Sin embargo, cuando la esperanza está perdida, la mágica de Nostradamus surte efecto y el color vuelve al señor del castillo y un hálito de vida le inunda los pulmones. Lentamente abre los ojos.
-No me has fallado… mi buen amigo.- Lord Griffon esboza una sonrisa –Estos hombres son amigos. Trátales como se merecen. A ellos les debo… mi… vida.- Entonces se desmalla.
Parsafal está exultante de felicidad. Sin embargo, esta vez no titubea. Con celeridad comienza a dar órdenes y varios de sus hombres se aproximan y toman a Lord Griffon con cuidado y se lo llevan de allí. Cuando ve que está a salvo, se gira hacia los aventureros.
-No se que ha ocurrido, pero mi señor ha respondido por vosotros. No necesito más. Imagino que a vuestro grupo le debo el que los guardias de los murallas dejaran sus puestos permitiéndonos entrar. Hemos retomado el castillo pues, por fortuna, había dejado solo un pequeño destacamento aquí. Perdonad mis dudas, espero que entendáis uqe vivimos tiempos oscuros y hay que andarse con mil ojos.- Entonces se gira hacia nostradamus. –Contigo tengo una deuda especial mago. Una deuda que dudo que nunca pueda pagarte. Sin embargo, si alguna vez me necesitas, no dudes en llamarme.-
Entonces le tiende la mano.
-Bien, imagino que estaréis heridos, si nos acompañáis, os llevaremos para que curen vuestras heridas. Al traidor llevadle aparte, debo hablar con él sobre su castigo. A “eso”, encerradle en los calabozos, que pruebe un poco de su propia medicina-
Dice señalando a Regathix. Dos arqueros siguen apuntándole con sus arcos y le instan a moverse.
Regathix veía que de nuevo la desconfianza de los de aquella raza amenazaban de nuevo su vida, una vez más, habían logrado los demás convencer que habían sido ellos los que habían ayudado a su señor, pero un acechador? Quien se lo iba a creer... Regathix asió aún más fuerte si cabe sus armas, no se dejaría atrapar tan fácilmente de nuevo, esta vez no... era un superviviente y saldría de esta... Miró a los que parecían habían sido sus extraños compañeros en busca de algo, sin saber muy bien el que, algo de comprensión o que sabía el, siempre había estado solo, por que iba a cambiar eso ahora... Posó los pies en el suelo con tesón... se preparaba para lo que viniese...
¿Parsafal Behemoth acaso a parte de ciego estáis sordo? -exclama autoritaria la guerrera, situándose delante del merodeador-. Vuestro señor nos ha reconocido como amigos -declara-. Os ha ordenado que se nos trate como se merece.
Nuestra intervención ha liberado este castillo de las garras del enemigo. De no haber estado aquí, tampoco lo estaríais vos.
Puede que no confiéis del todo en él -continúa, señalando a Regathix-. Pero sin este guerrero, es muy probable que hubiésemos caído antes incluso de encontrar a vuestro señor.
Os aconsejo, ser Parsafal, que obedezcáis sus órdenes.
Como ya he dicho, somos el Destacamento Especial enviado por La Dama.
Lejos de amedrentarse ante la imponente voz de Millicent, el guerrero se mantiene firme y le lanza una mirada severa a la mujer.
-Milady, no acabéis con mi paciencia, no se nada de ningún destacamento especial enviado por La Dama. En primer lugar, mi señor se ha referido a hombres, así que dudo mucho que incluyera a este demonio. En segundo lugar miradle.- Esto último lo dice haciendo un ademán con la cabeza en dirección a Regathix –Fíjese su tensión, su postura, está listo para atacar y si no lo ha hecho es porque no es tonto, sabe que está en inferioridad. Todas estas criaturas son así, son monstruos ¿Y vos me pedís que le deje libre poniendo a mis hombres en peligro? Precisamente por no ver a los enemigos que tenemos más cerca perdimos el castillo.-
Desafiante, Parsafal mantiene la mirada fija en Millicent.
-Ho, señor; no espero que paséis nada por alto. Como yo tendré a bien notificar a La Dama. ¿Por qué claro esta que la dama informa a todos de sus planes e intenciones? Pero continuemos, aquí mi compañero no opondrá resistencia a unas; fuerte sogas y trato digno. No te preocupes Regathix se aclarara pronto.
-Bueno señores no tenemos todo el día. Además hay un hombre que necesita cuidados médicos.
Mira a sus compañeros con complicidad, suplicando que dejen de discutir y esperen mejores vientos en esta travesía. Se vuelve hacia Parsafal y le hace una ensayada reverencia.
- Vos diréis por donde.
tras estrechar la mano de Parsafal, Millicent y Parsafal se enfrascan en una discusion de autoridad, Regatix estaba completamente en estres, su preocupacion se le veia en los ojos y su cuerpo no decia menos, en verdad habia demostrado ser un gran guerrero, pero, ciertamente su vida a estado de pormedio, sin embargo si la Dama lo habia enviado con nosotros, sus razones tendra, por lo que al ser parte del grupo, evemos de tratarle como a un igual, al parecer por lo menos eso se a ganado, mi confianza sera mucho mas dificil... mientras se enfrascaban en la discucion me acerco a Regatix quien todavia se encontraba presto a combatir y dada las circunstancias no se podia esperar menos baja tus armas por favor y relajate susurro al merodeador ya que Parsafal al parecer no lo dejaria asi de facil, tras escuchar a Guilles descido tomar la palabra, no podemos perder mas tiempo y meno dejar que nos separen, mi buen Parsafal, entiendo que no sepa nada sobre el destacamento especial de la Dama, y nadie mas que yo en tiende su sentir hacia los merodeadores del fango, mis padres y la aldea donde naci fueron destruidas por estas criaturas digo serenamente y sosteniendo el aliento, continuo, pero este guerrero digo señalando a Regatix esta bajo nuestra responsabilidad y se nos ha encomendado llegar cuanto antes a la Linterna de Piedra al este cerca de la costa y reportarnos con el gran mago que ahi recide, el tiene informacion importantisima, que podria poner fin a la guerra, tomo aire y retomo las palabras, los que estamos aqui y señalo a cada uno de los presentes hemos sido elegidos por la Dama y enviados a ayudar, y hemos empezado con el pie derecho pudiendo socorrer a Lord Grifon de las garras del mismisimo Torturador de el destacamento que tenia tomado este castillo y librarle de las garras de la muerte, esto no es casualidad Parsafal... esto es el destino, Guilles mismo saco de las garras del fuego a tu amo salvandolo de ser quemado y este "demonio" digo acentuando la palabra peleo cuerpo a cuerpo contra cinco soldados que querian arrancarle la cabeza a Lord Grifon incluyendo a su comandante, ahora yo te pido que me hagas un favor y nos permitas cumplir nuestra misison y llegar al este lo antes posible... yo mismo me hare cargo del merodeador yo me hare responsable de el y sus acciones haci que te pido que confies en mi, la persona que pudo arrancar a Lord Grifon de las garras de la misma muerte, despues de esto, sere yo quienquede en deuda contigo... termino la frase mirandole directamente a los ojos intentando poder lograr que Parsafal confiara en mis palabras
master no se si sea necesario una tirada de diplomacia para ver si logramos convencer a Parsafal que nos deje ir XD
Cuando Nostradamus comenzó a hablar, Millicent enmudeció. El hechicero había demostrado en múltiples ocasiones su buen juicio y sus grandes dotes de liderazgo.
Su pequeña confesión llegó hasta el corazón de la guerrera, quien recordó la terrible muerte de sus padres y de su pequeño hermano, al que tan recientemente había recuperado...
No obstante, cuando Nostradamus hizo mención a Linterna de Piedra, el corazón de la capitana se detuvo unos instantes. ¡Una cosa era revelar quiénes eran ellos y otra muy distinta relatar de cabo a rabo cuál era su misión!
Pero sino podían confiar en la guardia de Lord Griffon, no podían confiar en nadie.
Millicent guardó silencio, dejando que el hechicero concluyera su discurso. Esperando, de todo corazón, que Parsafal atendiera a razones.
Confío en el merodeador, pensó, sorprendida ante semejante hecho.
Nostradamus estaba dispuesto a responder por él.
Y yo también, se dijo. Yo también.
Ser Parsafal -expresó, tranquila-, vuestro señor necesita cuidados expertos -Aquello era más urgente que la presencia de Regathix y nadie parecía querer apreciarlo-. Gracias a Nostradamus se encuentra estable, pero no fuera de peligro.
Parsafal escucha en silencio con el rostro tenso. Mientras los aventureros intentan convencerlo, este sopesa sus opciones. No comprende este afán por proteger a semejante criatura y sin embargo así estaba siendo. ¿Tan extraños eran los tiempos que corrían hoy en día? El guerrero contempla al acechador del fango con detenimiento. A pesar de todo, no puede evitar sentir repugnancia y no ve nada que le incite a pensar que puede fiarse de él. Y sin embargo… Con paso firme, avanza hacia Regathix y se planta delante de él.
-Muchos son los que hablan por ti. Nunca habría creido posible que un humano defendería a uno de los tuyos. ¿De verdad merecen tu confianza?-
Parsafal lo mira diractemente a los ojos durante unos segundos interminables. Entonces suspira profundamente.
-Nada de lo que ocurre hoy en día es normal. Vivimos tiempos extraños.- Pasafal se gira hacia los aventureros –Que así sea, no será encerrado. Sin embargo, os hago enteramente responsables de sus acciones. Si pierde el control o hace algo que ponga en peligro a mis hombres o a mi señor, no solo él, todos pagareis por su crimen. Ahora descansad, necesitáis recuperar fuerzas si quereis llegar hasta la Linterna Oscura... Y de nuevo, gracias. Os devemos la vida de nuestro señor y la recuperación de este castillo-
Perdonad por la tardanza, he tenido una semana dura de trabajo
Finalmente el castillo ha sido tomado y habéis encontrado un lugar donde recuperar fuerzas. Aprovechando esta oportunidad, vais a ver a sus curanderos y aprovecháis para daros una buena comilona y descansar. Es entonces cuando os dais cuenta de los dolores que atenazaban a vuestro cuerpo y como el cansancio había hecho presa de vosotros. Dormís hasta el día siguiente y cuando abrís los ojos, os sentís perfectamente recuperados.
--Fin de la escena--