Los enanos del Caos sí que supieron empezar fuerte. Saben cómo empezar y saben lo que es fuerte.
Para otras cosas no son tan despiertos y la vista tampoco es su mejor cualidad. Para cuando quisieron centrarse en el balón y desplegar su precisión en los pases y en las carreras de los toros centauros, ya era demasiado tarde. Se habían pasado prácticamente todo el partido persiguiendo las cabezas zombies que cercenaron en los primeros compases del partido.
Tampoco es que Osputomato tuviese mucha intención de jugar el balón. En eso nunca pretendió engañar. Mochó, coceó, partió jetas, rompió crismas, pateó... con honestidad, decisión y coraje.
No hay grandes pérdidas para los no muertos ya que los zombies no se van del todo, sus partes siempre se reutilizan.