Viste Topacio. Viste Cristal. Viste Rubí rebelde. Viste Abigail.
No mientas. No lo hacías por tu madre. No lo hacías por tu abuela. Ellas eran la excusa.
Cada tarde te sentabas frente a la tele, para saber si Alfredo Alfonso finalmente conseguiría el amor de Aurelia Toribia, o si César Augusto se libraría de las perfidias del malvado Padre Ignacio.
Ahora, tú eres uno de ellos.
Hilo Sondeo.