Partida Rol por web

Una sombra en los sueños

Epílogo

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21/09/2017, 21:52
Director

Dieter Helms entró en el amplio salón oscuro y miró a la alta figura que se encontraba al otro la de la estancia, dándole la espalda. A los pies de aquel hombre se echaba lánguidamente una descomunal pantera negra, que levantó la cabeza para observar con detalle al recién llegado. Su dueño, no obstante ni siquiera se movió un centímetro.

-Bienvenido número treinta y siete. ¿Qué tal ha ido el viaje?-

Como cada vez que escuchaba aquella voz Dieter se quedó congelado, e incoscientemente comenzó a mirar al suelo. De algún modo, le resultaba imposible mantener fija la mirada ni tan sólo en la espalda del hombre de negro.

-Muy bien señor. Todo ha ocurrido tal como predijo. He dejado el aparato donde usted solicitó, y en mi informe podrá ver que...-

No terminó la frase. Antes de que pudiese seguir, su interlocutor hizo unos gestos de desdén con la mano para indicarle que se callara.

-No me refería a eso. No tenía dudas de que saldría bien. Lo que te preguntaba es si has disfrutado de tu primer viaje en zepelín.-

-Si señor, ha sido... interesante.-

Como siempre, Helms se preguntó qué había en la mente de aquella persona, e inevitablemente empezó a sentirse cada más nervioso. Ni el principado de Gabriel ni el Imperio habían comprendido nada, e incluso alguien como Malekith, no había sido más que una marioneta en la consecución de unos objetivos que Dieter no alcanzaba a entrever.

-Me alegro mucho.- Prosiguió aquella voz indescifrable.

-Ahora, podemos pasar a la segunda fase de los preparativos. Seguro que va a ser muy interesante observar que va a ocurrir.

En ese momento, como su el enorme felino intuyera las intenciones de su amo, se levantó del suelo y empezó a frotarse contra sus piernas mientras él, distraídamente, le amonestaba con unos golpecitos, como si no fuera más que un pequeño gato meloso. Entonces, lentamente, el hombre de negro se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la salida de la habitación. Dieter permaneció en la misma posición, con la cabeza agachada. Pero mientras la figura pasaba a su lado, no pudo evitar mirarle a los ojos un momento.

Y sintió frío.