Taawa lo hacía bien y, en otras circunstancias, no habría considerado necesaria mi intervención. Pero las palabras de Altair podrían meternos en problemas. Así que decidí poner mi grano de arena, sólo por si acaso.
Me arrodillé frente a aquellas entidades espirituales y coloqué mi mano sobre mi pecho, como lo hacían los humanos para señalar su corazón. Yo no tenía uno, pero esperaba que la señal se entendiera de todas formas.
-La sabiduría de las mismas estrellas me ha guiado hasta aquí -proseguí- para terminar con la maldad del culto. No sólo por su pueblo, si no por el bien de todo el universo. Si las estrellas me han elegido para esta tarea ¿Quién soy yo para cuestionar su decisión? Sólo espero que esto sea garantía suficiente para ustedes. Lamento no poder ofrecer más.
Con las tiradas no creo que pueda mejorar la de taawa, así que lo intento por interpretación.