Partida Rol por web

Sonreí ante la mirada de Kara que me dejó algo embobado durante unos segundos. Se va la chica guapa... ¡ve tras ella imbécil! ¡Hey Syl! ¿Te llamabas Syl, no? Dije mientras me acercaba a Sylvana. Menos mal que se tipo se ha ido, sí el EX-profesor Zoidberg. En serio, ese tipo no me caía nada bien... dije mientras me ponía las manos en la nuca. ¿Sabes?, te acompaño adónde tengas que ir, estoy aburrido y si no te importa me gustaría disfrutar de tu compañía. ¿Cómo ha ido la clase? No me gustaría haber estado ahí, afortunadamente tuve suerte... menos mal que no llegué a tiempo. Venga, la tienes en el bote.

Por cierto... algo extraño ocurrió ayer en tu cuarto, ¿no? Escuché gritos pero estaba indispuesto... ya te contaré. Fue la visión menos agradable que tuve en mi vida, te lo aseguro. ¡Ah! Por si no te acuerdas, mi nombre es Marcus Kromen, un placer, de nuevo. Sonreí. Pero bueno... ¿estás bien, no? Eso es lo importante al fin y al cabo. Iba andando junto a ella mientras hablaba, realmente tenía ganas de desahogarme con alguien. Era feliz sabiendo que Zoidberg no estaba y tenía que compartir esa felicidad con alguien.

-Sí, sí, me llamo Syl- le contesté sonriendo. Y recuerdo tu nombre, no te preocupes, suelo recordar los nombres que...- me quedé callada unos instantes, pensativa ¿Qué iba a decir? ¡Ah, sí!- Zoidberg era muy raro, eso es cierto- digo mientras camino- ¿sabes? ¡Ese tal Elmore quería amputarme algo! Menos mal que se lo impidieron, pero también es cierto que los métodos del profesor no son de mi agrado...- murmuré, como si tuviera miedo de que me escucharan. Preferiría otro tipo de método de enseñanza... y creo que Kara dará la talla, ¿no crees? Y respecto a la otra clase... bien, bien, al menos logré tumbar al muñeco, y no resulté ser tan patética. ¡Ñaaaaa! dije estirándome- Estoy contenta, ¡ahora toca clase de magia, Marcus! ¿no?- le pregunté, con curiosidad.

Me agradaba hablar con alguien después de lo mal que lo había pasado en esa clase, con la sangre del tipo ese- ¡Ah, vente, vente! Por mí mejor, no me gusta estar sola, y menos desde lo de anoche...- dije, mientras notaba que la piel se me ponía de gallina, motivo por el cual empecé a frotarme las mano, nerviosa- ¿No te enteraste?  Vaya... mejor por ti, la verdad- notaba mi tono algo más agudo de lo normal, así que me pegué un poco al chico, casi de manea automática- Verás... ayer, cuando me fui a dormir, me desperté cuando alguien me puso la mano en la boca...¡Era un orco! De los mismos que me habían atacado el otro día... parece ser que su jefe me tiene ganas, o algo- me rasqué la cabeza, nerviosa- Así que intentó arrastrarme hacia yo qué sé dónde, pero tuve la suerte de que me salvaron... sino... quién sabe dónde estaría ahora- murmuré, algo preocupada-  Pero sí, estoy bien, al menos ahora- le sonreí, amigablemente- ¿Y de qué se trata lo tuyo? Espero que no te atacaran orcos también- dije, guiñándole un ojo para luego reírme levemente. La verdad, no tiene gracia, como aparezcan esta noche ya veremos cómo te salvas...

¿Sabes? Ahora que estamos solos puedo decírtelo. Zoidberg me daba asco, en serio. Estuve cotilleando en su "enfermería" y había cosas muy asquerosas y repugnantes. Realmente no parecía un médico, así que sí. Estoy seguro de que Kara lo hará muchísimo mejor. Me rasqué la nariz y me froté los ojos, tenía sueño y hambre. Aún no habíamos desayunado y eso me recordó que podríamos ir ahora en nuestro tiempo libre. ¡Eh! ¿Has desayunado? Kronnal nos levantó demasiado temprano, así que yo no. ¿Te vienes al comedor? Seguramente haya algo que podamos picar...

¿Y ahora toca la clase de magia? Eso significa que voy a ver a la señorita Didian... oh sí. Lo estoy deseando... yo la verdad es que ando un poco perdido con el horario... pero bueno, tú me ayudas, ¿no? Jajaja reí brevemente mientras cogí el brazo de Syl y tiré de ella dirección comedor. ¡Venga vamos!

Elmore salió a la puerta de la clase a despedir a Zoidberg. – Gracias profesor, he aprendido mucho de usted. Que tenga buen viaje.- meneaba el brazo en alto mientras Zoidberg se alejaba.

Luego volvió con la antorcha hacia donde estaba Kara mientras esta curaba a Peposo. Agarró por el pescuezo al bicho cuando este trataba de escapar -¿A dónde vas Peposo? Yo te cuidaré mientras no vuelve el profesor. – Metió al gnomo en su jaula.

- Hasta luego señora. – se despidió de Kara y de los otros y volvió a su habitación.

Mientras os alejáis de la sala notáis que algo os sigue a escondidas...

Ves claramente una cabeza roja, seguida por su cuerpo escamoso, alas pequeñas y su cola. Reconoces a la cría de dragón que vino con AnyKiller y Sylvana.

Eh... digo señalando hacia atrás creo que nos sigue tu dracónico compañero Syl... Me pongo algo nervioso, nunca había tratado con un dragón, seguramente sería amigable. Pero, ¿y si estaba celoso? Ten cuidado Marcus... como te dé un bocado dile adiós al ligar.

Me echo un poco hacia atrás, casi ocultándome detrás de Sylvana.

Emerge de su escondite el pequeño dragón, mirando con curiosidad a Marcus Kromen.

- ¿Puedo jugar con vosotros? Estoy aburrido y no encuentro a Deekin... - dice poniendo ojitos de pena.

-Tengo curiosidad por saber qué viste...- le comento mientras avanzamos- Seguro que había cosas muy raras... pero si tienen que ver con la sangre no entraría allí ni muerta- Me dejé llevar por Marcus que había agarrado mi brazo, hasta que me pareció ver algo. ¿eso es...? 

Antes de que terminara de pensar en qué sería, Marcus me dijo que le  había parecido ver al pequeño dragón y, en efecto, allí estaba. Me acerqué a él, agarrada de Marcus, para tocarle la cabeza al pequeño Redrak- Es genial, ¿no crees Marcus? ¡Un dragón! ¿sabes que los hechiceros tenemos sangre de dragón? O algo así cantaban mis antiguos compañeros- digo, girándome para dedicarle una sonrisa a mi compañero- ¡Yo tampoco he visto a deekin!  Íbamos a desayunar... ¿vienes?- miro a Marcus- ¿puede venir?- digo con un tono de súplica, pero sonriendo.

Asiento convencido. Es bonito el jodido dragoncillo, a ver si se hace mi amigo y me defiende de Zoidberg. ¡Ah, no! Que ya no está JOJOJOJO Sí, claro, ¿por qué no? ¿Cómo te llamas dragoncito? Le pregunte mientras avanzabamos al comedor para desayunar. El estómago me rugía pidiendo comida a gritos. Estoy muerto de hambre...

- Me llamo Redrak, y ya no soy un dragoncito, que puedo escupir fuego. Mira, mira - abre sus fauces y escupe una bola de fuego hacia el pasillo el cual va a darle de lleno al pobre Deekin, quien apareció por allí de pronto enfrascado en un pergamino. Afortunadamente al kobold no le afectó aquello, en parte por su condición de discípulo del dragón rojo - ¡Ops! Lo siento, Deekin

- ¡Eh! Jefe decir que Redrak no poder escupir fuego en academia. ¿Recordar el pequeño dragón? - le regañó Deekin, sin ser demasiado duro, mientras apagaba el pergamino que se estaba quemando - A veces a Deekin pasarle cuando eructar, una vez quemar a jefe tras cenar. Gran guerrero Kronnal reírse de jefe durante una semana entera. Desde entonces jefe prohibir eso en academia, jefe no querer que Kronnal reírse de él otra vez

¡Deekin! Salí corriendo hacia él, le habría quemado toda la cara. ¡¿Estás bien tío?! Dije mientras me ponía a su lado a mirar cómo estaba.

- Deekin estar perfectamente, a Deekin no afectarle mucho el fuego - dijo el pequeño kobold, despreocupado - Deekin estar algo disgustado, quemarse pergamino que estar leyendo

Deekin le enseñó en pergamino, medio calcinado pese a los esfuerzos que hizo por apagarlo.

- Por suerte ser solo memoria que escribir jefe. Jefe no ser buen escritor. ¿Guardar secreto a Deekin?

Asiento suspirando, menos mal que no le había pasado nada al kóbold. Nunca sabes cuánto de fuerte puede ser el aliento de un dragón.

De acuerdo, entonces... te guardaré el secreto. No te preocupes. Sonreí siniestramente. Si puedo sacar provecho de esto, no dudes que lo sacaré pequeño amigo... ¡Syl, Redrak! ¡Vamos al comedor!

Comencé a caminar hacia el comedor para desayunar algo y llenar mi estómago. Estaba cansado del entrenamiento con Kronnal y después de la pasada noche, que fue bastante mala, mi cuerpo necesitaba proteínas y vitaminas para no desfayecer.