Partida Rol por web

Olivia estaba a tope o no le estaría diciendo aquello. La había logrado llevar a un orgasmo y aunque al principio pensó que quizás otro sería difícil, se había renovado su confianza en que podía lograr un segundo, que en realidad sería el tercero del día.

El hombre la estaba embistiendo de forma insistente. Habían dejado de besarse pero él llevó los labios hasta el cuello de ella.

- Te quiero matar de placer.

- Que mueras de placer.

- MMmmph.

Gimió con fuerza agarrando la cintura de la mujer y empujándose bien dentro. Su miembro viril se deslizaba con facilidad en el húmedo interior de ella. Quizá aquella humedad no la había sentido nunca antes Olivia.

Elijah siguió besando el cuello a la vez que la tomaba. Apoyó ambas manos en el suelo y levantó así un poco la cintura, ganando maniobravilidad y desde encima suyo la fue tomando con una lujuria inusual. La estaba haciendo arder.

- Dios, Livy.

- Dios.

Algo le decía a la mujer que él estaba también encantado con aquello y así lo demostraba con el modo en el que la tomaba y los numerosos gemidos que escapaban de su boca.

- ¡Ummmm! 

Me besaba el cuello mientras me hablaba o entre las palabras... la verdad es que no tenía claro más que podía sentir sus labios en mi cuello y a la vez escuchar aquellas palabras, pues el tono en que las decía, simplemente era super excitante. 

- ¡Morirée seguro...! - Le respondí entre gemidos, pues la verdad es que estaba segura de que en algún momento mi corazón dejaría de bombear sangre, en cuanto consiguiera que se me evaporase toda. 

Estaba tan empapada que a él no le costaba absolutamente nada entrar en mí y bueno, me estaba tomando con bastante brusquedad, aunque esto me gustaba más que eso de que me atase a la cama alguien a quien apenas conocía. De todas formas, tampoco hubiera sabido lo que me gustaba y lo que no antes de probarlo, pues las únicas veces que había estado con un hombre, que tampoco habían sido muchas, se podía decir que había sido bastante aburrido y monótono, nada que ver con ahora. 

No vi su cambio de postura, pero claramente lo sentí, pues comenzó a tomarme de una manera en la que cumpliría sus palabras y volvería a darme un orgasmo. 

- ¡¡Elijah... Ummmm... más!! 

El hombre había adoptado una postura con la que le resultaba fácil moverse, hundirse en el sexo de la ardorosa mujer que lo estaba poniendo a mil. Ya su máximo deseo era llevarla hasta el clímax, pues ahora sí que notaba que estaba cerca de su propio orgasmo.

- Te voy a dar más, Olivia.

Iba diciendo entre jadeos. La mujer notaba el duro miembro como si fuera una viga, algo duro y caliente que lograba retorcerla de calor. La estaba matando de placer y el hombre igualmente se encontraba extasiado.

- Mmmmph.

La mano con la que podía cogerte se cernía con fuerza. La vagina de Olivia mostraba una humedad que la mujer no había sentido antes. Todo su cuerpo estaba en el apogeo de las sensaciones que podía recibir una mujer. Elijah aprovechaba para tomarla con velocidad, envuelto en el mismo placer.

- Mmmm.

En cuanto los gemidos de Livy se incrementaron él aumentó un poco más su velocidad, buscando derrotarla, que sucumbiera de forma total y explotara por tercera vez ese día. Con su sexo tan lubricado tenía la certeza de que ella iba a hacerlo.

- Dios.

Repitió mordiendo su labio inferior con fuerza, costándole recordar cuándo podía haber disfrutado tanto con una mujer. Olivia lo había vuelto rematadamente loco y lo que más deseaba era volverla loca también a ella.

No tenía ninguna de que verdaderamente me iba a dar más. La verdad es que aquel hombre me estaba haciendo disfrutar tanto, que cuando terminara conmigo me iba a tener que llevar en brazos a donde fuera porque estaba segura de que las piernas no me iban a responder. Sí, iba a matarme de placer y yo iba a quedar hecha algo así como una gelatina que no iba a poder ni sostenerse de pie. 

- ¡Ummmm! 

Mi cuerpo ya había decidido que no iba a aguantar mucho más y mis gemidos, se lo estaban diciendo bien claro. Era prácticamente como si tuviera un cartelito encima de la cabeza que le dijera "joder no puedo más, voy a correrme de nuevo". 

Al final, puede que no recordara aquel planeta como el de los días de mierda, sino porque iba a ser el planeta en el que mejor me lo estaba pasando, al menos, sexualmente hablando. 

- ¡¡Elijaaaahhh!!

No pude decir mucho más que su nombre cuando mi cuerpo se tensó y el placer de un intenso orgasmo me llenó por completo. 

Elijah escuchó cómo le llamabas por su nombre, reconociendo que aquello era una victoria. Olivia sucumbía a un nuevo orgasmo mientras el agua se deslizaba por su piel, había logrado que llegara al clímax dos veces seguidas.

- DIOSSSSS.

En ese momento incrementó tanto el ritmo que parecía querer destrozar a la mujer. Su pene se deslizaba en su interior de manera impetuosa y un nuevo grito salió de él, cediendo también, eyaculando entonces con fuerza a la par que embestía. Había agarrado el cuerpo de ella y Livy notaba así las dos manos bien clavadas en ella.

- UGHH.

Gimió de puro placer, como si hubiera perdido el sentido de la realidad durante un momento. Entonces se sentó en el suelo y quiso que la mujer se sentara con él. Una vez logrado aquello la besó en los labios, todavía recibiendo el chorro de agua. Quería que se unieran sus labios y se encontraban muy cálidos en ese momento.

- Me has reventado, qué salvaje eres.

Dijo con un susurro aunque el que se había comportado como un animal había sido él. Básicamente se había agotado a sí mismo y ahora necesitaba un respiro, que buscaba rodeando a la mujer con sus brazos.

Me arrastró hasta el suelo de la ducha y terminé sobre su cuerpo, cansada y recuperando el aliento, pero respondiendo a esa petición de beso a la que no pude resistirme. 

- ¿Yo? Esto todo es obra tuya. 

Y lo decía muy en serio, porque yo tenía claro de que en esto del sexo tenía práctica de dos días y no creía que eso fuera suficiente ni para ser una salvaje ni para tener bien claro lo que se estaba haciendo. Eso sí, habían sido unos orgasmos increíbles. 

Apoyé unos segundos mi frente sobre la suya y cerré los ojos, tratando de recuperar fuerzas, aunque no estaba segura de ir a hacerlo durante un buen rato. 

- Creo que ahora debería alimentarme... necesito energía. Quizás un café también sirva. - Bromeé casi susurrando. 

Elijah terminó por cerrar el grifo de la ducha, de manera que el agua dejó de caer.

- Mejor será ir secándonos. Nos vestimos y vamos a ver qué encontramos por el campamento.

Guiñó el ojo derecho y se aproximó para besar más veces los labios de la mujer con la que había compartido esos momentos tan intensos.

- Mira que estoy cansado, pero luego para la cena puedo estar mucho mejor.

Dijo acompañando las palabras con una risa que indicaba que la incitaba a continuar en unas horas. Elijah se levantó un momento para agarrar unas toallas color verde, de un estilo más bien militar. Dejó caer una sobre ella y la frotó con cuidado, quitando los restos de agua. Algunos besos acabaron en el cuello de ella.

- Hemos de ir a la carpa principal, en la cocina tendrán café de preparación rápida. Si quieres algo mejor como no vayamos a la ciudad será difícil.

Indicó las opciones que habían. La ciudad en aquellas motos no estaban a más de unos pocos minutos.

La sorpresa se dibujó en mi rostro cuando me dijo aquello de que después de cenar volvería a estar dispuesto a continuar con aquello. Pudo ver que no podía creerme que lo estuviera diciendo en serio. 

- ¿Eres una máquina o un hombre? 

En realidad yo no sabía si iba a estar demasiado recuperada después de cenar, pero sí que era probable que no pudiera resistirme a los encantos de aquel hombre. 

Volví a sonreír de nuevo cuando me cubrió con la toalla y comenzó a secarme. 

- Cualquier cosa servirá. He sobrevivido a los peores cafés del mundo en alguna de las naves en las que he tenido que trabajar. - Y era totalmente cierto, pues en alguna llegué a pensar que metían las tuercas engrasadas en agua y al producto restante lo llamaban café. - Podemos hacer lo que te apetezca. - En cuando dije aquellas palabras me arrepentí y enseguida me corregí un poco. - Siempre que me dejes cerrar las piernas un rato. - Bromeé. 

El hombre notó las sensaciones en la mujer y tras mirarla la besó con suavidad en los labios.

- Sólo soy un hombre, pero lleno de deseo por ti. Y hoy es nuestro único día libre así que si tu quieres también, lo podemos aprovechar al máximo.

Elijah tampoco podía saber el maratón de sexo que Olivia estaba teniendo desde la noche anterior hasta el momento. Con Conrac y él interesados en la mujer, siendo ambos bastante ardientes, el día de descanso se convertía en un día de locura.

- El café de aquí se puede beber. Vamos y nos preparamos uno cada uno.

Acabó por decir con una suave sonrisa. Al poco ambos lograban salir del pabellón de las duchas para ver de nuevo el entorno natural con la enorme ciudad al fondo, todo un gran conjunto de rascacielos que ahora se notaban algo diferentes, costaba algo más verlos y era por una clara razón, porque había una niebla alrededor de ellos.

- Mira allí, se levantó niebla.

Elijah se mostró algo extrañado por el cambio en la atmósfera.

- No la había visto antes.

Acabó por sonreir, pensando en seguir con lo del café. El pabellón del comedor estaba cerca y el hombre hizo un gesto con la mirada indicando el camino. Ya se podía ver desde ese lugar que habían varias mesas dentro de la lona y asomándose un poco podía verse la máquina expendedora de café.

Sí, bueno, decirle que la noche anterior me la había pasado con otro hombre me parecía algo muy feo, así que me callé la boca que era lo mejor que podía hacer. Además, la cosa había sido totalmente diferente. 

- Perfecto. - El café siempre era bienvenido, sobretodo, cuando necesitaba reactivarme.

No le hice demasiado caso a aquello de la niebla, la verdad, pues en cada planeta había condiciones atmosféricas de lo más desconcertantes, pero cuando dijo que no lo había visto nunca volví a mirar la niebla. 

- ¿No lo habíais visto nunca? ¿Cuánto llevas en este planeta? 

Después de los ataques sufridos ya, una niebla podía ser una buena manera de no dejar ver lo que querías ocultar. 

- Quizás deberíamos ir a echar un vistazo antes de ese café... No sé... 

El hombre cruzó la mirada con Olivia, leyendo algo en ella. Al hacerlo fue pensando en los sucesos de la semana pasada. Levantó un poco la barbilla.

- Es mejor que no nos fiemos. Ayer nos atacaron robots gorgones, quizá ahora hayan más allí.

Elijah miró a la mujer a los ojos, tratando de pensar en una buena opción.

- Podemos dar una vuelta por las calles, si vemos algo raro damos aviso. Si no pasa nada, al menos habremos volado un poco por la ciudad, las vistas son la leche. Al final siempre se puede hacer una carrera y el que gane pide un premio, cualquier tipo de premio.

Sonrió un momento de manera que daba un sentido más bien sexual a aquello.

- En fin, no debería ser nada, pero vayamos, sí. Si hay que tomar café ya lo hacemos allí.

Miró ahora hacia donde se encontraban las laserciclos, ahora habían dos listas, de modo que llegar a la ciudad era cuestión de unos pocos minutos.

Parecía que mi malestar no le había parecido demasiado exagerado a Elijah, por lo que le pareció bien que nos acercáramos a echar un vistazo. 

- Bien. Acepto hasta la apuesta. - A estas alturas una apuesta con este hombre era lo que menos me preocupaba. 

Al pensar en preocupaciones, mientras íbamos hacia las laserciclos, recordé mi malestar y decidí contárselo a Elijah por si en algún momento me pasaba algo. 

- Elijah... ¿te puedo comentar algo que me preocupa?

Sí, era una tema personal y no siquiera sabía si iba a pasar de ahí, pero... 

El hombre se sentó sobre la laserciclo activando el campo de energía frontal. Aquello daba una pequeña protección sobre todo contra el viento.

- Olivia, ¿qué te preocupa? Me puedes comentar lo que quieras.

Elijah miró a la mujer y mostró una sonrisa decidida. El ranger tan sólo calentaba el motor del vehículo, esperando escuchar las palabras de Livy. Dado que ella estaba aún a su lado la atrajo con suavidad y dejó un cálido beso en los labios de la joven.

- Si quieres que hablemos mejor no despegamos todavía. El viento nos complicaría charlar y a la ciudad llegaríamos en pocos minutos.

No sabía cómo decir aquello sin que sonara a mujer paranoica, pero la verdad era que en cuanto podía pensar un poco, pues Elijah me había tenido un buen rato sin pensar, me había vuelto a acordar de mi pequeño problema. 

- Verás, tengo un pequeño problema con Jem. - Terminé siendo directa pues al final, no servía de nada darle vueltas. - A pesar de que le he dicho como mil veces que no me interesa, sigue insistiendo y me preocupa que se ponga agresivo, cosa que ya ha llegado a medio hacer... 

Claramente, no iba a poder defenderme de un hombre así en una pelea cuerpo a cuerpo. Era algo totalmente imposible, quizás, por eso mismo me preocupaba aún más el tema. 

- Empiezo a creer que tanto metal en el cuerpo a vuelto a esos hombres medio locos. 

El hombre escuchó aquella revelación sobre los problemas con el ciborg. Ellos no se conocían apenas pero la historia de Olivia era más que creible viniendo de un hormonado como Jem.

- Casi no lo conozco, pero no le voy a dejar que se pase un milímetro. Sabes qué creo que es lo mejor, que saquemos el tema delante de todos y le digas que no tiene nada que hacer. Conmigo y los demás delante, vaya. Si se le ocurre seguir molestando, por muy ciborg que sea entre nosotros lo mantendremos bajo control.

Elijah miró con determinación a la preciosa ingeniero, acelerando ambos de manera que pronto la ciudad estaría justo enfrente.

- Si ni con esas aprende, los rangers le daremos una lección. Trabaja en nuestro territorio así que más le vale tener cuidado.

Explicó, pues la antena estaba en las afueras y al parecer toda la parte natural estaba bajo la vigilancia de ellos.

- Hay mucho tonto en Gorgon. ¿Eh? Jem y Conrac se pasan además con el entrenamiento virtual.

Dijo al final con una sonrisa burlona dibujada.

Eso de sacar el tema ya había sucedido en el hotel y le había dado exactamente igual, pero claro, eso Elijah no lo sabía. 

- Ya salió el tema delante de Conrac y no recuerdo si de alguien más y se lo dejé bien claro. Incluso se lo he vuelto a dejar bien claro hoy a la hora de la comida... 

Aquello desde luego no lo veía como ninguna solución, así que tendríamos que buscar otra. Al menos, ahora ya no me sentía tan perdida con el tema al tener algo de ayuda. 

- Te lo agradezco, pero me sigue preocupando que en algún momento me pille sola. - Yo solía pasar bastante tiempo sola y ahora, cada vez que lo estuviera me iba a poner nerviosa. 

Me había dado cuenta de que esos hombres no se llevaban demasiado bien. 

- Bueno, a mí el único que me causa problemas en Jem. - No iba tampoco a decir nada malo sobre Conrac que aunque me hubiera asustado un poco sexualmente, me había proporcionado unos cuantos orgasmos. 

Elijah miró a los ojos a la hermosa mujer ahora dentro del campo de fuerza del vehículo. Mostró una sonrisa más bien rapaz.

- Hablaré con él y le pondré las cosas más claras. Jem es un bruto que sólo tiene como amigo a Conrac, aunque sea un ciborg sabe que hay cosas contra las que no puede y una de ellas son los ranger. 

Hizo un leve asentimiento que intentaba transmitirte confianza.

- Después te presentaré a mis colegas. Le diré que eres una experta en motos. Beberemos un rato todos y nos reiremos.

Parecía dispuesto a llevarte después con sus amigos para lo cual sería necesario volver a la base. La ciudad estaba ya cerca y podía atisbarse algo mejor las calles. Había algo fuera de lo habitual y semejaba ser una luz a nivel del suelo, un fuego aunque no de gran tamaño, pero fuego al fin y al cabo.

- Mira aquello, sucede algo allí. Algo arde. Enseguida lo veremos mejor.

Parecía estar seguro de poder contener a Jem, pero yo no lo tenía tan claro. Eso sí, esperaba que lo que le dijera de verdad sirviera para que me dejara en paz, porque me ponía muy nerviosa tenerlo cerca y la verdad, es que me sentía indefensa a su lado. 

- Está bien. - Asentí mirándole bastante seria. 

Lo de decirles que era experta en motos me hizo sonreír un poco. 

- Vale, pero no soy una experta tampoco. Todo lo que lleve tuercas y cables es como un puzle. Sólo hay que montarlo. 

Pronto las bromas y las preocupaciones sobre Jem quedaron relegadas al olvido, pues eso de que algo estaba ardiendo me hizo centrar mi atención en ello. 

- ¿Qué carajo habrá pasado? - Murmuré esperando poder ver pronto de qué se trataba. 

El humo derivado de aquél fuego atrajo la atención de la pareja, quien montada sobre aquellas rápidas "laserjets" llegaron en un instante hasta allí. El campo de fuerza frontal conseguía detener las embestidas del viento pero no el sonido, así que conforme aumentaba la velocidad había un ruido de fondo más alto, que complicó un poco la conversación. Por suerte al poco llegaron hasta la calle para poder observar mejor la escena: un dronecar accidentado en el suelo, de un modelo similar al que usaba la jefa de Olivia. Así, al encontrarse ellos en el cielo no lograron ver si habían ocupantes. Había que bajar pero todo estaba bien: no parecía haber peligro cerca. Al descender, el vehículo simplemente estaba vacío. De hecho no había chocado contra nada de frente. Elijah posó la laserjet y se acercó.

- Mira esto Livy. Algo ha hundido el motor, es como si le hubiera caído algo encima a esa parte, pero tampoco hay nada.

No sólo eso sino que una de las puertas había sido arrancada y se encontraba a unos tres metros.

- No es la matrícula del coche de Christine. Es de otra persona.

Con aquello confirmó que la joven que dirigía al grupo de las comunicaciones no parecía estar en peligro. En ese momento se escuchó una potente sirena extendiendo un sonoro aviso por toda la zona. Algo similar a una poderosa alarma. Por la expresión de Elijah, no sabía lo que significaba.

Llegamos a la zona y aquello era un caos. La verdad es que al ver aquella puerta, no podía ni imaginarme lo que había sucedido o como, aunque, respondí a las palabras de Elijah. 

- A mí me da la sensación de que han arrancado la puerta de cuajo. 

No quise acercarme demasiado pues a fin de cuentas, si tenían algo que investigar puede que yo estropeara alguna prueba, así que me mantuve un poco por detrás de Elijah, dejando que fuera él quien llevara la voz cantante en este asunto. 

- ¿Qué es eso? 

La cara del hombre me decía que él no lo tenía muy claro, pero vamos, menos claro lo tenía yo que como recién llegada al planeta, aún no conocía las cosas básicas. 

- ¿Es una alarma?