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Año 22XX. La humanidad tiene su primer contacto con una especie alienígena y, cómo no, resultaron no ser tan majos como habríamos querido. Aparecieron de la aparente nada en el borde de nuestro sistema solar, destruyendo nuestras más lejanas estaciones espaciales y avanzando por el sistema a lento y destructivo ritmo.

Tras meses de guerra y con todos nuestros intentos de comunicarnos siendo ignorados, la humanidad ha sido acorralada en Marte y Tierra. Parecía que se acercaba el fin, pero entonces descubrimos cómo utilizar la tecnología alienígena contra ellos.

Armados con enormes máquinas que tan solo puede ser pilotadas por un conjunto muy limitado de personas, la humanidad se prepara para el contra-ataque: ¿Estás listo para subir al jodido robot?

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¡Que alguien salve al Rey Demonio! (+18)

¡Que alguien salve al Rey Demonio! (+18)

Desde que el Rey demonio cayó enfermo el reino comenzó a tambalearse. Los nobles que tomaron el control planean imponer la paz, el orden y la justicia en todo el reino, y usarán la fuerza de ser necesario. ¡Incluso en las escuelas empezaron a impartir matemáticas! 

Esta aberración no puede continuar ¡Alguien debe salvar la vida del Rey demonio!. Esa embustera y pervertida elfa de los bosques engatusó y envenenó a nuestro amado monarca. La delincuente huyó antes de que pudiéramos ponerle las manos encima y se ha refugiado en el impenetrable bosque del sur. Han pasado meses desde entonces y el rey no despierta.

Si tan solo algún aventurero fuese lo bastante tonto y estaría dispuesto a afrontar el peligroso viaje hasta sus bosques y hallar el antídoto, al regresar le estaría esperando una generosa recompensa y un indulto real por las buenas acciones que pueda verse obligado a realizar durante la travesía. 

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Regreso al Hogar.

Regreso al Hogar.

“La ciudad fronteriza de Halden era el lugar idóneo para encontrar cualquier cosa, desde un completo catálogo de anzuelos hasta la mejor receta de tarta de manzana. También se podían encontrar los mejores y más variopintos aventureros. Como decían en el gremio de la ciudad “No sabemos dónde terminará tu aventura, pero seguro que empieza aquí”. Los ladrones tenían otro “Mejor en Halden que en la tumba”, por lo que no era raro encontrar todo tipo de bribones y villanos ocultos en las irregulares calles de la ciudad.

La villa tenía dos caras, de día era una encrucijada comercial, con sus bazares, sus negocios en la parte trasera de los tenderetes, sus mercados al aire libre, de frutas, armas, esclavos y mujeres, el contrabando de drogas, influencias y sobornos. Si podías ponerlo un precio, podías venderlo. De noche, danzaban las muchachas de vida alegre, y los cuchillos y el veneno. Era el momento del ocio nocturno, de los asesinatos por encargo y los ajustes de cuentas.

Tierra de aventuras y promesas donde un encargo podía descubrir nuevas amistades y tesoros o la más cruel de las muertes. Se podía respirar el aroma a desafío por sus calles de piedra blanca, el vibrante olor de la violencia, del riesgo y del libertinaje. Halden era el mejor lugar para comenzar una aventura.

Se decían que los goblins de las colinas habían estado especialmente inquietos y que pronto la ciudad recibiría la visita de un famoso señor de la guerra que sería juzgado por sus crímenes contra la Corona y ejecutado en la plaza principal. Problemas, decían algunos. Otros reían, colocaban el hacha su espalda y miraban al horizonte con optimismo. Habían nacido para eso.

¿Y quién no ha escuchado nunca una historia similar, un comienzo parecido? En una taberna, alrededor de una hoguera, alguien recibe un encargo, reúne un grupo de aventureros y oportunistas, y aparece la aventura. Pero nuestra historia no es una historia corriente.

 

Nadie esperaba que el cielo quedara cubierto por las llamas aquella mañana.

La bola de fuego atravesaba el cielo con impunidad. En su interior burbujeaba un crisol al rojo vivo. Su inmensidad ya había ocultado al sol. A pesar de la distancia pudieron notar su poder abrasador. Asomados a las ventanas y balcones, contemplando con miedo desde los tejados o la plaza principal, todos habían quedado mudos, paralizados, viendo la enorme esfera de llamas. Un segundo sol, rojo como la sangre, llameante como corazón de dragón, que estaba consumiéndolo todo.

Los campos de cosecha y los tejados de paja más cercana se prendieron a su paso, algunas piezas de metal empezaron a fundirse, derritiéndose como carámbanos de hielo en un desierto. El agua se tornó vapor y la tierra empezó a temblar. Los animales salieron espantados, huyendo del bosque, sin tener muy claro que dirección debían tomar. Chocando unos con otros en su errática huida.

No vieron el lugar del impacto. Quizás en un reino cercano, tras la montañas, o más allá del bosque sombrío. Porque siempre hay un bosque sombrío, pero esta vez ardió hasta los cimientos y su tierra se volvió gris. A los pocos segundos notaron como la tierra se agitaba. Llegaron los primeros gritos, los primeros llantos y plegarias. La gente empezó a correr, despavorida, de un lado a otro. Los edificios más endebles empezaron a venirse abajo por el impacto de la explosión. Los perros ladraron, los caballos se encabritaron. Todos sabían que iban a morir y que no había escapatoria.

Trataron de refugiarse; en sus casas, en los barracones y la fortaleza, en los sótanos y desvanes. Algunos trazaron encantamientos, otros solo pudieron rezar. Todos estaban condenados.

En la distancia se alzó una enorme columna de humo negro. Y fuego. Una llama tan viva que contemplarla hería la mirada. Prendió el aire, el cual ardió, provocando una corriente de llamas como si de un mar ígneo se tratara. Apenas tuvieron un momento para ver como un muro de fuego de más de mil pasos de largo arremetía contra Halden, calcinando muros, carne y hueso. Vidas. Y no se detuvo ahí. La llama, esparcida por el mundo con total contundencia, terminó por consumirlo todo.

Salvo a ellos.”

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