Aquel tipo que llegaba pronto se puso a la altura de unos y de otros. Tenía a la diestra a unos soldados armados con espadas y a la siniestra a un variopinto grupo compuesto por un ladrón, un soldado y su escudero y un moro. No parecio sorprenderle en absoluto la presencia de aquel demonio de piel escamosa que había sido abatido.
No puede ser... -la cara de Jimeno de Arguilla lo decía todos-. Et que habría que ver las vuestras propias expresiones, que también se os quedó el rostro como quien vé por primera vez una mujer desnuda, un milagro o un ajusticiamiento. ¡Sois vos! -señaló Jimeno con cara de "bobalicón"-.
El tipo sonrió, y enseguida os dísteis cuenta que era el mismísimo conde de Calemón, don Fadrique, el mismo al que sus perros habían sido mellados y al mismo al que le habíais, según pensaron del agravio sus soldados, cercenado las manos a la altura de las muñecas... Claro que, en esta ocasión, Fadrique tenía sobre su cuerpo las manos intactas, ¡como si nada hubiera pasado! Lucía unas ropas más elegantes si cabe que las que ya llevara cuando comenzó a dar caza a Prinio con sus animales sobre el caballo, y su pelo parecía brillante, al igual que su rostro, algo más iluminado.
Ante la deferencia de Jimeno, el conde sonrió afablemente, y ya no tenía en su rostro esa expresión de altiveza señorial que os mostrara abajo, justo antes de ver el prodigio con alas que sólo vuestras mercedes habíais contemplado.
¡BASTA, soltad las armas! -dijo solemnemente a sus soldados-. ¡Dejad a estos hombres! -se refería a vosotros-. No podíais creer lo que veíais: ese hombre estaba perfectamente saludable.
Damián seguía paralizado, pero ya no por las amenazas de los soldados. En primera instancia pensó que su mente, atribulada ya por sucesos increíbles aquel día, le jugaba una mala pasada, pero no tardó en cerciorarse de lo que veía. ¡Aquel hombre volvía a tener sus manos intactas, como si aquella especie de arcángel no se las hubiese cercenado hacía sólo unos instantes!
-¿Cómo...? ¿Cómo es posible? -Damián se acercó, despacio, al noble, con los ojos abiertos como platos y sin dar crédito a lo que veía.
Miró con preocupación a los que se acercaban cabalgando, parecía que iba a haber aún más problemas, pero cuando el tipo hizo soltar las armas a los suyos sonrió satisfecho e incluso se mostró chulesco con los hombres de armas. Tardó un poco en darse cuenta de lo que en realidad estaba sucendido, de quién era la persona que acababa de presentarse.
¡pero si a ése le conozco! ¡ le cortamos las manos! ¡y las tiene ahí mismo!
- igual es uno de esos casos en los que nacen dos hermanos iguales... -murmuró cerca de los suyos tras pensarlo. No podía ser de otro modo, porque de lo contrario sería brujería.
Tariq asintió a lo dicho por Potencio. Muchas habían sido las maravillas que habían presenciado aquel día, pero no le parecía que el castigo infligido por una criatura divina pudiera quedar en nada. Lo más seguro era que aquel tipo fuera un hermano gemelo del que habían visto perder las manos. Aunque no las tenía todas consigo.
De cualquier manera, puesto que el tipo había ordenado a sus hombres deponer las armas, no quiso meter baza y se mantuvo quieto y en silencio hasta que el propio conde, si lo era en realidad, aclarara sus intenciones.
PJNOTIZADO
No... ¡no es él! -dijo como extasiado el caballero de Arbás-, en sus muñecas lleva esas cicatrices, ¡mirad!
Efectivamente, no tardásteis en comprobar cómo el conde de Rocote tenía dos pulseras sobre sus manos, sendas cicatrices que evidenciaban que era él y no cualesquier otro.
Enseguida, los soldados a su servicio, no sin sorprenderse, se miraron unos a otros y obedecieron. Sus espadas las metieron en la carcasas y se quedaron allí de pie, sin mover ni un músculo.
No hay engaño alguno -insistió don Fadrique sentado sobre la montura-. Sólo recuerdo una luz, una luz blandiendo una espada contra mí, y recuerdo cómo mis manos -se las miró- me fueron separadas... Lo siguiente que noté fue que estaba inmerso en un sueño, pues tan sólo veía negrura... Un hombre con alas me elevó cual ligera pluma y me contó que era el ángel que velaba por Prínio* -et que entonces miró al dominico, y éste se sorprendió de lo que contaba-. Cuando llegamos a las nubes, me cogió de la mano e iniciamos un viaje al Cielo, y luego al Infierno. En éstos sitios pude ver las bondades y maldades de uno y otro lugar, y de aquesta manera reconocí mis errores, y me arrepintí de todos mis pecados y malos actos cometidos hasta el momento, incluido la persecución al agustino, et os pido perdón -de nuevo al clérigo-.
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Sin duda alguna, aquel tipo ya no era el hombre con el que os habíais topado. Parecía otra persona, et quizá no andaba Potencio, a fin de cuentas, tan lejos de lo que pensaba, pues su alma había sufrido una especie de catársis, como él mismo contaba.
No hay nada que perdonar -respondió Prinio-. Es un prodigio, et me alegro que alguien en el cielo vela por un servidor.
Los soldados no podía creer lo que su señor les estaba contando (et quien sabe si tan siquiera vosotros).
Luego me desperté, tendido en la hierba -siguió narrando el conde-, et que tenía las manos intactas, pues me acordé del terrible suceso... Monté con el corcel hasta este lugar, pues oí unos gritos aquí arriba. Vos, Prinio, y todos vosotros -se refirió a vosotros- tenéis las puertas de mi castillo abiertas. Vayamos pues, y podréis comer, beber y descansar.
Con una sonrisa en el rostro (no sin no mencionar que ahora, en estando como "renacido", también asemejaba a un loco de mollera) espoleó el caballo y comenzó a descender en la altura... Los soldados de don Fadrique no tardaron en dar cuenta al fuego esclarecedor sobre el cuerpo de la serpiente: aquella maldad había de ser destruida para siempre, et incluso sus restos. Luego, siguiendo al conde con satisfacción y dudas (al mismo tiempo) bajásteis la colina, pasásteis por el caminito en el que sucedió todo y os internásteis más hasta la fortaleza del conde, donde el castillo alzábase ya delante de vuestras narices.
Haced un último post de partida.
Sintiéndose como parte de una de esas historias de antiguos héroes que luchaban contra terribles monstruos, de las que no escaseaban las largas noches en los camarotes, Tariq guardó sus cuchillos con una extraña sensación de plenitud y satisfacción tras el episodio vivido. No todo el mundo podía presumir de haber derrotado a una sierpe gigante ni de haber visto a un ángel descender del cielo para castigar a un pecador al que había redimido. No era Tariq de mucho pensar ni cavilar, pues hasta ahora había vivido la vida sin importarle la muerte, cada día como si fuera el último, pendiente solo de comida y cama, y, si se podía, de vino y mujeres. Pero aquello no dejaba indiferente ni al más pintado, e incluso él, al que hacía muy poco tanto le daba Allah como el demonio, sufrió el impacto de lo sobrenatural en todo su ser, y en los días siguientes no hizo sino preguntarse si estaba malgastando su vida de mala manera. Pero nada que no arreglaran un par de prostitutas, algo de vino y el paso del tiempo, pues corta es la memoria de los hombres, y más aún la de un sanguinario pirata que busca siempre el peligro para vivir la vida con la intensidad que se merece.
Motivo: Leyendas +25
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Dificultad: 30-
Resultado: 96 (Fracaso)
Le costaba dar crédito a las palabras de don Fadrique, mas desde luego, tras lo que había presenciado aquel día, Damián era capaz de creer ya cualquier cosa. Sin embargo, parecía que aquella experiencia religiosa había calmado los ánimos del violento noble, y con eso le valía al zagal. Y aún más si había alojamiento y comida y bebida por el camino, qué demonios. Quizá fuese la inmadurez, el ímpetu de la juventud que recorría sus venas cada vez que le latía el corazón o el cansancio tras tanta emoción y combate, pero al muchacho le preocupaba más en aquel momento la sensación de estar a salvo que el hecho de que aquel hombre hubiese recuperado las manos por obra y gracia de Dios misericordioso.
Siguiendo los pasos de su señor don Pelayo, se encaminó al castillo de Fadrique, con una sonrisa en la cara ante las buenas nuevas que se presentaban.
¿Último post de partida o de escena?
Se quedó embobado escuchando el relato de aquel noble. Se había encontrado con ese arquetipo de noble antes, normalmente en los hijos segundones, mientras el primogénito se interesaba por las armas, caballos, mujeres y administración de tierras, el segundogénito a veces se volvía místico, se refugiaba en cuestiones espirituales y decía ver ángeles y ésas cosas.
Lo malo es que nunca se había encontrado con ninguno al que le hubieran crecido las manos después de ser amputadas. Como a una lagartija...
Fue escuchar bebida y comida cuando abrió los ojos sin mesura y salió de su particular trance.
¡igual a éste me lo camelo y entro a su servicio!
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Dificultad: 30-
Resultado: 31 (Fracaso)
El caballero se santificó una vez más dibujando el símbolo de la cruz por quinta vez frente a su pecho. Aquello parecía imposible, incluso después de la serpiente gigante que alguien hubiese visto el cielo y el infierno de manos de un ángel le parecía algo increible. No podía pronunciar palabra y mucho menos apartar los ojos de aquel hombre que había vuelto como Jesucristo. Si aquel hombre se lo pedía se quedaría a su servicio el tiempo que hiciera falta pues ahora un aura de bondad y belleza lo cubría por completo y Pelayo sentía que no podía rechazar aquella muestra de poder divino.
Ese día lo pasásteis todos vosotros y Prínio en el castillo del conde. Éste os agasajó con todo tipo de comodidades: desde comidas suculentas, alguna prenda nueva y un buen camastro para dormir en la noche. Sin embargo no os preguntó por vuestro paso por sus dominios, pues la simpleza de ver una serpiente y contar aquella banal historia del cielo y del infierno ocupó todas las conversaciones del día. Durante la noche, oíais mumurar a Jimeno de Arguilla acerca de tan increíbles sucesos, et de si incluso el de Calemón había perdido completamente el juicio. Fuera como fuera, no sin la referencia del agustino afirmando que no era sino obra de Dios, cierta incertidumbre os quedó en el alma, pues el carácter le había mejorado, et que sus manos habían quedado repuestas: cosa increíble...
Mañana al alba marcharemos. Aún tenemos algo que cumplir -os dijo un Jimeno algo cansado de tanto "espectáculo"-.
Et que las luces en aqueste castillo se apagaron de un soplido, y descansásteis lo que pudísteis.
:: FIN ::
Reparto de Experiencia:
-Por sobrevivir a los sucesos, 15 p.ap.
Apuntáoslo para añadirlos a la ficha.
He aquí la mecánica de los Puntos de APrendizaje
Tabla de Mejora de Competencias
Porcentaje de Competencia a la que queremos llegar Coste en Puntos de Aprendizaje
Sobrepasar el nivel de la Característica x5 Cuesta 10 PAp aumentar en +1% la competencia.
101 o superior* Cuesta 25 PAp aumentar en +1% la competencia.
* Las subidas por encima del 100% se consideran casos muy concretos y sólo se permitirán con el beneplácito del DJ.