Subida por Montano
El sol sobre nuestras cabezas mientras empece a notar que el verano llego a Bs As Veniferme toca timbre, sube a mi casa hacemos el cartel, a lo largo de varias cuadras cerca de mi casa hay varias verduleras, pero solo una tenia un cajón de duraznos/melocotones, va Venifer con su mejor cara de perrito mojado (si si, como la de la foto XD), para preguntarle si podíamos sacarle fotos al cajón de duraznos/melocotones, los tipos lo miraron con una cara rara (eso me dijo ella, yo estaba distraído viendo un auto azul), sacamos un par de fotos Venifer compro unos duraznos/melocotones y fumos a intentar hacer otros foto que no pudimos por la carencia de amor propio y al prójimo que suele tener la gente en estos tiempos modernos.
A la vuelta de la foto fallida Venifer me dijo, espera espera, vamos a hacer la foto de nuevo, yo OK, y ahí fue cuando entendí para que compro los duraznos/melocotones, hicimos 3 fotos, esta fue la ultima y entre la primera y la segunda hubo gente que se paraba para leer que decía el cartel XD
Efectivamente. La mejor anécdota fue que, en una foto que salió espantosa, estaba parada en la esquina opuesta cruzando la calle. Esquina que reunía las siguientes características:
1. Era una intersección entre una de las principales de Buenos Aires y una calle bastante transitada, justo frente a un parque bastante grande, y a una cuadra del cruce de esa avenida con otra muy importante.
2. A mis espaldas, había un edificio inmenso de juzgados comerciales. Lleno de juzgados. Lleno de abogados.
3. Siguiendo a 1. y 2., cada un minuto y algo pasaba una tanda de abogados [con sus caras de seriedad, elegancia y pertinente apuro] que se detenía en esa misma esquina a esperar para cruzar la avenida, o para tomar un taxi.
4. Siguiendo las tres anteriores, en los tres o cinco minutos que estuve parada allí, sosteniendo el cartel y el durazno/melocotón en la mano [y poniendo la mejor cara de lástima que pude encontrar, mirando hacia el cielo], alrededor de siete abogados se detuvieron unos segundos a mirar qué pasaba, dos personas se frenaron a leer lo que decía el cartel, y un último peatón miró hacia arriba, en la dirección en la que iban mis ojos.
5. Y el problema general era que, como el sol me daba de lleno en la cara, estuve a punto de quedarme ciega.
Jamás me contraten para trabajar en ventas: a menos que quieran hacer marketing con una publicidad al ridículo.
Jajajaja, excelente! Me encantan sus anecdotas, son de las mejores de la partida!
Por cierto, alguien te ofreció comprarlos?