Partida Rol por web

Hellin se apoyó contra el tronco de un árbol, metiendo la mano bajo la capa. Tras buscar unos segundos, sacó un frasco lleno de un líquido blancuzco. Lo agitó un par de veces para comprobar la viscosidad. Bien. Parece que el viaje no lo ha maltratado demasiado, sigue teniendo cierta consistencia. Holly, ahora a la vista de los dos chicos, se dirige hacia ellos. Mente rápida, pensó la asesina para sí. Ha sido incluso lo bastante fluído para no ser sospechoso. Ninguno de los dos parece haberla advertido a ella, de modo que se toma su tiempo en cargar un virote en la ballesta y extender el líqudo sobre la punta. En contacto con los tejidos, se liberará en el torrente sanguíneo y provocará un coma profundo. Aunque para eso tiene que acertar primero al chico. La chica es herina de otro costal, de momento parece atrapada. A las malas, Hellin puede incendiar el árbol mientras aún la sujeta, y esa es una baza que piensa jugar si por cualquier motivo ella o el veneno fallan. Después del episodio que les acaba de costar a la mitad del equipo, no piensa correr riesgos.

Como medida preventiva, una vez que ha embadurnado la punta de la flecha, saca otro vial y hace lo propio con la hoja de la daga, teniendo cuidado de que el acero no corte el grueso tejido de sus guantes, para a continucación coger el arma por el mango, colocándoselo entre los dientes a fin de tener las manos libres para apuntar y disparar la ballesta. Tendría gracia que se dejase K.O. con su propio veneno, por lo menos hasta que el maestre de asesinos de Wissenschaft le sacase la piel a tiras con un cortauñas por gilipollas.

El chico seguía dándole la espalda, mirando a Holly. La nephilim apuntó cuidadosamente y disparó el virote envenenado.

- ¿? - murmuró el chico, girándose a mirar en la dirección de Holly, pero aunque le cogió con la guardia baja pareció ver el virote en el aire y pegó un salto hacia la izquierda, esquivándolo. Lin pareció gritar algo, pero ninguno de los tres la escuchó. Jiang lanzó una rápida mirada a la posición de Hellin, pero la presencia de la tecnicista le parecía más peligrosa.

 - ¿Quienes sois? - dijo el chico, poniéndose en posición de ataque. Le gritó algo a su hermana, que seguía debatiéndose en las ramas. - ¡Tranquila Lin, te sacaré de ahí enseguida.! -

No, no lo harás- dijo Hellin, mientras maldecía mentalmente al ponerse de pie.  Joder. ¿Estaba pagando todo el mal karma acumulado en su vida pasada de golpe?. Un tiro por la espalda a un enemigo distraido, ni un crío con una honda falla un tiro así. Si salían de esta, se iba a plantear cambiarse de religión, no sin antes haber cagado en la copa sagrada de la catedral de Lucrecio. Aún así, caminaba con tranquilidad mientras guardaba la ballesta y empuñaba la daga.

Lo que harás será tirar ese arma y entregarte a mi compañera, o yo recurriré a ésto- dice señalándose el cristal de su frente- y en menos de lo que tardo en decirlo, ese árbol empezará a arder justo por debajo de donde está tu hermana y esta noche tendremos parrillada para cenar. Y si crees que no lo voy a hacer, es que no me has mirado bien las ropas. Sólo nos dijeron que preferían que os llevásemos vivos, y yo lo que preferiría es evitar meterme en una lucha, así que se buen chico y ríndete, o te aseguro que como poco tu victoria en este combate, si la consigues, será a costa de su vida.

Los brazos de Jiang parecieron temblar de ira mientras su hermana seguía debatiéndose más arriba. Pero sus gritos parecían diferentes, como más desesperados.

El chico se llevó una mano a la espalda y con un gesto desabrochó las correas que ataban la katana a su espalda y la dejó caer, mirando con todo el odio del mundo tanto a Hellin como a Holly, sin perder de vista a ninguna de las dos.

Pero entonces fue cuando aquello pareció cambiar: todos empezaron a escuchar una serie de gemidos continuos, el poco viento que se escuchaba parecía haber cesado y el resto de sonidos parecían haber enmudecido. Fue entonces cuando una especie de cuerpo putrefacto se materializó en la espalda de Lin y todos pudieron ver que la estaba intentando llevar entre los árboles, aunque la chica se resistía con fiereza.

Como ese cuerpo empezaron a aparecer decenas de ellos en cada uno de los árboles, la mayoría colgando, que parecían intentar alcanzar algo con sus manos. Los gemidos apagados procedían de sus bocas y otro apareció peligrosamente cerca de Hellin, intentando alcanzarla, pero la asesina fue mucho más rápida y se apartó de su alcance.

Aunque eso fue suficiente para que Jiang empezara a correr y se dirigiera a toda velocidad a la asesina. La tecnicista pudo sentir como el joven empezaba a acumular Ki.

Sin embargo no todo eran malas noticias, pues ambas pudieron ver una presencia más allá, una presencia familiar. Una cabellera negra y un gesto duro dieron a ver que Athena estaba allí. ¿Cómo? No lo sabían. Pero no parecía aquella Athena que podía destruir ejércitos enteros con un gesto. Parecía simplemente Athena, la verdadera Athena.

El cuerpo de Holly se vio estremecido por el Ki, y supo que debía soltarlo por su propio bien. Extendiendo los brazos en cruz y abriendo las piernas a modo de toma de tierra, Holly permitió que la electricidad fluyese por ella en un maremoto de rayos y energía, mientras ella rugía con una voz dos veces más grave de lo normal. El tsunami de electricidad alcanzó a los Pao y a todos los cadáveres colgantes de su alrededor.

Aquello que desencadenó Holly fue una hecatombe sin precedentes. Cientos de rayos de energía se extendieron por todas partes como un montón de caballos encabritados... pero hicieron mucho más daño que éstos.

La energía que se dirigió a Jiang fue demasiado rápida para él y le atravesó literalmente por el estómago, dejando una abertura bastante importante en el cuerpo del taoísta, que de no ser porque la electricidad había quemado su carne ahora estaría sangrando como nadie había sangrado en su vida. El cuerpo del joven cayó al suelo como un fardo, haciendo un ruido sordo al chocar contra la tierra. Pareció mover los brazos, si estaba todavía vivo era de puro milagro.

Por otro lado, la pequeña de los Pao solo pudo usar la energía que tenía en su cuerpo para intentar parar la electricidad que se dirigía a ella y consiguió no verse muy afectada por ella, pero lanzó un grito adicional cuando sintió algo de energía eléctrica recorrer su cuerpo, haciéndole sufrir un par de espasmos.

La energía golpeó a decenas de cádaveres, que tras unos segundos de convulsiones provocadas por la electricidad no volvieron a proferir ningún gemido.

Lin vió el cuerpo de su hermano en el suelo y volvió a gritar, pero esta vez de rabia. Como el cadáver que la agarraba había quedado inerte también debido a la electricidad se soltó de él y saltó hacia la tecnicista que había dejado a su hermano a las puertas de la muerte. Sus pies tocaron el suelo apenas a un par de metros de Holly y le lanzó a por la mujer. Con otro grito la mujer pareció concentrar la energía que tenía en su cuerpo en su mano derecha, que se puso en forma de U. La dirigió directamente a la cabeza de la mujer en lo que parecía una de las técnicas de la discípula. Pero Holly, que parecía estar en su mejor momento, se apartó con rapidez del camino del ataque y se preparó para encadenar un contraataque contra la chica, que no parecía estar contenta y dirigió una patada contra el cuerpo de la mujer, que aunque golpeó a su objetivo no consiguió hacerle nada.

-¡Hellin! -gritó la Tecnicista esquivando el golpe de la Tao-. ¡Ponla a dormir!

Hellin no necesitó que se lo dijeran dos veces. La dulce hermanita del tipo que iba a tener que comer con pajita el resto de su vida (fuese lo larga que fuese) acababa de bajarse del árbol más cabreada que un mandril con una guindilla en el culo, y como lograse superar a la tecnicista se la iba a comer viva en segundos. Además, después de la masacre que acababa de montar, a Hellin no le apetecía demasiado desobedecer a la mujer, de modo que se lanzó hacia adelante dando un paso largo y, sin apoyar la otra pierna en el suelo, de modo que el ruido de sus pisadas a la carrera no alertase a la chica, enderezó la pierna de apoyo. Su tobillo y muslos se tensaron cuando su inercia los obligó a doblarse, y la asesina aprovechó la inercia adicional  para lanzar su brazo armado en un furioso golpe recto, con todo el peso de su cuerpo detrás, contra el torso de la muchacha.

Lanzarse tan a la desesperada fue el mayor error que Hellin pudo cometer. Lin se dobló hacia adelante en un alarde de buenos reflejos y flexibilidad. Por si fuera poco, la asesina no calculó bien el margen de movimiento y se repente se encontró con el puño de Lin Pao que, sumida en un estado de ira, descargó un torrente de energía directo a la cabeza de Hellin, que no pudo soportar aquella increíble potencia.

En una explosión de sangre y vísceras la cabeza de la Cuervo se separó del resto de la anatomía, cayendo pesadamente al suelo, ya sin vida. La taoísta, no satisfecha con aquel atisbo de venganza, giró sobre su pierna derecha y descargó la izquierda contra el cuerpo de Holly, que esquivó a su enemiga con agilidad y se preparó para atacarla.

Al menos entre los vivos ella era la única que aún podía cumplir la misión.

Hellin no tuvo tiempo ni de ver el golpe. Sintió el calor del Ki acumulado contra su rostro, y por un instante recordó el calor que se elvaba, como nubes de vapor, de la imponente armadura de Garland. A medida que el puño proseguía su curso inexorable hacia su cara, recordó más cosas. El calor de la hoguera que compartían mientras yacía sin poder moverse. El calor de su cuerpo mientras se desilzaba, sudorosa y sofocada, corriendo a través de las calles de una ciudadela por la noche hasta el rastrillo fuera del cual le aguardaba. El calor de sus cuerpos desnudos apretados el uno contra el otro. Y finalmente...

finalmente el calor de las llamas lamiéndole la piel cuando se despertó de un sueño inquieto con fuego ardiendo por los cuatro costados de su mundo. El olor del pelo humeando, las lágrimas que se le secaban en los ojos, la mordedura de las pavesas ardientes y el horizonte, rojo e imposibleente naranja, cubriendo todo su mundo hasta caer en el olvido...

No hubo dolor. Sólo oscuridad. Sintió, con los últimos restos de su memoria, como la sangre corría viscosa por su cuello empapando la tierra...

empapando el suelo de madera, sangre roja, llamas rojas, horizonte rojo, y en el último instante, la plata, el destello de plata, de acero... un destello de...

él...

El charco de sangre bajo la cabeza de Hellin empezó a burbujear, levantando una cortina de humo negro y aceitoso, que se retorció sobre sí mismo en el aire, cobrando densidad y perdiendo sustancia a medida que el charco rojo, cada vez más grande, empezaba a sisear y hervir, y el fino hilillo inicial se convertía en una cortina que se levantaba, con un hedor pestilente a tierra y carne quemada, y parecía pugnar por ocupar un espacio cada vez más reducido...

ERES UN GRAN MIEDO QUEMADO.

Las palabras resonaron entre los árboles del bosque. El humo se condensó en una masa negra oleaginosa, de forma vagamente humana, que parecía retorcerse en coágulos, en masas de negrura densa, afilada e irregular como arrecifes sobre los cuales corrían riachuelos de inmundicia negra, casi líquida, del color enfermizo de la carne quemada. Un humo blanquecino y repugnante empezó a brotatr de la pila siseante, que había estallado en llamas azules y negras. Un par de rendijas de un color verde venenoso y enfermo se abrieron, y la figura extendió un apéndice del que goteaba ese asqueroso líquido negro, buscando alcanzar a la tao.

"Mi destino... mis interrogantes y mi venganza... tú me lo has quitado. Tú... morirás. Te ahogaré en la nada y te arrojaré gritando al olvido".

El espectro de lo que una vez fue Hellin se abalanzó sobre Lin...

Athena supuso qué estaba ocurriendo al ver lo que pasaba en torno al cadáver de Hellin, por lo que avanzó con rapidez hasta la escena para actuar. Todo aquello había sido extremadamente confuso, pero de alguna manera seguía en el mundo, aunque no fuera el de los vivos.

Aunque Holly (y esos críos) estaban ahí. Holly había demostrado por qué debió ser reclutada y convertida en Cuervo, pero ahora Hellin, que había muerto a manos de una cría, quería venganza. Y Lin Pao debía seguir viva... Holly no podría evitarlo, pero ella sí.

Si futuro en Wissenschaft estuvo perdido desde el momento en el que aquel látigo atravesó su cuerpo, pero no dejaría que su discípula en la organización corriera la misma suerte.

El espectro de Athena golpeó al de la asesina y todo pareció enmudecer durante un segundo. Entonces un sonido atronador rugió en el espectro de la Vigilia del bosque, como si dos camiones hubieran chocado de frente y a toda velocidad. La energía que se liberó fue tan intensa que rompiíó la barrera y los únicos vivos que allí quedaban (Holly y los Pao) salieron súbitamente de la Vigilia.

Holly abrió los ojos, dolorida. Muy dolorida. Había sentido como si se estuviera ahogando cuando vió a Athena lanzarse contra Hellin... ¿Qué había pasado? Era algo que no entendía, pero seguía viva. Eso importaba.

Entonces se incorporó y vio como los Pao seguían allí. Jiang Pao seguía con aquella herida tan fea, pero parecía estable. Lin Pao parecía haberse desmayado, pues aún respiraba.

Ya no había cadáveres en los árboles (ni vivos ni muertos) pero todo seguía estando lleno de sogas que se mecían de vez en cuanto con la brisa que se colaba entre los árboles.

Era hora de volver.

Holly vomitó. Se dobló como si le hubiesen dado una patada en el estómago y echó todo su contenido sobre la tierra. Las náuseas eran tan fuerte que le hicieron lagrimear y, sin fuerzas, caer sobre la hierba. Habían muerto todos. Todos sus compañeros. La misión había sido una victoria pírrica.

La tecnicista notó que sus ojos se nublaban por las lágrimas. Bredo, Athena, Hellin... puede que no les tuviese mucho cariño a la mayoría, pero... eran su equipo. Compañeros. Y la muerte había estado siempre cerca de ella, rozándola con la uña a menos de un centímetro para acabar clavándose en el cuello de otro. Holly sabía que esto se debía a su férrea disciplina y a las horas de entrenamiento, pero no podía dejar de sentirse vacía, extraña... como si no mereciese continuar con vida.

Cuando pudo tenerse en pie pasó sobre los cuerpos de los Pao y recogió la cabeza de Hellin. Había quedado destrozada, irreconocible. Recordaba haber visto el espectro de Hellin al otro lado y, cogiéndola con las dos manos, habló en voz alta.

-Hellin... lo siento mucho.

Cerró la boca. no sabía muy bien qué decir.

-Quemaré tu cuerpo como hicimos con Athena y Bredo y esparciré tus cenizas por las llanuras de Moth. Espero que te guste la idea.

Tras esto, ató a los dos Pao y se los cargó al hombro. El cuerpo de la asesina, junto con la cabeza (que puso en el vientre) lo llevó en brazos. Salió del bosque e hizo lo prometido. Quemó el cuerpo en una pira funeraria improvisada y dejó que las cenizas fuesen llevadas por el viento. Después volvió a Lucrecio.

Cuando llegó el aviso de que Holly había vuelto a la Gran Universidad la organización mandó un carruaje cerrado para ocultar los cuerpos de los dos Pao. Holly también agradeció sentarse un rato para descansar, aunqe algo en su interior permaneciera cansado. Cuando la tecnicista llegó al ala de la universidad dedicada a Wissenschaft los investigadores y Cuervos empezaron a mirarla con curiosidad, algunos saludando a Holly. Pero la mayoría habían visto salir de allí a los cuatro Cuervos juntos pese a que desconocieran a dónde. Y ahora sólo había vuelto una demacrada Holly en pésimo estado.

La mujer fué hasta el mismo lugar donde hacía días se había dirigido para una nueva misión... que no pensaba que iba a acabar de tal manera.

Allí se encontraba Dave, con cara de poker.

Dave no habló hasta que Holly dejó caer los cuerpos de los Pao sobre la mesa y se sentó en una de las sillas. Fue entonces cuando el hombre miró a la Cuervo para hablar.

- Bienvenida de nuevo, Holly. Y enhorabuena, aunque no te sientas ganadora. Como es lógico querrás explicaciones, así que te las voy a dar. Mh... por dónde empezar... Veamos, no hemos sido completamente sinceros con vosotros cuatro. Ninguno lo hemos sido, realmente. Vuestra misión no consistía en capturar a los Pao, eso era algo secundario, pero te felicito por haberlo conseguido. Vuestro verdadero objetivo era sobrevivir. - fue entonces cuando la puerta contraria a la de entrada se abrió y de ella salió una persona que hizo que a Holly le empezara a hervir la sangre: era Pietro.

- Te presento a número treinta y cuatro, uno de nuestros Procesados. - Holly conocía (a grandes rasgos) la existencia del Proceso y en menor medida de los Procesados. Nunca había visto a ninguno salvo a la pantera de Lucanor. La había visto luchar un par de veces y... no creyó que Pietro fuera tan fuerte como ella, pero no quiso saber en qué proporción. - Él tenía que haceros la vida imposible para que no cumpliérais vuestra misión. Él no tenía que matar a nadie, pero lamentablemente no esperamos que no fuérais capaces de coordinaros lo suficientemente bien como para resistir, al menos un combate, contra alguien más fuerte que vosotros. Una vez salísteis de Bellegarde su jurisdicción expiró y no deberíais haber tenido más problemas... pero veo que no es así, puesto que me ha informado que de Gabriel salísteis Hellin y tú. Una lástima. -

- En Wissenschaft sólo aceptamos a los mejores, Holly. El resto son una carga que no importa perder. ¿Quieres el secreto del éxito? Te lo voy a decir: SÉ IMPRESCINDIBLE. De otra manera nadie te preguntará y todos pasarán por encima de ti. Si ellos no están aquí es porque no eran aptos. Bien, ahora pasemos a hablar de negocios. Felicidades, has sido ascendida a líder de sección. Apartir de ahora tus encargos vendrán directamente de Lucanor, sea por correspondencia o en persona. Asímismo tendrás acceso a una serie de ventajas adicionales que te irán siendo informadas más adelante. - Dave no había cambiado su expresión en todo el rato. Holly nunca lo había visto tan indiferente en su vida. - Ahora puedes irte a descansar. -

Cuando la joven se dió la vuelta para irse, tras dar dos pasos, Dave la llamó. - Holly... lo siento. Yo no tomo las decisiones. - y el hombre cruzó la puerta opuesta a la entrada, seguido por Pietro. Apenas dos segundos después de que ellos desaparecieran dos Cuervos entraron para llevarse al interior los cuerpos de los Pao.

No se había sentido tan estúpida en su vida. Había ganado, por así decirlo, pero a un precio terrible. Bajo su mando habían muerto tres compañeros, se había visto cara a cara con la muerte dos veces y había salido ilesa. O no, en realidad no, pues estaba destrozada, aunque fuera por dentro.

Comprendió entonces lo que Dave había dicho: si no eras alguien importante, imprescindible, no eras nada. Pero eso también daba problemas, pues a veces el anonimato proporciona la mayor de las seguridades que uno puede disfrutar. En aquel momento pensó que quería volver a casa y pasarse el día entrenando, sin preocupaciones ni cargas de conciencia. Como una persona normal...

Pero debía vivir con lo que se había convertido. Además, no duraría nada ahí fuera: ya no. Wissenschaft no le permitiría abandonar ahora y si lo hacía a la fuerza el resultado derivaría sin dudarlo en su muerte.

Entonces dirigió la vista por casualidad hacia arriba mientras cruzaba por el pasillo que venía de aquella sala. Allí estaba Lucanor, de pie, dentro de una cristalera que parecía una zona de control. Estaba mirando a Holly, jugando con una pelota negra entre sus dados. Sonreía, aunque era una sonrisa que no denotaba la mayor alegría. Digamos que era una mueca. No se movió ni dijo nada hasta que Holly tuvo que apartar la mirada al perderlo de vista.

Sintió frío.

En su habitación encontró un sobre con el reloj-ojo de Wissenschaft. Observó durante unos segundos la carta, que probablemente vendría con lo mismo que Dave le había dicho y alguna que otra palabra de felicitación.

La tecnicista aplastó el papel entre sus manos con rabia haciendo una bola y lo lanzó a la otra punta de la habitación. No necesitaba que nadie le contara qué había pasado.

Y quiso cerrar los ojos y despertar un día más allí, días antes de que todo aquello ocurriera...

Pero así no funcionaban las cosas.