Partida Rol por web

3 de octubre, 10:00h. En frente del Ayuntamiento

Habían pasado más de 3 meses desde que al Alcalde hizo la declaración en público de los errores que había cometido su antecesor y el ayuntamiento antes de su mandato. Durante estos meses, se había visto en público junto a los representantes de cada departamento, realizando reuniones, buscando financiación y fomentando la contratación de nuevo personal para los servicios públicos, haciendo que todos los implicados se volcaran en la tarea de mejorar cada uno de sus departamentos. 

Gracias a ello, parecía que había comenzado el comienzo de su mandato realmente y dentro de una semana exactamente a mediodía daría una conferencia de prensa en frente del ayuntamiento no solo para agradecer a los jefes de cada departamento, a las instituciones y a todo el apoyo recibido y que finalmente había conseguido lograr su objetivo para mejorar la atención a la ciudadanía.

Aunque no todo, fue como quiso, hubieron muchas huelgas y quejas públicas como grafitis, carteles negando la buena imagen del alcalde. Hacían referencia a estafas, conspiraciones y hasta malversación de impuestos, todo apuntando a un alcalde que en principio parece únicamente ayudar pero lo único que buscaba era llenar sus bolsillos y su imagen para que nadie sospechara de él.

Antes de poder realizar la ceremonia, se han tenido que organizar diferentes instituciones de seguridad pública y privada para mantener el orden debido a las revueltas de las últimas semanas pero, si el Alcalde quería que su plan comenzara con buen pie debía dar la cara y enfrentar todas aquellas acusaciones, mostrando al mundo que su esfuerzo no era por beneficio propio si no por el bien de su ciudad.

A Darcy le pilló de improviso la reunión multitudinaria del ayuntamiento. Ese día libraba, después de varias noches de trabajo nocturno y no parecía muy interesado en lo que allí pudiera acontecer, no al menos al principio.

Iba vestido con un conjunto de chándal grueso y deportivo que lo mantenía caliente y su pelo estaba ligeramente mojado por el sudor. Había salido a correr, aprovechando la mecánica de poder hacerlo de día. Porque lo hacía, o ya no lo hacía. Por las tardes tocaba prepararse para ir a trabajar, así que, aprovechar para hacer un poco de deporte y vida diurna nunca estaba de más.

Un tanto como fuera de órbita, ya que aquel no era ni siquiera su país, ni lo sentía como casa propia, fue aproximándose hacia la zona donde había bullicio, más para observar que participar, y mucho menos quedarse. Miró para ver si reconocía a alguien, y no le pareció que hubiese nadie. Lo siguiente fue buscar una fuente cercana para poder refrescarse y continuar con su camino.

Trabajaba para los vecinos de Houston, y aquello implicaba formar parte de su comunidad, sí, pero no le interesaba en lo más mínimo la política de la ciudad.

3 de octubre, 10:00h. En el Ayuntamiento

Me había desplazado hasta el Ayuntamiento con la ambulancia, habían dado el aviso de que un trabajador de la oficina del alcalde se había sentido indispuesto y que tras una primera fase de mareo había perdido el conocimiento. Les hice indicaciones del procedimiento a seguir mientras avanzaba por las calles a gran velocidad con la sirena encendida.

¿Dónde está la policía cuando se la necesita? Un gran atasco a aquellas horas en las principales arterias de la ciudad. Ni un solo cruce lo tomé con el semáforo en verde, en todas las ocasiones tuve que frenar para evitar ser alcanzada por algún vehículo que no se había percatado de mi presencia. Y eso que llevaba las luces y la sirena encendidas.

Tardé cerca de 20 minutos en llegar al centro de la ciudad y aparqué la ambulancia junto al edificio, por un lateral. Coincidiendo con la puerta de servicio a través de la cual podía colar la camilla sin contratiempos. Nada que ver con la entrada principal, adornada con una escalinata muy vistosa que hacía imposible transportar la camilla yendo sola. Ésa era otra, el servicio de emergencias del hospital no funcionaba correctamente y aún no me habían asignado un auxiliar para asistirme en los traslados. *Tenía que hacerlo todo yo sola. Me habían asignado a un chico en prácticas pero estaba tan perdido que no era capaz de hacer las cosas bien, así que, me acompañaba pero en la práctica era como actuar sola. Aún así, era capaz. Pero aquel sobreesfuerzo no se reflejaba en el salario, se estaban ahorrando personal a base de implementar las horas y los servicios de quienes trabajábamos allí en detrimento de la calidad del servicio que se prestaba a la ciudadanía. Cierto que había escuchado globos sonda de que iban a contratar a más personal, pero a saber, igual sólo era humo para acallar las críticas.

Cuando me vieron aparecer con la camilla, fueron todo facilidades. El guardia de la entrada me indicó en qué piso había ocurrido la incidencia y me facilitó los accesos. Un ascensor privado me llevó hasta el cuarto piso donde pude atender al sujeto, una mujer caucásica de unos 60 años. Presentaba un golpe en la cabeza, seguramente fruto de la caída y habían tratado de pararle el sangrado pues se apreciaba una brecha en la frente. Según informaciones de su compañera, se había desplomado cuando estaba tramitando unos expedientes en su asiento. Mientras me informaban de lo sucedido, fui gestionando mi intervención, de modo que conseguí levantarla para tumbarla en la camilla y asegurar ésta, después le tomé el pulso para comprobar que estaba bien, apreciando un desequilibrio no justificado. Al parecer se encontraba ya mal antes de acceder a su puesto de trabajo. Traté de rebajar la tensión existente en aquella planta, pues se había formado bastante expectación y seguramente hubiera gente que estaba aprovechando mi intervención a modo de descanso. Mi trabajo a veces tenía mucho de esto, generaba una especie de show social a mi alrededor - Me la llevo, habrá que hacerle una exploración en el hospital. No se preocupe, es el procedimiento - iba a ser lo mejor, a través de la sintomatología había cosas que no encajaban.

Vuelvo a tomar el ascensor de bajada y cuál es mi sorpresa que cuando salgo del edificio me encuentro a la policía poniéndome una multa de aparcamiento - no tenéis vergüenza - además es que había aparcado de tal manera el coche patrulla que no podía meter la camilla en la ambulancia - ya estás apartando el coche - gilipollas - Rapidito - Igual el tipo se creía que había aparcado la furgoneta por gusto allí, igual pensaba que era uno de esos que utilizaba los medios de la empresa para manifestarme contra la gestión del alcalde. En fin... 

- Como qué, oh? Ahora vas delante abriéndome camino - lo que faltaba, se creía que después de haberme hecho perder unos minutos iba a librar apartando su puto coche y dejándome libre el paso, pues no. Ahora lo iba a pagar, además pensaba acelerar para que tuviera que ir más rápido por las calles hasta el hospital.

Avisé por emisora que llevaba una persona contusionada en la cabeza con pérdida de consciencia y con ritmo cardíaco irregular.

Iba a darle un sorbo al agua de la fuente cuando de repente escuchó el sonido incomparable de las sirenas de emergencias. Ese característico y familiar sonido… que, a veces Henry preferiría desterrar de su cabeza usando unos tapones insonorizados. Cuestiones de haber trabajado mucho tiempo en urgencias, al principio, cuando era un enfermero novato, y luego, atendiendo a pacientes en su hogar para curas y otras necesidades.

Trabajar en planta era lo que se merecía un enfermero ya veterano. Tranquilidad… Sí. Tranquilidad.

Darcy elevó la vista pero no llegó a ver de qué iba la movida. Se encontraba posicionado en la parte delantera del edificio. No obstante, empezó a caminar, o más bien, correr, pretendiendo averiguar cual era la emergencia sanitaria.

Entonces, sí, vio la movida. Vio a Shelby, la doctora, entrando acalorada en una discusión por un puñetero coche patrulla estacionado detrás de la ambulancia.

A la doctora Shelby la conocía de vista. De vista quería decir, que no había hablado demasiado con ella... ¿Quizás un par de veces? Cuando la jefa de urgencias le había hecho bajar de la planta de traumatología, ese reino lleno de pacientes quejumbrosos que, la mayoría de las veces no podían ni moverse. O precisamente porque querían moverse, daban mucha guerra.

-Doctora… ¿Todo bien?*- Henry se acercó donde estaba la rubia y puso sus manos sobre los pies de la camilla con intención de ayudarla a cargar al paciente. Eso, si el gilipollas del policía sacaba de una vez el coche patrulla del medio y les dejaba paso.

Rongar estaba en el hospital, esperando. 

Vestía su mono de vuelo y tenía el casco a su lado. Desde la pequeña oficininita, plagada de sistemas de comunicaciones y radio, observaba algo que no tenía nada que ver con su trabajo. Alguien le había dado un pequeño televisor años atrás. La imagen era mala, pero se podía sintonizar casi cualquier cosa. Era como tener tu propio cacharro de escucha. La pantalla era pequeñita. Tanto que para ver algo, como te alejaras más de un par de palmos... era complicado saber que mirabas. Incluso era en blanco y negro. LA pobre tenía sus años, pero le había acompañado durante tiempo, y esperaba que así fuera.

Desde allí estaba atento a cualquier emergencia que le llegase, o aviso de traslado con el helicóptero, que estaría en el aire en dos minutos, pero sus ojos se centraban en esa pequeña pantalla. Los periodistas se empeñaban en aquella rueda de prensa frente al ayuntamiento.

En su pierna, en el piernógrafo, tenía varios mapas de la ciudad, y tenía marcadas ciertas rutas. El trabajo había que hacerlo con tiempo para que no se amontonase. Miró como llegar al ayuntamiento si hubiera que salir. De todas maneras no perdía detalle de la pantalla. No perdía detalle del evento que parecía tenia lugar bajo una gran cobertura de los medios.

- ¿Tan importante es?

Preguntó en voz baja hacia la pantalla.

Miró hacia los mandos de las radios del centro de coordinación de vuelo. Había una chica que controlaba todo aquello, pero, si no le llamaban... era por dos cosas: - O algo funcionaba mal, o es que no había problema alguno - Deseaba que fuera lo segundo.

El poli tardó en reaccionar pero se dio cuenta de su error. El vehículo policial estaba de tal modo aparcado que imposibilitaba la integración de la camilla en la ambulancia, y es que la camilla estaba ocupada por una persona. Fueron unos segundos tensos. 

Por suerte, para calmar los ánimos apareció por allí Henry Darcy. De dónde había salido, lo desconozco. Pero allí estaba. Era auxiliar o enfermero, o tal vez celador del hospital, ahora mismo no recordaba el cargo pero sí que lo había visto varias veces por los pasillos ayudando a pacientes - Henry, fíjate... aquí la policía, entorpeciendo.

Colaboró para introducir la camilla en la ambulancia. Busqué al chico de prácticas pero no lo vi por ningún lado, igual se había quedado en el edificio, probablemente no accedió al ascensor cuando bajé con la camilla y a saber donde se encontraba ahora. Tampoco se podía esperar por él, cuando el policía liberase la ambulancia tendría que irme - ¿Me ayudas? He venido con un chico pero ahora no sé dónde está.

Fue introducir a la mujer en la ambulancia, cuando vi a Bruce salir corriendo a la desesperada hasta la ambulancia - mira, ahí viene - le di la oportunidad a Henry de decidir si quería acompañarnos o se quedaba. 

-De donde no hay no se puede sacar... – respondió a la doctora en referencia al capullo retrasado que había aparcado justo detrás de la ambulancia. Ya había que ser nefasto en el desarrollo de sus funciones para obstaculizar el paso de aquella manera.

Entre ambos metieron a la paciente en la ambulancia y luego la doctora le preguntó si podía ayudarle. Henry iba vestido con ropa sport, un chándal, había sudado por hacer deporte… Bien, igual podría ser de ayuda. Se esterilizaría las manos con gel hidroalcohólico.

-Ni lo dudes, Shelby. – le dijo con total honestidad. No iba a dejar a la doctora sola con aquel paquete… Vio al chaval que se aproximaba y se fijó en el carnet que llevaba en la solapa de su uniforme. “En prácticas”…

-Bueno, pongámonos en marcha ya. Encantado de conocerte, soy Henry. – le dijo al novato extendiéndole la mano. -Tú vas a tener que conducir la ambulancia. ¿Sabes conducir, no?

El chico asintió asustado. -Pues toma las llaves de la ambulancia...

Extendió la mano hacia la de Shelby para que le pasase las llaves. -Ten cuidado, porque no solo llevas a una paciente grave en la parte de atrás. Cuatro vidas están en juego…

Henry hablaba de modo autoritario, sin dobleces. Tenía cojones la cosa, que tuvieran que tirar de un puto crío en prácticas, pero no quedaba otra.

-Vamos doctora. – la animó a subir mientras él subía, se metía dentro, y se iba sacando la parte de arriba de la sudadera, quedándose en camiseta. Necesitaba tener soltura para maniobrar. Se echó gel hidroalcohólico en las manos en una buena cantidad, y lo primero que hizo fue desvestir a la mujer, quitándole las capas de ropa que sobraban en la parte superior del cuerpo, excepto la ropa interior.

Buscó los electrodos para la paciente, colocándoselos sobre la piel para así monitorizar sus constantes vitales, y también aprovechar para tomar su tensión arterial.

-¿Doctora, me cuenta cuál es el estado de la paciente? ¿Cómo la ha encontrado?

A veces había que intervenir a pesar de que todos los indicadores ambientales mostraban anomalías. Y es que aquella mañana estaba resultando muy extraña: En primer lugar me habían asignado un chico de prácticas y lo que en principio iba a ser un paseo por la ciudad enseñándole el funcionamiento de la ambulancia, se había convertido por misterios de la centralita en un servicio operativo por su cercanía con el lugar desde el que se había solicitado la asistencia. Segundo, la paciente al parecer se había estado encontrando mal desde que comenzó su jornada laboral y sólo cuando había empeorado se había tramitado la llamada de emergencia. Tercero, la policía entorpeciendo el servicio de emergencias. Tres de tres, no sé qué más podía salir mal.

- Vamos Bruce, no tenemos toda la mañana - el chico parecía que había despertado a tiempo para volver a engancharse a la ambulancia.

Entré al interior de la ambulancia para comprobar el buen estado de forma en el que se encontraba Henry, y es que cuando se quitó la sudadera, por la propia inercia se le había levantado la camiseta mostrando una tableta bastante bien definida, o eso me pareció - ten, usa guantes - no me parecía suficiente el lavado de manos con gel hidroalcóholico, allí se requería otro equipo. Le abrí un pequeño cajón y le saqué un par.

La ambulancia arrancó por fin. Empezó a moverse un poco a trompicones, seguramente los nervios. Tuve que agarrarme para no caerme con los acelerones extraños que hacía el novato. Aceleraba y frenaba - la madre que lo parió.

La paciente estaba sujeta a la camilla y Henry había conseguido liberarla de la ropa que la oprimía - no pierdas el tiempo quitándosela, usa las tijeras - el tiempo podía resultar valioso, no se podía perder con tonterías como cuidar la ropa.

Pasado un tiempo, Bruce pareció hacerse con el control adecuado de la ambulancia. Desconocía la velocidad a la que íbamos pero por fin se escuchaba la sirena, buena señal.

Me había preguntado por su estado, fui sincera - creo que lleva toda la mañana sufriendo pequeños ictus de los que se ha ido recuperando hasta que se cayó - le indiqué la contusión que tenía en la frente. Le había puesto un apósito cuando la había encontrado para que dejara de sangrar - el pulso cardíaco es irregular - le revisé los ojos, para comprobar si tenía más síntomas - Y luego me han dicho que le han dado un paracetamol y eso en vez de mejorar su estado lo ha agravado - había sido en el último momento, después de haberse tomado la pastilla cuando habían llamado a emergencias.

Al no estar acostumbrado Henry a los usos de la ambulancia, tuve que pararme un poco para indicarle donde estaban las cosas. No pasaba nada, el tiempo que se perdía por un lado se ganaba por el otro con una buena intervención. Consiguió colocarle el cable del oxígeno sin contratiempos mientras yo le volvía a tomar el pulso - no me está dando buenas sensaciones. El pulso se entrecorta - comprobé si reaccionaba a estímulos visuales y vi que su estado estaba empeorando - joder, está inconsciente.

Íbamos a tener que darnos prisa o de lo contrario iba a ser complicado poder asistirla en la ambulancia - ¡Bruce, acelera! Avisa al hospital que tengan preparado el quirófano - Henry aunque no se desenvolvía bien allí dentro, sabía qué había que hacer cuando un paciente entraba en parada cardíaca. No perdió el tiempo y en un abrir y cerrar de ojos vi como estaba colocándole los electrodos y conectando los cables al desfibrilador - eres hábil, me gusta.

Empezamos a practicarle la RCP. Por el monitor de control parecía que reaccionaba levemente pero era tan débil la señal que daba la sensación de estar perdiéndola. Aún así, contábamos con la ventaja de haberla recogido a tiempo y dado que el hospital no estaba demasiado lejos, contaba con poder llegar con aquella ventaja.

Sin embargo a veces la suerte es tan efímera...

El novato iba conduciendo y llevábamos unos minutos sin que notáramos ninguna imprecisión suya al volante. Todo cambió en unos segundos. Primero un frenazo prolongado para a continuación un acelerón profundo que obligó a agarrarnos para evitar perder el equilibrio. Cuando la situación pareció controlada, llegó el impacto. 

Todo ocurrió muy deprisa, aunque allí dentro pareció que cada milésima de segundo tardaba una eternidad en producirse. A cámara lenta, literalmente volamos dentro de la ambulancia contra la camilla, aumentando los daños al paciente. Todo el instrumental salió disparado de su sitio y nada quedó en su lugar.

Desconozco contra qué habíamos chocado o qué nos había llevado por delante, sólo que el impacto fue duro. Además el vehículo se detuvo en seco y durante unos instantes el mundo pareció detenerse en un silencio atronador. Luego seguí escuchando la sirena, un tanto distorsionada. Aunque creo que había más de una.

- ¿Henry? ¿Estás bien? - traté de comprobar si el sanitario que compartía espacio conmigo allí dentro se encontraba bien. A duras penas pude ponerme de pie, me dolía todo pero no sentí nada roto. Todos mis huesos estaban en el lugar correcto y los cortes que tenía eran superficiales. La ambulancia mantenía la verticalidad y fuera del desorden interior, la cabina no parecía haber sufrido menoscabo alguno.

Cuando traté de comprobar el estado de la paciente vi que había sufrido un corte en el cuello con una de las bandejas que se había soltado de su anclaje. Traté de detenerle la hemorragia pero con todo el material tirado y analizando la profundidad del corte me fue imposible hacer nada - ¡¡mierda, joder, joder!! - fue imposible, cualquier intento por detenerle el sangrado fue infructuoso. Lo intentamos pero nada. Se murió allí delante de nosotros. 

La autopsia revelaría que la causa de la muerte había sido la insuficiencia cardio respiratoria y no la hemorragia en el cuello. Pero en aquellos momentos, pensábamos que había sido por culpa del accidente y no que hubiera fallado la RCP.

Salí un tanto desequilibrada de la ambulancia y tras abrir las puertas vi el desastre. La ambulancia había chocado contra un camión de bomberos. Claro, de ahí la fuerza del impacto - hemos chocado contra un camión - o nos había llevado el camión por delante, a saber. Me dirigí hacia la cabina de la ambulancia para comprobar que estaba arrasada - ¡Bruce! - apenas había persona que rescatar, un amasijo de carne y metal era todo lo que quedaba - madre mía

El impacto que había recibido la ambulancia había sido precisamente por el lateral del conductor, lógico que aquella zona hubiera sufrido el mayor daño para perjuicio de Bruce.

Me habría sentado en la acera sino tuviera la obligación de asistir a los accidentados, aún a pesar de que yo era una. Volví sobre mis pasos para comprobar el estado de Henry - ¿Estás bien? ¿Necesitas asistencia? - de no necesitar creo que me desplazaría hasta el camión de bomberos para ver si estaban bien sus ocupantes. Aunque parecía que el mayor daño se lo había llevado la ambulancia, sobretodo la cabina. 

- Hemos sufrido dos bajas.

Se colocó los guantes de látex, haciendo caso a la doctora, en un principio con la impaciencia de colocar los electrodos no se había parado a pensar en la sepsis. Si bien la paciente no presentaba ninguna herida aparente, más que la que estaba cubierta con el apósito.

-Esto me recuerda a cierta escena de película… - cogió las tijeras que le pasó la doctora y dejó la última capa de ropa inmaculada, sin sacársela ni intentar mover más a la mujer, pasando a cortar la tela con esas tijeras…

La película se llamaba “Cuando menos te lo esperas” y en ella Jack Nicholson le cortaba un jersey a Diane Keaton justo antes de … follar. Las tijeras de Darcy cortaron la última capa de la paciente desde el vientre hasta el cuello y fue más fácil controlarla, colocarle también un medidor de tensión arterial en el dedo.

La señora estaba hasta arriba de gadgets mientras Shelby controlaba sus constantes y le hablaba sobre la situación. Mientras tanto el enfermero tenía que ir agarrándose a lo que pillaba para no salir volando porque el puto novato no controlaba las marchas.

Hasta que todo se fue a la mierda… Primero la mujer inconsciente, la doctora pidiendo a Bruce que acelerase, más maniobras imposibles para el novato. Me cago en la puta… La RCP parecía un baile africano, moviéndose todo, moviéndose la doctora, moviéndose Henry para ayudar con el desfibrilador.

La mujer rebotando contra la camilla… Henry sudando más de lo que ya estaba al haber salido a correr. Y de repente… antes de que Shelby le dijera un par de cosas bonitas… ¡BOOOOOOOOOOOOOOM! Castañazo.

Volaron literalmente. El enfermero salió volando por los aires, acabando detrás, cerca de la puerta de salida de la ambulancia. Se llevó la mano a la cabeza y comprobó que tenía sangre. La hostia había sido fuerte. Le dolía la cabeza. Intentó ponerse de pie, pero estaba muy mareado.

-Shelby…

Camión. Bruce. Dos bajas…

No era capaz de retener la información. Eran palabras que sonaban de fondo, sin más. El enfermero no las estaba reteniendo. Necesitaba asistencia médica.

En un ejercicio de comprensión, traté de analizar las circunstancias, reconocer cuál era la situación más delicada y proceder a auxiliar en función de la gravedad. Fue reconfortante que los civiles me avisaran de que ya habían llamado a emergencias, con la cabina de la ambulancia destrozada era imposible comunicar, dado que la emisora y el equipo de radio iban en la parte delantera, la más afectada por el accidente.

Me centré en la ambulancia, a pesar de la situación irreparable del conductor y la paciente, estaba Henry. Su situación me empezó a preocupar desde el mismo momento en que no había conseguido salir afuera y tampoco parecía responder bien a estímulos externos - Espera, voy a ayudarte.

Volví adentro para encontrármelo semitumbado en el suelo junto a la camilla, sangrando por la cabeza, en un estado bastante lamentable. Sin duda el impacto le había cogido mal y seguramente se habría golpeado contra las paredes, aparte que tenía una contusión en la cabeza - quieto, no te muevas. tranquilo.

Primero comprobé la herida que tenía en la cabeza para descubrir que en realidad eran dos brechas, una en la sien y otra más arriba - No es grave, pero te va a escocer un poco - agarré el bote de agua oxigenada para tratar de limpiar ambas heridas, de igual modo me ayudé de unas vendas para tratar de contener el sangrado. Pero tras un análisis más exhaustivo descubrí que una de las heridas podría resultar faltal sino se trataba a tiempo - voy a tener que cerrarte una herida, no te muevas - saqué el equipo de sutura que llevaba y con sumo cuidado le cosí la herida para evitar males mayores - ¿Qué? Ya está, he sido rápida, eh? Ni siquiera te has enterado - le coloqué un vendaje en la otra herida y traté de ayudarlo para adoptar una postura más cómoda - sin forzar, si te duele me dices - de una primera exploración superficial no parecía que tuviera ninguna rotura, tampoco había visto nada clavado, pero era bueno comprobar que fuera de las heridas en la cabeza no hubiera más lesiones.

Con la camilla ocupada y sangre por todo el suelo de la ambulancia, ver a Henry tumbado allí reportaba una imagen fruto de un atentado o un asesinato. Sin duda estábamos siendo trending topic, por culpa de unos desaprensivos viandantes que faltos de escrúpulos se habían acercado a tomar fotografías - seréis hijos de puta - tuve que espantarlos arrojándoles jeringuillas y bandejas. La gente estaba muy mal.

-Es una contusión. Una jodida contusión… - mientras la doctora intentaba curarle, Darcy se removía como un niño, no dejándola maniobrar del todo bien. Le costaba ubicarse en el espacio-tiempo. Aún estaba aturdido por el tremendo golpe en la cabeza. Le zumbaban los oídos y era como estar moviéndose a bordo de un barco, con una sacudida interna dentro de él que guiaba su estado.

Al escuchar la voz de Shelby se tranquilizó, y dejó que le hiciera la cura, quejándose por lo que escocía el agua oxigenada en la zona. Puta mier…da.

Mientras la doctora preparaba la sutura, levantó la mano y la colocó sobre su muñeca. -Hazlo con cuidado… - la voz le salía como un hilillo. Tenía los ojos sin enfocar, confuso por todo. Casi que ni se enteró de las embestidas de la aguja porque Shelby lo hizo con mucho tacto y rapidez. Cuando le dijo que ya estaba, Henry tuvo que parpadear varias veces.

-¿Ya? Ufff… - no podía moverse. Si bien se incorporó para ver si tenía algo roto (negativo) se quedó tumbado sobre la camilla, ajeno a todo el jaleo que se estaba montando fuera...

10 de octubre, 10:03h

En frente del ayuntamiento

Finalmente había llegado el día del discurso del alcalde y donde comenzaría verdaderamente su mandato. En las escaleras del ayuntamiento se había preparado un pequeño escenario adecuado para la conferencia del alcalde a toda la ciudad. En frente del escenario se habilitaron zonas para la prensa y así pudiera se retransmitido por televisión, radio y otros medios aunque también se había personificado una cantidad inusual de personas. Entre ellas, se encontraban manifestantes con carteles y gritando en voz alta solicitando a la alcaldía que se hiciera cargo de las acusaciones de difamación que todo el mundo conocía.

Había llegado la hora y del ayuntamiento salieron el alcalde, junto con los jefes de los departamentos de emergencia, todos uniformados y preparados para la batalla que se les venía en ese momento. El alcalde se acercó con un rostro sereno pero serio a la tribuna para comenzar a hablar. Miró a su alrededor, observando que todo estuviera en orden y las cámaras se centraran en él antes de comenzar a hablar.

- Ciudadanos de Houston, hoy es el día en que cambiaremos los errores del pasado. Hoy agradeceremos no solo a los equipos de emergencia de esta ciudad, que su trabajo para mantener, cuidar y proteger a esta ciudad ha sido, por no decir menos, asombrosa. Especialmente quiero agradecer al jefe de policía, Yuri Miller, por su control y mejora en los servicios de seguridad donde también ha hecho modificaciones en las normas de seguridad de nuestra ciudad para que se centre en la seguridad de todos.- el jefe de policía se acercó al estrado que estrechó la mano del alcalde y recibió una medalla al mérito. Después de un despido militar clásico el alcalde se volvió para continuar con su discurso.- También deseo agradecer, al jefe de bomberos, Ethan Lockett que gracias a él, nuestro cuerpo de bomberos y paramédicos, se han convertido en el mejor del estado gracias a su perfeccionismo y rectitud hacia su cuerpo.- el jefe de bomberos se acercó e hizo exactamente lo mismo que el jefe de policía antes de continuar con la declaración del alcalde.

- También a todas las empresas y entidades que han colaborado ofreciendo sus servicios y recaudaciones para que este proyecto siguiera adelante, especialmente al grupo Johnson, que gracias a su financiamiento y estrategia han conseguido que se pudiera usar cada una de las donaciones de manera eficaz y objetiva - hizo una pausa señalando con la palma extendida, y miró a los lejos hacia aquellos quienes incitaban el caos aún en aquel día.- Si no también a todos los ciudadanos que han apoyado este proyecto de mejora. Incluso debo agradecer aquellos que han trasladado su disconformidad a esta alcaldía y que gracias a ellos hemos visto que puntos hemos de mejorar para salir adelante y continuar mejorando.- por primera vez en toda el discurso se vio al alcalde Cort ofrecer una ligera sonrisa.- Para finalizar...

Varios sonidos rítmicos pero muy diferentes comenzaron a sonar interrumpiendo el discurso del alcalde, todos y cada uno de los presentes extrañados, sacaron sus teléfonos. Todos habían recibido un SMS del servicio de emergencias, uno que alertaba a toda la ciudad un terremoto de grado 6. El silencio duró unos segundos que el caos se formó incluso antes de comenzar la primera sacudida en la ciudad.