Prudente decisión. Mañana intento responder.
Llegas al pie del muro y puedes ver a los perros guardianes, que siguen K.O. por el veneno que les suministraste. Con tu botín bien protegido y seguro entre tus ropajes, escalas el muro y sales sin mayores problemas de la finca. La noche aun ten envuelve cuando pisas el camino al pie de la finca. No se ve ni un alma por los alrededores, pero te conviene estar lo más lejos posible de este lugar cuando llegue el amanecer.
¿A dónde te diriges?
Con un sabor de boca un tanto agridulce, pero orgulloso por haber podido obtener un buen botín, Zakary se dirige a la guarida. Quiere hacer inventario de lo obtenido y comentárselo a su jefa, que bien estará preocupada y con ganas de saber qué tal fue. Así pues, se deja abrazar en el manto de tinieblas de la noche, envolvíendose en las sombras por última vez en esta larga noche.
CAPÍTULO II. "Piensa el ladrón..."
La villa ribereña de Hylock despierta envuelta en un sudario de húmeda bruma, proveniente del río Thadysh...
Te reúnes con Kyma “el hacha” en el oscuro cuchitril que ha escogido como "base de operaciones". Aunque el lugar es sucio y miserable, tienes que admitir que reúne de sobra los requisitos que un equipo de ladrones requiere para su trabajo: discreción y anonimato.
Sentada en la única silla buena de la estancia ante una desvencijada mesa sobre la que hay una jarra (esperas que llena de vino) y dos desportillados vasos de barro, Kyma te mira de arriba a abajo con gesto poco halagüeño cuando entras.
-Y bien... ¿Ya estás de vuelta? Te has tomado tu tiempo... -Asintiendo con una mueca cínica, echa mano a la jarra y llena hasta el borde uno de los dos vasos (puedes ver que el líquido parece vino tinto). Después, se lo lleva al gaznate y lo vacía en un único y ruidoso trago. Algunos hilillos del rojo licor resbalan por sus comisuras y gotean sobre sus ropas oscuras. Cuando termina, deja el vaso en la mesa con mucha más fuerza de la necesaria y se seca la boca con el antebrazo en un gesto largo y demorado.
-Bueno, rata de alcantarilla, no te quedes ahí pasmao en la entrada. Enséñame la mierda de baratijas que has conseguido. -Kyma cierra su parlamento con un sonoro y prolongado eructo.
Tus ojos están fijos en la jarra y el segundo vaso. Acabas de darte cuenta de que tienes mucha, mucha sed. Ruegas por que la jarra aun tenga algo de vino...
- Como diría mi abuela, lo bueno se hace de esperar. Aunque en realidad nunca conocí a mi abuela. Pero lo mismo da. - Dijo intentando quitar hierro al asunto mientras se acercaba la jarra de vino.
- Vayamos directos al grano. Conseguí un buen botín, aunque la mayor joya de todas es la propia muchacha del gentilhombre. Se desmayó y no quiso hablar mucho más conmigo, qué se le va a hacer. Fue una noche dura. Pero no te preocupes, no me vió el rostro - Dijo ante la inquisidora mirada de Kyma, que estaba a medio camino de decirle algo que no le iba a gustar escuchar. - Pero también conseguí un buen par de gemas, cubiertos de metal precioso... Nada mal. - agitadamente, iba sacando los objetos que mencionaba del gran zurrón que disponía, de forma aleatoria y desordenada. - Y estos libros creo que tengo un comprador especial, te diré más cuando me reuna con él.
Al ver tu gesto, Kyma, rápida como una víbora, se apodera de la jarra y la pone a salvo de tus ansiosas manos. Después, se vuelve a llenar la jarra con el poco vino que quedaba en ella.
Con una sonrisa socarrona en sus labios te clava su fría mirada. Pero no puede evitar un brillo de sorpresa al desviar sus ojos y ver lo que va saliendo de tu bolsa.
Después de unos instantes en los que parece estar pensando cuidadosamente sus próximas palabras, su duro rictus se dulcifica un tanto.
-Hmmm, no está mal del todo... Ahora sí te mereces un trago... Qué pena que se haya acabado el vino... -suelta con tono burlón mientras vuelca la jarra para demostrar lo que acaba de decir. Después, con parsimonia, recoge los objetos y los vuelve a meter en la bolsa.
-Creo que es hora de volver a ver a la jefa en Whytelock. Un crucero fluvial nos sentará bien a los dos... Ya empezaba a estar harta de este tugurio mugriento. Echo de menos mis calentitos fogones de la Taberna de Gullwing...
-A no ser que tengas algo que hacer por aquí. Puedo esperar algún tiempo. Pero no abuses de mi paciencia o descubrirás la razón de mi apodo.
Te mira esperando tu respuesta mientras te ofrece su vaso.
Una gota roja cayó, golpeando las tablas de madera. Zakary se relamió, estaba sediento.
- Por supuesto, volvamos a Whitelock. Pero, y es que siempre debe haber un pero, voy a reunirme con mi contacto y a tomar una jarra de vino. - Dijo con una sonrisa burlona, provocándola un poco por haber dejado la jarra seca. - No tardaré y a la tarde estaré aquí. -
Apenas paró en la Taberna de Gullwing para tomar una buena copa de un trago, quería evitar ser reconocido tras el golpe, pero tenía que saciarse. Se encaminó a la torre maltrecha donde vivía el extraño Mysh. Tenía ganas de hacer dinero.
Jajja le hiciste ficha a Kyma xD
Jajja le hiciste ficha a Kyma xD
Sip. Creo que va a dar mucha guerra, la chica esta... ;-)
11. Herbolario
Justo en el camino del panadero y el barbero, una torre alta de piedra gris llama la atención.De pie a 15 pies de distancia de la carretera, la torre está parcialmente oscurecida por árboles retorcidos. Un gran letrero de madera marca esto como el hogar de Mysh (el "Sapo"), el herbolario local y el mago de la ciudad, que trabaja en la torre de piedra, ofreciendo hierbas, curas, pociones y consejos sabios para la venta. Todos los precios son negociables y dependen del tamaño de la bolsa del PJ.
Dos grandes cuervos negros anidan en un árbol a lo largo del camino hacia la torre y graznarán y cacarearán desafiantes a cualquiera que pase por allí.
Tras pasar la cortina de múltiples colores que se encuentra en la puerta de la torre, le recibe la conocida penumbra...
En la estancia flotan las fragancias del incienso, la mirra, la belladona y mil otras especies y plantas más que ni en mil años aprendería a nombrar. Una estantería con ungüentos y pociones se encuentra bien anclada a la pared y provista de una pequeña redecilla que evita cualquier posible accidente. Parecía que había alguien en lo que, suponía Zakary, era la trastienda...
El rechoncho herbolario y mago, aparece raudo al percibir tu llegada. Su cara se ilumina involuntariamente al verte. Mientras se acerca al mostrador echa mano de una sucia toalla donde se limpia (con poco éxito) sus huesudas manos manchadas de multitud de pigmentos diferentes...
-Ah, eres tú de nuevo... Qué grata visita... ¿Acaso tienes algo para mí...?
Cuando te mira, en sus grandes y acuosos ojos se refleja una enorme ansiedad y un delgado hilillo de baba comienza a deslizarse por la comisura de sus labios gordezuelos.
- Sí, verás Mysh, me encontré estos libros en un... mercadillo. Y pensé que te podrían resultar muy útiles. Ya sabes, me comentastes que estabas buscando... libros de éste tipo. -
Dijo Zakary, abriendo su zurrón y enseñando los libros que había robado en la mansión. Le costaba mucho no recordar cómo la figura de Mysh le traía a la memoria largos periodos de lluvias y de barro en su aldea de la infancia, aplastando batracios a pedradas. El fuerte olor de las hierbas no le ayudaba precisamente.
- Por cierto, muy buena esa poción para calmar los nervios antes de dormir. - Dijo con un guiño.
Perdón, lo puse como director y quizás no lo vieras.