Soy una mercenaria, que busca por las naciones perdidas del mundo, una oportunidad de redención. He pecado tanto, he cometido tantas atrocidades, que tan solo mi caballo es capaz de mirarme a los ojos...
He hundido los escudos de los más poderosos caballeros, he atrevesado el pecho con mi espada, "Tormenta" de héroes, villanos, reyes y cortesana. He pasado la noche con Dioses, y han sido ellos los que han perdido la cabeza.
Pero no soy más que el susurro entre las ramás de los árboles del Viejo Bosque. No soy más que el sonido del agua al caer al lago, que el sonido de las olas cuando rompen contra la costa. Al fin y al cabo, soy alguien sencilla que ha ido de aventura en aventura, defendiéndose de los más implacables peligros, de las más fuertes tormentas...
Aún así, sigo siendo humana, porque no he llorado bajo la lluvia, me he enamorado de hombres con tanto poder que ahora yacen encerrados en las más altas torres... Incluso tuve un hijo. Hijo que perdí y cuyo dolor aún hoy me acompaña.
Soy el vivo reflejo de la soledad encerrada en un cuerpo que no le corresponde. Temen al escuchar mi nombre, pero en realidad, tengo tantos, que ya no sé cual impone respeto, cual asco y cual desesperación.
Si aún quieres acompañarme, búscame en los lugares perdidos, búscame donde nadie se atreve a entrar. Pero ten cuidado, porque no sé ni si quiera si aún sigo viva. Seguramente así sea, porque siento el corazón latir, pero ya no siento ni dolor ni pena, solo siento sed de venganza.
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