacan activamente a los pjs. Las luces que no hayan sido destruidas deslumbran a los pjs y protegen el avance de Tlaloc.
04 am | La televisión y el equipo de audio emiten una música que no es de este mundo. Aquellos que no superen dos tiradas consecutivas de Mente sentirán cómo una parte de su alma que creían enterrada por capas de civilización toma el control del personaje, convirtiéndose en esclavo de Tlaloc. El proceso dura unos cinco minutos, y taparse los oídos reduce la posibilidad de ser hechizado y su capacidad auditiva. Una vez esclavizados los pjs tienen derecho a una última acción antes de someterse a la voluntad del Dios, cuya orden es una y bien clara: ahogar al niño en la pila de la playa.
05 am | Llega la hora oficial del alba ¡y no sale el sol!
06 am | Coatlicue (la mujer) se aparece ante los pjs.
? am | Amanece en Punta Magrobe, y todo vuelve a la normalidad. Los objetos destrozados siguen destrozados, y los aparatos eléctricos funcionan con normalidad.