El manto de oscuridad de la noche cubría el cielo. N'Vali alzó su mirada refulgente para leer las estrellas. Nym y Zarantyr eran como dos ojos brillantes que escrutaban desde el cielo. Vulth, Aryth y Barrakas crecían. Olarune menguaba; Therendor, Dravago y Lharvion eran medias lunas brillantes. Rhaan estaba oculta bajo la sombra del planeta Eberron.
Para los hombres sencillos, los satélites de Eberron eran sólo eso, satélites. Pero N´Vali Tai no era corriente. Era un druida de los Confines de Eldeen, un Confidente de la Luna, y sabía leer en aquellas fases el devenir del mundo, y su propio destino. Nym y Zarantyr lo habían estado guiando durante días hacia Zarpa de Lobo, con tanta insistencia que el cambiante se extrañaba de no encontrarse de un momento a otro con una comitiva de druidas alterados. ¿Qué era tan apremiante para leerse con tanta claridad todas aquellas noches seguidas? ¿Se estaría equivocando al leer en las estrellas?
Un rumor lejano lo sacó de golpe de sus pensamientos. Agazapado, se movió con la facilidad que da la práctica entre la maleza. Descubrió a tres hombres, uno de ellos, con el cabello graso recogido en una coleta, iba armado con un arco largo de madera de tejo. El segundo, tan robusto como un oso y con los mismos cabellos rizosos, caminaba apoyándose en una lanza. El tercero parecía mucho más joven y nervioso, y llevaba de las correa a tres perros.
-...Pero esta zona es sagrada para los druidas -objetó el chico de los perros-. Si nos pillan por aquí nos matarán. ¡He oído decir que devoran a los intrusos y se hacen collares con sus huesos!
-No seas estúpido, no hacen eso -gruñó el hombre grueso-. Además, no vendrá ninguno. Telabras se ha ocupado de ello, ¿verdad, Tel?
-¡Callaos, por el amor de Boldrei! -chistó el arquero-. O no cazaremos nada ni aunque el mismísimo Balinor se nos aparezca.
Bienvenido a la partida, Vadania. Espero que te guste el primer mensaje y que disfrutes.
CONSEJO DEL DÍA
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No todos los capítulos son igual de largos, algunas serán breves, otros serán inmensos, todo depende de vuestras acciones y sobretodo de la mala voluntad de un servidor.
En el más absoluto de los silencios, N´Vali Tai permaneció totalmente quieto mientras observaba con atención a los tres individuos. Sabía que probablemente no tardaría mucho en ser descubierto por el agudo olfato de los canes que les acompañaban. Sin embargo, confiaba en que el hedor de aquellos crueles seres de ciudad que se autodenominaban cazadores lo ocultase durante unos segundos más antes de que finalmente tuviese que tomar una decisión complicada.
¿Para qué había sido guiado hasta allí por las dos lunas? Nym y Zarantyr le habían mostrado el camino con claridad. Aquél era el lugar y aquél era el instante descrito en los astros. Debía existir un motivo superior que ahora le tocaba a él mismo dilucidar y comprender. Sin duda, su afinado instinto de supervivencia le había estado advirtiendo durante los últimos días. Al fin y al cabo, parecía que no era a Zarpa de Lobo a dónde tenía que llegar, si no ante la decepcionante presencia de aquellos tres mugrientos humanos y sus domesticadas mascotas.
Repentinamente, uno de los sabuesos tiró de su amo e hizo ademán de girarse hacia donde el cambiante se escondía. N´Vali ni siquiera parpadeo. Era el momento de actuar.
-Me temo que el muchacho tiene razón--afirmó el druida saliendo de entre la maleza con paso firme hasta situarse unos metros más allá en medio de la senda que seguían los sorprendidos cazadores.
-Estas tierras os están prohibidas. Yo en vuestro lugar desandaría los pasos que os han traído erróneamente hasta aquí y regresaría sano y salvo al hogar--les aconsejó el cambiante justo antes de extender los brazos hacia ambos lados del lindero con las palmas de sus manos abiertas--En verdad, sois afortunados. Mis hermanos han acordado no haceros ningún mal, pues todavía no habéis causado daño alguno a las criaturas que protege este bosque. No obstante, si lamentablemente elegís el camino equivocado... quizás estos tres valientes cazadores terminen siendo la fácil presa de alguna de las bestias que me acompañan y que cuidan el suelo sagrado en el que nos hallamos.
Pues parece que el druida comienza fuerte, je, je, je.
Tiene vida propia, lo juro.
A ver si hay suerte y le resulta el farol, porque de lo contrario lo tiene chungo.
Muchas gracias por contar conmigo para la partida, máster.
Te aseguro que ya estoy disfrutando con ella.
;D
Los tres presuntos cazadores se sobresaltaron al escuchar tu voz. Telabras te apuntó con el arco en cuanto saliste de la maleza, y el hombre de barba rizosa aprestó la lanza. Los pedros ladraban, lanzando espumarajos mientras el chico los contenía.
-No deberías estar aquí -te dijo Telabras-. Estoy seguro de que se trata de algún tipo de desgraciada casualidad. Desgraciada para ti, porque no creo ni una sola de tus palabras.
-Debemos acabar con él, antes de que avise a los suyos. -dijo el hombre de la lanza.
-No podría estar más de acuerdo... -siseó el arquero, destilando peligro en sus palabras.
Te han metido un averiguar intenciones que les ha faltado poco para saber tu grupo sanguíneo. Veremos a ver cómo sales de esta.
CONSEJO DEL DÍA
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Usar el entorno a vuestro a favor supone parte del éxito en toda empresa, no tengáis reparo en usar todos los recursos que se os ofrecen, tanto en la batalla como en la paz.
La amenazante reacción de los míseros cazadores no cogió desprevenido a N´Vali Tai. La vida de un cambiante solía ser complicada, pero la de un cambiante druida lo era aún más. El joven acólito era el vivo ejemplo de la máxima más importante entre los de su raza: "Siempre hay que estar preparado para el viaje que ha de llegar". Podría decirse que estaba ya acostumbrado, si no hastiado, de las sandeces y bravuconadas de los humanos.
-Sólo lo siento por vosotros, hermanos--interiorizó el druida clavando la mirada en los esclavizados animales que ahora eran presa de una lastimera furia inducida.
-Sois incluso peores de lo que imaginaba. Ni siquiera el cachorro de cualquier otra especie cometería tantas imprudencias--espetó N´Vali con desdén mientras se alejaba a grandes zancadas.
Sin embargo, cuando parecía que se disponía a huir, el cambiante se volvió repentinamente hacia aquellos seres nauseabundos y comenzó a recitar una extraña letanía en la vieja lengua druídica al tiempo que esparcía por el aire rítmicamente pizcas del muérdago que portaba al cinto.
De pronto, los hierbajos, las plantas, los arbustos e incluso los árboles más próximos a sus temibles adversarios comenzaron a retorcerse y girar sobre sí mismos acercándose peligrosamente hacia los blasfemos e incautos humanos.
N´Vali se aleja 30 pies y luego les lanza el conjuro de Enmarañar, centrándolo en mitad del grupo oponente.
-¡Aaah! ¡Está volviendo el bosque contra nosotros! -chilló el aterrado chico de los perros mientras las flexibles ramas se enrollaban alrededor de sus miembros.
Pero sus compañeros, cazadores de aguzado instinto, reaccionaron más rápido que él, y por el momento parecían haber esquivado las raíces que se tendían sobre ellos como un montón de tentáculos vivos. El hombre de la lanza salió corriendo detrás tuyo, pero la maraña de plantas vivas ralentizó su movimiento y no consiguió alcanzarte.
-¡Maldito perro! ¡Te voy a destripar! -amenazó el hombretón tras haber escapado de la zona de plantas vivas.
Una flecha salió disparada del arco del arquero poco después, pero se clavó en un árbol, bastante desviado. Los perros salieron despedidos en tu dirección, ladrando y lanzando espumarajos por la boca.
Vaya suerte que han tenido los furtivos con los daditos, madre mía xDDD. En fin, tanto el lancero como los perros están fuera del radio de tu conjuro. El chaval está enmarañado y el arquero se ha desplazado 15' después de disparar pero aún está en el epicentro del encantamiento.
Y nada, lamento que este turno haya tardado, pero en fin, ya sabes: las reuniones familiares, las compras...
Tú dirás ;).
El joven druida asumía la tremenda rapidez y destreza que exhibieron los canes. No obstante, la pericia demostrada por los cazadores para esquivar la viva maraña de ramas, plantas y raíces que se les venía encima sorprendió desagradablemente a N´Vali Tai.
-¡Por las doce lunas!--pensó el cambiante con preocupación, sabiéndose inmerso en un grave peligro--Voy a tener que esforzarme al máximo para salir airoso del entuerto en el que me he metido.
De forma casi imperceptible para el resto de los presentes, N´Vali dejó que la naturaleza se apoderase de su cuerpo por completo. El cambiante sufrió una fulgurante y silenciosa transformación interna que agudizó enormemente sus sentidos más primitivos.
-No deseo haceros ningún daño--explico a los enrabietados perros con voz calmada y tranquila en una lengua totalmente desconocida, nunca antes escuchada por los cazadores, pero que los furiosos animales comprendieron al instante. Mientras tanto, sus brazos dibujaban extrañas formas en el aire, revelando que se trataba de algo más que simples palabras. Luego volvió a focalizar su atención en el hombre que había escapado del conjuro anterior y ahora lo amenazaba:
-El único ser vivo que va a expirar en los próximos minutos vas a ser tú, deslenguado--espetó el druida tratando de intimidar al lancero al tiempo que desenvainaba una estilizada cimitarra--Hay leyes no escritas que están por encima de aquellas que burdamente imitáis vosotros los humanos. ¡Acércate, miserable, y te enseñaré a respetarlas!
La cosa pinta bastante mal...
N´Vali Tai utiliza el cambio/shifting para dirigirse a los animales y ganar +2 a la Sab.
Después lanza el sortilegio de Calmar animales sobre los tres perros (TS Vol CD14, ahora) con la intención de ganar algo de tiempo y luego desenvaina la cimitarra para enfrentarse al lancero.
¡Que las lunas se apiaden de él!
Tus manos centellearon un instante y tu voluntad detuvo a los tres perros en seco. Se quedaron allí, mirándote casi con curiosidad y meciendo los rabos. Uno de ellos se tumbó en el suelo con gesto perezoso. Al parecer, habías logrado detener a tres de tus atacantes, pero ahora uno de los cazadores se abalanzó sobre ti, blandiendo la lanza para ensartarte con ella.
-¡Cállate ya, asqueroso cambiante! ¡Te mataré y te curtiré como el animal que eres!
Desenvainaste tu cimitarra con rapidez, pero no con la suficiente para evitar que el hombre te clavara el astil en las tripas. Tu rugido de dolor se elevó en el cielo de la noche. Asustado, levantaste a tiempo el escudo, y una flecha se incrustó profundamente en él.
Por un rabillo del ojo comprobaste como el chico de los perros se debatía inútilmente contra la fortaleza de las ramas, pero el arquero parecía haber sido capaz de volver a evitarlas.
Los perros han recibido un penalizador -2 en su TS por haber hablado antes con ellos y decirles que no querías hacerles daño.
Has perdido 6 puntos de golpe, como ves en el cuadro de tiradas.
He considerado que llevabas el escudo puesto durante tu camino, siendo un poco bueno, porque si no el tiro del arquero te hubiera acertado. Por cierto, el arquero aún está en el radio de tu conjuro.
Claramente complacido por no tener que luchar contra los esclavizados animales, el druida aún tuvo tiempo de sonreir antes de colocar el escudo rápidamente a modo de parapeto para evitar un nuevo flechazo del ágil arquero. Sin embargo, la maniobra hizo que el otro mezquino que lo amenazaba encontrase el hueco necesario para asestarle una punzada bestial con la lanza.
-¡Aaaaaaaaaaaaagh!--exclamó N´Vali Tai, haciendo resonar el bosque con el alarido, al sentir que la vida comenzaba a escapársele a borbotones--¡Malditos humanos! Vuestra asquerosa raza jamás logrará dominar la indomable libertad de la naturaleza.
Sobreponiéndose al terrible dolor, el cambiante hizo una finta y luego lanzó una mortífera estocada con su cimitarra buscando la cabeza del lancero.
Gracias por lo del escudo.
La verdad es que yo suponía que lo llevaba embrazado y por eso no dije nada.
A ver si ese arquero falla ya su tirada de salvación, porque otro golpazo como el que ha recibido y nos quedamos sin PJ.
N´Vali ataca con la cimitarra.
Gasto un punto de acción para incrementar mi ataque si no saco un 20 en la tirada.
¡Vaya m... de tiradas!
:(
La hoja de tu espada chocó contra el mango de la lanza de tu rival, haciendo saltar astillas. Tu rival desvió el filo a un lado y te lanzó un diestro lanzazo que penetró en tu ojo, hundiendo la punta profundamente en tu cráneo. Apenas tuviste tiempo de sentir el estallido de dolor en tu cabeza. Un sólo latido de corazón más tarde la negrura de la muerte, compasivamente indolora, cayó sobre ti.
Tu vida y tu búsqueda acaban aquí.
Pues menudo crítico te ha cascado el amigo. En fin, te llevas el premio Balthamel al jugador más desafortunado. ¿Te piensas un nuevo personaje?