Comenzó en Tsuma...

El joven samurai detuvo su jadeo para inhalar una gran bocanada del aire fresco de la mañana. Había merecido subir hasta la colina para contemplar el pueblo al que se dirigía. Desde allí, divisaba los edificios del templo con su fascinante pagoda, y los de la villa que contaba ya en sus calles con un constante trasiego de transeúntes afanados en sus quehaceres diarios: vendedores dirigiéndose a sus puestos del mercado con sus carretas, campesinos encaminados a los campos de arroz, de té o de wul, los pescadores montando en sus botes, listos para la faena...

El sol ascendía lentamente por la colina y se reflejaba en las gotas de rocío todavía colgadas de las hojas de los arbustos y árboles, e iluminó el rostro todavía de retazos infantiles del muchacho, que cerró soñadoramente sus ojos para sumirse en felices imágenes de pruebas superadas y duelos victoriosos.

Presenciaba tan ufano y contento su visión de grandeza que le sorprendió la inesperada sombra que se posó ante sus ojos cerrados. Al abrirlos, vio cómo las nubes ocultaban al sol y un soplo de viento frío subió por la montaña para estremecer su kimono y escalofriarle momentáneamente. Suspiró y se giró para tomar el camino de vuelta, que quizá no sería de rosas, como él había imaginado...

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Xana 291

Una sencilla misión diplomática esconde más de lo que parece. ¿Podrán nuestros jóvenes héroes salir vivos de los viejos túneles del complejo minero Xana 291?

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