Al escuchar las palabras de Mariah algo exploto en el interior de Eun Bi, rememoro cosas que le habían pasado a ella misma y lo que le llevaron a hacer, se acerca a Mariah y le dice:
Mariah… no estás sola… escúchame… y sé muy bien de lo que hablo
Suspira mientras en el suelo junto a la occidental se acerca a ella prácticamente abrazándola y dice:
Si te dicen o hacen algo no huyas… enfréntate y si son muchos ven a buscarnos… ellos son tres, nosotros somos más y no vamos a permitir que te hagan nada malo.
Los ojos de Eun Bi empiezan a brillar con el brillo de la humedad, hablaba mirando a Mariah, pero parecía que se lo decía a si misma:
No tienes nada que temer… estamos aquí para ti… no te preocupes, no vamos a dejar que te hagan nada ¿vale?
Shun se relajó un poco al saber que todo era un incidente común y ordinario. El saber que aquel hombre no tenía nada que ver era un alivio, aunque no comprendía cómo era posible que eso pasara incluso en un lugar donde todos eran unos bichos raros.
Shun miró a Mariah y dijo - Te acompañaré a tu habitación, si estás de acuerdo - miró a sus compañeras quienes también le habían ayudado a la chica.
- Así no podrán hacerte daño. Porcelana-senpai está con nosotros -.
Saya vio como poco a poco se tranquilizaba la chica de pelo extraño. Aún así mantuvo un poco la distancia, sabía que no había peligro pero en cualquier momento el pelo podía volver a descontrolarse y no quería ser víctima de ello.
Se relajó tras indagar en la mente de Mariah y ver que todo había pasado. Después miró a sus compañeros y dijo sin más y sin esperar respuesta, advirtiendo de que no estaba ¿poseída? por aquel que tenía facultad de cambiar de cuerpo es ella.
La jovencita no esperaba el abrazo de Eun Bi, pero recibirlo pareció consolarla y respondió envolviéndola con uno de sus brazos ya que el otro intentaba sujetar el cabello. El mismo pelo se enroscó también con suavidad alrededor de la chica mestiza.
- Gracias, al partir de ahora iré al aseo acompañada.
Comentaba metiendo un nuevo gazapo en la frase, pero era habitual en ella.
- Sí, a la habitación, voy a tener que cortar pelo, lo llevo muy largo.
Sonrió con un deje de resignación. Apenas se podía mover con aquella maraña alrededor.
- Ayudadme por favor, casi no lo muevo.
Su cuarto estaba en el mismo pasillo así que aquello no entrañaba dificultad ni tiempo. Entretanto, Porcelana se había quedado casi quieta del todo y parecía ser un objeto más que una persona, pero al escuchar a Mariah se acercó y levantó parte del cabello sin dificultad.
Hitoshi se había apartado un poco y se tocaba los ojos, parecía encontrarse muy sensible.
La medio japonesa asiente a lo que dice Mariah y añade:
No te preocupes… y vamos a presentar una queja a los profesores, al menos creo que deberías hacerlo, pero solo si quieres ¿vale?
Cuando la occidental pide ayuda para ir a la habitación cargando con su pelo ella asiente y se coloca junto a ella para ayudarle mientras dice:
Vamos, te ayudare si quieres, pero seguro que pronto aprendes a controlarlo y hacer con él lo que tú quieras.