Aquí todo lo relacionado con las noticias de la liga.
En formato periódico claro.
La estatua del Demonio Taz
Ayer se produjo un eventual encuentro en la ciudad de Mordheim cuando cuatro bandas distintas fueron a un barrio de la ciudad tras la pista de un valioso objeto. Al encontrarse las cuatro bandas surgieron unos extraños pactos donde los Skavens y los Orcos se unieron para hacer frente común a dos razas de "extranjeros". A su vez los elfos oscuros viendo que los Orcos suponían una amenaza en combate cuerpo a cuerpo, decidieron aliarse con los poderosos saurios y usarlos vilmente de carnaza.
Los Orcos comenzaron moviendo rapidamente ignorando a los eslizones infiltrados en los edificios cercanos. Pese a la insistencia de estos en dispararles las duras pieles de los Orcos repelian las debiles flechas y más debiles aún dardos de los pequeños eslizones.
Los Skavens por su lado corrian para situarse a distancia de disparo de sus hondas y abatir a los eslizones infiltrados en los edificios de su lado. El Skaven negro por su lado corrió, trepó por una pared casi vertical usando sus poderosas garras de combate a modo de palanca y sorprendiendo a los eslizones por detrás dió buena cuenta de uno de ellos.
En el otro lado de la plaza del barrio donde estaba el objeto deseado, los Saurios avanzaban protegidos por el fuego de cobertura de los elfos oscuros que pese a tener buena puntería no conseguian perforar la piel de los Orcos con sus ballestas de repetición.
El avance de los Orcos imperturbable dió su fruto cuando llegaron al objeto y lo cogieron sin oposicion alguna y bajo el fuego enemigo de las dos bandas enemigas.
Por otro lado los Skavens habían llegado al combate con los saurios y más concretamente se produjo un duelo entre capitanes de banda que se ve reflejado en esta imagen.
El Jefe Saurio va a destrozar al lider Skaven con un poderoso golpe y este no puede hacer nada para defenderse cuando una alimaña apuñala al lider Saurio y lo deja Fuera de Combate.
El Saurio que estaba al lado de su lider intentó la venganza pero fue apuñalado de nuevo por la misma alimaña que acabó con su vida.
En el centro de la plaza los dos espadas oscuras cargan contra los horribles Garrapatos Cavernícolas que no pueden hacer nada ante tan rápidos y ágiles rivales y uno de ellos cae Fuera de Combate. Sin embargo los logran entretener lo suficiente para que sus Kuidadorez y el lider Orco lleguen en su ayuda.
El lider de los elfos oscuros carga con la compañia de un saurio, al centro de la plaza en un intento desesperado de detener al Orco que huye con el preciado objeto.
El hechicero Orco murmura unas palabras mágicas ¡Zzap! mientras carga a la hábil espada oscura, el proyectil mágico impacta a la elfa y la deja a merced del hechicero que solo tiene que rematarla.
En el otro combate el lider Orco asesta un golpe con su martillo al elfo oscuro que escapa por poco de la muerte pero queda aturdido en el suelo.
El lider elfo oscuro se queda solo, rodeado de enemigos cuando el saurio cae a manos de un skaven. Dos de los eslizones que estaban subidos a un edificio disparando sus arcos deciden intentar una última cosa saltando encima de la cabeza del Orco con tan mala suerte que uno de ellos cayo de cabeza contra el suelo y murió. El otro eslizón no fue capaz de hacer nada al Orco ya que el hechicero Skaven se teletransportó al combate y le hizo papilla.
Finalmente el lider elfo oscuro quedó fuera de combate y la alianza de largatos y elfos oscuros se disolvió y cada uno corrió al agujero más proximo.
Era nueztra primera inkurzión en la ziudad maldita de Mordheim, guiadoz por el honorable Shaka y zu vizión de Gorko.
Zegún Shaka nozotroz debíamoz regiztrar unoz edificioz para eztablezer un cuartel general dezde donde poder hazer incurziones a la ziudad variaz vezes. Juzto cuando eztabamos ezplorando unos edifizios en ruinaz que zegún Shaka iban a zer del agrado de Morko uno de nueztroz Garrapatoz Cavernícolaz ze volvió como zi ze hubieze comido un hongo piracabeza y ze lanzó al ataque.
Nueztro líder Grumlok el Poderozo hizo que nos dezplegazemos rápidamente por loz edifizios cercanoz y todoz menoz un apeztozo goblin que ze quedó inzultando a Grakkah avanzamos ziguiendo zuz ordenez.
Rápidamente noz dimoz cuenta de la amenaza que habían vizto loz fielez garrapatoz, eran azquerozoz taponez y lez zuperabamos en cantidad, azí que Grumlok dio la orden de atacar.
Nueztroz arqueroz dieron en el blanco y doz apeztozoz enanoz mordieron el polvo y corrimoz a patearlez la dura cabezota antez que ze levantaran. Zu líder, un azquerozo enano con zu reluziente y cara armadura, intentó acabar con uno de nueztroz bonitos garrapatoz, traídoz dezde laz mejorez cavernaz de nuestraz tierraz, pero no pudo con él.
Cuando noz lo estabamoz pazando mejor, el líder de loz taponez lez ordenó retirarze y loz taponez corrieron como nunca loz habíamos vizto, laztima que ze llevaron a zu compañero herido y noz faztidió toda la diverzión del día.
Ezto no ha hecho máz que comenzar pero promete una gran diverzión.
Ya eztamoz preparadoz para la ziguiente misión, ¡que Gorko noz guíe!
Si-si, Gran Vidente Vidente, cumplimos la misión, si-si...
Llegamos al barrio que nos dijeron y nos desplegamos a gran velocidad por las calles hasta controlar 4-4 de los edificios que nos habian asignado.
Tikrik, de las Grandes Garras recuperó el primero, y Kutil del Garrote, el segundo. El resto nos desplegamos con la velocidad superior de Nuestra Raza Elegida, hasta conseguir otros dos edificios, los más cercanos al templo.
Fué entonces cuando empezaron los problemas, si-si...
Un grupo de asquerosos muertos vivientes tenía tomado el templo y ¡¡eran muchos-muchos!!
Pero Nuestra Superioridad Natural y Tecnológica ya contaba con que hubiera más gente interesada en ese templo y dí la orden de sacar las hondas. La mejor arma que teníamos contra esas cosas feas y asquerosas, si-si...
Pero una alimaña nos había traicionado ¡¡a Nosostros!! ¡¡Al Clan de los Elegidos de la Gran Rata Cornuda!!¡¡AAAARRGH!!! ¡¡Maldita sea esa escoria!!
Bueno... como le iba diciendo, Gran Vidente, esa alimaña (que fué debidamente ejecutada por traidora y su superior castigado debidamente) no trajo las hondas para repeler al enemigo...
Así que después de inspeccionar la zona, le puedo asegurar que el templo ese no era tan importante como nos pensabamos en un principio, yo lo ví y solo eran unas ruinas sin valor, oh Gran Vidente... de verdad, si-si...
Y viendo que el combate tampoco aportaba la Gloria que Nos merecemos (nosotros y la Gran Rata Cornuda), decidimos retirarnos, pues no era un lugar digno para Nosotros...
Si-si, en serio... eso fué lo que pasó... nunca le mentiria, oh Gran Vidente... no-no... Thaslag el Asesino nunca miente a un Vidente, no-no...
... Si no hay más, me retiro, Gran Vidente... si-si, me retiro...
Extracto del Libro de los Agravios del clan Magnusson. Pagina 500, párrafo 10
“Hoy, día 1915 del imperfecto calendario imperial, los malditos Druchii pataslargas han firmado un acto vil y que merece ser escrito en éste gran libro de nuestro clan.
Durgur Magnusson, gran líder y héroe de nuestra familia, ha sufrido un vil y sucio ataque sorpresa mientras supervisaba la recuperación de unos barriles de Bugman XXX de una de las muchas tabernas del barrio del puerto, de la caída y depravada ciudad de Mordheim.
Los malvados Druchii, querían cruzar de un barrio a otro, pasando por delante de nuestros guerreros sin ser vistos. Pero el fuerte perfume inherente de su raza, que creo que nuestro ingeniero está intentando investigar, les ha delatado.
Sabíamos que estaban cerca, pero como siempre, esos Druchii se han dedicado a esconderse y huir de una noble batalla cuerpo a cuerpo, mientras nos lanzaban dardos con esas ballestas extrañas suyas. Ballestas las cuales le gustaría, nuevamente a nuestro ingeniero, investigar.
Una de las veces, han tocado al pobre Snorri Barbafuerte, que se asomaba por la ventana de una casa en donde se escondían esos malditos Druchii, pero no ha sido más que un rasguño.
Nuestro ingeniero, ha tenido la oportunidad de probar su pistola modificada. Pero con la mala pata de que la distancia era demasiado larga, y por poco le hieros unos dardos.
En el último momento, nuestros atronadores, han podido ver el final de la cobarde escaramuza Druchii. Incluso uno de ellos, afirma haber tocado a uno de esos cobardes perfumados pataslargas que iba ataviado con mejores ropas que el resto.
Ha sido demasiado tarde para interceptarlos. Han entrado en el barrio de las chabolas, y allí es difícil seguirlos. Ya les daremos su merecido castigo en cuanto nos volvamos a cruzar con ellos. "
Así habla Iuatzel, sacerdote del bigésimo desove, elegido de Chom'pak, el favorito de Sotek.
Hace dos lunas completas, cruzamos el portal que el gran Chom'pak creó hacia la ciudad de los sangre caliente. Nos vemos obligados a movernos por estas tierras, malditas y anegadas por la corrupción del Caos, el enemigo ancestral. Siento dentro como su poder crece en estas tierras, y como los sangre caliente, estúpidos seres de mente inferior, solo luchan entre ellos, en vez de ponerle solución. Por la gloria de Chom'pak, nosotros no nos rendimos. Por la gloria de Chom'pak, no nos rendiremos.
Hace dos noches, nuestro campamento se quedó sin agua, pues está fue contaminada. Por dos noches, vagamos en busca de un nuevo campamento, hasta encontrar un buen lugar donde hacer un nuevo campamento. Pero apenas llegamos, una banda de sangre caliente, que alababan a un falso Dios, uno de sus iconos sin poder alguno, nos atacaron. Intentamos responder, pero nuestras tácticas no sirven aquí, en la tierra de los sangre caliente, donde los árboles no crecen, la tierra es yerma cubierta por ruinas. Intentamos buscar refugio, usando como ellos, los sangre caliente, los edificios, pero no sirvió. Mis hermanos eslizones avanzaron, guiados por su instinto, y no tardaron en quedar al descubierto. Una lluvia de piedras provocó la caída de dos de mis hermanos eslizones, y una piedra más acabó con la vida de un valiente guerrero Saurio, elegido por el caimán. No será olvidado.
Sebeck, ante la muerte de uno de sus guerreros, rugió furioso, y se lanzó hacia el edifico donde los sangre caliente se ocultaban, con sus guerreros. Pero lo contuve.
"La muerte de más guerreros será inútil, Sebeck, hijo del caimán. Guarda tu furia, y alimenta con ella el próximo combate." El rugió, en desacuerdo. Quería venganza, y así me lo dijo. Pero lo contuve. Nuestros guerreros, y mis hermanos, estaban al descubierto, y seguir el combate solo llevaría a la muerte. "Recuerda, Sebeck, hijo del caimán, las enseñanzas de Grom'tal, el que ha visto mil ciclos del sol, el que ha lucha en mil batallas. Las derrotas deben llevar a la retirada, no a la muerte. Esto ya es una derrota." Sebeck entró en razón, y nos retiramos.
De las victorias se gana orgullo, y de las derrotas, experiencia. El orgullo lleva la caída, la experiencia, a la victoria.
Así ha hablado Iuatzel, sacerdote del bigésimo desove, elegido de Chom'pak, el favorito de Sotek.
Así habla Iuatzel, sacerdote del bigésimo desove, elegido de Chom'pak, el favorito de Sotek.
Sin campamento, deambulamos por la ciudad en ruinas, teniendo que ver como el poder de nuestro enemigo ancestral, el poder del Caos, crecía por la tierra de los sangre caliente. Cegados por el oro y el poder que este conlleva en su mundo, un mundo sin orden, sin voluntad, donde vivir una vida miserable, se matan, se destruyen. Encontramos por el camino a un sangre caliente, un humano, que palideció de terror. Fue un buen sacrificio para Sotek. Su corazón, aún palpitante, tiñó mis manos, y mi brazo, y formó un torrente de cálida sangre que señaló un lugar, una señal de Sotek. Caminamos en aquella dirección, hasta encontrar un rincón de la ciudad, cubierta por las ruinas de una decadente sociedad, que nos decidimos a usar de campamento.
Sin embargo, antes de nos pudiéramos establecer, mientras yo y mis dos hermanos, los de la gran cresta, elegidos de entre mis hermanos eslizones, explorábamos, vimos a lo lejos una fuerza enemiga, un puñado de Skaven, seres inmundos, nacidos de energías oscuras, que no merecían el mínimo atisbo de piedad, no tenían lugar en el gran plan. Alrededor de un gran edificio, los guerreros de Sebeck, aquellos elegidos por el caimán, tomaron posiciones. Mis hermanos, ahora ya con más sabiduría en la guerra, se escondieron tras un pedazo de muro. Los de la gran cresta se alzaron sobre las estructuras más grandes, pero por desgracia, una piedra mató a uno de mis hermanos de la gran cresta. No obstante, esta vez no íbamos a rendirnos.
Sebeck, el hijo del caimán, subió junto a mi sobre el edifico que sus guerreros custodiaban. Necesitaba sangre, venganza, pero le detuve. "Espera, Sebeck, elegido por el caimán" le dije "la lucha no la decide la espada, tanto como la mente del guerrero. Espera a que sea el momento." Mis hermanos eslizones se hicieron fuertes y reforzaron todas las entradas, mientras que los guerreros, elegidos por el caimán, se ocultaban. Las ratas avanzaron, seguras, orgullosas, y fue entonces cuando, seguras de su victoria, cayeron en la trampa. Los guerreros se lanzaron con furia. Sebeck, elegido por el caimán, rugió, y se lanzó contra las ratas, que escalando, intentaban arrebatarnos el edificio desde lo alto, pasando a través de una pasarela superior. Mató a una, con su espada, para luego avanzar, y matar a otra, parecida a un mago. Su espada brillaba, llena de sangre caliente, y Sebeck, elegido por el caimán, rugía. Sus guerreros, bajo sus pies, aniquilaron a las ratas quien, aullando de forma cobarde, se retiraron.
Enterramos a mi hermano de la gran cresta, y le ofrecimos su sagrada sangre fría a Sotek, en honor a nuestra victoria. Ahora, con un campamento, pudimos reagruparnos, y conseguir un lugar desde el que asaltar la ciudad.
Así ha hablado Iuatzel, sacerdote del bigésimo desove, elegido de Chom'pak, el favorito de Sotek.
Así habla Sebeck, Saurio escamadura, guerrero elegido por el caimán, aquél que ha vivido cien ciclos solares.
Iuatzil, elegido de Chom'pak, de Itza, ha muerto. Siervo favorito del sacerdote Chom'pak, aquél que gobierna en el templo de Sotek, en la ciudad templo de Itza, ha muerto. Sus asesinos, han escapado de mi rabia, de la rabia de mis hermanos guerreros Saurios. Tras hallar una fuente rica de fragmentos del corazón del demonio que corrompe en estas tierras de los sangre caliente, nos atacaron los Skaven. Su simple olor, su peste, encendió mi rabia. Llevado por la ira, no escuché los sabios consejos de Iuatzil, el que actúa con sabiduría. Lancé con rabia a mis hermanos, y los eslizones me siguieron. Sus flechas fueron certeras, acabaron con muchas ratas. El olor de su sangre me llegó, me llenó de satisfacción, y aumentó mi rabia.
Las ratas se acercaron, y mis hermanos Saurios, guerreros elegidos por el caimán, se lanzaron hacia las ratas Skaven, seres corrompidos por el Caos, cuya mera existencia es un insulto a la obra de los Ancestrales. Mis hermanos guerreros tuvieron éxito, y la sangre Skaven, negra como el poder que los creó, regó nuestras armas y pezuñas. Pero entonces ocurrió lo impensable. Llevado por la ira, perseguí a una rata Skaven, y no pude ver como otra se acercaba presa de una magia oscura. Me arrolló, y caí al suelo. Iuatzil corrió para acabar con aquella maldita rata, cuando esta lo mató, hundiéndole sus negras espadas en el pecho. La sangre Skaven vertida no ha sido suficiente.
Mientras el cuerpo de Iuatzil es consumido por las llamas, uso una daga para abrir en ella una herida en mi mano, y luego paso un cordel. La sangre de la herida que no podrá cerrarse será testimonio de mi vergüenza. De mi error. Ahora debo encontrar la sabiduría, abandonar la ira y la rabia, y buscar el conocimiento de la guerra que los Ancestrales me dieron, para guiar a mis hermanos. Venganza contra los Skaven, venganza contra la maldita criatura que tanto dolor ha causado. Que Sotek la maldiga, que sus serpientes devoren cada uno de sus miembros, que sus chillidos sean recogidos por la luna y las estrellas. Que su cuello caiga de nuevo en la hoja de mi macana, que sólo su sangre caliente sacie mi sed, y aplaque la ira de Sotek. Y que Sotek oiga mi súplica, con el sacrificio y la sangre fría y sagrada de Iuatzil.
Así ha hablado Sebeck, Saurio escamadura, guerrero elegido por el caimán, aquél que ha vivido cien ciclos solares.
¡¡Oh Gran Vidente!! ¡¡Traigo muy buenas notícias!!
Fuimos a buscar esos restos de Piedra Bruja que nos dijo ¡¡Oh Gran Vidente!!, pero las ratas traidoras del clan de los Puñales Silenciosos también ansiaban ese Tesoro, Nuestro Tesoro.
Pero nosotros fuimos más rápidos, si-si, más rápidos y llegamos primero al edificio y encontramos las piedras. Pero ellos fuéron hábiles y rodearon el edificio y nos atacaron ¡¡traidores, traidores!!.
Y nosotros respondimos como nos enseñó la Gran Rata Cornuda y les hicimos muchas bajas, si-si, muchas bajas...
Pero ellos eran más, así cuando encontramos un agujero hacia las alcantarillas nos fuimos, ¡¡oh, Gran Vidente!!
Pero no penseis que fué cobardía, ¡¡Oh, Gran Vidente!!, no valía la pena malgastar a Nuestros Valerosos Guerreros en una lucha innecesaria. Envié a algunas alimañas a detener su avance y mientras recogíamos la Piedra Bruja, mi SU Piedra Bruja, Señor... y aquí la tiene.
Pero debe saber que por el camino de vuelta, un grupo de asquerosos reptiles nos intentó cortar el paso y ¡¡¡robarnos la Piedra!!!
Avanzamos hasta que estuvimos a tiro de piedra, y eso hicimos, si-si, les fustigamos con las hondas y se escondieron, ji-ji. Pero no podíamos avanzar, así que ingenié una distracción, si-si, y la alimañas se dirigieron hacia un rincón del barrio, y Yo, con nuestro Vidente y alguna que otra rata de confianza nos fuimos hacia el otro.
Y así atacamos en el punto más débil, dónde solo había unos pocos lagartos grandes y su brujo.
Y peleamos, si-si, peleamos duro y les hicimos daño... pero esos seres traidores habían escondido a más de su purria por ahí y nos cortaron el paso otra vez. Fué una lucha dura, pero al final conseguimos cruzar su territorio, y traeros la Piedra, ¡¡Oh Gran Vidente!!