1621. La villa de Boom se prepara para recibir a los soldados españoles... de una manera que jamás olvidarán.
La Guerra de Flandes se paralizó entre 1609 y 1621, debido a la paz que firmó con los rebeldes holandeses el ya moribundo Felipe III. Un largo y sangriento conflicto de 50 años en el que las Provincias Unidas surgieron, desafiando el poder de la corona española. Para sofocar la rebelión, el rey contaba con numerosas tropas, de varias de las nacionalidades del Imperio. Pero los más temibles eran, sin duda, los tercios de infantería española.
Ahora, la tregua está a punto de expirar, y mientras los diplomáticos se afanan en sus discusiones para saber si se alcanzará la paz, o bien se reanudará la guerra, los soldados se preparan, desplegándose cerca de la frontera. Una de esas villas fronterizas, es la próspera villa de Boom, plaza fiel al rey católico, poblada por una mezcla de valones y protestantes en una difícil convivencia.
La bandera del capitán Pérez del Oso, perteneciente al tercio de Idiáquez, está a punto de llegar a la localidad para hacerse cargo de sus defensas. Se encontrarán, no obstante, con un recibimiento imprevisto: el pueblo se prepara para su mayor fiesta anual.
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