A lo largo de la orilla rompen olas turbulentas,
los soles gemelos se hunden tras el lago,
las sombra se alargan
en Carcosa.
Extraña es la noche donde brotan negras estrellas,
y extrañas lunas que orbitan a través de los cielos,
pero aún más extraña es
la perdida Carcosa.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la penumbrosa Carcosa.
Canción de mi alma, mi voz está muerta,
muere tú, sin ser cantada, como lágrimas derramadas
se secará y perecerá en
la perdida Carcosa.
La canción de Cassilda en EL Rey de Amarillo.
Acto 1, Escena 2.