Sir Gawayne
Nacido en una familia de granjeros y criado para el oficio, Gawayne creció aprendiendo a cultivar la tierra y a cuidar del ganado, desde muy pequeño, el duro trabajo ayudó a su crecimiento, ya en la adolescencia mostró su potencial como soldado, su enorme altura unida a sus músculos trabajados en el campo le supusieron una ventaja para ascender rápidamente en las filas militares, y su manejo de la guadaña hacía estremecerse a sus rivales.
Cuando cumplió los veinte una guerra estalló en el país, Gawayne destacó en batalla habiendo conseguido treinta abatidos y casi un centenar de heridos en su primera batalla, fue condecorado por ello y su fama empezó a extenderse entre los soldados, y más tarde, entre las filas enemigas, incluso consiguió un ascenso antes de lo esperado.
La guerra se recrudeció, y a pesar de los esfuerzos del rey por acabar con ella lo antes posible, la guerra llegó a la capital, allí Gawayn peleó durante días en las calles, y al final de la semana ayudó en la resistencia dentro del castillo, donde ganó su título al aparecer justo a tiempo para salvar la vida del monarca después de que los soldados enemigos acabaran con la guardia personal de éste.
Después de aquello se acomodó unos años en las tierras que le fueron entregadas, conoció a una mujer que acabó siendo su esposa al año siguiente y tuvo un hijo con ella, sin embargo Gawayne deseaba sentir de nuevo el frenesí del combate, por lo que dejó a su padre como regente, se equipó con su guadaña y su armadura y salió en busca de aventuras.
Elora
Elora es una conocida bailarina de la capital, nacida y criada en un circo, disfrutó su infancia con los juegos tras el escenario, y los espectáculos realizados sobre él, siendo hija de grandes artistas, no fue ninguna sorpresa que Elora también escondiera algún talento, sin embargo no acabó actuando para el circo, ya que descubrió que ganaba más dinero con los bailes en las tabernas, algo que la llevó a abandonar a su familia por el mero hecho de tener una vida más cómoda, es por ello que el circo enteró juró que se vengaría por utilizarlos y engañarlos, algo que a la bailarina no le preocupa en absoluto.
Taithja
Taithja siempre ha vivido en el corazón del imperio enano, exceptuando sus largos viajes, desde muy pequeña ha sido una inteligente ciudadana del imperio, pero nunca se ha terminado de sentir a gusto con la prohibición de la magia, debido a que en secreto siempre ha sido una adepta a la misma.
Con tan solo 120 años Taithja se ha convertido en una excelente mercader, y una maga de talento entre la gente de su confianza, incluso a peleado por la legalización de la magia, aunque sin ningún resultado.
Desde muy joven Taithja se ha dedicado al comercio, su inteligencia y habilidad con los números la hicieron sobresalir en el oficio, desde Minas Markhas hasta Gurkamaki, ha visitado todas las poblaciones enanas y orcas con sus productos, lo que ha provocado que ninguno de los dos bandos confíe en ella, sin embargo nunca cejó en su empeño de conseguir riquezas.
A pesar de sus numerosos viajes nunca se ha embarcado en ninguna aventura, pero eso no ha evitado que la Muerte Negra se interesara por ella, le propusieron unirse a ellos, pero no aceptó, la respuesta de la organización fue contundente, no querían que ninguno de sus agentes fuera capturado, por lo que atacaron a Taithja en uno de sus viajes mientras estaba acampando, por suerte tenía costumbre de contratar mercenarios en sus viajes, y éstos entretuvieron lo suficiente a los magos como para que la enana escapara, perdió todo lo que tenía, pero escapó con vida, ahora solo quiere evitar su asesinato mientras recupera el trabajo invertido durante tantos años.
Balder Harald "Hijo del metal"
Balder proviene de una comunidad enana cercana a una entrada a la Infraoscuridad, su pueblo siempre ha estado en guerra con los drow y otras criaturas aberrantes provenientes de aquél lugar, sin embargo han prosperado, y ahora la ciudad natal de Harald, Riln, se ha convertido en un bastión que proporciona una de las mayores y mejores defensas para los habitantes de la superficie, lo que les ha otorgado a sus residentes gran fama y honor entre los de su raza.
Criado en este ambiente junto con la naturaleza enana, Balder siempre ha sido un protector de la justicia y de los débiles, lo cual marcó su vocación como caballero desde muy joven, esto unido a su habilidad natural para el combate y la robustez que caracteriza a los enanos consiguió que destacara entre los combatientes que defendían la ciudad, lo que le brindó una excelente oportunidad cuando un noble se fijó en él y lo contrató para que fuera su protector personal.
La fama y honor de Balder aumentó notoriamente en poco tiempo, cuando su noble patrón entraba en combate, Balder era su escudo viviente, y hacía perfectamente su trabajo, pero no solo esto, si no que además participaba en los torneos de la ciudad en nombre de su señor, ganando tremendas cantidades de dinero para éste.
El destino quiso sin embargo, que el patrón de Balder fuera un corrupto conspirador, cuando esto se descubrió el noble fue capturado y ejecutado, y Balder quedó completamente desprestigiado al sospecharse de su conocimiento en las actividades de su patrón, ya no podía ganarse la vida defendiendo la ciudad, ningún noble quería contratarlo por miedo a que lo relacionaran con conspiradores, y no podía pagarse las caras inscripciones a los torneos, por lo que finalmente, Balder tuvo que abandonar Riln.
Perdido como estaba en el mundo de la superficie, vagó sin rumbo durante años, actuando como mercenario de nobles causas y como protector de distinguidos personajes, hasta que finalmente encontró un cartél de un torneo que prometía grandes riquezas a los vencedores, algo en la cabeza del enano se activó, se inscribiría al torneo, ganaría suficiente dinero como para volver a su hogar e inscribirse a uno de los torneos más caros de Riln, y cuando tuviera suficiente dinero fundaría un cuerpo de élite que le devolvería el honor.
Lionit Narakild Stroellage Baestale
Arrogante, maleducado y brillante, son las tres cualidades que mejor definen a este gnomo dedicado a la ilusión y la alquimia, desde muy joven se interesó por la magia y por el arte de crear pociones, y también desde muy joven destacó en ambos campos en una comunidad donde el mayor heroe había sido un granjero que cultivó una calabaza enorme, lo que le granjeó el favor y la admiración de sus vecinos, y también lo que lo transformó en el ser irritante que es.
A pesar de estar a gusto con la posición que ostentaba en su hogar, Lionit decidió trasladarse a un lugar donde pudiera obtener más comodidades y dinero, en sus viajes refinó tanto sus artes como su estilo, incluso su familiar debía soportar continuos cortes de pelo y joyas para animales, finalmente el gnomo se sintió satisfecho con sus caprichos urbanos, tenía una gran mansión con un jardín impecable, las paredes de su hogar estaban cubiertas de grandes obras de arte y sus suelos arropados por pesadas y exóticas alfombras, las lámparas de araña más grandes y elaboradas colgaban del techo, el servicio estaba siempre atento a los caprichos de su señor, en la cocina no faltaba nada que se pudiera comer, y las trampas contra los ladrones eran ingeniosas, mortales y difíciles de desactivar, además se ganó un gran renombre en la ciudad como alquimista.
Pero la vida de un gnomo es inquieta, y no podía soportar no hacer nada, por lo que decidió encargar un laboratorio portátil, contrató a un mercenario para que fuera su guardaespaldas y salió a la aventura a conseguir mayor fama y fortuna.
Basch Fortescue
Valiente y honorable, Basch es aficionado a la cocina y a los libros, suele ser amable con todo el mundo, incluso con los extraños, aunque detesta las fechorías y no duda en retar a quien ponga en duda su honor, siempre camina en busca de buena gente a la que ayudar, además es un combatiente que impone respeto en el campo de batalla y fuera del mismo, aunque es un poco torpe fuera de ese contexto, y en ocasiones puede parecer distante.
Basch es un hombre alto y musculoso, bajo el yelmo de su armadura se esconde un rostro agraciado adornado con un par de ojos con el color de la selva, su larga melena azabache sobresale por debajo del casco, en mitad de su pecho y escondida bajo la ropa sencilla que viste, tiene una misteriosa cicatriz en forma de cruz, en los bíceps posee un par de tatuajes en forma de anillo que representan a dos dragones y en sus ásperas manos se puede notar el duro trabajo al que han sido sometidas.
Basch creció en una rica ciudad comercial que estaba la mayor parte del año bañada por el sol, la ciudad era famosa no solo por los tratos que allí se llevaban a cabo, si no también por las flores que sus ciudadanos plantaban y cuidaban para colgarlas en las balconadas y ventanas, durante años trabajó de estibador junto a su padre durante el día mientras aprendía a leer y escribir con su madre por las noches, maravillándose tanto por el magnífico espectáculo visual que suponía la ciudad cuando el sol estaba en lo alto como por las historias que leía en los libros.
Sin embargo Basch tenía otras aspiraciones, él quería llegar a ser un gran caballero, cada vez que se lo contaba a sus amigos tan solo recibía algunas risas y bromas que normalmente eran acalladas con unos cuantos mamporros y unas jarras de cerveza, pero sus padres lo apoyaron en todo momento, incluso hicieron un gran esfuerzo económico para que Basch pudiera pagarse un tutor que le enseñara a manejar la espada y el escudo.
Aquello causó algunas deudas en la familia, pero se las apañaron para salir adelante, finalmente Basch consiguió ser aceptado como escudero por un afamado caballero que visitó la ciudad y se marchó de la misma tras despedirse de sus padres, pasaron algunos años mientras vivía aventuras con aquél caballero y trababa amistad con el mismo, hasta que finalmente adquirió el título por el que tanto había peleado, tras otra despedida algo agridulce volvió a la ciudad, dispuesto a convertirse en el campeón de alguna casa noble y ganarse así una vida más cómoda paa él y para sus padres, por desgracia para cuando estuvo de regreso, una epidemia había azotado la ciudad y sus padres sucumbieron, desalentado por la noticia decidió marcharse de la ciudad con el motivo de olvidar tan amargo recuerdo, decidió que hasta el día en el que se sintiera preparado para volver, vagaría por el mundo haciendo honor a sus ideales caballerescos, ganando fama y ayudando a los necesitados.
Platarápida
Platarápida es un elfo que jamás conoció a sus padres, según las historias de su tribu fueron aplastados por los ogros que más tarde serían derrotados por la tribu, la misma tribu que lo encontró entre las pertenencias de los ogros y lo adoptó, desde pequeño tuvo problemas para adaptarse, no solo era su raza, si no también sus aptitudes, las que lo hacían diferente.
Intentando encajar en una sociedad tan pendenciera la débil constitución del elfo suponía una gran dificultad para relacionarse con los otros niños que pasaban los días pegándose o cazando pequeños animales, según creció las cosas no mejoraron por lo que acabó relacionándose con los adultos, en especial con el chamán con el que compartía una afinidad especial.
El tiempo fue pasando y el elfo creció al igual que los demás niños, con esfuerzo sobrehumano Platarápida aprendió a combatir como lo hacían el resto de hombres de la tribu, sin embargo seguía siendo un enclenque que se desmoronaba al primer golpe, y así siguió hasta que por casualidad encontró una hoja de manufactura élfica, aunque debía empuñarse a dos manos era ligera y rápida, el elaborado metal plateado estaba cubierto de grabados que le resultaban familiares, cuando probó el arma en uno de los entrenamientos los hombres se rieron de la sutil hoja, hasta que para sorpresa de todos incluido el propio Platarápida el rival quedó tumbado sin apenas tiempo para reaccionar.
Desde ese día el elfo comenzó a entrenar y desarrollar un estilo de combate propio que le permitiera aprovechar su natural gracilidad en contraposición a los trabajados músculos del resto de la tribu, finalmente Platarápida se convirtió no solo en un hombre de la tribu, si no en uno de sus guerreros.