Felicitas fue directo a su habitación, cabizbaja y silenciosa. El comienzo de la manada no había sido muy auguroso. No le había gustado ese traspie con Cifuentes ni la huída de sus compañeros del misterioso ser.
Se encerró en la habitación que le había tocado para descanso, cuidando de cerrar la puerta con llave para evitar intromisiones indeseadas, aunque dudaba que los otros se animaran a entrar así porque sí. Se sentó en el borde de la cama, junto a su maleta abierta y pensó en si había sido buena idea el aceptar la 'invitación' a integrar esa manada durante algún tiempo...
Sintió un fuerte cosquilleo molesto sobre su pecho, a la altura misma de su corazón muerto, justo donde le había aparecido de manera rápida y fugaz una marca un tanto peculiar. Al principio había pensado que sería obra de Jacke, con sus dotes de moldear la carne. Pero se lo hubiera hecho saber. Y eso jamás había ocurrido. Era una marca extraña, de forma y color raro. Semejaba un pequeño corazón sonrosado. Había aparecido de la nada y ella tampoco le había consultado al chiquillo de su Mentor para no generar algún celo extremo...
El estar cerca de Cifuentes juras y perjuras que sentiste como ardia tu pecho, en aquel preciso lugar donde se encontraba la marca.... tu mente trabajaba a mil por hora buscando una respuesta.
Luego algo vinoa tu mente... Tu, Ivan y posiblemente Dieter hallan sentido lo mismo; aquella quemason y escozor sobre la piel.
La molestia fue lo suficientemente insistente como para que Felicitas se retirara a blusa quedando con su brasier. Se observó equella extraña marca para ver si había cambiado de color o de forma y tamaño. Parecía latirle de la misma quemazón.
Solicito narración de lo que Felicitas ve. ;)
La marca parecia reacionar, juraste y volviste a jurar que aquella marca parecia seguir un ritmo...2....2.....5......3...1 era un ritmo disparejo el que sentias como pequeños pinchazos sobre esa zona.
Parecia quemar, ardia y fue cuando viste que se movio o eso parecio para descanzar en medio de tus senos, adquieriendo un leve tono azulado.
Eso no era nada normal. Felicitas se sorprendió amte ese comportamiento decididamente sobrenatural. Su primer impulso fue el de tomar su celular y llamar inmediatamente a Jacke y ponerlo al tanto de semejante anomalía. Es más, hasta tomó el aparato y lo sostuvo entre sus manos, con el dedo pulgar posicionado sobre la tecla de llamado. Pero luego desistió. Trató de serenarse y buscarle una respuesta lógica a los hechos.
No podía estar llamando a cada rato a sus allegados para que la sacaran de sus problemas. Era tarea propia de ella. Felicitas consideraba que aquella misión era como su bautismo de fuego dentro de la secta.
Volvió a colocarse la blusa y abrochó sus botones hasta el cuello. Se alisó los cabellos y comenzó a desempacar sus cosas -no todas sino las que debía tener a mano.
... De repente y mientras se vestía, la chica recordó algo de suma importancia. Ni bien estuviera asentada en el Refugio debía realizar una llamada informando su arribo a la ciudad.
Aún inquieta y pensando en aquel extraño estigma sobre su piel, Felicitas tomó su celular y buscó en la agenda registro guardado con la letra "X". Presionó la tecla 'send' y esperó a ser atendida.
La voz apagada de un hombre la recibió y ella con todos sus buenos modales le saludó.
-Buenas noches -dijo con su castellano extrnjerizado -, soy Mademoiselle Cutler. Monsieur Vidal está esperando mi llamado.
El Regente Juan de la Cruz Vidal había solicitado que lo mantuviera al tanto de sus pasos desde su llegada a la ciudad. Y Felicitas, como 'buena niña' que era, cumplía.
Esperaste unos dos minutos mientras aquel sujeto de voz apagada pasaba la llamada
-Saludos mi niña - La voz mas que conocida ahora sonaba del otro lado - Esta todo bien? como estuvo tu viaje mi pequeña –[/B] Aquella amabilidad era poco vista en otros vástagos, pero felicitas por algo la merecía.
[B]-Buenas noches Monsieur Vidal. -Respondió de forma amena. Si el Lasombra la observara estaría frente a un rostro diáfano que le sonreiría de buena manera. -Acabo de instalarme esta misma noche. He conocido al resto de los cainitas que pertenecerán a la manada.-
Ya se le había borrado parte de la preocupación primaria sobre el estigma de su piel aunque aún le ardía. Parecía que el tratar de despejar su mente de ese detalle hacía que le molestara menos.
- Contento estoy de que estés bien, ya has podido entablar relaciones en la ciudad – Del otro lado una sonrisa se marcaba en los labios del regente – La indiscreción no es lo mío querida pero noto tu voz con cierta preocupación -
-Sí... Puede ser... -Alargó las palabras. -Es que no encuentro mi lugar dentro de la manada que se ha conformado. -Dijo evitando el verdadero problema e inventando una buena excusa para sonsacar información al Regente. -Son un grupo al parecer de acción. Quien dirige se muestra tal vez muy duro con el resto. Quizá demasiado para alguien que poco nos conoce. Es un hermano de clan. Se llama Ivan Kosoblik. ¿Lo conoce Monsieur?
Era una buena forma de comenzar a averiguar datos sobre los individuos con los que le tocaba convivir forzosamente.
-Conozco poco de El en realidad… podría decirte que fue Sargento dentro del ejercito Ruso; y que la tan afamada Mademoiselle Kira es quien lo ha abrazado… Se poco de El Pequeña pero tengo una deuda contigo… prometo tener mas información en algunos días – Tras el teléfono se estaba creando una duda – Escúchame no te dejes pasar por arriba jamás, posees demasiadas cualidades como para ser una gran líder – Expuso aquellas palabras con tal seguridad que parecían estar penetrando tu corteza cerebral para quedarse allí grabadas.
- Si es necesario que trabajes en las sombras de tu propio Ductus debes hacerlo al fin y al cabo todos queremos algo de poder, no es así? -
Claro que era así tal cual lo exponía Vidal. Ella tenía todas las cualidades para imponerse ante el grupo. Pero de hacerlo tendría que ser con tal sutileza que su incursión tras la figura de Ivan fuera imperceptible. Que el Regente le dijera esas palabras la alentó y hasta sintió cierta superioridad por sobre el resto del grupo. Pero no debía demostrarlo bajo ningún punto de vista.
-Por supuesto monsieur. Puede estar seguro de eso. No lo defraudaré en absoluto. Pronto tendrá noticias mías. Se lo aseguro. -Respondió.
Y también tendría noticias de ella Nicanor, el Ductus del "Malón", a quien ella conocía bastante bien.
-Espero no haberlo molestado. Sólo llamaba para reportarme y dejarlo con la seguridad de que me encontraba ya en la ciudad.
-Tranquila mi niña… el placer de oír tu voz a reconfortado mi alma – respondió el Regente – Esperare las noticias con ansias, cuídate… - El teléfono del otro lado colgo
Felicitas hizo un gesto tal cual un hondo suspiro y también cortó desde su celular, arrojándolo con cierta suavidad sobre el centro de la cama.
Había comenzado a mover sus hilos y a tejer una sutil telaraña.