Partida Rol por web

Tras los rigores del invierno, y aprovechando que el invierno suavizaba un algo, tocaba marchar a la recepción anual y primera, del conde de Hertford. Todos los caballeros del condado estaban mandados a asistir a esa reunión.

La concentración de señores era un acontecimiento importante, puesto que además de disfrutar de la hospitalidad del conde, que a la fuerza debía de ser generosa, servía para ponerse al día de las novedades del condado pasadas, y aventurar las futuras. También se aprovechaba esta reunión, para pagar a los caballeros en monedas, caballos  y  ropajes, el mantenimiento obligado anual.

El tema habitual de parlamento de este año, hacía referencia a los sajones y su circunstancia. Se enumeraron las bajas propias padecidas, y se estimaron las causadas a enemigo. Se brindaron por los caídos propios y se juró vengarlos en muertos sajones.

Nuestros caballeros, aun recién nombrados, eran considerados por éstos, prácticamente como iguales al resto de señores, no en vano eran iguales a los otros, más novatos, más jóvenes, con menos gloria y batallas, pero igualmente caballeros y nobles que ellos. Para el conde no había dudas,  ya habían demostrado valía.

Es aquí cuando se os restituyen los caballos muertos o incapacitados, si no son especiales, se os actualizan los ropajes y se os da la paga para el sustento habitual, que anda por las 6 Libras. Esas 6 libras es lo que un caballero aventurero como vosotros necesitan para mantenerse él mismo, su caballo y su escudero de manera digna sin alardes. Los 3 recibís esa paga del señor conde aun teniendo señoríos en propiedad.

Sir Gwilherm acudió como todos los vasallos a la reunión anual, junto a su mujer y sus caballeros y un reducido grupo entre escuderos y asistentes de su dama.

Siendo ésta una ocasión perfecta para tomar contacto con la clase noble, trató de estar lo mas comedido posible. Sin llamar la atención pero sin pasar inadvertido. Ésto último lo consiguió con creces, pues como decía su amada esposa, Dios le había entregado el extraño don de haber nacido con dos pies izquierdos.

Después de un gran banquete llegó el momento de la música, y Lady Godiva se moría por danzar entre tanto personaje influyente. Pero tras el primer baile en el que el Señor de Malderoi no hizo mas que pisarla, equivocarse con los pasos y reaccionar tarde al ritmo de la música, desistió y se dirigió a un grupo de dama que conversaba alrededor un unos tapices deslumbrantes.

Gwilherm, aprovechó el momento para también socializar con el resto de vasallos del Conde. Donde nada mas llegar elogiaron sus dotes como danzarín entre risas y brindis.

Allí pudo escuchar las narraciones del resto de patrullas. Las escaramuzas contra los sajones, las pequeñas batallas, las bajas y las tácticas que habían usado. Así que no perdió el tiempo y escucho a aquellos hombres, hasta que llegó su turno.

_ Y cómo le fue a vuestra merced, sin duda habrá luchado contra el invasor sajón? Aunque si le vieran bailar, seguro que saldrían corriendo de regreso a sus tierras de origen._ Soltó un viejo canoso entre carcajadas. dándole así pie a entrar en la conversación.

Con una leve inclinación de la cabeza, le devolvió el gesto por darle la oportunidad de explicar sus experiencias. Mas también porque no supo reconocer al interlocutor.

_ Sir, si fuera así de fácil bailaría hasta desfallecer. Y porque ningún britano muriera bajo sus hachas_ Dijo para devolver el tono serio que requería la situación. Y tras beber un trago por los caídos, explicó con todo detalle como deambularon sin tener contacto, hasta el último momento donde pudieron actuar con astucia y prontitud pillando al enemigo por sorpresa. 

Sir Gwilherm intentó dar detalles de la refriega y cómo el número superior de enemigos hizo que el resultado final fuera igualado entre ambos bandos. Pero los hombres allí reunidos estaban más experimentados y estaban acostumbrados a grandes batallas, así que una simple escaramuza no les hizo prestar demasiada atención.

 La vuelta al castillo me había traído los buenos recuerdos de la ceremonia de mi nombramiento, la boda de mi primo, y mi ansiado juramento. Después de la tranquilidad del señorío de mi primo volver a estar en medio del ajetreo del castillo me hizo sentirme revitalizado. Además las libras y ropas que nos otorgaba el señor Conde elevaron mis ganas de socializar hasta el punto de ponerme mis mejores galas y salir a departir con señores y damas. Por desgracia mis modales aún distaban mucho de los ideales de la corte. Después de varios intentos de entablar conversación con varios caballeros cuyos nombres confundí con necedad, y señores a los que mis modales les parecieron los de un campesino más que los de un caballero, decidí que una retirada a tiempo era una victoría. Pasó por mi cabeza discurrir por los salones con los oídos bien dispuestos a saber del ambiente y acojida de los planes del Conde para con los sajones entre sus cortesanos. Pero corrillo al que me acercaba se dispersaba pronto alertado por mi presencia. Frustrado reparé en que al menos habįa una joven dama de cabellos rojos como los de mi familia. Bien parecida, y de sonrisa encantadora. Hablaba con otras damas mientras mi dedicaba alguna mirada. Sintiéndome afortunado por la atención que parecía brindarme le dediqué una formal reverencia. Con la idea de no incomodarla con mi atrevimiento esperé a que se quedara apartada para presentarme y pedirle su nombre. El encuentro fue grato, y de futuro prometedor... Al menos, la joven señora me permitió retirarme a mis aposentos sin la sensación de haber desperdiciado la tarde entre unos cortesanos que me veían aún como un extraño, y con la esperanza de un futuro encuentro.

Motivo: Cortesía

Tirada: 1d20

Dificultad: 5-

Resultado: 12 (Fracaso)

Motivo: Intrigar

Tirada: 1d20

Dificultad: 10-

Resultado: 13 (Fracaso)

Motivo: Reconocer

Tirada: 1d20

Dificultad: 10-

Resultado: 18 (Fracaso)

Motivo: Coquetear

Tirada: 1d20

Dificultad: 3-

Resultado: 2 (Exito)

tomatre las dos primeras, que han sido errores.

Tras los intentos fallido de impresionar a la corte, nuestros caballeros siguen estrechando relaciones con los alla reunidos, especialmente con los caballeros.

Tras recibir lo vuestro,( vuestra paga anuall) en un aparte el conde os informa que no tardando, cuando el invierno, los fríos y los pasos impracticables se hayan liberado, cuenta con vosotros para que os regreséis a Hertford, pues tenéis que viajar para él hasta Logres, a dar parte y aviso de los ataques padecidos en Hertford, pero de eso ya habrá tiempo de concretar. También os desea, como no podría ser de otra manera, una marcha y regreso con bien.

Se os acaba de dar una noción superficial de las tareas de vuestro año próximo, pero ya se os concretará a la vuelta.

Animado por la idea de un viaje a la prometedora ciudad de Logres pronto olvido mis fracasos cortesanos entre los nobles del castillo. Con suerte nuevas oportunidades aparecerán para demostrar nuestra valía. Además me siento satisfecho con la generosidad del conde. Ahora ya sólo es cuestión de que pase de largo el frío invierno...

Sir Gwilherm regresaba a su nuevo hogar con un sabor agridulce en la boca, pues tras su desastrosa interacción social con los nobles y el resto de caballeros vasallos del señor Conde; le había encomendado llevar nuevas a Logres y eso, sería un gran honor para él. Tenían gran confianza y estima por sus gentes. Y debía redimirse, saliendo airoso de su cometido en la tareas de su corte.

_ Mal tiempo gasté en organizar las nuevas tierras, pudiera haber reservado algo para entrenar las artes de la corte..._ Dudó unos segundos, para seguir debatiendo en su cabeza. _Mas no!! Era lo mas apropiado. Soy un novato en esas artes, hay a que tener paciencia y aprender de la experiencia_

El señor de Malderoi caminaba en silencio y pensativo, que sólo rompía para dirigir alguna pregunta a su esposa, sobre las familias allí reunidas y que tal lo había pasado. Y con su primo, por si le hubiera ido algo mejor en los salones de Setzer.

Al cruzarme con mi primo me sobró con ver su mirada para entender que tampoco había sido una gran jornada en cuanto relaciones sociales para él. 

Somos hombres de armas, primo, yo empiezo a pensar que lo mejor del campo de batalla es que está muy claro cómo hay que conducirse. Llevo toda la jornada metiendome en jardines que no me son propios. Me alegro de veros a vos y a vuestra siempre elegante esposa, y más me alegraré cuando volvamos a Malderoi, por unos meses más que sobrado ando de corte y cortesanos. Y me huelo que en llegando a Logres mucho más de eso se nos vendrá encima.

y con una abierta sonrisa animo a mi primo a regresar a casa, quizá este invierno logréis hacer de mí un cazador... aceptable.

Las palabras de Walter reconfortan, en la medida de lo posible, a su primo. Pero intenta no mostrarlo, él es el señor de Malderoi y aunque la comitiva sea escueta, debe comportarse como tal.

_No falta razón en vuestras palabras. Pero algo me dice, que no será ésta nuestra primera derrota en temas cortesanos. Mas por ello, debemos dar empeño en esas empresas y mejorarlas. Pues en el futuro próximo, nos esperan duras batallas donde el acero no abandonará la vaina._ Contestó solemne.

_En cuanto a la caza..._ El semblante le cambió diametralmente, mostrando su ánimo con una gran sonrisa. _según hayamos descansado del viaje, impartiré órdenes para que todo quede bien organizado. Y tendremos un gran día de caza, con su posterior banquete. Será una buena forma de hermanar los dos pueblos y sus gentes, mis vasallos. Y quizás, si mi Señora aquí presente lo ve de buen grado,_ Continuó mientras lanzaba un guiño a su primo de complicidad. _incluso un pequeño baile!!! Nuestros salones no pueden rivalizar con los del Conde, ni con los de otros Señores de la comarca. Pero nos vendrá bien la práctica, siempre que entre las gentes haya alguien que sepa tocar o cantar._

Aún el camino se tornó mas silencioso que en la ida, pero sin duda la moral de Gwilherm se mostraba mas esperanzada.