6 de Noviembre de 2008
Brooklyn, Nueva York, EE.UU
Centro de Menores Isaac Newton
Han pasado tres semanas desde el extraño incidente, que te ha cambiado la vida. Es contradictorio comprobar que el mismo acto que logra salvarte, te condena. Tal vez incluso puede que este mismo pensamiento sea en sí mismo una contradicción... Tan sólo tienes 13 años, y las preguntas esenciales de la vida parecen querer golpear tu mente.
Cada día después del... accidente que sufrió el director no puedes dejar de cuestionarte qué es lo que ocurrió allí. Los constantes interrogatorios a los que te has visto sometido no ayudan a dejarlo pasar.
Ahora, estás en Brooklyn, en un Centro de Menores. Has acabado aquí porque te consideran implicado en su muerte. No saben cómo, pero tienen un por qué. Tus compañeros hablaron por fin, descubriendo la red de pecados del director, dándote un móvil.
Todos piensan que simplemente lo empujaste por la ventana, con suficiente fuerza y suficiente suerte como para hacerle caer en una mala posición, rompiendo los cristales, precipitándose al vacío... La realidad no es tan diferente. Y sin embargo, tú no le has tocado. Ni un sólo roce.
"Algo" le empujó... Algo que respondía a tus deseos más internos. Algo que en cierto modo sientes tuyo, sin poder explicar. Algo que obviamente, no has contado a nadie más y aún meditas, una y otra vez.
Afortunadamente, el sitio al que has ido a parar no es un mal lugar. Está limpio, es sobrio, y a menudo silencioso. Hay un clima sereno y entristecido en cada esquina, y los internos parecen asumirlo, sumidos en él. Es como si en cierto modo hubieran perdido la inocencia, hubieran aceptado su suerte en este retiro alejado del mundo real, encerrados... Y sin embargo bajo un techo, cuidados por el Estado...
No es que sea una familia... Pero puede llegar a resultar mejor que una.
Son las 11:30, y es Jueves. Ya has desayunado y has pasado tu revisión médica semanal. De nuevo, te encaminas despacio y formal hacia la sala del Orientador. Como cada día tras el incidente tendrás que hablar de lo ocurrido con el Sr. Samuel Morgan, psicólogo del Centro.
Le he dado muchas vueltas desde que el cabrón salio volando por la ventana y se que lo hice yo. De eso estoy totalmente seguro. Desde ese momento me parece que el mundo que me envuelve ha cambiado en algo pero no consigo ver que es. Cuando tenga tiempo tengo que buscar información sobre hechos paranormales.
Me dirijo lleno de comida a visitar al psicólogo del centro de menores
Ahora, en este nuevo centro de menores, parece que todo va a ir bien. No me preocupa demasiado que me crean culpable de que lo lance. Hasta un abodago acabado de salir de la facultad, con el historial que tenía el hijodeputa y mis heridas joder como me duelen aun consigue que el juez falle en mi favor con un veredicto de defensa personal. Y si veo que abogado es bastante justillo hasta puedo ayudarlo y así, aprendo un poco más de el aparato judicial. Puede ser divertido. Una sonrisa se esboza en mi cara.
Ahora que ya he cumplido conmigo mismo es tiempo para curarme y intentar hacer nuevos amigos y tirar adelante mi vida. Me moleta un poco aun tener inchado el ojo derecho para leer, pero igualmente estoy feliz de que ese ya no este entre los vivos y mis viejos "amigos" se hayan librado de él.
Al llegar a la puerta de la sala del Orientador, golpeo secamente la puerta dos veces a la espera que me digan que puedo entrar. Al darme permiso entro asombando primero la cabeza y diciendo con una sonrisa en la cara
Buenos dias
Golpeas la puerta, pero en lugar de hallar una respuesta descubres que la puerta se abre suavemente, hacia el interior. Te sorprende la claridad del lugar, además de su aspecto futurista y diáfano, contrastando con el estilo rústico de todo el centro.
Es... agradable, pero no cálido. Un lugar confortable y luminoso, pero no cómodo.
Incluso el olor es especial, no natural. Huele dulce, mezclando el olor de la madera con un aroma suave a menta. Sin duda, se trata de un ambiente muy personal.
Cuando accedes, la habitación se abre ante ti mostrándote la mesa de trabajo del Doctor Morgan, y una pequeña mesa a un lado, de aspecto más íntimo. Tal vez es ahí dónde tengan lugar vuestras conversaciones.
Escucho la llamada en mi puerta y miro el reloj mientras me incorporo. Perfecto, es la hora. Me gusta la gente puntual... Tengo un buen presentimiento. Y a decir verdad, el chico necesita toda la fe y la esperanza que pueda darle.
Su vida no ha sido nada fácil hasta ahora...
Abro la puerta con cuidado, y sonrío, invitándote a entrar con un gesto de mi mano derecha.
- Buenos días, Alberth. Pasa.
Permito que observes la estancia antes de hablarte de nuevo, observando tus reacciones y miradas. Después, cuando te has aclimatado un poco, señalo la pequeña mesa situada a la izquierda.
- Me llamo Samuel Morgan, es un placer.
Extiendo mi mano hacia ti, esperando a que la estreches. Puede parecer un gesto excesivo, tal vez superfluo, pero sin duda no lo es. He de tratarte con el respeto que mereces, con la madurez que demuestras.
- Sentémonos.
Avanzo despacio, esperando a que sigas mi paso, abriendo levemente ambas sillas, ofreciéndote una de ellas y tomando la otra, junto a la pared.
- ¿Sabes por qué estás aquí, Alberth?
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Al entrar contemplo la habitación. Realmente con personalidad. La mano extendida hacia mi me hace volver a tomar la concentración en el señor Morgan.
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Le estrecho la mano intentando aplicar con la poca fuerza que tengo la suficiente para que el apreton de manos no sea deganado. En un libro lei lo importante de las primeras impresiones y los protocolos de estrechar la mano en el mundo occidental.
- Encantado añado como parte del protocolo.
Acto seguido me invita a sentarme. Accedo y nos sentamos cada uno en un lado de la mesa. Me falta la butaca y el divan, pienso divertido.
Cita :
Observo tus gestos y me siento cómodo ante tu apretón de manos, que a pesar de no parecer en absoluto efusivo, si me da la impresión de ser sincero.
Cuando ambos estamos sentados, y me respondes, no puedo sino sonreír llevando una de mis manos a mi barbilla, con gesto divertido, sin llegar a resultarte insolente o faltar tu respeto. Es simple curiosidad y desparpajo ante lo retórico e inesperado de tu respuesta.
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Te miro enfocando claramente mi mirada en tu mirada, buscando que mis palabras resulten más cercanas.
- Pudiera ser una respuesta totalmente acertada... Y sin embargo, aún necesitamos detallarla, Alberth.
Apoyo mis dos manos en la mesa, abiertas y extendidas, hablándote con confianza.
- Estás aquí porque debo hacer mi trabajo, y porque me encanta hacer mi trabajo. Estás aquí porque eres especial, y tú fichero es especial. Estás aquí por ser como eres, y por lo que ocurrió hace tres semanas. Estás aquí porque necesito saber más de ti, y descubrir qué sabes tú de ti mismo. Estás aquí porque la Policía necesita que te evalúe y declare en el juicio que tendrá lugar dentro de un mes.
Ahora, todas las cartas están sobre la mesa, y ambos tenemos el control. Ahora sabes exactamente qué quiero de ti, y puedes empezar a formularte qué quieres tú de mí y de estas conversaciones.
Veo como el psicologo hace una respuesta coherente y intincante. Parece que este no va a ser otro patán de oficio que ante el primer corte baja la cabeza y hace como que no he dicho nada. Sonrio ampliamente.
- Sobre su trabajo sólo le puedo ayudar estando aquí y respondiendo sus preguntas, y darle la enhorabuena por que este le guste.
- Sobre si soy especial, lo único que puedo decirle es que mi vida no se puede decir que haya sido normal, pero no me considero demasiado especial Bueno pillo las cosas un poquito antes que el resto, pienso.
- Sobre lo que ocurrio hace tres semanas lo debe tener escrito en sus notas, pero resumiendo: iba a denunciarlo al pederassta a la policia, me pillo, me llevo a su despacho, me golpeo con un bate, me defendi empujandole y cayo por la ventana, pero si quiere podemos hablar más extensamente sobre ello.
- Sobre descubrirme a mi mismo y que usted me descubra, la verdad es que creo que me conozco bastante bien y aquí sí que le podré ayudar fácilmente. O eso creia yo hasta hace tres semanas, pienso mientras hago una leve pausa
- Y finalmente sobre la declaración a la Policía espero que sea positiva y que me facilite en el juicio, pero yo aquí lo unico que puedo hacer es portarme bien y poner cara de no haber roto nunca un plato, no? Pongo una cara de corderito degollado
- Así, que por donde quiere que empecemos?? Concluyo recuperandome de forma impetuosa.
Sonrío ante tu sonrisa y el desparpajo de tus siguientes respuestas. Es agradable conocer a alguien con las ideas claras, con la intención de tomar las riendas de su vida a pesar de la corta edad. Casi podría sentirme orgulloso.
Cita:
Apoyo las manos en la mesa, y te respondo con la mayor franqueza que puedo.
- La mejor forma en la que puedes ayudarme con mi trabajo, es con tu sinceridad, Alberth. Quiero conocerte, pero sobre todo, quiero que permitas que lo haga. No quiero que sientas que interfiero o me entrometo en tu vida.
Hago una pausa y te miro a los ojos, para seguir tratando los temas que ya he iniciado.
Cita:
Sonrío ante lo que supongo como humildad, tal vez reserva.
- Tengo entendido que te criaste... de forma autónoma. ¿Es verdad? Prefiero oírlo de ti a comparar informes y papeles escritos por personas que en verdad no te conocen. De ser cierto es obvio que ya tenemos una infancia especial y poco corriente.
Decido darte algo de tiempo, y después abordo lo que probablemente sea el punto más escabroso de la conversación.
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- Por encima de mis apetencias, es necesario que hablemos sobre ello. La policía quiere un informe exhaustivo, y yo deseo conocer tus sentimientos al respecto, y cómo ocurrió todo. Sucesos tan repentinos y con resultados tan funestos pueden ocasionar un trauma, o sentimientos de culpa que no deseo que soportes, Alberth. Estoy aquí para conocer la verdad y para cerrar tus posibles heridas. Las no físicas.
No insisto en la necesidad de que nos conozcamos, tu primera respuesta afirmativa es más que suficiente para empezar. Tengo tu consentimiento, y es lo que necesito por el momento.
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Río ante tu comentario, sin poder evitar contestarte.
- No vuelvas a admitir que sabes fingir bien ante un adulto. Es un as que debes guardar para los momentos adecuados.
Dejo que la risa se extinga, y continúo.
- ¿Por qué crees que la Policía está interesada?
Dudo un instante preguntándome lo conveniente de preguntarte sobr ello, y finalmente considero que eres lo suficientemente maduro.
- ¿Sabes cómo acabó tu Director?
Escucho interesado las respuestas del psicologo y rio junto a él.
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Finalmente una pregunta directa, ya era hora
- Pues supongo que porque mate a un hombre, aunque fue en legitima defensa. Y ellos tienen que cerciorarse de que lo hiciese como defensa y no dejar a un supuesto loco asesino vengador suelto.
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- Bueno pues supongo que aplastado contra el suelo por la caida. Daños internos, etcetera. ¿Es realmente necesario que te lo describa?
Espero que el hecho de que parte de la habitación fuese detras suyo, ayudo a que muriese
Tu respuesta es interesante... Y provoca una nueva pregunta.
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- Es un punto de vista interesante... Permíteme preguntarte, Alberth. ¿Tú que te consideras? ¿Tu acto fue una defensa o una venganza? ¿Crees que el resultado fue justo?
Tu respuesta a mi otra pregunta, sin embargo, hace que me sienta incómodo en cierto modo. Puede que me haya extralimitado preguntándote algo tan comprometido. Sin embargo no pareces nada afectado, algo que sin duda, también llama la atención.
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- Bien, supongo que es obvio que sufrió serios traumatismos. Sin embargo, tardó algo más de una hora en morir. No conozco su testimonio, pero sé que habló con la policía. Es una de las razones por las que quieren mi diagnóstico, Alberth.
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Cuajemos con la dura realidad a ver como se la traga.
- Mmmmmm, creo que si hubiese sido una venganza me habría limitado a matarlo a traves de un plan más elaborado donde yo hubiese salido sin percances. Mi antiguos compañeros vieron como me fugue para llamar a la policia en una cabina y como me traia el director y me llevaba a su despacho. Estoy seguro que hay huellas en el baté que utilizo y mis heridas producidas por este junto a muchas otras son bases suficientes para mi defensa. Yo sólo me defendí empujandolo hacia la ventana mientras mi metabolismo segregaba litros de adrenalina intentando activar mi sistema simpático. Sobre si creo que si es justo o no, la verdad es que creo que debería haber ido a la carcel, la muerte ha sido una escapatoria demasiado piadosa. Un sembrante oscuro cruza mi mirada Pero bueno, la justicia siempre la redactan los vencedores, por lo que ya veremos como acaba esto
Tras esto espera uno segundos a que reflexiones
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Que tardo horas en morir!!!!!!!!Que hablo con la policía!!!!!!!!!???? Los recuerdos de ver la mitad de la habitación salir volando por la ventana me vuelve rapidamente. ¿Qué le habra contado?? sin embargo mi rostro se mantiene sonriente mientras el psicologo acaba la frase.
- Pues espero que le contase la verdad, ya que estando en su lecho de muerte al menos podría haberse redimido, pero bueno, las pruebas hablarán por si solas.
Tras una breve pausa, prosigo.
- Y bien, que más le puedo responder para ayudarle en su trabajo y en el de la policia??
Cada una de tus nuevas respuestas hacen que sonría un poco más. Tanta frialdad en un niño de tu edad es capaz de denotar muchas cosas. No eres normal, y el diagnóstico tampoco lo será. Es más que probable que ésto se alargue más de lo que pensaba en principio. Tal vez incluso deba hacer algunas llamadas.
Intento cerciorarme con mi nueva pregunta, buscando una reacción en tu fachada de serenidad.
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- Ya que hablas de decir la verdad, contéstame con sinceridad, Alberth. ¿Crees que nadie se pregunta cómo un solo niño fue capaz de lanzar a un adulto a través de una ventana con la fuerza de más de 10 hombres? ¿Crees que lo ocurrido sólo se debe a una "descarga de adrenalina"?
Mi mirada se vuelve inquisitiva, y mi sonrisa se apaga, adquiriendo un gesto algo sombrío.
- Me gustaría otra de tus teorías al respecto. Estoy seguro de que tienes una buena respuesta...
O éso crees, al menos.
Me incorporo, dando pequeños pasos hacia la ventana. Es siniestro pensar que tal vez pudiese ocurrirme lo mismo que aquel hombre. Aún así, no temo. Yo no soy un criminal, ni un desgraciado abusador. Internamente creo que se ha hecho justicia, y que al morir Dios ha querido que ese hombre no pueda dañar de nuevo.
Sin embargo, temo por ti, por tus traumas. Temo dejar libre a nuevo delicuente, a un psicópata demasiado inteligente.
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Puffff, claro que no pienso eso y se que no fue eso. Cuando salga de esta maldita sala ya averiguaré que és exactamente lo que hice. Pero no puedo cambiar la versión ahora, no?. Y menos explicarle a este loquero que hice que todo saliese volando por la ventana. pienso mientras me formula la pregunta.
Empiezo a aburrirme de haber explicado tantas veces lo mismo y mientras el psicologo avanza hacia la ventana digo.
- Pues la verdad se que sí. Como ya lo he explicado cientos de veces, no recuerdo al detalle lo que ocurrió justo después de que me atacase por segunda vez con el bate. Mentira, pero que diré? Todo es una amalgama de sentimientos y un fuerte latir de corazon. Recuerdo tener la sensación de empujarle con todas mis fuerzas contra la ventana y supongo que al cogerle mi reacción por sorpresa, le pillé con la guardia baja y además estando inyectado en adrenalina como estaba al intentar salir vivio de esa habitación, pude hacerle perder el equilibrio y lanzarle por la ventana y que este en un intento deseperado se agarrase a algo que hizo que la habitación acabase cayendo por la ventana junto a él.
Bueno, todo esto es verdad, lo único que he omitido es que no le empuje físicamente pienso sonriendo en mis adentros
Suspiro pesadamente al acabar su narración y añado intentando cerrar el tema.
- La verdad es que no me gusta pensar que por mi culpa ha muerto un ser humano, aunque sea un cerdo-hijodeputa como era el director. Nunca había experimentado una sensación de culpa mezcada con un sentimiendo de que el mundo parece dar a cada uno lo que se merece. Es extraño, pero estoy seguro que podre lidiar con esto como he superado otros parches de mi vida. Si usted me ayuda seguro que será más fácil.
Finalmente digo para acabar de desviarlo del todo
- En la escuela todos me conocen, no me gusta meterme en broncas o armar jaleo. La verdad es que espero que durante el año que me queda aquí no cambie nada de esto. La verdad es que veo poco probable que eb este tiempo alguien me adopte, por lo que quiero conseguir es centrarme en mis estudios lo máximo posible y cuando salga de aquí solicitar una beca para continuarlos.
- Le puedo responder algo más?
De nuevo, las respuestas que ofreces son compactas y maduras. Mi intranquilidad mengua, provocándome cierto alivio. Al parecer, a pesar de no sentir grandes dosis de culpa por la muerte del director, al menos no la celebras. Ni siquiera yo puedo asegurar que mi corazón no se sienta más en paz con un hombre como ése menos en nuestro mundo.
A veces Dios castiga a los pecadores. Al menos éso quiero creer.
Mi mirada se dulcifica y sonrío levemente, mirándote de nuevo de frente.
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Niego suavemente, dando por terminada nuestra conversación.
- No, ya has contestado todas mis preguntas y has saciado mi curiosidad con diligencia. Gracias, Alberth.
Me acerco de nuevo al escritorio, haciendo un ademán de que puedes retirarte.
- Alberth, he decidido hacer unas llamadas. Puede que pronto encontremos un hogar que te permita mejorar tus aptitudes y aprovechar todo tu potencial. Tal vez seas más feliz que aquí, y estoy seguro de que podrás aprender más junto a chicos de tu nivel, y adultos que sean realmente conscientes de tu inteligencia.
Examino tus reacciones, buscando cualquier detalle que me permita averiguar tus sensaciones.
- ¿Qué opinas?
* Siento no haberte contestado ayer, mi portátil tiene conexión inestable, y perdí el turno. Ya no me pasa más =P, los haré en word (como éste) y luego los pasaré.
Sobre el ritmo, dada la disposición de los demás y sus posibilidades, será Bajo, tal y como lo expone el título: Un turno a la semana o menos. Espero poder contestar una vez a la semana, pero como trato de que los personajes avancen en paralelo, puede que en muchas ocasiones haya menos de un post a la semana. De ser así no te inquietes, la partida sigue en activo aunque vaya muy lento.
El lunes pondré como En juego la partida.
Y muchas gracias por tu atención y tu tiempo.
Cita:
Escucho la explicación con cara de sorprendido y alegrado. Interiormente realmente pienso que por lo poco que me queda en un orfanato, mejor que no hacer más cambios. Quiero descubrir realmente que pasa en mi interior y todas estas visitas van a ser un incordio.
- Pues podría estar bien.Mmm, ..., pero,..., la verdad es que hay otros compañeros que necesitan un hogar más que yo. Yo ya he vivido sólo y cuando salga de aquí, dentro de poco, va a ser todavía más fácil que antes ya que podré ganarme la vida. Por lo que si pudiese hacer que acogieran a otro chaval, creo que sería mejor para todos.
Después de la respuesta del psicólogo, me levanto de la silla, le estrecho la mano y me marcho.
De nuevo, tu reacción me resulta inesperada. ¿Qué niño no desearía un hogar? Aquí, casi todos conservaban aún la esperanza de hallar una familia, una vida normal. Me apenaba que hubieras renunciado a éso.
Cita:
- Alberth, aún eres muy joven. Aunque puedas mantenerte por ti mismo, necesitas referencias, una autoridad que te ayude y proteja. Necesitas amigos, un entorno equilibrado, rutinas. No haré esa llamada por el momento, pero te pido que lo reconsideres.
Una última sonrisa se define como despedida, mientras abro la puerta y te permito marchar. Algo me sugiere que lo estás deseando, que una parte de ti no ha sido sincera y no he logrado mi cometido. No solía tratar pacientes como tú, y comenzaba a tener claro que esta vez podía necesitar ayuda.
- Ten un buen día, Alberth.
De nuevo el pasillo, silencioso y blanco, con atmósfera limpia y pulcra, terriblemente antinatural. La clase de sensación que transmiten los dentistas, los hospitales y los hostales baratos, dónde todo es impersonal y mortecino.
Un silencio sepulcral reafirma el conjunto, siendo más rutinario que escalofriante. Sin embargo, puedes oír leves ecos de voces al final del pasillo. Voces de adultos.
Bueno una cosa menos. Vamos a un lugar tranquilo para analizar lo que me paso pienso por dentro.
De repente escucho voces de adulto hablado. Mi curiosidad siempre me ha podido.
Por lo que miro a mi alrededor para ver que no haya nadie. Al cercionarme de que estoy sólo me dirijo silenciosamente hacia las voces intentando ajustar lo máximo que puedo mi concentración para escuchar lo que dicen.
Avanzas por el pasillo, aprovechando que no hay nadie. Aún así te muestras sigiloso, y caminas despacio y con astucia, hasta encontrar el cruce de los corredores apoyándote en la pared de la esquina. Si te asomases podrías ver los rostros de las dos personas que parecen discutir.
Una de las voces es firme y decidida, claramente impersonal, muy fría. Su timbre es impositivo y parece más que acostumbrado a ordenar, y a que se obedezcan sus órdenes. Es una voz masculina y madura, pasada ya la juventud.
La otra te resulta vagamente familiar. Es una mujer, que parece contrariada por la actitud de su interlocutor. Su voz es densa y aguda, un tanto irritante. Te recuerda a la voz de las madres enfadadas que recuerdan sus obligaciones a los niños que se han portado mal. Probablemente sea una de las empleadas del Centro.
La voz del hombre se impone, sin llegar a ser alzada. Simplemente es cortante, tajante en sus expectativas.
- Le repito que no necesito anunciar mi visita. Soy el Agente Kellar, del FBI, y tengo jurisdicción. No necesito que usted llame a sus superiores, o su permiso, para poder pasar. Apártese.
La mujer, claramente crispada, le responde con cierta histeria.
- ¡Pero aquí hay unas normas! ¿Comprende que es un centro de menores? Tienen derechos, estoy segura. No puede usted llegar e interrogarlos sin más. Nosotros ejercemos como sus tutores legales.
Un agente del FBI? Hasta este nivel ha escalado el problema? Me pregunto intrigado.
Preveiendo que tarde o temprano el agente ganará la discusión, me preparo para que cuando abra la puerta yo no esté en medio de su camino, pero me mantengo suficientemente cerca para escuchar los gritos
Si quiero tener un vida normal, tendre que superar ese interrogatorio y portarme como un niñito normal y buenecillo