Partida Rol por web

-Bueno, bueno. Interesantes preguntas, todas. Pero empecemos por lo primero... la maldición.

El Director hace una pausa, mira a Ivana y ella asiente nuevamente.

-Todo pasó esta misma semana, un miércoles como el de hoy, hace unos cinco años atrás. Teníamos el edificio casi terminado, faltaba un sector, al que no se podía acceder por un problema de cableos y esas cosas. Llamamos a un electricista para tratar de entender por qué, en ese mismo lugar, entre otros que verán del edificio, la corriente eléctrica no llega. Aunque hagamos las mil maravillas, siempre falla. Últimamente lo hemos arreglado, así que bueno, excepto en el comedor que hemos dejado este aspecto más alegórico, podemos asegurarles que tendrán luz siempre que necesiten.

El Director comienza a caminar mientras sigue con su relato:

-Uno de los obreros tenía una familia que creía en los espíritus y esas cosas, y estaba convencido de que este edificio no podía ser terminado. Decía que había un, bueno sé que se reirán un poco ahora, un espíritu negro que lo habitaba. Un día recuerdo que vino a mi despacho exigiendo que termináramos con la obra, en el sentido de detenernos, no de finalizarla.

Pausa

-Su jefe lo despidió, al otro día lo vimos colgado del último piso. Estaba en una de las habitaciones que hay allí, se había ahorcado y, bueno no es el momento de contarles esto exactamente pero, con su sangre había escrito una letra en la pared, obviamente antes de subir a la silla, atarse la soga al cuello y eso... Era una S, sólo eso, una letra verán.

Más silencio.

-Desde ese entonces pasaron cosas, la gente que trabajaba aquí dijo que sentía ruidos o veía cosas que allí no estaban, y cuando un segundo obrero murió, también colgado, las obras se detuvieron.

El Director los mira y dice:

-Pero eso es solamente supersticiones y somos hombres de hechos. Estamos seguros de que si algún estudiante, sobrevive una semana y obvio que no tememos que uds mueran, no seríamos tan ineptos de exponerlos a algo peligroso; pero sabemos que cuando eso pase, cuando uno, o dos o cientos se queden, y no pase nada, el edificio se reabrirá y podremos terminar este absurdo. Necesitamos estudiantes pues son personas inteligentes, los obreros eran supersticiosos, mucho me temo.

El Director finaliza diciendo.

-La misión de uds es quedarse una semana aquí sin salir en ningún momento, la nuestra dar un millón de dólares, repartido entre quienes estén aquí aún el miércoles que viene.

Por un momento, Harvey temió verdaderamente por su vida. Las historias de espíritus y obreros suicidas le causaban gracia, pero su mente, como la de buen escritor, no podía evitar divagar y explorar posibilidades dignas de la literatura. Por eso temía.

Esto es peligroso. ¿Y si algún loco pretende eliminar la competencia para quedarse con toda la plata? Tal vez se dedique a colgarnos uno por uno, para desviar la atención hacia estos absurdos rumores..., pensaba el aspirante a escritor, disimulando su aprensión como mejor podía.

Su paranoia se iba esfumando poco a poco. Conociéndose, sabía bien que conjeturas inconcebibles solían cruzar sus pensamientos, por lo que se relajó luego de analizar mejor sus teorías. Tomó otra uva y masticó pacíficamente, a la espera de poder retirarse del lugar y transportarse a otro lado, libraco en mano.

si esto es un juego lo mejor es jugarlo no? por un millón de dolares vale la pena, señor, le tengo una pregunta que es raro que nadie halla hecho aún, el segundo obrero muerto escribió alguna letra? dice muy pensativo, esto le divertia

Escucho atentamente las palabras del director sin duda sus palabras eran realmente perturbadores aún no dejaba de sorprenderme el poco respeto que mostraban los occidentales por el mundo espiritual poco respeto o miedo quién sabe, pero la unica forma de evitar el enfado de los muertos como siempre se había hecho en su familia era rendirles tributo en su antigua casa de japón había una pagoda donde iban todos los días a quemar incienso y rezar las oraciones pertinentes de hecho aún aquí en Estados unidos lo hacían para onrarles y mantenerlos apaciguados.

Miro a Aiko cogiendo aire con fuerza y después me sirvo un poco de agua la garganta se me había secado un poco y tras haber bebido dejo el vaso sobre la mesa y entonces mi mirada estudia detenidamente la reacción del resto, sin duda ya tenía pensado hacer mis oraciónes de siempre pero oyendo aquella historia me habían dado ganas de irme a rezar en aquel mismo momento aunque sabía que no procedía, era así como me había educado venerando y respetando a los familiares muertos y lo qué había pasado en aquel lugar según lo que contaba el director era realmente atroz vuelvo a mirar a Aiko.

-Creo que después de comer subiré a meditar un poco

Le dijo en bajo para no molestar al director

escucho atentamente  al director la historia es un poco escalofriante,mi padre siempre me a dicho que hay que tener mucho respeto por los espiritus y me enseñaron a rezarles y hacerles ofrendas, mi madre aun lo sigue haciendo, pero yo con los estudios y demas ya no tengo tiempo, miro a kenshi cuando dice que va a meditar y recuerdo cuando lo hacia con mis padres era relajante sonrio levemente asintiendo

puedo acompañarte?

le digo en tono bajo tambien para no molestar

El Director escucha la pregunta de Nicolás y le contesta con la misma seriedad que al resto:

-No, el segundo hombre no escribió nada. Al menos nadie recuerda eso.

Mirando al resto de los presentes:

-Señores, si nadie tiene ninguna otra pregunta. Los invito a disfrutar el postre. ¿Algo más?

Supersticiones, nunca me dejaran de sorprender cuanta gente es capaz de creer en ellas,…mmm, por otra parte, tal vez no se gane un millón de dólares, pero lo que corresponda a cada uno esta bastante bien, teniendo en cuenta lo poco que se pide que hagamos- pensó Max. 

son buenas preguntas Max, y yo tengo una, nos vigilan? hay equipo de rescate o algo por el estilo? usted sabe, si es probable que nos pase algo debe de estar listo

-Lamentablemente una vez que abandonen el edificio serán eliminados del Concurso. No hay excepción para eso. Si lo tienen que hacer por razones de salud, por supuesto que estamos preparados. Tenemos un equipo de médicos, psicólogos y otros profesionales de la salud para asistirlos, pero dentro del edificio.

El Director toma un sorbo de agua de un vaso que le alcanza Ivana y prosigue:

-Si algunos de vosotros tiene una señal de problemas de salud, o lo vemos con una especie de paranoia o algún signo de que, para decirlo sin rodeos, está perdiendo la chaveta, simplemente lo retiraremos del Concurso en el momento. Respecto a tu pregunta...- mirando a Nicolás, -no creemos en interrumpir sus libertades personales, así que ninguna cámara oculta los estará observando. Hay un teléfono, en la planta baja, monitoreado por la señorita Elis, que directamente comunica con nosotros. En caso de nos necesiten, nos pueden llamar, en todo momento.

Todos ven a una hermosa morocha, de ojos claros, gafas cuadradas y aire inteligente. Es la profesora de Literatura, la señorita Elis.

-Creo que he respondido todo, ¿verdad? ¿Algo más? Respecto a lo del móvil, ahora que lo dicen, no hay problema en que tengan el suyo todo el día. Todo está permitido sino pasan esas puertas, ¿vale?

Harvey mantenía sus oídos atentos, a pesar de su gesto agazapado, que le daba la apariencia de una tortuga buscando protección dentro de su caparazón. Cuando el director mencionó a la señorita Elis, el muchacho dio un ligeror espingo, alzando la cabeza para otear el salón por encima de la multitud. A la distancia, apareció su figura, y el escritor no pudo evitar que una sonrisa involuntaria apareciese en su semblante.

En medio de su escrutinio, Harvey notó su actitud obvia, y así de rápido como había salido de su caparazón, se volvió a refugiar en el mismo, sin la más mínima intención de contestar al director.

Mire Fijamente a Aiko y asentí firme

-Claro que puedes, cuanto mejor es meditar en compañia así las energías fluyen más rapido

Tras decir esto observe al resto en silencio no con demasiada gana de seguir allí ni de hacer preguntar quería irme a mi habitación y olvidarme del resto del mundo que allí me rodeaba