Partida Rol por web

Sentada en su rincón, Grettel coge una botella de sidra descorchadola y dándole un tiento; mirando a Uzumi:

-"Encantada clériga Uzumi Omikami, mejor ahora que se que estamos protegidas por los dioses."

Oyendo a la clériga; -"..dan un poco de miedo" y repitiendo sus últimas palabras. medio dubitativa, medio preguntando; ¿En serio? preguntado un tanto curiosa.

Viéndola estremecerse, le paso la botella de sidra recién abierta.

-"Toma, échate un trago de esta deliciosa sidra, y ya veras como te animas.", con una voz serena y sonriendo.

¿Se vería bien con mi cabello?

Aquella frase, cuando miraba el escaparate junto a Uzumi, provocó que me fijara más detenidamente en el collar que ella me señalaba. Sí, sin duda era una magnífica elección que denotaba el buen ojo de mi compañera. Debería verse realmente bien en mi cuello y en contraste con mi cabello... pues la palidez de éste sin duda resaltaría el color del zafiro... Si, además, lo combinaba con un delicado vestido de seda, no me cabía la menor duda de que me vería realmente preciosa. Nadie podría resistirse a mirarme...

No pude evitar sonreír ligeramente, soñando con poder verme con él algún día...

—Gracias —contesté finalmente a mi compañera—. Omikami tiene muy buen gusto.

Podía ser una tontería, pero el hecho de hablar de joyas, y de lo bien que me podía quedar, hizo que me sintiera más cercana a ella...

Todo lo contrario que con el orejas peludas... que, volviendo al presente, cuando me miró fijamente, le contuve la mirada de manera desafiante durante un rato... antes de bufar, cruzarme de brazos y mirar para otro lado. Su sonrisa socarrona me sacaba de quicio...

Después de aquello, todos los demás se presentaron... y, en vista de que sólo faltaba yo, decidí que quizás debería hacer lo propio.

—Soy Juliette —dije, evitando pronunciar a conciencia mi apellido—. Soy una espadachina. De hecho, compartí academia con Grettel. Yo... también-podré-hacer-guardias.

Eso último lo dije en un tono algo menor de voz y casi de pasada. No me apetecía absolutamente nada... pero todos los demás habían dicho que lo harían y quedaría mal si no lo decía yo también. Eso sí, respecto a lo de descansar durante el viaje, estaba totalmente de acuerdo. Trerth había tenido una buena idea después de todo: Mejor descansar cuando se pudiera... eso haría más soportable las guardias nocturnas.

Como Tanukime sospecha, así, a ojo, todas las mercancías son cosas típicas, sin un valor extra que valga la pena para robar, como pescado y telas. Sin embargo, hay un pequeño cofre oculto por un trapo marrón, casi color madera, lo habría pasado por alto de no ser porque Uzumi, al entrar en tropel a por las manzanas, tiró de forma algo brusca de uno de los toneles y eso hizo que el trapo que ocultaba el cofre se deslizara, permitiendo al semibestia verlo.

Una mirada furtiva, levantando un pelín la tapa, detecta que dentro hay dos objetos extraños:

Una petaca de metal, sencilla, no destacaría en nada, salvo porque reconoces un símbolo, situado cual sello, en la base de la petaca, que pertenece a una de las bandas de contrabandistas más famosas de la zona ¿Como se llama ese cartel criminal? Si se mueve, puede escucharse líquido dentro.

A su lado, algo más extraño, parece una estatuilla que representa una bestia de carga de ocho patas y rostro tentacular. Tiene aspecto de ser algo muy antiguo, pero no eres un experto en arte, no sabes de donde procede ni su valor.

Parece que el enano de la caravana no se hizo rico cumpliendo las leyes precisamente.

Una cantimplora con el sello del Ocaso Negro... Interesante, me pregunto que contendrá... ya lo averiguaré más tarde, lejos de los ojos del enano. Quizás la clériga sepa algo de la estatua. Será divertido conseguir esa información. Cojo ambas cosas y las sustituyo por piedras para que pese parecido. Y trato de dejar el cofre en su posición original.

Busco un hueco en el carro donde hacerme una pelota y usar mi propia cola de almohada. Cuando levanto un poco la cabeza y digo con tranquilidad - Somos cinco, si queremos hacer tres turnos alguien deberá doblar turno y como seguramente me presentéis voluntario para ello, me ofrezco directamente. No es la primera vez que viajo así, de hecho, es un buen viaje en comparación con algunos, así que seguramente esté más descansado que vosotros para la noche. Si se me permite el atrevimiento - Lanzo una sonrisa a Juliette - propondría hacer el primer turno con Uzumi y el último con Trerth. Hasta donde tengo entendido tanto unos como otros requieren de un buen descanso ininterrumpido para funcionar a pleno rendimiento. Pero claro, soy un salvaje semibestia, así que qué sabré yo.

Y dicho esto duermo todo lo que puedo llenando la panza con manzanas y sidra.

Ante el comentario de “larguirucho” el chico se inspecciono por un momento a sí mismo y si era sincero no podía negarlo no tenia musculo, ya que nunca le fue realmente necesario, además de estar relativamente flaco así que al final solo tenia la opcion de estar de acuerdo y no comentar nada sobre ello.

-La maestra Morgiana también era bastante única-, añadió después del comentario sobre lo raras y rígidas que eran las clerigas, -Y podía llegar a dar mucho miedo-, no tenía claro si a alguien le interesa pero bueno si una quería tener amigos o llevarse bien con la gente tenía que abrir la boca de vez en cuanto, ¿no?.

-Bueno… si crees que puedes hacer dos turnos y ir tirando esta bien, adelante-, su voz sonaba algo insegura en parte no quería andar obligando a nadie a trabajar más que el resto y el último comentario no era precisamente de lo más alentador, -El último turno está bien, en realidad me valdría cualquiera, mis hechizos están listos para ser lanzados-.

Dicho lo que quería se subió con el resto y trato de ponerse lo más cómodo posible para el viaje, mientras un pensamiento aleatorio pasaba por su mente,  -¿la sidra valdrá como bebida alcohólica?-.

Podía leer esa última sonrisa de Tanukime dedicada específicamente a mi persona como un:

«¡Ja! ¡Ahora tendrás que aceptar la guardia del medio!»

Todos sabíamos que quien hacía la guardia del medio al final era quien menos descansaba, pues antes de llegar a conciliar sueño, tendría que estar haciendo el relevo. Y, una vez terminada la guardia, apenas habrían horas para dormir bien. Sin embargo, lejos de quejarme, me encogí de hombros con indiferencia. No pensaba darle el gusto de que creyera que me molestaba aquello...

—Está bien. Grettel y yo nos encargaremos de la segunda guardia.

¡Pjé! A mí me habría fastidiado, pero él tendría que hacer dos guardias... Ojo por ojo, diente por diente.

En cualquier caso, tras decir aquello, miré a la que sería mi compañera de guardias, quien no paraba de comer manzanas y beber sidra como si fuera un tonel sin fondo. Finalmente sonreí de forma amistosa.

—Será como en la academia —dije, recordando aquellas instrucciones nocturnas que nos obligaban a realizar cada cierto tiempo—. Demos nuestro mejor esfuerzo para hacerlo bien.

Tras ello, me senté junto a la enana, y... contagiada de su entusiasmo por comer, llevé mi mano con cierta timidez hacia una manzana que posteriormente me llevé a la boca. Mientras tanto, Threth hablaba sobre los turnos y, algo que me llamó la atención: sus hechizos.

—¿Qué tipo de hechizos sabes realizar? —pregunté, con curiosidad.

En cuanto a Uzumi, si era clériga... quizás también supiera realizar hechizos divinos de curación, ¿no? Quizás por ello, y tras esperar unos segundos a que Threth contestara (si es que me contestaba), le miré a ella también para animarla a compartir sus habilidades con nosotros.

Sería interesante, y constructivo para futuros enfrentamientos contra alimañas, saber en qué destacaba cada miembro del grupo. De esa forma, podríamos prepararnos mejor para los combates.

Alegrándome por sentir como se sienta a mi lado Juliette, y viendo como le responde a ese sabelotodo Osine.

-"Como en la academia, no será la primera, ni la última que hagamos guardias juntas."

Tirando el resto de la última manzana a un cubo con los restos de las otras. No voy a discutir por el turno de guardia que me toca, pero esperando la respuesta de Trerth sobre su magia; no dejo de pensar que lo más
lógico, es que a cada una de nosotras, las guerreras, hubiéramos hecho la guardia, una con el mago y la otra con la clériga.

Todavía me resuena en mi cabeza de cabellera roja "Aunque las clérigas son muy raras y rígidas, dan un poco de miedo...", que ha querido decir con ello, si viéndola inspira confianza y bondad.

Sigo sonriendo,ahora con los mofletes sonrojados"dejando a botella de sidra a un lado".

-Mmmh, dos de ataque, uno para defenderse, dos que mejoran capacidades físicas… bueno, realmente podríamos decir que tres, luego otros tres que afectan al terreno o a los enemigos y dos no demasiado aptos para el combate lo bueno es que podemos ahorrar en antorchas-, y así acabó su enumeración con una pequeña y tímida sonrisa, -Siento no ser más específico pero se supone que uno no debe ir gritando por ahí que conocimientos mágicos posee, bueno, a no ser que sea bastante fuerte o quieras que te acaben matando-.

Al acabar dio un vistazo general a sus compañeros, sin ningún propósito en general, y cuando vio el rostro sonrojado de la enana desvió su mirada hacia la botella, -la mitad… realmente no se si eso significa que la sidra realmente es fuerte, que tiene poco aguante o que demonios-, -Grettel, no se si sera del todo buena idea que te bebas una botella por ti sola-, por su tono se podía intuir que estaba preocupado más que molesto.

Con una amplia sonrisa, dirigida aTrerth:

-"Estoy bien, no tienes por lo que preocuparte, estaba un tanto sedienta, por la caminata de llegar hasta aquí. pero ya la dejo.", "Que malo no tener una moneda para saciar la sed que entra al comer las raciones de viaje." Haciendo una mueca, por un momento, al recordar su sabor.

-"Te habrá llevado mucho tiempo aprender todo eso, empezarías muy jovencito, ¿no?