Partida Rol por web

El agudo dolor, producido por los impactos, nubla sus pensamientos, de forma que estos se quedan bloqueados en sus ansias por sentirse mejor.
Oye a Marcus y a su hermano muy, muy lejanos. No consigue liberarse de las emociones que embotan sus sentidos:
Necesito estar mas fuerte...
No le importa tanto el peso como la debilidad.
Concentra todas sus energías en recuperarse un poco, mientras se deja ayudar.

La situación se vuelve desesperada. Millicent, confiando en su compañero Marcus que viene en su ayuda, se centra en recuperar energías, buscando en su interior cada pizca de fuerza que le queda. El guerrero, por su parte, sujeta con presteza las piedras, tirando con todas sus fuerzas para intentar levantarlas lo suficiente como para que su compañera salga de debajo de los escombros. Sin embargo, aunque empuja con energía, las rocas apenas se mueven, son demasiadas y apenas puede moverlas. Su mirada de pánico se fija en Millicent, haciéndola ver que no le es posible ayudarla.

Por su parte, en un intento por distraer al Wyvern, Regathix y Guilles rodean a la criatura para atacarla desde distintos flancos. El acechador la ataca de frente, con sus dos espadas en alto, buscando un punto débil en sus escamas, mientras Guilles intenta atacar desde atrás, intentando llegar a las zonas blandas de su vientre. Los sables de Regathix rebotan contra la bestia mientras esta ruge y agita su hocico al recibir el golpe. Guilles por su lado intenta llegar hasta la parte débil, pero el animal no deja de agitarse y sacudirse y su florete solo araña la dura piel de la bestia.

Entonces, soprendentemente, el Wyvern parece ignorar a sus atacantes, alza la mirada, ve a Millicent aun atrapada y tras flexionar un poco las patas, traseras, salta sobre el acechador del fango en dirección a los dos guerreros. Su enorme cuerpo surca el aire unos instantes antes de caer pesadamente a pocos metros de Marcus y la mujer. Un candelabro cae sobre la cola del Wyvern que lanza un pequeño rugido de dolor antes de sacudírselo de encima y mirar a su presa. Solo unos pasos y la presa será suya.

La magia lanzada por Nostradamus, cargada no solo de su poder sino de su frustración, surca la sala en extrañas parábolas buscando sus objetivos. Mientras recorren la distancia que os separan, el mago puede ver que las llamas parcen reaccionar a la magia, desviándose hacia ella. Finalmente las esferas de energía se abalanzan sobre las tres figuras y estallan en una fuerte onda de magia pura, levantando una gran nube de polvo. El mago respira agitadamente mientras se aleja de su posición mientras espera que la nube se disipe.

Cuando la visión se aclara, su anciano maestro sigue en pie, mirándolo con una expresión de absoluta tristeza.

-Siento mucho que así sea como te sientes mi pequeño. Pero créeme cuando te digo que esta es la única decisión lógica que pude tomar. Si hubieras visto lo que yo he visto, sabrías que no hay otro camino.-

Sus marionetas se preparan, listas para saltar sobre Nostradamus.

-Por favor, no me lo hagas más difícil.-

La voz del libro vuelve a aparecer en tu cabeza.

-Que viejo mas sentimentaloide, pero eso es bueno, sigue haciéndole hablar. Aunque no estaría de más que buscaras una forma de sacarnos de aquí. Aunque loco, ese anciano es demasiado poderoso para ti.  Tenemos la puerta por la que habéis venido, pero el viejo y las llamas te bloquean el paso. También se que hay un acceso secreto en la pared de esta sala, es el que usaba el guardián de la torre para comprobar que mi prisión seguía siendo efectiva. Y creo que ya te he dicho demasiado ¡Haz algo!-

Aunque intenta sonar aburrido y autoritario, lo cierto es que Nostradamus puede notar una nota de desesperación en la voz del libro.

"¡¿Y a mí que me cuentas?! ¡Tú eres el de los poderes arcanos supremos! ¡No yo!" pienso con todas mis fuerzas. Inspiro hondo, mientras echo un vistazo a mi alrededor, buscando algún signo de abertura por la que pueda haber alguna puerta secreta. "Debo distraer a Mortarius..."

- Yakamm Sourugol...- Mientras convoco el poder arcano, noto algo en las tripas. Lo ahogo mientras mi Proyectil Mágico sale en dirección a mi antiguo maestro. Aprovecho el momento para correr alrededor del foso, manteniéndome alejado de sus golems. Apenas he empezado a correr, me doy cuenta de que lo que noto en el vientre es remordimientos. "Mortarius fue como mi padre..." Retengo las lágrimas en mis ojos mientras corro.

Viendo que su atención esta distraída y solo la herida de la cola le a distraído. Se encamina a seguir haciendo daño por la retaguardia hasta atraer su atención y alejarle de sus compañeros.

Lo primero que llama la atención de la habitación en la que os encontráis es su forma, como si fuera un abanico (Aunque no demasiado pronunciado) con contorno circular y siendo más ancha  la zona más exterior. Las estanterías son de 5 metros de largo por 3 de alto, colocados en hileras de dos en dos. Tras cada dos estanterías, hay una gran mesa de madera y dos más pequeñas para estudio de los libros allí guardados. Entre cada estantería y sobretodo cerca de las mesa, hay candelabros de pie alto que iluminan la sala. Además, podemos ver que la biblioteca está ordenada de tal manera que hay tres zonas diferenciadas, cada una con sus estanterías y mesas.

La primera zona, donde os encontráis ahora mismo, es la más dañada de todas, apenas quedan unas estanterías en pie en la zona más pegada al fondo y las mesas están rotas. Solo algunos candelabros permanecen encendidos cerca vuestro. Hay en la pared del fondo varios tapices con runas mágicas dibujadas y en el alto techo (Lo menos hay 4 metros) hay una lámpara de araña con pequeñas llamas titilantes. La lámpara parece hecha de platino lo que indica que los magos a pesar de lo que aparentan, tenían mucho dinero, esta se mantiene suspendida sobre vuestras cabezas gracias a una gruesa cadena.

La segunda zona es parecida a la primera salvo que la mayoría del mobiliario está de una pieza aunque los más cercanos a vosotros se encuentran helados.  Por lo demás, tiene la misma disposición y los mismos tapices, candelabros y lámpara.

La tercera zona de nuevo se equipara a las otras dos salvo porque esta aun no ha sufrido daños por el ataque del Wyvern. Al fondo está la puerta que os sacaría de esta sala. Esta puerta está cerrada y no sabéis si con llave o solo encajada. Su tamaño es suficientemente pequeño para que el Wyvern no pudiera pasar por ella.

Recorrer una zona os llevaría un turno de movimiento, o dos pero con tirada de atletismo para poder evitar los escombros que tenéis alrededor. Cada zona diferenciada está separada por dos grandes columnas de piedra, salvo en la separación primera y segunda zona, donde una de las columnas se ha derrumbado (Es donde se encuentra Millicent atrapada)

- Marcus, Marcus. Tranquilo -dice Millicent bajo las rocas-. Destruid al dragón, primero. Ya habrá tiempo para que me saquéis de aquí -La guerrera trata de ofrecer su mejor sonrisa.
Observa la habitación y sugiere:
- Tirad esa ostentosa lampara sobre él. Que le aplaste y destruya...