Partida Rol por web

Han pasado varias semanas desde que aconteció la contienda contra Gordobuc. Los días pasaron tranquilos, pues cualquier día después de lo padecido contra Gordobuc y los suyos, seria a la fuerza, más placido. Atrás quedaron los combates y las luchas contra el gigante medio hombre y sus secuaces. Las luchas  trajeron  consigo un rico botín, y una carga de heridos y muertos.

Fueron 7 los soldados del conde que llegaron a apoyar a  la dama. De los cuales 1 murió en combate y otro lo hizo recién, pues nada pudo hacerse con sus heridas graves. Hubo también varios labriegos que perecieron en la lucha, más del otro pueblo que del de la dama. Marcados por las heridas hubo muchos también. En verdad el dolor en las carnes propias es menor si traen consigo llena, la bolsa de las monedas. Ciertamente, no fue malo el botín que los soldados se llevaban, y tampoco quedaron tristes los aldeanos que ayudaron en la pendencias con su poco de botín recibido.

Dix y Bulli habianse ya recuperado por completo y también ambos caballeros. El tiempo de cesión de la tropa del conde se había excedido enormemente y ya tocaba regresársela, y de paso darle cuentas de lo acontecido en el señorío.

Así que hubo que ponerse en marcha. En la aldea quedaron Dix y Bulli para garantizar la seguridad. El viaje hasta el castillo del conde lo harían los 5 soldados supervivientes de él, la señora Godiva, y ambos caballeros. También se añadirían al cortejo, una representación sobria de 3 aldeanos antes de Gordobuc, y ahora libres, que deseaban pedir al conde la protección del caballero Gwilherm para ellos y su aldea. Ayudarían a modo de pajes a la comitiva, y darían voz  a la reclamación del pueblo.

El grupo está en camino y tardaran aun algunos días en llegar hasta allí.

-Espero que agora, con el fenecimiento de Gordobuc, se hallan librado en grand medida las cargas e pesares que vos afligían mi señora. -digo a la dama camino de ver al señor Conde.

Andaba muy ufana la compaña, mas aun que la ultima vez que visitaron el castillo de las ciudad de Hertford, sede del conde Setzer. En aquella ocasión con orgullo le entregaban a unos asaltadores de caminos presos, muertos y heridos. En esta, le ofrecían una aldea reconquistada.

 Ahora contaban con la escolta testimonial y limitada, ya veremos si efectiva y valida, de una representación de la aldea que antes era de Gordobuc. Querian dar al  conde su conformidad con respecto al cambio de dueño, si este dueño era el caballero sir Gwilherm. Esta formalidad, obedecia a un protocolo formal, que no tenia por qué ser respetado por el conde, dueño en teoría, de todas la tierras y señoríos del condado, y que podría perfectamente quedarse para él la propiedad, o cederla a algún caballero valido para que la custodie en su nombre.

Tras los protocolos habituales, por fin estaban cara a cara con el conde. La señora contó de manera somera y cierta el asunto de la reconquista de la aldea que antes era de Gordobuc. No pareciole mal al conde, que Gordobuc fuera ya historia, y escuchó con aparente agrado a los lugareños.

¿ daría la propiedad a sus libertadores o se la quedaria para él?

Placeme oir las vuestras razones, y mostrome conforme con ellas. Creo que sir Gwilherm merecería tal aldea. Pero no daré aldea mia a caballero extranjero. Si quereis haceros cargo de la misma, juradme lealtad y vasallaje. Arreglad los asuntos con el vuestro señor feudal y decidle que el vuestro en agora es sir Setzer de Hertford.

Certeras sonaban las palabras de Sir Setzer en mis oídos, pues no carecían de lógica y razón aquestas. Arrepentíme de non haber anticipadome a tal respuesta, pues debí aprovechar los días pasados para preguntar por quién iba a ser con gran probabilidad mi nuevo señor a fin de saber más sobre aqueste, sus formas et manejo. Más non sentime desasosegado en demasía por aqueste fecho, pues a buen seguro non sería tan soberbio e mal señor como mostro ser Sir Mcmiliard.

No me placía cambiar de señor feudal de ligeras, pues non era aquesta decisión de tomar de primeras ni sin pesar tal cosa en grand medida, pero el destino parescía haberme traído a aquestas tierras para acabar con el mal de Gordobuc, darme señorío, et, si la suerte propiciaba, para da compaña a la digna señora Godiva.

-Vos juraré ambas mi senyor, et vos traeré presto las nuevas, pues sin demora arreglaré tales asuntos.

Viniéronme entonces a la mente las palabras de Sir Mcmiliar: 

 “ marcha de las mis tierras, et no retornes hasta faber ganado gloria et fama grande”.

Ansí que con tal recuerdo supe que non debía sopesar tal decisión en demasía, pues al lado de Mcmiliar realmente nada habíaseme perdido...

Es más, en verdad os digo. Romped con el vuestro señor, et fablaremos de otras cosas, de matrimonio tal vez.

Si, señora Godiva, vos necesitais un caballero que vele por vos et los vos intereses, con la fuerza et el derecho de las armas.

Non vine aquí et non vinimos, para fablar de matrimonio. Lo fizimos pa ra ofrecer la aldea al nuestro señor et conde, et para reclamarla como nostra et xusta.

No seais una vez más tes dura et escuchar las mis palabras, que gastan más juicio et mas provecho para vos de lo que pensáis.

Casaos con sir Gwilherm. Para él será la aldea , antes de Gordobuc( 1 señorio), et para vos seguirá siendo Malderoi ( 1 señorio). Ejerced el sagrado vinculo del matrimonio, et os daré por añadidura el terreno que une ambos feudos et los derredores de ambos, que sumándolo  a las aldeas dan 3 señorios.

Vos me honrades con tal ofrecimiento, mi señor Sir Setzer, et mentiría si dixera que non quedé prendado de la señora Godiva en el momento en que la vi, et mentería también si non quede prendado por igual d'aquestas tierras et d'aquestas gentes, generosas et valientes como pocas. -Respondo henchido tras semejante ofrecimiento.

Non tardando solventaré tales asuntos, pues con premura et sin demora partiré a las tierras de Sir Mcmiliar et farélo cognoscedor de aquestas nuevas.

Y, sabedor de lo poco complacida que ha de estar la señora con tal decisión e imposición, me dirijo a ella a fin de apaciguarla ligeramente al menos: -Et vos, mi senyora, si hubiera yo de tal fortuna et tal casamiento fuera celebrado, sabed que os respetaré et vos trataré como la dama et señora que sodes, et mereces. Velaré por la vostra salud et intereses con el mesmo ímpetu, et más, del que he venido faciendo desde que vos he conocido.

No parece que este fuera un tema en el que el señor conde dejara muchas opciones, no obstante la aceptación de las condiciones del conde fueron , como no podía ser de otra manera, bien recibidas por el conde Setzer, y recibidas con un pensativo silencio por la señora Godiva.

Fablais con juicio. Non lo peradais.    Partid hacia la vuestra tierra a romper aquel vasallaje, et casaros después.

Sea pues mi señor. -respondo al conde. Tras lo cual me encamino a iniciar los preparativos para la marcha a las tierras de sur Mcmiliar.

Tras las sorpresas en la entrevista con el conde, y tras el resto de actos protocolarios en la corte del conde Setzer, tocaba regresar  a las, no muy, futuras tierras del caballero sir Gwilherm. Habia muchas cosas que cavilar y no menos reformas por hacer.

Los gastos fueron calculados por Godiva en 7L. Ese era el precio que costaría hacer que los 3 señorios funcionaran a pleno rendimiento, o por lo menos el esfuerzo económico que habría que hacer para que eso terrenos produjeran lo establecido..

En esos pensamientos andaba el caballero, ya sin el sequito de soldados devueltos al conde, y con su amada Godiva, que podría ser no tardando su esposa.

Tocaba hacer los preparativos para el gran viaje de vuelta al hogar que sucederia, no a mucho tardar.