Partida Rol por web

Con fuerza me levante blandiendo mi alfanje,acercandome lo suficiente para intentar propinarle un espadaso al enemigo más cercano.

Que no se puede celebrar enpaz?!Venid y probad mi acero desgraciados!

Un rápido vistazo me convence de no utilizar el fuego, no hay nada para prender ningún líquido o mecha. La esperanza que me queda es cortar parte del velamen con sus palos para que caigan sobre los atacantes o por lo menos reduzcan su ventaja. Trato de correr hacia el aparejo más cercano pero algún marinero en no buen estado entorpece mi marcha, trato de afianzarme en cubierta esperando que mi propósito no acabe de esta manera.

 Recordando la poca puntería con los indios, Diego no quiere volver a fallar en un lugar tan reducido. Alfanje en mano, se acerca a los poseídos pero no demasiado, lo suficiente para tenerlos en alcance, sin separarse demasiado de la borda, buscando la posición adecuada, retrocediendo poco a poco.. Con un poco de suerte, sería más fácil lanzar a esos gigantones al mar que herirlos por la espada. Mientras se acercaban lo suficiente, sin embargo, no estaba de más asestar algún golpe a esos malnacidos.

Santiago logra trepar al mástil y corta uno de los cabos, una de las grandes velas cae sobre dos de esos tipos que quedan enredados bajo la vela, cerca vuestro sólo quedan 3 de ellos, a vuestra izquierda y detrás de los hombres enredados, el combate continúa entre marineros y acólitos. Aunque al ritmo que va , pronto todos serán masacrados.

Diego se acerca al tipo más cercano y hunde su alfanje en el esstómago del hombre, pero sorprendentemente aunque le atraviesa el estómago , de la herida no mana sangre.

Intente asestar un sablazo al enemigo,quien esquivo con facilidad alejandose momentaneamente.

Con el arcabuz en ristre , no pudo hacer otra cosa que descargar su furia y el fuego contra uno de estos seres.

El tiro de Lan atraviesa el cráneo del hombre más cercano ( al que atravesó Diego con su alfanje) pero el hombre con un boquete en la cabeza y medio cerebro resbalando por la cabeza ni siquiera cae al suelo y ni mucho menos muere. ESO ES TOTALMENTE IMPOSIBLE , excepto... ¿ magia ?

 *Observo la situacion, y al ver que juan hiende la espada a un pirata y no le hace ningun rasguño, pienso rapido, y busco una salida, los botes, los botes por los que vinimos, indico al compañero que este ami lado...

Salgamos de aqui, ayudame!!!

*Y corro hacia los botes para desatarlo rapido y poder salir...

Afortunadamente consigo mi propósito y una vela enreda a un par de ellos dándonos un respiro, la sorpresa viene cuando varias heridas no hacen caer a uno de esos hombres, o más bien monstruos.

Parece que se impone la retirada, en este caso es lo más sensato que también pasa por mi cabeza. Juan ya comienza con la tarea, tratando de poner un bote en el agua.

Necesitamos algo más de tiempo para poder escapar, trato de soltar algo más sobre los enemigos que tenemos cerca, luego bajo todo lo rápido que puedo para ayudar en la tarea del bote

Al asomaros por la borda véis como hay una cuerda que baja hasta el mar donde John Andrews prepara un bote para escapar a toda prisa, al ver que alguien se asoma os da un grito que no entendéis , pero sus gestos son inequívocos: os invita a bajar con él al bote.

Mis ojos se abrieron totalmente al ver que no salia sangre de tan severas heridas...Imposible...son humanos?

Alavado sea Cristo!Que clase de monstruos sois ustedes?!

Retrocedí siguiendo a Juan en su retirada.No valia pelear contra un enemigo al que no puedes vencer.Agarre uno de los barriles de ron y lo gire contra ellos,en busca de desequilibrarlos y ganar más tiempo.

Lan corría hacia la borda, viendo que había acertado y no había ni rastro de sufrimiento decidió ir con los demás y esperar a bajar hacia el bote...

 Diego miró al resto de marinos borrachos, aterrado por el nulo efecto de sus golpes en aquellos hombres. Lanzó un segundo golpe y retrocedió unos pasos, tratando de evitar las armas de aquellos hombres monstruosos. Vio a algunos de sus compañeros huyendo, y le pareció bastante cabal. Aún así, no le resultaba fácil abandonar a todos los marineros. Algunos nisiquiera eran del todo conscientes de lo que estaba ocurriendo.

Buscó a su alrededor una lámpara de aceite de las que iluminaban la cubierta esa noche, y la estrelló contra las velas que Santiago había echado abajo, tratando de hacer que se incendiasen. Con algo de suerte, el fuego disuadiría a los borrachos que aún se creían capaces de ganar la batalla, y mandaría al infierno a estos monstruos, e incluso al barco y su diabólico capitán.

-¡Idiotas, a los botes! - Grita mientras retrocede hasta la borda por donde sus compañeros habían huído.

Agarrado a los palos y sus aparejos la escena no tiene buena pinta, los piratas reducen su número de forma alarmante, al menos entre los vivos.

Un bote ya en el agua presto para partir. Habrá que aprovechar esta oportunidad antes de que estos se suelten de su improvisada jaula.

Acelero todo lo que puedo para bajar y trato de ganar el bote junto con los que decidamos salir cuanto antes del navío pirata y de la encerrona de nuestro maravilloso capitán, pirata al fin de todo.

Subís todos al bote con John, que corta los cabos que lo tienen sujeto al barco y sacando un par de remos os los tiende para que empecéis a remar.

A medida que os alejáis , dejáis de escuchar el sonido de la batalla y veis como varios marineros son arrojados al mar por la borda.

Cuando la Sauvage y su tripulación de muertos va quedando atrás, escucháis una sonora y maléfica carcajada que podría haber lanzado el Diablo en persona.

Escupe por la borda mientras murmura:

- ¡Que el Diablo se lleve a los que usan la magia de los negros!

Seguís remando y remando sin saber muy bien hacia dónde. Tenéis un grave problema, ya que estáis en altamar en un pequeño bote donde a duras penas cabéis y además no tenéis ni comida ni agua. Vuestra única esperanza es llegar a tierra o tener la suerte de que otro barco os recoja.

Pero eso es otra historia...

FIN